Authors: David Bravo
RIAA (Asociación de la Industria de la Grabación de América)
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Lo que parece claro es que a la industria discográfica no le interesaba ir contra todos los usuarios de Napster, en primer lugar por la imposibilidad material de hacerlo, estamos hablando de millones de personas en distintas jurisdicciones, y en segundo lugar, porque no parece recomendable demandar a los consumidores de tus productos.
Extracto del libro «Aspectos jurídicos de la música en Internet» publicado 6 meses antes de las demandas de la RIAA contra los usuarios de las redes de pares.
La RIAA ideó una campaña de concienciación que consistía en mandar masivamente mensajes a los usuarios de las redes P2P en los que se les advertía que bajar música de Internet equivale a un robo y que la persona receptora del mensaje podía ser «fácilmente identificable», que es la forma que tienen las empresas de decir eso de «me he quedao con tu cara».
Esta vez iba en serio y las demandas comenzaron a interponerse. Los 60.000.000 de estadounidenses que usan estas redes están actualmente en peligro de acabar en los tribunales. Ya son 7.704 los que han sido demandados. Haciendo una simple operación matemática podemos concluir que si siguen este ritmo, que no es lento, terminarán de enjuiciar a todos los demás en el año 15634.
Entre los elementos peligrosos que se encontraban en la primera tanda de demandas, estaba Brianna Lanara, una despiadada niña de 12 años que descargaba música de Internet ataviada por el pasamontañas que suelen llevar en la cabeza los internautas cuando se conectan al emule. Pero la edad de la criminal no importa. Como dijo el presidente de la RIAA, Carey Sherman, poco antes de interponer las demandas, «es difícil sentir compasión hacia alguien que roba sin respetar los derechos de autor».
La represión multiplica a los activistas. Jack Bolsen, un administrador de redes de Norfolk, Virginia, dijo que la RIAA lo había alienado tanto como consumidor que no pensaba comprarse discos de ninguna de las discográficas a las que ésta represente. «Sencillamente, no estoy dispuesto a seguir pagando 18 dólares por un CD, en particular, cuando las ganancias se usan para demandar niñas de 12 años, abuelas y otras personas que son ciudadanos respetuosos de la ley», dijo Jack.
Pero el hecho de que una de las primeras demandadas fuera una colegiala y que eso desatara un escándalo no les hizo replantearse la estrategia y solo retiraron la demanda una vez que Brianna les pagó 2.000 dólares. La cantidad no fue aleatoria sino que la RIAA exigió saber cuáles eran los ahorros de la niña. Cuando les dijeron que ascendían a 2.000 dólares, en esa cifra fijaron la cantidad. Mitch Bainwol, jefe ejecutivo de la RIAA lo explicó: «la distribución ilegal de música protegida por derechos de autor tiene consecuencias». Y por si alguien no había entendido la moraleja de la fábula, la resumió un poco más: «como ilustra este caso, los padres deben estar enterados de lo que hacen sus hijos en las computadoras».
Esta advertencia que te sugiere que tu hijo puede ser un criminal que tienes que controlar y temer, no es exclusiva de EEUU. En relación con los suculentos acuerdos extrajudiciales a los que muchos padres tuvieron que llegar en Inglaterra por las demandas que la industria discográfica interpuso contra sus hijos, el periódico Expansión, en su sección
Empresas
, recordó que «tener un hijo
pirata
sale caro». Algunos de los padres de estos forajidos bajitos, declararon que se sentían «consternados al descubrir lo que sus hijos se traían entre manos».
Este ataque pretende justificarse en que no hay nada que reprochar al hecho de morir matando. Una industria se desmorona y nadie puede recriminarle que el instinto de supervivencia haga que se lleve a unos cuantos inocentes por delante, ya sean niños o ancianos. Sin embargo, lo cierto es que esta estrategia ya se trazaba desde 1999 y en ambientes de optimismo por el ascenso de ventas. En aquellos tiempos la «lucha contra la piratería» era planteada sin pudor como una simple estrategia más para seguir creciendo económicamente. En la 10
a
conferencia anual de la música latina organizada por Billboard los mercaderes de cultura se dieron palmaditas en la espalda congratulándose por las cifras record obtenidas por la música latina en EEUU y por «la perspectiva de que hay terreno para un crecimiento aún mayor». En medio de la celebración, Dopico, director del departamento de música latina de la RIAA, planteó que una «actitud agresiva contra la piratería» podría «incrementar el volumen de ventas».
En esta encarnizada lucha contra el intercambio de obras intelectuales, es la sociedad, nada menos, el enemigo a batir. Pedro Farré, lo dejaba claro en un debate radiofónico por motivo de la Campus Party: «la SGAE ha dignificado la posición del autor frente a los poderes públicos y frente a la sociedad española». Cuantiosos y poderosos enemigos, sin duda.
