Albert Speer (102 page)

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Authors: Memorias

Tags: #Biografía, Historia

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Gracias a la precisión de su puntería, nuestro cañón antiaéreo de 8,8 cm se había convertido precisamente en Rusia en uno de los antitanques más eficaces y temidos. De 1941 a 1943 se fabricaron 11.957 cañones antiaéreos pesados, de calibres comprendidos entre 8,8 y 12,8 cm, que tuvieron que emplearse en su mayor parte contra la aviación en Alemania o en zonas de retaguardia. Por lo que se refiere a los cañones antitanque pesados (de un calibre de 7,5 cm o superior), entre 1941 y 1943 se suministraron 12.006 unidades, de las que 1.155 correspondían al calibre de 8,8 cm. En 1943, los antitanques recibieron sólo 12.900.000 proyectiles, y otros 14.000.000 (de 8,8 cm o más) se destinaron a aumentar la munición antiaérea.

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Hubo un notable déficit de equipos de transmisiones para el Ejército de Tierra, como por ejemplo de los de tipo mochila que usaban los soldados de infantería y de los fonómetros utilizados por la artillería. Además, el desarrollo de este tipo de aparatos tuvo que ser parcialmente desatendido a causa de la batalla antiaérea.

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Acta de reuniones del
Führer
del 4 de junio de 1942, punto 41: «El asunto de la conversación telefónica entre el mariscal del Reich y Grohé ha sido tratado con el
Führer
en la forma deseada por el mariscal del Reich».

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Protocolo del
Führer
del 30 de mayo de 1943, punto 16. Hicimos venir inmediatamente a especialistas de todas las regiones de Alemania, que se ocuparon de secar las bobinas eléctricas y confiscaron todos los motores similares existentes en otras fábricas, aun a costa de paralizar la maquinaria. Así se hizo posible que en unas semanas la industria del Ruhr dispusiera de agua.

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El embalse del valle del Möhn tenía una capacidad de 134.000.000 m
3
; el del valle del Sorpe, de 71.000.000. En caso de fallar este último, los restantes embalses del Ruhr sólo podían almacenar 33.000.000 m
3
, es decir, el 16% del agua necesaria, que no habría bastado ni siquiera para un funcionamiento de emergencia de las industrias del Ruhr. Según un informe del ingeniero Walter Rohland (jefe del Estado Mayor del Ruhr en los últimos meses de la guerra) del 27 de febrero de 1969, la producción del Ruhr habría disminuido un 65%, por falta de agua para refrigerar los altos hornos y las fábricas de coque, si hubiesen quedado fuera de servicio todos los embalses de la cuenca. En efecto, el fallo transitorio de las instalaciones bombeadoras redujo notablemente la producción de gas porque las fábricas de coque quedaron paralizadas, y a las grandes empresas sólo se les pudo suministrar entre un 50 y un 60% del que necesitaban. (Crónica del 19 de mayo de 1943)

{203}
Según Charles Webster y Noble Frankland,
The Strategic Air Offensive against Germany
, vol. II, después de que el quinto avión destruyera la presa del valle del Möhn, los ataques aéreos se dirigieron contra la del valle del Eder, que servía sobre todo para nivelar el agua del canal medio y mantener su navegabilidad durante el verano, y, cuando esta quedó destruida, dos aviones atacaron la presa del Sorpe. No obstante, el mariscal del Aire Bottomley había propuesto el 5 de abril de 1943 que se atacara primero las presas del Móhn y del Sorpe y después la del Eder. Al parecer, las bombas que se habían preparado especialmente para aquella operación no se consideraron adecuadas para destruir la presa de tierra del embalse del Sorpe.

{204}
Véanse las Actas de reuniones del
Führer
del 30 de septiembre y del 1 de octubre de 1943, punto 28, y la Crónica del 2 de octubre de 1943.

{205}
Crónica del 23 de junio de 1943: «La elección, en parte acertada, de los objetivos de los aviadores ingleses obligó al ministro a intervenir para determinar los de la aviación alemana. Según manifestaron los oficiales de la Luftwaffe competentes, hasta entonces su Estado Mayor no había tenido lo bastante en cuenta las consideraciones estratégicas respecto a los puntos de producción de armamento. El ministro ha constituido una comisión a la que pertenecen el doctor Rohland (experto en la industria del acero), el director general Pleiger (responsable de la industria del carbón) y el general Waeger (jefe de la Sección de Armamentos); se encarga de la gerencia el doctor Cari (de la Comisión de Energía), reclamado por el Ejército de Tierra para este fin». El 28 de junio comuniqué a Hitler que se había formado la comisión. (Acta de reuniones del
Führer
, punto 6)

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Por ejemplo, la industria de la cuenca del Dniéper dependía de una única gran central eléctrica. Según un comunicado del ingeniero Richard Fischer, delegado para el suministro de energía, del 12 de febrero de 1969, una reducción del 70% de este suministro habría paralizado prácticamente la producción industrial, ya que el resto se destinaba a atender las necesidades diarias.

