Read Cadáveres bien parecidos (Crónica negra del rock) Online
Authors: Jordi Sierra i Fabra
Tags: #Ensayo, Historia
El vídeo de
Love will tear us apart
, filmado dieciocho días antes del suicidio, y la última actuación del conjunto, el 2 de mayo en Birmingham, editada en forma de doble LP con el título de
Still
, constituyen el testamento de Curtis y su personal trabajo, un caos uniformado que parecía ser el puente entre el
punk
de 1976-77 y las nuevas formas sónicas de comienzos de los 80. Siniestros, primitivos y salvajes, consiguieron ser la más breve y descarnada página de una historia ya de por sí eternamente fugaz.
Y no sólo se suicidan los que en un momento u otro de su vida han pasado por un escenario descargando decibelios. Barney Bubbles y Terry Jones son la prueba. El rock tiene muchas formas de ejercer su poder.
Barney Bubbles fue el responsable directo del éxito de una imagen: la del sello discográfico Stiff.
Con sus grafismos, sus portadas, sus ideas para el
marketing
y unas grandes dosis de innovación frente al inmovilismo perpetuo de las multinacionales de la industria, supo crear algo nuevo y diferente, con personalidad y estilo propios. El sello Stiff (tieso, estirado, rígido… y hablando en términos discográficos, petardo) se convirtió en el adalid de las pequeñas compañías independientes que animaron el mercado británico en la segunda mitad de los años 70. Algunas de sus pasadas fueron editar un álbum de Ian Dury con cincuenta y dos portadas diferentes (para locura de los coleccionistas),
minisingles
de cinco pulgadas (lo normal son siete),
singles
de veinticinco centímetros a setenta y ocho revoluciones por minuto, discos de colores y un largo etc. que incluyó divertidas frases y motivos para las giras en bloque de los artistas del sello. Dado que no era un artista no se divulgaron los motivos de su suicidio, el 18 de noviembre de 1983, a los cuarenta y un años.
El suicidio de Terry Jones fue mucho más trágico, con motivos concretos y una historia triste por detrás. Su nombre no hubiera significado nada de no tratarse del hermanastro de David Bowie y ser precisamente él el responsable indirecto del drama.
Haywood Stenton Jones se casó el 19 de diciembre de 1933 con Hilda Louise. Ambos fueron los padres de Terry, nacido en 1940. Posteriormente míster Jones encontró un nuevo amor para su vida, Margaret Mary Burns, y con ella engendró a David Jones (más tarde David Bowie), que nació el 8 de enero de 1947 en Brixton, Londres. Ocho meses después, el 25 de agosto, Haywood Stenton Jones conseguía el divorcio de su primera mujer y dos semanas más tarde, el 12 de septiembre, se casaba con la madre de David. Terry tenía pues siete años más que su hermanastro. Esta diferencia sirvió para que al aparecer el
rock and roll
Terry Jones se convirtiese en un entusiasta de la música, con el mérito de no detenerse en lo superficial y ahondar en todos los campos hasta llegar al
jazz
y la música experimental. Con diecisiete y dieciocho años empezó a frecuentar los clubs ingleses y para participar directamente de su afición se puso a tocar el saxo. No es de extrañar que David tocase el mismo instrumento que su hermanastro al iniciarse en la música al filo de los primeros años 60, influido de forma directa por Terry, que no sólo le enseñó y le preparó, sino que le adentró por vericuetos de una dimensión mucho mayor de los que un adolescente, por sí mismo, hubiera podido hallar aún en plena explosión
pop
. Terry Jones fue el auténtico inductor del talento de su hermano David, aunque luego ese talento genial emergiera de forma natural. En 1963, al completar David sus estudios en la Bromley Technical School, buscó trabajo en una agencia de publicidad, y Terry casi le obligó a dejarlo, insistiéndole para que continuara por el camino de la música. En enero de 1964 David entró en los King Bees, tocando el saxo y cantando, para acabar convirtiéndose en su líder. Después de editar un primer
single
cambiaron su nombre por el Davey Jones & Lower Third y en 1966… nacería David Bowie, aunque habrían de pasar algunos años más hasta el definitivo encumbramiento.
En todo este proceso, Terry Jones continuó fiel en la sombra, apoyando al hermano menor que tenía todos los dones que a él le habían sido negados. Por ingratitud o por circunstancias propias de la vida y del éxito como superstar del rock, David Bowie acabó olvidándose de su hermano. Para Terry Jones comenzaría un largo tiempo de soledad, vacío, recuerdos y amargura que acabaron por minar sus fuerzas y su resistencia. A pesar de todo, el final no llegaría hasta 1986, cuando frustrado y hundido, se arrojó a la vía del tren para ser triturado por una locomotora. David Bowie no asistió a su entierro.
