Problemas:
Agujero en la pared del piso.
Finanzas en situación negativa debido a la segunda hipoteca para solucionar el tema del agujero en la pared del piso.
Mi novio está saliendo con Otra Mujer.
No me hablo con mi mejor amiga común porque se va de vacaciones con mi novio y la Otra Mujer.
El trabajo es una mierda pero lo necesito debido a la segunda hipoteca para el agujero en la pared del piso.
Necesito urgentemente unas vacaciones debido a novio/amigas/agujero en la pared del piso/crisis financiera y profesional, pero no tengo a nadie con quien irme de vacaciones. Tom se vuelve a ir a San Francisco. Magda y Jeremy se van a Toscana con Mark y la jodida Rebecca y probablemente Jude y el Malvado Richard también, por lo que yo sé. Shazzer se muestra evasiva presumiblemente porque está esperando a ver si Simón
acepta ir a algún sitio con ella, siempre y cuando duerman en camas gemelas (no menos de metro y medio), con la esperanza de que él se meta en la suya.
Tampoco tengo dinero para ir de vacaciones debido a la crisis financiera causada por el agujero en la pared del piso.
No. No voy a flaquear. Me he dejado influir demasiado por las ideas de los demás. Se van. Al. Cubo. De. La. Basura. Voy a. Valerme. Por. Mí. Misma.
8.30 a.m. El piso está purgado de libros de autoayuda. Me siento vacía y espiritualmente en un mar de confusión. Pero seguramente algo de información habrá permanecido en mi cabeza, ¿no?
Principios espirituales que he acumulado a partir del estudio de los libros de autoayuda (no basados en las citas):
1.
Importancia de pensar en positivo, véase:
Inteligencia emocional, Confianza emocional, La carretera menos recorrida, Cómo eliminar la celulitis de tus muslos en 30 días,
Evangelio según San Lucas, cap. 13.
2. Importancia del perdón.
3. Importancia de ir con la corriente y seguir los propios instintos en lugar de intentar dar forma a las cosas y organizarlo todo.
4. Importancia de tener confianza en uno mismo.
5. Importancia de la sinceridad.
6. Importancia de disfrutar del momento presente y no fantasear ni tampoco arrepentirse de las cosas.
7. Importancia de no estar obsesionada con los libros de autoayuda.
Así que la solución es:
1. Pensar en lo bien que lo estoy pasando escribiendo listas de problemas y soluciones espirituales en lugar de planear por adelantado y...
¡Aaah!, ¡aaah! ¡Son las 8.45! Voy a perderme la reunión de la mañana y no tengo tiempo para un
cappuccino.
10 a.m. En el trabajo. Gracias a Dios he conseguido un
cappuccino
que me ha ayudado a superar las secuelas de tener que tomar un
cappuccino
cuando se llega tarde. Es extraño cómo las colas para comprar
cappuccinos
dan a barrios enteros de Londres el aspecto de una cultura arrasada por la guerra o el comunismo, con gente esperando pacientemente durante horas en largas colas como si aguardasen para el pan en Sarajevo mientras otros sudan, asándose y rechinando, golpeando cosas de metal llenas de porquería, y de las que sale vapor. Es extraño que, cuando la gente en general muestra menos y menos buena voluntad para esperar por cualquier cosa, estén preparados para esperar por esta única cosa: como si en el cruel mundo moderno fuese lo único en lo que uno puede verdaderamente creer y apoyarse... ¡Aaah!
10.30 a.m. Lavabos, en el trabajo. Era Richard Finch gritándome «Venga, Bridget. No seas tímida»; el muy zoquete gruñó delante de todo el mundo, moviéndose nerviosamente y mascando en un delirio ahora obvio de exceso de cocaína. «¿Cuándo vas a ir?»
—Ejem... —dije, esperando poderle preguntar más tarde a Patchouli «¿Adonde?».