La distancia de Smolensk, que entonces aún era zona alemana de retaguardia, hasta las centrales de energía de Moscú era de unos 600 ó 700 km, y hasta los Urales había 1.800 km.

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Véase Hermann Plocher,
The German Air Force versus Russia 1943
(Air University, 1967), pág. 223 y siguientes.

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Acta de reuniones del
Führer
de 6-7 de diciembre de 1943, punto 22: «Se ha informado al
Führer
de la propuesta elaborada por el doctor Cari sobre el ataque contra Rusia y se le han facilitado los documentos pertinentes para que los inspeccione. El
Führer
ha subrayado una vez más el acierto de mi plan, que prevé una sola acción sorpresa, en tanto que no le parece adecuada la proposición de la Luftwaffe de dividirlo en tres acciones independientes».

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Véase la Crónica de mediados de junio de 1944: «El sistematismo con que el enemigo ataca ciertos sectores de la producción de armamentos es un fenómeno reciente. El conocimiento de los propios puntos débiles en este sector ha impulsado al ministro a inspeccionar la economía rusa. También allí existen objetivos cuya destrucción paralizaría en gran parte la producción de armamentos. Hace un año que el ministro intenta que la Luftwaffe actúe en este sentido, aunque para ello hubiera que exigir una operación sin retorno».

Acta de reuniones del
Führer
del 19 de junio de 1944, punto 37: «El
Führer
considera decisiva para el curso de la guerra la destrucción de las centrales de energía de los Urales y del curso superior del Volga. Sin embargo, no cree que en la actualidad dispongamos de bastantes aviones de combate con suficiente autonomía».

El 24 de junio de 1944 rogué a Himmler, que ya en marzo había mostrado interés por el proyecto, que recibiera a mi especialista, el Dr. Cari, a ser posible en mi presencia. Se trataba de conseguir voluntarios para un vuelo sin retorno. Después del ataque, los pilotos deberían saltar en paracaídas en territorios apartados y tratar de abrirse paso hasta las líneas alemanas.

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El 25 de julio, poco después de medianoche, Hamburgo fue atacada por 791 aviones ingleses. El 25 y el 26 de julio, 235 bombarderos americanos efectuaron ataques diurnos. El día 27, 787 aviones británicos realizaron un segundo ataque nocturno, el 29 la ciudad sufrió el tercero, efectuado por 777 aviones ingleses, y, finalmente, 750 bombarderos británicos cerraron el 2 de agosto esta serie de durísimos ataques contra una sola ciudad.

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Al día siguiente comuniqué a los colaboradores de Milch (reunión con los generales de la Luftwaffe, 3 de agosto de 1943) unos temores similares: «La industria de suministros corre el riesgo […] de desplomarse por completo. Llegará un día en que los aviones, tanques o camiones se quedarán parados por falta de piezas». Diez meses después dije a los trabajadores de los astilleros de Hamburgo: «Entonces ya nos dijimos: si esto sigue así un par de meses, estaremos acabados; será imposible fabricar más armamento». (Crónica)

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Según el «Informe estadístico de urgencia sobre la producción de guerra (enero de 1945)», el número total de rodamientos fabricados descendió de 9.116.000 unidades a 8.325.000 después del ataque del 17 de agosto de 1943. Como la producción había marchado a pleno rendimiento durante la primera quincena de agosto, tuvo que descender a 3.750.000 en la segunda mitad del mes, es decir, en un 17%. El 52,2% de la producción estaba concentrada en Schweinfurt, por lo que este ataque supuso la paralización del 34%. En julio se fabricaron 1.940.000 rodamientos de entre 6,3 y 24 cm de diámetro.

{213}
Respuesta a un cuestionario de la RAF del 22 de junio de 1945 sobre las «consecuencias de los ataques aéreos», pág. 20.

Del libro de Charles Webster y Noble Frankland,
The StrategicAir Offensive against Germany
(vol. II, pág. 62 y siguientes), se desprende que el jefe de las operaciones de bombardeo de la RAF, el
Commodore
Bufton, conocía perfectamente la importancia de Schweinfurt. Dos días antes del primer ataque escribió al mariscal Bottomley que al ataque diurno americano debería seguirle otro nocturno, y que a la tripulación de los aviones atacantes se les debía leer el siguiente texto antes del despegue: «Puede que la Historia demuestre que el ataque nocturno que realizaremos hoy, después del bombardeo diurno que está teniendo lugar en estos momentos, constituyó uno de los principales combates de esta guerra. Si ambos ataques tienen éxito, es posible que se quiebre la resistencia de Alemania y que la guerra termine así más rápidamente que por cualquier otro medio. Todos los mecanismos necesitan rodamientos, que son muy sensibles a la acción del agua y el fuego, y podemos convertir millones de rodamientos en chatarra». Las tripulaciones atacantes tenían «la posibilidad de contribuir más en una sola noche a la finalización de la guerra que cualquier otro soldado».