La gran pérdida del 86, que sí convocó a un buen número de famosos para el último adiós, fue Richard Manuel, pianista de una de las bandas más importantes de la música americana durante la década 66-76: The Band. Primero fueron el grupo de acompañamiento de Ronnie Hawkins bajo el nombre de
The Hawks
, pero su fama se cimentó rápidamente al llamarles Bob Dylan a su lado durante el período de convalecencia que le mantuvo apartado de la música a raíz de su accidente de moto. Dylan y The Band pasaron el verano del 67 componiendo, grabando y haciendo un poco de historia en la biografía del mito, hasta que en 1968 el grupo editó su primer LP y se convirtió en una de las formaciones más sobrias y clásicas del rock americano. Rick Danko (bajo y voz), Robbie Robertson (guitarra y voz), Levon Helm (batería), Garth Hudson (teclados) y Richard Manuel (piano) integraban el quinteto. En los años 70, además de su impecable obra, acompañaron de nuevo a Bob Dylan en su masiva gira de regreso a los escenarios de 1974. En 1977 publicaron su último LP en estudio y organizaron un concierto de despedida para retirarse, concierto que fue filmado por Martin Scorsese y en el cual intervinieron junto a The Band artistas como Clapton, Dylan, Neil Diamond, Joni Mitchell, Ringo Starr, Van Morrison, Paul Butterfield, Neil Young, Emmylou Harris y un largo etc. El triple LP grabado en vivo y la película del mismo título,
The last waltz
, parecían cerrar en 1978 una gran carrera culminada en su punto álgido, sin esperar al declive.
Pero la nostalgia acabó imponiéndose. Las actividades de los cinco por separado habían sido muy diversas (Levon Helm cine, Rick Danko discos, Robertson producción…) y acabaron reagrupándose (menos Robertson) para una gira de
come back
en 1986. El que peor lo había pasado tras la separación fue Richard Manuel. Durante el transcurso de la gira, entre aplausos y apoteosis, todo fue perfecto, pero en el concierto final, enfrentado de nuevo al vacío, la falta de actividad y un camino cortado porque por sí mismo no sabía qué hacer, Richard tocó fondo. De 1978 a 1985 las drogas y el alcohol fue ron sus aliados. Esta vez ni siquiera confió en ellos. En Winter Park, Florida, atrapado por la sensación de que todo había acabado de nuevo, se ahorcó en el cuarto de baño de la habitación de su hotel, tras decirle a su mujer que le esperase abajo. Nacido el 3 de abril de 1943 en Stratford, Ontario (Canadá), iba a cumplir cuarenta y tres años en unos pocos días.
En capítulos anteriores se han citado algunos nombres importantes en este apartado de la crónica negra, desde John Lennon a personajes menos conocidos como Bobby Fuller. Es hora de ofrecer el bloque final, la historia de quienes fueron frenados a destiempo por causas tan diversas como sus propios entornos pudieron merecer. Es curioso comprobar algo: las víctimas de la violencia son menores que las que murieron por sobredosis o suicidios, y considerablemente menos todavía que los muertos por accidentes o causas diversas. Son únicamente una docena de nombres que, en su mayoría, estaban en el sitio equivocado a la hora equivocada. Y les tocó.
No es necesaria una violencia directa, un asesinato, para que un ser humano muera víctima de la crueldad lo mismo que si alguien hubiese puesto una pistola contra su pecho. El caso de Little Willie John lo prueba, puesto que aquí la casualidad y su propia violencia se volvieron contra él.
Había nacido en Candem, Arkansas, el 15 de noviembre de 1937, y a los dieciséis años ya cantaba en la orquesta de Paul Williams (no confundir con el Paul Williams, ex solista de Temptations, suicidado en 1973). A partir de 1955 se convirtió en un asiduo de las listas de éxitos con sus baladas románticas, la intensidad cromática de su voz y la intención de sus letras, siempre hablando de amores rotos y amores desesperados. Perdida su popularidad en los años 60, todavía sus temas serían éxito en las voces de artistas como Elvis Presley, Johnny Preston o Peggy Lee, hasta que en 1965, en Seattle, cometió un error: en una pelea accidental le hundió un cuchillo a un hombre en el pecho. La sentencia fue suave teniendo en cuenta el resultado fatal, una muerte. Le condenaron a unos pocos años de cárcel en la prisión de Walla Walla del Estado de Washington, donde vivió en unas condiciones infrahumanas, como cualquier negro encarcelado, y murió de una neumonía que nadie se ocupó de atender el 26 de mayo de 1968.
