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Authors: David Bravo

BOOK: Copia este libro
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2- Sea conciliador.

Pese a lo que piense María Jiménez, subirse a una apisonadora y aplastar compactos no muestra el talante dialogante y sereno que se pretende transmitir con tal acto. Tampoco es adecuado comparar el que masivamente copien su disco con el hecho de que la violen. La mayoría de las personas consideran un insulto que le llamen violador, así que evite en la medida de lo posible tales comparaciones desafortunadas. Por otro lado recordarle que las copias realizadas para uso privado y sin fin lucrativo son legales en nuestro país en tanto que las violaciones (incluso las que se hacen para uso privado) siguen siendo delito.

3.- Deje de mirarse al ombligo.

Recuerde que en el planeta existen extrañas criaturas que no trabajan en el mundo de la música y, aunque crea que las leyes se hicieron pensando solo en usted, lo cierto es que incluso los que no sabemos cantar tenemos algunos derechos sueltos (algunos, además de derechos, hasta tienen discos editados). Evite decir, como se hizo en una mesa redonda en Barcelona, que «la radio es el gran problema de este país» (a no ser que quiera que los afiliados al INEM jueguen al frontón con su cabeza), o que «acceder a la cultura no es acceder a la música sino respetar a los autores» o que, como dijo Teddy Bautista, la propiedad intelectual debe ser más preservada que otro tipo de bienes.

4.- Cuide sus declaraciones.

Pese a lo que le pudiera parecer a Bautista, llamar «pendejos electrónicos» a los internautas no es gracioso por mucho que sus familiares y amigos se tronchen con la ocurrencia. Kamil Idris, director general de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, demostró que no es recomendable hacer declaraciones en ayunas el día que dijo que la copia de Cds era «un asunto de vida o muerte» y que es «como el terrorismo». Rizando el rizo un portavoz de la RIAA, después de leer el libro «Cómo hacer amigos por todo el mundo con desternillantes comparaciones», dijo que los que se descargan música de Internet son semejantes a los que derribaron las torres gemelas.

5.- No denuncie a sus clientes.

Si dirige usted una empresa que cree afectada por las redes de pares debe saber que denunciar a sus clientes no es la mejor forma de afianzar la fidelidad con sus productos. Piense que los jóvenes de hoy en día somos protestones y podemos enfadarnos si nos amenazan con llevarnos ante un juez para que decida sobre nuestra libertad. Ya sabe que la juventud actual es vaga y no queremos trabajar, ni estudiar, ni ir a la cárcel ni nada de nada. Existen, no obstante, otros medios alternativos más efectivos para recuperar clientela. Uno de ellos, y que se ha practicado con éxito durante siglos, se llama «adaptación a los nuevos tiempos». Según cuentan, los tipos que transportaban el hielo en vigas trataron de hacer tragar las cubiteras a los que usaban ese nuevo invento llamado frigorífico y que les dejaba en el paro. Recuerde: si su negocio se ha quedado tan obsoleto como los telares manuales (de hecho el Wall Street Journal dijo que «la actual industria del copyright son los telares manuales del siglo XXI») la única opción que le queda es la adaptación. No lo olvide: ni leyes ni amenazas han conseguido nunca congelar el tiempo.

Piratería paranormal

¿Nunca lo han pensado? Las canciones pueden transmitirse no solo mediante una red P2P sino que los dotados de poderes telepáticos tienen la capacidad de tararear impunemente obras músicales que serían recibidas por personas con idéntica habilidad paranormal. La transmisión de contenidos psíquicos entre personas sin intervención de agentes físicos conocidos (telepatía) es un caso evidente de «comunicación pública» sin autorización del autor que debe ser eficazmente perseguido.

A este respecto, el pasado 11 de Febrero, la Asociación de Compositores y Autores de Música (ACAM) publicó un artículo en el que aseguraba que en relación con las infracciones cometidas en Internet y, en particular, con las relativas a la propiedad intelectual, el Grupo de Delitos Telemáticos se dedica a la «detención de quienes delinquen telepáticamente para su posterior entrega al juez».