Teddy Bautista también sabe bien quién se encuentra al otro lado de la trinchera. Para él la actual situación «no es un problema de la industria de la música, sino de la sociedad española». Y continúa con su ya legendaria habilidad para las comparaciones: «Si admitimos la piratería de discos, ¿por qué no la de pasaportes, la de billetes de 50 euros o la de entradas de fútbol?». Es la sociedad, toda ella, la que se equivoca y ante ello las cárceles o la evangelización de la comunidad de los rectos se presentan como una buena alternativa para reinsertar en la sociedad a toda la sociedad.
Como es imposible encarcelar a un país entero, serán las cabezas de turco las que demostrarán que contrariar las órdenes del poder económico conlleva castigo. El miedo nos convierte en nuestros propios censores y nos instala un policía en cada uno de nosotros.
Miedo al infierno, miedo a que mi ordenador estalle, miedo a la prisión, miedo a las empresas que me sensibilizan con la cultura del miedo. La clase media, que es esa a la que un golpe en su coche que su seguro no quiera pagar le puede significar estar al borde de la bancarrota, tiene continuamente la sensación de estar caminando en la cuerda floja. Mientras tanto, los empresarios muchimillonarios te soplan para que pierdas el equilibrio y cuando estás a punto de caer te ofrecen la mano si les das la camisa, los calzoncillos y el reloj. Sin embargo, esto no está considerado robo ni por las leyes divinas ni por las humanas.
Habitación blanca, flores blancas, mesas y manteles blancos, cortinas blancas, velas blancas, sofás blancos, lirios blancos y rosas blancas.
Lista de exigencias de Jennifer López incluidas en sus contratos de actuación en vivo.
Luis Hernández de Carlos, presidente de la Federación de Distribuidores cinematográficos, en la presentación de la campaña antipiratería
Ahora la ley actúa
, dijo: «Se están despidiendo ejecutivos porque no se están cumpliendo los objetivos previstos. Esto es un drama muy grave». Un momento ¿se están despidiendo ejecutivos? ¿Y Cáritas se queda cruzada de brazos? ¿Es que nadie va a hacer nada para frenar esto?
Sé que al principio dan grima pero llega un momento en el que inevitablemente te dan pena. Por mucha rabia que produzcan esos tipos ricos que salen llorando en televisión por las descargas de Internet, es imposible que no conmuevan aunque solo sea un poco. Bustamante no parece un mal chico si exceptuamos lo de que haya sacado un nuevo disco y tuve el placer de compartir una hora de mi vida con Chenoa y puedo asegurar que los dos mitos que la rodean son falsos: ni es antipática ni su trasero es desproporcionado.
La verdad es que, como tendremos ocasión de comprobar más adelante, las últimas encuestas dicen que la mayoría de los músicos piensan que el intercambio en las redes P2P les beneficia económicamente. Sin embargo, no es habitual escuchar a este tipo de músicos sino que solo son los pocos ricos de la industria los que aparecen en los medios opinando de la «piratería».
La BBC explicaba bien cuál es el problema: los «grandes de la industria de la música» protestan contra los intercambios de música en Internet porque «podrían privarlos de la forma de vida a la que se han acostumbrado».
De todos es sabido que es complicado romper la fuerza de la costumbre. Las piscinas climatizadas, el caviar y los paseos por Miami han creado una rutina que, por monótona que sea, resulta costosa de romper. Teniendo en cuenta que es el interés privado de esos pocos el que está en peligro y que las minorías también han de ser protegidas, lanzo aquí algunos consejos prácticos para defender a los millonarios de los egoístas intereses colectivos.
Primero: Finja ser rico
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Ser rico es muy aburrido. Al ser una minoría, rápidamente se conocen todos y a los dos días ya se han puesto a parir entre sí. La verdad es que vivir en ese reducido y ostentoso mundo puede acabar agotando a cualquiera. Si hacemos tanto por proteger a escarabajos que están en vías de extinción ¿por qué no hacer lo mismo por los millonarios de la música que también corren el riesgo de desaparecer? ¿No están al menos a la altura de la mayoría de los escarabajos? Si de verdad te importa el bienestar de tus ídolos deja de gritárselo como un histérico cuando los veas por la calle (de hecho has de saber que piensan que estás loco). Debes ir más allá de los habituales fans. Una buena idea sería que cogieras el traje que te pusiste en la boda de tu prima y que te dieras una vuelta por Miami. Si esto lo hiciera uno de cada cien fanáticos conseguiríamos que creyeran que están aumentando y les devolveríamos algo de alegría.
Sin embargo, debes conocer algunos trucos para que no se destape el pastel y se descubra la rata pobre que realmente eres:
1.- Cuando acompañes a Alejandro Sanz a un restaurante de lujo y el camarero te pida la chaqueta, recuerda que es para guardártela y devolvértela a la salida, así que evita golpearle.