En los años 70, la primera muerte por asesinato fue la de James «Shep» Shepherd, primero miembro de los Heartbeats, con los que consiguió un notable éxito a través de la canción
A thousand miles away
en 1960, y posteriormente fundador de Shep & The Limelites, con los que continuó su línea hasta la separación en 1963. Reunidos de nuevo en 1969 para un concierto
revival
y con expectativa de continuidad inmediatas, sus sueños terminaron bruscamente el 24 de enero de 1970, al ser robado y apaleado por unos desconocidos que acabaron machacándole la cabeza. Su cadáver no fue hallado hasta horas después, en el mismo lugar del asesinato, la Long Island Express way, dentro de su coche. La segunda víctima de la violencia inútil fue King Curtis, maestro del saxo, músico de gran vitalidad en innumerables grabaciones acompañando a otros artistas y creador de un estilo propio a través de sus grabaciones como solista instrumental. Nació en Fort Worth, Texas, en la década de los 30, y tras destacar ya en los años 50 en discos de Buddy Holly o los Coasters, se convirtió en uno de los pilares del sello Atlantic, que en los años 60 revitalizó y puso de moda el
soul
. Fue su época dorada, a nivel solista y de aportación de su brillante sonoridad con el saxo en discos de Aretha Franklin, Wilson Pickett, Percy Sledge, etc. El viernes 13 de agosto de 1971 se vio envuelto, por causas inexplicables, en una pelea callejera, cerca de su casa en Nueva York. Durante el transcurso de la reyerta un hombre llamado Juan Montanez le apuñaló y truncó su futuro provocándole la muerte inmediata.
También dos peleas estúpidas se llevaron por delante a Bobby Ramírez y a Jimmy Widener. El primero tenía veintitrés años y era batería del grupo White Trash, que solía acompañar a Edgar Winter a comienzos de los años 70. Bobby murió en un bar de Rush Street, en Chicago, al ser atacado por tres hombres. La sentencia fue de asesinato en primer grado. Jimmy Widener, tan desconocido como Ramírez por ser únicamente el guitarra de Hank Snow, recibió una paliza coronada por dos tiros el 27 de noviembre de 1973.
La muerte de Dave Stringbean Akerman y de su esposa tuvo como único objeto el robo. Dave era un discreto cantante de country estadounidense dedicado a ir de un lado a otro con su guitarra y sus canciones. El 11 de noviembre de 1973 unos desconocidos les asaltaron para robarles. No satisfechos con ello, o por considerar que el producto del delito no era demasiado, se divirtieron golpeándoles hasta causarles la muerte a ambos. No hubo grandes algaradas. Dos meses antes y en Santiago de Chile, sí se produjo un hecho que conmocionó al mundo entero, musical y no musical: el asesinato de Víctor Jara.
Víctor Jara nació en Chillan, Chile, en 1938. Sus raíces campesinas siempre se manifestaron en su cultura y en su trabajo. Aprendió del folklore de su tierra y si bien sus primeros trabajos fueron los de director teatral, muy pronto se unió al grupo Cuncumen. Desde 1966 a 1969 dirigió la carrera musical de Quilapayún, sin duda el grupo chileno más importante de los años 70, y en paralelo inició su auténtica carrera profesional, componiendo y cantando canciones de honda tonalidad popular. Esta identificación hizo que siempre se entroncase con las bases más castigadas de la población y los movimientos marginales. La victoria de Salvador Allende en las elecciones chilenas y el auge cultural que ello significó le situaron al frente de los cantautores de su país hasta que el golpe militar del 11 de septiembre de 1973 acabó no sólo con ello, sino con las esperanzas de un país y las vidas de miles de personas. Víctor Jara, que estaba casado y tenía dos hijos, fue brutalmente arrancado de su casa y conducido al Estado Nacional de Santiago de Chile, convertido en inmensa cárcel del pueblo. Sólo días después de su muerte se supo que había sido torturado y que, por ser cantante y artista, se le cortaron las manos dejándole luego morir desangrado junto a otros cientos de ajusticiados de aquel día 16, tan sólo cinco días después de la muerte de Allende y la toma del poder por parte del general Pinochet. Durante los años 70 las canciones de Víctor Jara fueron el último testimonio de una existencia sacrificada a los treinta y cinco años, y el canto rebelde de la paz frente a la violencia política que tantos países del mundo continúa dominando.
La política y el fanatismo religioso fueron igualmente los culpables del asesinato brutal de todos los miembros del grupo folklórico irlandés Miami Show Band. El incidente, uno más en los confines de la verdadera guerra civil irlandesa, tuvo lugar el 31 de julio de 1975 en Newry, al norte de Irlanda, cuando varios manifestantes protestantes interceptaron el coche en que viajaban los artistas y tras obligarles a bajar del vehículo les masacraron. Un detalle revela aún más las características del crimen: el encuentro no fue casual. Los fanáticos planearon minuciosamente la emboscada para realizar su plan. El hecho conmovió a la opinión pública pero nuevas muertes en los mismos confines del odio y la rivalidad entre católicos y protestantes pronto lo hicieron pasar a segundo plano. Era la primera vez que se mataba a unos cantantes en Irlanda desde el inicio de los conflictos religiosos, pero lo sucedido volvió a demostrar hasta qué punto la música es importante como conductor de ideas.
La muerte de Al Jackson sí fue accidental. Al era batería de los MG's, considerado durante los años 60 como el mejor equipo musical de grabaciones del mundo. Los MG's (Memphis Group), liderados por el teclista Booker T. Jones, eran Steve Cropper a la guitarra, Donald «Duck» Dunn al bajo y Jackson, que había nacido en Memphis, Tennessee, el 17 de noviembre de 1945, a la batería.