—No tienes ni idea de lo que te estoy hablando, ¿no es así? Es literalmente increíble. ¿Cuándo te vas de vacaciones? Si no lo pones ahora en la tabla no te podrás ir.
—Oh, mmm..., ya —dije como sin darle importancia.
—No tabla, no vacaciones.
—Seguro, seguro, ya, sólo necesito comprobar las fechas —dije apretando los dientes. En cuanto la reunión ha finalizado me he metido a toda prisa aquí, en los lavabos, para fumarme un buen cigarrillo. No me importa ser la única persona de toda la oficina que no se vaya de vacaciones. No importa. Eso no significa que sea una paria social. Definitivamente. Todo está bien en mi mundo. Incluso si tengo que hacer otra vez un artículo sobre el alquiler de úteros.
6 p.m. Día de pesadilla, intentando conseguir que viniesen mujeres a hablar sobre permutaciones nauseabundas de la fertilización de óvulos. No puedo soportar la idea de volver directamente a mi casa en obras. Hace un atardecer fantástico y soleado. Quizá vaya a dar un paseo por Hampstead Heath.
9 p.m. Increíble. Increíble. Esto demuestra que si dejas de luchar para solucionarlo todo y sigues la Corriente del zen de forma positiva las soluciones aparecen.
Estaba caminando por un camino hacia la parte de arriba de Hampstead Heath y pensando lo fantástico que es Londres en verano, con la gente soltándose las corbatas después de trabajar y echándose despreocupada al sol, cuando mi mirada se detuvo en una pareja de aspecto feliz: ella boca arriba, con la cabeza encima del estómago de él, él sonriente y acariciándole el pelo mientras hablaba. Había algo en ellos que me resultaba familiar. Al acercarme, vi que eran Jude y el Malvado Richard.
Me di cuenta de que nunca antes les había visto juntos a solas... bueno, obviamente porque si yo hubiese estado allí, ellos ya no habrían estado a solas. De repente Jude se echó a reír por algo que había dicho el
Malvado Richard. Parecía realmente feliz. Dudé, preguntándome si debía irme o volver atrás, y entonces el Malvado Richard dijo:
—¿Bridget?
Me detuve, petrificada, y Jude levantó la mirada y me miró boquiabierta de una forma nada atractiva.
El Malvado Richard se puso en pie y se sacudió la hierba que se le había pegado encima.
—Eh, encantado de verte, Bridget —dijo con una sonrisa. Me di cuenta de que siempre le había visto en situaciones sociales basadas en Jude, en las que yo había estado flanqueada por Shazzer y por Tom, y él se había mostrado bastante resentido.
—Voy a buscar un poco de vino, siéntate con Jude. Oh, venga, no te va a comer. Jamás tocaría una piel tan láctea.
Cuando él se fue Jude sonrió tímidamente.
—No puedo decir que esté contenta de verte ni nada de eso.
—Yo tampoco estoy contenta de verte —dije bruscamente.
—Bueno, ¿quieres sentarte?
—De acuerdo —dije, y me arrodillé en la manta y ella me dio una palmada en el hombro que casi me tira al suelo.
—Te he echado de menos —me dijo.
—Caaaaaállate —dije por la comisura de los labios. Por un momento pensé que me iba a echar a llorar.
Jude se disculpó por haber sido insensible con lo de Rebecca. Dijo que se había dejado llevar por el hecho de que alguien se alegrase de que pudiera casarse con el Malvado Richard. Resulta que ella y el Malvado Richard, a pesar de haber sido invitados, no irían a la Toscana con Mark y Rebecca porque el Malvado Richard dijo que no quería ser mangoneado por una desquiciada ingeniera social y que prefería que se fuesen por su
cuenta. Sentí una inexplicable simpatía por el Malvado Richard. Dije que sentía haberme peleado por algo tan estúpido como lo de Rebecca.
