Albert Speer (104 page)

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Authors: Memorias

Tags: #Biografía, Historia

BOOK: Albert Speer
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Producción media mensual

Total fusiles

1941: 133.000

1943: 209.000

Noviembre 1944: 307.000

Fusiles de asalto 44 (ametr.)

1941: -

1943: 2.600

Noviembre 1944: 55.100

Nuevo fusil 41 y 43

1941: -

1943: 7.900

Noviembre 1944: 32.500

Ametr. 42 y 43

1941: 7.100

1943: 14.100

Noviembre 1944: 28.700

Total munición de fusil adic.

1941: 76.000.000

1943: 203.000.000

Noviembre 1944: 486.000.000

Munición para fusil de asalto 44

1941: -

1943: 1.900.000

Noviembre 1944: 104.000.000

Granadas para fusil

1941: -

1943: 1.850.000

Noviembre 1944: 2,987.000

Minas

1941: 79.000

1943: 1.560.000

Noviembre 1944: 3.820.000

Granadas de mano

1941: 1.210.000

1943: 4.920.000

Noviembre 1944: 3.050.000

Cartuchos

1941: -

1943: 29.000

Noviembre 1944: 1.084.000

{254}
Crónica del 4 de enero de 1944: «El ministro tenía la esperanza de evitar, con ayuda de Himmler y Keitel, que Sauckel reemprendiera sus actividades, por lo que celebró una reunión con el jefe nacional de las SS, Waeger (jefe de la Oficina de Armamentos), Schmelter (Sección de Trabajo), Jehle y Kehrl (jefe de la Oficina de Planificación) para debatir la orden de envío de trabajadores franceses a Alemania».

{255}
Transcripción de Lammers del 4 de enero de 1944 (US. Exhibit 225): «El ministro del Reich Speer declaró que necesitaba 1.300.000 trabajadores más, si bien ello dependía de que fuera posible aumentar la extracción de mineral de hierro. En caso contrario, no necesitaría mano de obra adicional. Sauckel declaró que en 1944 debería proporcionar un mínimo de dos millones y medio de personas, aunque la cifra podía llegar a los tres millones, pues de lo contrario se produciría un descenso en la producción… Decisión de Hitler: El delegado general del Trabajo debe aportar, por lo menos, cuatro millones de trabajadores procedentes de los territorios ocupados».

{256}
Mediante un telegrama que dirigí el 4 de enero de 1944 a mi delegado en París (documento 04 Spe de Nuremberg) y un escrito que envié a Sauckel con fecha 6 de enero de 1944 (05 Spe).

La sentencia dictada por el Tribunal Militar Internacional de Nuremberg estableció: «Los empleados en estas empresas protegidas no podían ser enviados a Alemania, y todo obrero que recibiera la orden de trasladarse a este país podía evitar la deportación si acudía a trabajar a una de estas empresas protegidas… (Como circunstancia atenuante) hay que admitir que el establecimiento de industrias protegidas por parte de Speer mantuvo en la patria a muchos trabajadores […]»

{257}
Crónica de enero de 1944.

{258}
También el rey Leopoldo III de Bélgica y el gran industrial belga Danny Heinemann recurrieron a Gebhardt por problemas de rodilla.

En el proceso de Nuremberg averigüé que Gebhardt había realizado experimentos con internados en los campos de concentración.

{259}
Según el Plan número 5 del
Führer
, del 29 de enero de 1944, Dorsch era el «Jefe del Grupo de Especialistas de la Asociación de Funcionarios Alemanes».

Del escrito dirigido a la cancillería del Partido: «Birkenholz […] ha demostrado, con su falta de camaradería y su soberbia, un comportamiento que no es el deseable en un alto funcionario que debe defender sin reservas los intereses del Estado nacionalsocialista. Tampoco por su carácter me parece apropiado para ser ascendido al cargo de consejero ministerial. […] Por ello no puedo aprobar su ascenso, y tampoco lo permiten ciertos acontecimientos ocurridos dentro de la institución». La cancillería del Partido tenía atribuciones para decidir sobre el ascenso de cualquier funcionario ministerial. Escribí a Hitler lo siguiente (documento presentado al
Führer
n.° 5, del 29 de enero de 1944): «Este informe demoledor, que fue enviado sin mi conocimiento a la cancillería del Partido y a la Jefatura Regional a modo de evaluación política, ha sido redactado por el señor Dorsch y por mi anterior jefe del Departamento de Personal, el consejero ministerial Haasemann. Queda claramente demostrado que ambos han procedido sin mi conocimiento y a mis espaldas, intentando oponerse a una medida que yo había ordenado oficialmente; que emplearon medios ilícitos para poner a los departamentos políticos de la Jefatura Regional y de la cancillería del Partido en contra del hombre propuesto; que emitieron un informe demoledor sobre él y que, de esta forma, me han engañado en mi calidad de ministro del Reich». Dado su contenido personal, hice cursar inmediatamente este documento a la Ayudantía de Hitler.