Estoy totalmente de acuerdo con la iniciativa. Es más, nunca he entendido cómo se permite que estas personas aprovechen sus poderes psíquicos para transmitir material protegido. ¿Y qué me dicen de las psicofonías? Algunas de las voces fantasmales registradas entonan canciones (de hecho hay quien piensa que toda la discografía de David Summers es en realidad una psicofonía hábilmente editada). Ante eso, yo me pregunto ¿tenía el Dr. Jiménez del Oso autorización para difundir esas obras? ¿No tienen derechos los autores a recibir una remuneración por muy muertos que estén? ¿Y los poltergeist? ¿No son sus manifestaciones actuaciones en vivo que divierten a toda la familia y por la que al fin y al cabo no reciben ningún tipo de contraprestación? ¿Es que piensan que no cuesta esfuerzo? ¿Piensan que los fantasmas no tienen otra cosa mejor que hacer que mover mesas y levitar sillas?

No crean que tengo algo en contra de los telépatas. De hecho, mis mejores amigos lo son. Lo único que digo es que si quieren que les tratemos como a iguales también tendrán que acatar la ley como iguales. Y es por ello por lo que tras la lectura del artículo de ACAM decidí asesorarme por expertos poniéndome en contacto con el Instituto de Psicología Paranormal de Buenos Aires al que hice partícipe de esta preocupación y a los que pedí que me resolvieran las siguientes dudas: «¿pueden dos personas con poderes telepáticos transmitirse total o parcialmente el tono, ritmo o letra de una canción? Si la respuesta es afirmativa ¿hay alguna forma de detectar que se está cometiendo esta infracción? Es decir, ¿sería un disparate que existiera un grupo de delitos telepáticos que pudieran interceptar y localizar estas señales? He leído que los animales domésticos también pueden estar dotados de esta habilidad. ¿Es realmente así? Es interesante, aunque creo que legalmente nada podría hacerse contra ellos, pero es otra vía a estudiar».

Por sorprendente que parezca, el 14 de Febrero de 2005, el director del instituto me respondió. Según sus experimentos «la telepatía no funciona con tanto poder como para capturar información completa», de hecho en sus investigaciones sobre telepatía músical «las personas no obtuvieron aciertos significativos, aunque algunos lograban captar ciertos tonos». Por todo ello, al existir esa pérdida de calidad, los telépatas (ya sean seres humanos o animales domésticos) no estarían cometiendo una ilegalidad.

Un experto español con el que también me puse en contacto, tenía una opinión diferente. Él sí creía que podían cometerse estos ilícitos de la forma en la que yo le exponía, porque «a través de la telepatía se puede transmitir más información de la que podamos imaginar», sin embargo me recomendaba no alegar esto en un juzgado porque, en ese caso, el juez «sencillamente se va a partir de risa». «Los fenómenos paranormales no son admitidos en juicios o vistas», concluía.

Parecía seguro de sí mismo así que descarté esta posibilidad. Además, tres días después de su publicación, ACAM rectificó lo que no era más que una errata en su artículo. Donde dijo «telepáticamente» debió decir «telemáticamente». Probablemente fue el autocorrector del Windows el que les jugó esa mala pasada y el que hizo que los telépatas de este país durmieran intranquilos un par de noches. Sí, amigos, una vez más la culpa es de Bill Gates y su estúpido flequillo.

Lo curioso no es el error sino lo sorprendentemente creíble que les pareció a todos aquellos a quienes les conté que los telépatas estaban en la lista negra. No es solo que el director del Instituto de Psicología Paranormal y un experto español tomara la historia en serio, sino que la mayoría de las personas la recibieron como algo escandaloso y extralimitado pero no como algo, sencillamente, imposible. Las locuras cometidas en nombre de la propiedad intelectual justifican esa credulidad. Acusada de intercambiar música rap la RIAA quiso llevar ante los tribunales a Gertrude Walton, una señora que no solo tenía 83 años sino que además estaba muerta (es decir, tiene coartada). La hija de la difunta excusó su previsible inasistencia a la vista judicial: «estoy casi segura de que mi madre no dejará el cementerio de Greenwood para acudir». Hoy persiguen a piratas zombis, mañana seréis los telépatas.