—No fue algo estúpido. Estabas dolida de verdad —dijo Jude. Luego dijo que iban a retrasar la boda porque todo se había complicado mucho, pero que todavía quería que yo y Shaz fuésemos las damas de honor—. Si quieres —dijo tímidamente—. Aunque sé que él no te gusta.
—Le quieres de verdad, ¿no?
—Sí —dijo llena de felicidad. Entonces pareció inquieta—. Pero no sé si estoy haciendo lo correcto. En
La carretera menos recorrida
dice que el amor no es algo que sientes sino algo que decides hacer. Y también, en
Cómo conseguir el amor que quieres,
que si sales con alguien que no se gana la vida como es debido y que acepta ayuda de sus padres, entonces éste todavía no se ha independizado de sus progenitores y la relación nunca funcionará.
Lo que me estaba pasando por la cabeza era la canción de Nat King Colé que mi papá estaba escuchando en el cobertizo.
«Lo más grande que... aprenderás jamás...»
—Además creo que es un adicto porque fuma hierba, y los adictos no pueden establecer relaciones serias. Mi psiquiatra dice...
«Es como amar y ser correspondido.»
— ... Yo no debería tener una relación como mínimo durante un año porque soy adicta a las relaciones —prosiguió Jude—. Y tú y Shaz pensáis que es un gilipollas. ¿Bridge? ¿Me estás escuchando?
—Sí, sí, perdona. Creo que si te parece bien deberías seguir adelante.
—Exacto —dijo el Malvado Richard apareciendo por encima de nosotras como Baco, con una botella de Chardonnay y dos paquetes de Silk Cut.
Lo pasé genial con Jude y el Malvado Richard y los tres nos amontonamos en un taxi y regresamos juntos. Cuando llegué a casa llamé inmediatamente a Shazzer para explicarle las novedades.
—Oh —dijo cuando le hube explicado los milagrosos efectos de dejarse llevar por la Corriente a lo zen—. Ejem, ¿Bridge?
—¿Qué?
—¿Quieres ir de vacaciones?
—Pensaba que no querías ir conmigo.
—Bueno, pensé esperar hasta que...
—¿Hasta que qué?
—Oh, nada. Pero, de todas formas...
—¿Shaz? —me aventuré.
—Simón se va a Madrid a visitar a una chica que conoció por Internet.
Me encontré dividida entre la pena por Sharon, la inmensa alegría de tener a alguien con quien ir de vacaciones y los sentimientos de insuficiencia por no ser un arquitecto de metro ochenta con pene cuando no podía estar más lejos de ello.
—Baaah. Sólo es pashminaísmo. Probablemente ella resultará ser un hombre —dije para hacer que Shazzie se sintiese mejor.
—Bueno, de todas formas —dijo como sin darle importancia, tras una pausa que transmitió enormes vibraciones de dolor a través del teléfono—, ¡he encontrado uno de esos vuelos fantásticos a Tailandia por sólo 249 libras y podríamos ir a Koh Samui y ser hippies y no nos costaría casi nada!
—¡Hurra! —dije—. ¡Tailandia! Podremos estudiar budismo y tener una epifanía espiritual.
—¡Sí! —dijo Shaz—. ¡Sí! Y no tendremos nada que ver con ningún MALDITO HOMBRE.
Así que, ya ves... Oh, el teléfono. ¡Quizá sea Mark Darcy!
Medianoche. La llamada de teléfono era de Daniel, que sonaba distinto que de costumbre aunque, obviamente, borracho. Dijo que estaba muy deprimido porque las cosas le estaban yendo mal en el trabajo, y que sentía lo de Alemania. Aceptó que de hecho yo era muy buena en geografía y me preguntó si podíamos cenar juntos el viernes. Sólo para hablar. Así que le dije que sí. Me siento muy bien con respecto a eso. ¿Por qué no debería yo ser amiga de Daniel en tiempos de adversidad? Una no debe guardar rencor porque eso sólo te frena; una debe perdonar.