{260}
Véase el documento presentado al
Führer
n.° 1, del 25 de enero de 1944.

{261}
El documento presentado al
Führer
n.° 5, del 28 de enero de 1944, dedicaba doce páginas a las irregularidades de mi Ministerio. Exponerlas aquí en detalle sería demasiado prolijo.

{262}
De los informes médicos: «El 18 de enero de 1944, fecha del alta, el enfermo daba la impresión de encontrarse extraordinariamente agotado. […] En la articulación de la rodilla izquierda se apreciaba un intenso derrame».

8 de febrero de 1944: «Grandes dolores súbitos, al levantarse, en los músculos extensores de la parte izquierda de la espalda y en la musculatura renal oblicua, que irradiaban hacia delante. Hace pensar en lumbago. La auscultación reveló la existencia de crepitaciones. Temperatura de 37,8 grados. Frotes de Forapina. Eleudron (sulfamida)». «La musculatura lleva dos días (8 y 9 de febrero) tensa como una tabla, se muestra muy sensible a la presión y aparecen dolores transitorios en la articulación del hombro».

9 de febrero de 1944: «Los dolores en los músculos extensores de la espalda continúan sin aminorar y son extraordinariamente agudos. Molestias al respirar, al toser y a veces al hablar. Los resultados de la auscultación permanecen invariables». Sin embargo, el internista de Gebhardt, el doctor Heissmeyer, había comprobado ese mismo día: «Pleuritis seca en el lado izquierdo». Gebhardt ocultó este hecho, tanto en el tratamiento como en su informe.

Gebhardt escribió un informe sobre un segundo ataque, que sufrí el 10 de febrero: «El dolor ha llegado a tal extremo que ha sido necesario el empleo de narcóticos». Aun así, Gebhardt persistió en su diagnóstico erróneo: «El resultado de la auscultación permanece invariable y corresponde al cuadro clínico de un reumatismo muscular agudo».

{263}
El 11 de febrero de 1944, Gebhardt intentó alejar al profesor Koch pidiendo por escrito al médico de cabecera de Hitler y antagonista de Brandt, el profesor Morell, que lo asesorara sobre mi tratamiento. Morell no podía visitarme, pero se hizo informar por teléfono del caso y, sin haberme visto, aconsejó que se me inyectara vitamina K, con objeto de cortar los esputos sanguinolentos. El profesor Koch rechazó aquella intervención en el tratamiento; unas semanas después calificó a Morell de inútil.

{264}
De la declaración jurada del profesor Koch (12 de marzo de 1947, documento 2602 de Nuremberg): «Surgieron diferencias entre Gebhardt y yo respecto al tratamiento posterior. Yo opinaba que la humedad del clima de Hohenlychen resultaba perjudicial para la convalecencia de Speer y, después de haberlo examinado y de encontrarlo apto para el traslado, propuse que fuera llevado al sur, a Meran. Gebhardt se opuso a ello con energía. Se atrincheró detrás de Himmler y lo telefoneó varias veces para tratar sobre el asunto. Esto me resultó muy extraño. Tuve la impresión de que Gebhardt aprovechaba su posición médica para llevar adelante algún juego político. Pero no sabía cuál, ni tampoco me preocupé de averiguarlo, pues yo sólo quería ser médico. Intenté varias veces que Gebhardt cambiara de opinión, hasta que me pareció que aquello era excesivo y exigí hablar con el
Reichsführer
Himmler. Tuve con él una conversación telefónica que duró entre siete y ocho minutos y conseguí que accediera al traslado de Speer a Meran. Ya entonces me pareció muy sospechoso que Himmler tuviera que decidir en una cuestión médica, pero no seguí rompiéndome la cabeza, ya que procuraba ignorar todo lo que ocurriera más allá de mis competencias. Quisiera añadir que tuve la impresión de que Speer se mostraba muy aliviado cuando yo estaba con él y lo atendía».

Cuando en febrero de 1945 choqué con un camión en la Alta Silesia y resulté levemente herido, Gebhardt tomó de inmediato un avión especial para trasladarme a su clínica. Mi jefe personal de negociado, Karl Cliever, desbarató sus propósitos sin darme explicaciones, aunque me hizo saber que tenía razones para hacerlo.

Hacia el final de la guerra, Gebhardt operó en Hohenlychen a Bichelonne a causa de una lesión en la rodilla. El ministro murió de embolia pulmonar unas semanas después.

{265}
También Dorsch le dijo a Zeitzler que «la enfermedad de Speer era incurable y que, por lo tanto, no regresaría». (Nota recordatoria del 17 de mayo de 1944) Esta observación me fue comunicada posteriormente por Zeitzler, como interesante aportación a todos aquellos tejemanejes.