Pero el mariscal Harris se empeñó en proseguir su serie de ataques contra Berlín. De entre una lista de objetivos de igual importancia citaba, junto a Schweinfurt, ciudades con fábricas de aviones (Leipzig, Gotha, Augsburgo, Brunswick, Wiener-Neustadt, etc.).

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En realidad lograron abatirse 60 de los 291 aviones atacantes. Tras el segundo ataque del 14 de octubre de 1943, la producción, comparada con la de julio, sufrió una merma total del 32%, reduciéndose en un 60% la capacidad de Schweinfurt. Entre los rodamientos de diámetros comprendidos entre 6,3 y 24 cm se produjo una pérdida del 67 % en la producción total alemana.

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En algunos aparatos pudimos ahorrar más del 50% de los rodamientos.

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El mariscal Harris se opuso, con éxito, a que prosiguieran los ataques contra Schweinfurt señalando que ataques similares contra los embalses del Ruhr, una mina de molibdeno y una planta hidrogenadora no habían dado resultado; olvidaba que el fracaso sólo era debido a que no habían seguido atacando de manera consecuente. El 12 de enero de 1944, el mariscal Bottomley sugirió al mariscal Charles Portal que diera a Sir Harris la orden de que «Schweinfurt fuera destruida en el plazo más breve posible». El 14 de enero se comunicó a Harris que tanto el Estado Mayor del Aire americano como el inglés estaban convencidos de que la estrategia de «atacar determinados centros industriales clave cuya vulnerabilidad e importancia crucial para los esfuerzos bélicos del enemigo fueran conocidas» era eficaz. Sir Harris volvió a protestar; el 27 de enero hubo que ordenarle que bombardeara Schweinfurt. (Según Charles Webster,
op. cit
.)

La orden no fue ejecutada hasta el 21 de febrero de 1944, cuando americanos e ingleses efectuaron ataques combinados diurnos y nocturnos.

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La producción de rodamientos de diámetros superiores a 6,3 cm pasó de 1.940.000 unidades (julio de 1943) a 558.000 en abril de 1944. En esa fecha, la cifra total de rodamientos se había reducido a 3.384.000 unidades (9.116.000 en julio de 1943), es decir, a un 42%. Al hablar de las cifras de producción de abril de 1944, hay que tener en cuenta que el enemigo nos dio un mes entero para recuperarnos sin dificultades, por lo que la destrucción debió de ser mucho mayor. Tras aquellos ataques, la industria de rodamientos no volvió a sufrir daños. Por consiguiente, en mayo pudimos aumentar la producción de los de diámetro superior a 6,3 cm en un 25% respecto al mes de abril, llegando a fabricar 700.000 unidades, cifra que en junio aumentó hasta 1.003.000, con lo que nos situamos en el 80% de la capacidad productiva. En septiembre fabricamos 1.519.000 unidades, equivalentes al 78% de la producción primitiva. En septiembre de 1944 se fabricaron 8.601.000 rodamientos de todos los calibres, es decir, llegando al 94% del total previo a los ataques.

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Quizá el Estado Mayor de los ejércitos del Aire enemigos sobres-timase la repercusión de sus ataques. A nosotros nos sucedió lo mismo: después de lanzar, en otoño de 1943, un ataque aéreo contra una fábrica soviética de buna, el Estado Mayor de la Luftwaffe concluyó, a partir de las fotos aéreas, que la producción quedaría paralizada durante varios meses. Mostré estas fotografías a nuestro especialista en buna, Hoffmann, director de una fábrica de este material en Hüls, cuyas instalaciones habían sufrido ataques mucho más duros. Tras señalar diversos puntos clave que permanecían intactos, me explicó que la fábrica recuperaría el pleno rendimiento entre ocho y quince días después.

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Según el «índice de la producción alemana de armamentos», enero de 1945.

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En los dos meses que siguieron al primer ataque contra Schweinfurt no se hizo nada. «El ministro expresó con palabras muy duras su descontento por las medidas adoptadas hasta la fecha. La ayuda era urgente y prioritaria. […] Al observar los daños y sus consecuencias en la producción de armamentos, señaladas por el ministro, todas las partes mostraron muy buena disposición, incluso los jefes regionales afectados, que tenían que tolerar desagradables intervenciones en sus territorios para el traslado de industrias». (Crónica del 18 de octubre de 1943)

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Crónica del 7 y del 11 de enero de 1944.

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