Además, como han demostrado Jude y el Malvado Richard... la gente puede cambiar y yo estaba
realmente
loca por él.
Y estoy muy sola.
Y sólo es una cena.
Sin embargo, definitivamente, no me voy a acostar con él.
viernes 18 de julio
57,5 Kg. (excelente presagio), 84 condones intentados comprar, 36 condones comprados, 12 de los condones comprados utilizables (creo que debería tener de sobra. Sobre todo cuando no tengo la menor intención de usarlos).
2 p.m. A la hora de comer voy a salir a comprar algunos condones. No es que vaya a acostarme con Daniel ni nada de eso. Es sólo por precaución.
3 p.m. La expedición en busca de condones ha resultado ser un estrepitoso fracaso. Al principio disfruté muchísimo de la repentina sensación de ser consumidora de condones. Cuando no tengo vida sexual
siempre me siento triste al pasar por la sección de condones, como si se me negase un aspecto de la vida. Sin embargo, al llegar al mostrador me he encontrado una desconcertante gama de distintos condones: Extra Seguros «para extra sensibilidad», Paquete Surtido «para distintas opciones» (atractiva sugerencia en plan Kellogg's), Ultra Finos «lubricados con espermicida», Finos, «lubricados con un suave lubricante sin» (ahora viene la palabra repulsiva y horrible) «espermicida», de Corte Natural para Extra Comodidad (si eso significa mayor, entonces ¿qué pasa si es demasiado grande?). Bajé la mirada furiosa y miré de reojo la colección de condones. Sin duda lo que una querría es Extra Sensibilidad y Extra Comodidad y Ultra Finos; entonces ¿por qué hay que escoger?
—¿Puedo ayudarla? —dijo el entrometido farmacéutico con una maliciosa sonrisa. Obviamente, yo no podía decir que quería condones porque eso habría sido lo mismo que anunciar «Estoy a punto de practicar el sexo»: casi como cuando las mujeres obviamente embarazadas andan por ahí y es como si te estuviesen diciendo: «Mirad, todos, he practicado el sexo.» No puedo creer que la industria del condón, cuya mismísima existencia se basa en la virtual admisión de que todo el mundo practica el sexo en todo momento (excepto yo), se empeñe en seguir fingiendo que nadie lo hace, lo cual seguramente es más normal en nuestra tierra.
Bueno. Sólo he comprado unos Bradasols.
6.10 p.m. Me he visto irritantemente retenida en el trabajo hasta las 6 p.m., y ahora la farmacia está cerrada y no tengo condones. Ya sé: voy a ir a Tesco Metro. Seguro que tendrán porque es una tienda diseñada para Solterones impulsivos.
6.40 p.m. Me paseé subrepticiamente arriba y abajo
por el pasillo de la pasta de dientes. Nada de nada. Al final, desesperada, me acerqué sigilosamente a una mujer que tenía pinta de supervisora y susurré, en un intento de «¡todos juntos, muchachos!» y una sonrisa levantando una ceja:
—¿Dónde están los condones?
—Vamos a venderlos —dijo solícita—. Quizá dentro de un par de semanas.
«¡Y eso a mí de qué cono me sirve!», tuve ganas de gritar. «¿Qué hay de esta noche?» Aunque no me voy a acostar con él, ¡obviamente!
Bueh. Tienda
soidisant
moderna, urbana, dirigida a Solterones. ¡Bah!
7 p.m. Acabo de ir a la apestosa y carísima tienda de barrio que está a la vuelta de la esquina. Pude ver condones detrás del mostrador, al lado de los cigarrillos y los detestables pandes, pero no me decidí porque todo aquello me resultó demasiado sórdido. Me gustaría comprar los condones en un entorno agradable y limpio a lo Boots. También pésima elección. Sólo de Primera Calidad con tetina en la punta.