2.- El hecho de que te echen tan poco vino en la copa no es porque sean unos rácanos sino porque quieren que lo cates y des tu visto bueno (huele el vino, viértelo suavemente en la boca, infla los mofletes, pon caras raras, y, después, asiente con la cabeza en señal de que todo está correcto. No hagas el ridículo intentando discutir si es un buen vino porque todos sabemos que del Don Simón no hay quien te saque).
3.- Recuerda: no ves la televisión y solo lees libros de autores africanos «o de por ahí»
4.- Eres ecologista, estás asociado a Greenpeace y eres muy aficionado a la caza, a los toros y en general a todos los deportes que se basan en despanzurrar animales.
Si sigues paso a paso estos consejos nadie te reconocerá y podrás hacer compañía a esos lobos solitarios. Ellos te necesitan.
Segundo: Envía un bocadillo de mortadela con aceitunas a tu millonario favorito
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Qué te cuesta. Solo necesitas pan, un poco de embutido y papel de plata. Por ejemplo, si sufres porque te has descargado de Internet el último disco de Jennifer López y dudas de que el canon que te han recaudado llegue a su destino, puedes hacerlo tú mismo mandándolo a su dirección postal en:
c/o Sweet Face Fashion, Llc 1071 6th Ave., Rm. 502
New York, NY 10018-3750
Estados Unidos
Por supuesto el bocadillo es simbólico, de hecho cuando llegue probablemente se habrá transformado en algún tipo de arma biológica, de todas formas puedes cambiar este envío por el dinero en efectivo, pero corres el riesgo de que no se invierta como es debido. Es más, puede que algunos cantantes millonarios se lo metan por la nariz.
Tercero: Haz una manifestación
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No estaría mal que de vez en cuando se reivindicara en la calle el derecho de los millonarios a seguir siéndolo. Coge tu pancarta, pon un estribillo pegadizo y sal a la calle a luchar por lo que crees justo. Si una de las manifestaciones más concurridas de Andalucía fue aquella en la que se protestaba porque el Sevilla Fútbol Club iba a bajar a Segunda B ¿por qué no hacer algo semejante para este caso? Además, las manifestaciones son divertidas: puedes pasearte por la calle en zancos mientras tocas el tambor y sin que la policía te detenga.
Puedes empujar a algún amigo a que en señal de protesta se queme a lo bonzo. Algunos lo verán como algo radical pero en realidad no es más que una muestra de la pasión que ponéis a vuestras reivindicaciones (además, las llamas siempre hacen bonito y animan).
Cuarto: Enseña valores morales a tus hijos
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Ya lo ha dicho Teddy Bautista, el problema no es de la industria sino de la pérdida de unos valores morales por parte de la sociedad. Evangeliza a tus hijos con la doctrina de Ted y enséñales que descargar música de Internet es pecado. Sin ir más lejos, el otro día, mirando en el ordenador de mi sobrino, encontré una cantidad ingente de Mp3s y películas. Intenté explicarle que eso estaba mal, que Internet tiene otras utilidades más enriquecedoras como leer el periódico, chatear, buscar información para hacer los deberes del cole o descargar toneladas de porno, pero me parece que no sirvió de nada. Me dijo «que te pires» y se fue a jugar a la PlayStation. Él antes no era así y creo que han sido las malas compañías las que lo han cambiado. Antes los piratas eran fáciles de reconocer (si tenían parche en el ojo y un loro en el hombro ya sabías que tenías que desconfiar) pero ahora puede serlo cualquiera y ni te das cuenta. Están entre nosotros y se confunden entre las personas. Por eso, si eres un padre responsable, haz lo que sea para que tus hijos se olviden de las descargas. Es más, como no confío en que los sepas educar, lo que deberías hacer directamente es enviarlos a casa de tío Ted para que él los ponga firmes.
Quinto: Crea tu propia multinacional
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Puede que a los cantantes pobres les beneficie el intercambio, pero eso también quiere decir que a los ricos, no. Sus quejas son legítimas: les molesta la piratería porque si la practicas te estás aprovechando de su esfuerzo. Así que si no te he podido convencer e insistes en saquear a los músicos, al menos monta una multinacional discográfica y hazlo como Dios manda.
Algunos consejos prácticos para la mesa antipiratería
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Cinco sencillos trucos para aprender a parecer un ser humano
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1.- Deje de intentar asustar con sus profecías apocalípticas y evite hacer el ridículo más espantoso.
Aprenda de sus antepasados: cuando el walkman apareció en 1979 la industria de la música ya se dio por muerta y pronosticó su inmediata desaparición; cuando los escaparates se llenaron del nuevo vídeo casero, Jack Valenti, el que fuera presidente de la MPAA, lo comparó con el estrangulador de Boston y pronosticó que acabaría ahogando a la industria cinematográfica. Si usted quiere que sus hijos no sean señalados en el colegio entre las carcajadas de sus vecinos de pupitre evite jugar a adivinar el fin del mundo.