Según el «informe complementario» del profesor Koch del 14 de 602 marzo de 1944, «el 5 de marzo se tomaron radiografías y electrocardiogramas. Estos últimos no revelaron señal alguna de enfermedad en ninguna de sus tres secciones. El examen radiográfico del corazón reveló que su estado era completamente normal».

{266}
Crónica del 23 de mayo de 1944: «Ha sido asignada al profesor Gebhardt, en su calidad de general de división de las SS, la tarea de velar por la seguridad del ministro».

{267}
Según un comunicado del jefe regional Eigruber a la conferencia sobre armamentos celebrada en Linz del 23 al 26 de junio de 1944.

{268}
Seguí, también en lo que se refiere a citas, la transcripción de Dorsch del 17 de abril de 1944 y la mía del 28 de agosto de 1945.

Göring encargó al mismo tiempo a Dorsch que construyera numerosos búnkers para proteger los cazas situados en los campos de aviación del territorio del Reich. Cuando envié a Frank para que me representara en una reunión entre Göring y Dorsch que se celebró el 18 de abril para tratar de los nuevos proyectos constructivos, Göring le impidió participar en ella.

{269}
Brugmann, un funcionario de la vieja escuela, se había aproximado a Hitler gracias a las obras de Nuremberg y Berlín.

{270}
Carta de Bormann del 1 de marzo de 1944.

{271}
El mariscal Milch afirma hoy que utilicé la famosa cita del
Götz von Berlichingen
de Goethe: «lámeme el culo».

{272}
Hitler firmó mi proyecto al día siguiente. Decía así: «Encomiendo al jefe de la Central de la Organización Todt, el director general Dorsch, la misión de levantar las seis construcciones para cazas que yo he ordenado, aunque esto no irá en detrimento de las restantes funciones de su jurisdicción.

»Deberá ocuparse de adoptar todas las medidas necesarias para ejecutar tales obras con rapidez. Al mismo tiempo, deberá mantener una óptima coordinación con otras construcciones de importancia bélica y pedir mi opinión siempre que sea necesario».

{273}
El profesor Koch se hallaba en Meran por invitación mía. Gebhardt se quejó a Brandt sobre el particular: la presencia de Koch no le parecía deseable, puesto que podía enterarse de demasiados asuntos reservados. En consecuencia, Koch abandonó Meran el 20 de abril. En su declaración jurada escribió: «Tuve un segundo choque con Gebhardt cuando Speer ya se encontraba en Meran; Speer me había preguntado si su estado de salud le permitiría trasladarse en avión al Obersalzberg, posiblemente para visitar a Hitler. Le dije que sí, a condición de que el aparato no volara por encima de los 1.800 ó 2.000 metros. Cuando Gebhardt se enteró, me hizo una escena y me reprochó una vez más que yo no fuera un “médico político”. Tanto esta vez como cuando tuvimos nuestro primer choque en Hohenlychen, tuve la impresión de que Gebhardt tenía en encargo de retener a Speer».

{274}
Esta cita y las siguientes se basan en la Crónica y en mi discurso ante los jefes de sección del 10 de mayo de 1944, en el que resumí de forma retrospectiva la entrevista.

{275}
Hitler me insinuó que Himmler sospechaba que mi jefe de sección Schieber estaba preparando su huida al extranjero, que el alcalde Liebel era políticamente hostil y que el general Wagner no era considerado persona de confianza.

{276}
Véase mi discurso del 10 de mayo de 1944.

{277}
Carta de Göring del 2 de mayo en respuesta a la mía del 29 de abril de 1944.

{278}
Se trataba de la Orden Alemana, cuyos titulares debían constituir una corporación. Hitler no llegó a realizar su propósito: Himmler no recibió la orden, que hasta entonces sólo se había concedido a título póstumo. Quizá fuera cosa de Bormann. La condecoración que yo prefería era la del Premio Nacional; cubierta de brillantes, había que llevar un pasador en el frac para distribuir el peso.

{279}
Aunque se produjeron situaciones críticas con anterioridad, como cuando fueron atacadas las presas del Ruhr o la industria de rodamientos, el enemigo nunca llegó a mostrarse consecuente, pues cambiaba continuamente de objetivo o arremetía contra objetivos erróneos. Así, por ejemplo, en febrero de 1944 bombardeó las fábricas de cabinas de nuestra industria de aviación en lugar de las de motores, que constituían nuestro verdadero escollo y cuya producción era la que realmente determinaba el número de aviones terminados. De haberlas destruido, habría sido imposible aumentar la producción de aviones, tanto más cuanto que, a diferencia de lo que ocurría con las fábricas de cabinas, no podíamos diseminar las de motores por bosques y cuevas.

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