En realidad el proceso de sofisticación de las comunicaciones es tan veloz que puede que en el futuro la transmisión de datos sea algo muy parecido a la telepatía. La corporación japonesa NTT y su filial DoCoMo han inventado un sistema que convierte al cuerpo humano en una red de banda ancha susceptible de intercambiar datos con un simple apretón de manos.

Mientras los legisladores todavía se asfixian intentando cogerle la marcha a las redes P2P, los sofisticados programas de intercambio que se están desarrollando y los nuevos avances técnicos hacen prever que, para cuando las alcancen, éstas ya serán poco menos que una reliquia del pasado.

Las orejas del lobo

El 23 de Mayo de 2005 se reveló en Internet un documento de SGAE de fecha 20 de Diciembre de 2000 y en el que esta entidad de gestión ponía de manifiesto, con toda crudeza y sin medias tintas, sus más íntimos intereses y miedos. El documento, que aunque era difícil de encontrar era accesible públicamente en la web de SGAE, tenía una relación de foros nacionales e internacionales donde se habían discutido asuntos relacionados con la propiedad intelectual y en el que se destacaban los aspectos positivos y negativos que, ajuicio de la Sociedad General de Autores, merecían la pena resaltar.

Al día siguiente de la llamada de atención sobre este texto, la SGAE lo retiró de su servidor, lo que parece dar a entender que se trataba en realidad de un documento interno que, involuntariamente, había quedado expuesto al alcance de todo aquel que estuviera dispuesto a bucear un buen rato por Internet. Redunda en la idea de que el documento era interno el hecho de que en él aparezcan marcas que solo son entendibles por la persona que las ha escrito y probablemente por aquellas a las que van dirigidas. A pesar de que esas señales son claramente privadas, no hay que usar la máquina ENIGMA para darse cuenta de lo que pretenden reseñar. Por ejemplo, los llamados «grupos de interés» que aparecen a lo largo del texto están divididos en dos, los que están marcados con una flecha señalando hacia abajo y los que no tienen ningún distintivo. Viendo los dos grupos resulta relativamente sencillo lanzar la primera teoría de cuál ha sido el criterio para su formación. Por un lado, con una flecha hacia abajo aparecen, por ejemplo, los siguientes: «empresas de telecomunicaciones», «consumidores», «fabricantes de hardware» y «organizaciones de consumidores como el BEUC». Ninguna llamada de atención aparece sin embargo cuando se trata de sectores que no son tradicionalmente considerados como una amenaza por los ultraprotectores de los derechos de autor. Así, no hay flechas junto a los sectores de «derechohabientes», «prensa», «Banca» y «Discográficas (BMG)».

Por suerte la Red tiene memoria, y el hecho de que el documento haya sido retirado no significa que haya desaparecido por completo. Hay páginas que permiten acceder al limbo de los contenidos que existieron y que, por cualquier motivo, dejaron de existir. No tienen más que teclear la dirección del texto1 en la web www.archive.org para tener acceso al mismo.

La sinceridad del documento hace entender la premura de la entidad por hacerlo desaparecer una vez descubierto y difundido. A modo de ejemplo puede leerse el comentario que hace SGAE sobre la celebración del
FORUM DE LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN (FSI)
. Como decíamos, los distintos temas tocados en los foros son apuntados en la zona de aspectos negativos o positivos dependiendo de la calificación de la Sociedad General de Autores. Como aspecto negativo destacado por la SGAE en este foro podemos leer, literalmente, «acceso a la información libre». En el cuadro de aspectos positivos, la entidad de gestión se congratula de que «hay que destacar una actitud menos abierta a que toda la información fluya sin ningún control o restricción».

A continuación les muestro algunas capturas de las partes más relevantes del documento, marcando con un recuadro los aspectos que me parecen más llamativos. Que queden estas páginas como recordatorio de que la preservación de la intimidad, el acceso a la información y los «derechos de los consumidores» son vistos como algo preocupante por aquellos que han decidido defender los «derechos de autor» aunque sea a costa de los derechos de todos los demás. Cuando la SGAE aparezca en algún debate diciendo que la propiedad intelectual no es incompatible con la libre circulación en Internet o con el derecho al acceso a la cultura y a la información, podrás preguntarle por qué, si eso es así, les temen tanto.

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