Read Agentes del caos I: La prueba del héroe Online
Authors: James Luceno
Tags: #Aventuras, #Ciencia ficción
—¿Qué? ¿Cuándo?
—Poco antes de que te fueras de Ord Mantell. La llevan a Coruscant para investigarla más a fondo.
—Eso son grandes noticias —a Leia se le iluminó la cara por un momento, y entonces miró a Luke—. ¿Y esa desertora tiene algo que ver con el hecho de que sigáis aquí?
—Ha solicitado reunirse con algunos de nosotros.
—¿Por «nosotros» quieres decir los Jedi? —Leia se enderezó en la silla—. Dime que te has negado.
—Afirma tener información sobre una enfermedad que los yuuzhan vong propagaron por nuestra galaxia —respondió Mara.
Leia se llevó una mano a la boca.
—Pero, Mara…
Un gritito familiar emanó de la sala adjunta, y C-3PO apareció por la puerta con sus torpes movimientos, reflejando su agitación interior. Detrás de él, R2-D2 entró rodando, silbando y soltando pitidos en tono burlón.
—¡Por favor, no me desactive! —gimió C-3PO—. ¡No fue culpa mía! ¡Sólo intentaba ayudar!
R2-D2 siseó algo en broma.
—A ver si te apagas, so, so… carrito de las bebidas.
—Trespeó, cálmate —dijo Leia—. ¿Qué pasa?
Él se giró hacia ella.
—Lo acaban de decir en las noticias, ama Leia. ¡El
Reina del Imperio
ha sido atacado en la región más cercana al Borde del sistema Bilbringi! ¡Han enviado una llamada de auxilio, pero la nave debe de estar siendo abordada en este momento!
Luke miró a Leia intrigado.
—Una nave que transporta refugiados de Ord Mantell al Núcleo —explicó ella—. Trespeó, conéctate a las noticias a ver qué más puedes averiguar. Puede que sean piratas en lugar de yuuzhan vong.
—¡Y el amo Solo! —dijo C-3PO.
Leia le miró fijamente.
—¿Qué pasa con el amo Solo?
C-3PO alzó las manos hacia el techo.
—¡Él se encuentra en esa nave!
Leia negó con la cabeza como si no hubiera oído bien.
—Trespeó, no comprendo…
—Oh, no debería haberle hecho caso. Pero cuando repitió las mismas palabras que usted había empleado antes, de alguna forma pensé que aquello era lo correcto.
—¿Qué palabras?
—Que a veces es mejor no saber lo que piensan los otros. Que a veces es menos doloroso no saber la verdad. Usted misma lo dijo, ama Leia. R2-D2 silbó con sarcasmo.
—¡Cállate! —dijo C-3PO, al borde del desmayo.
—¿Pero qué tiene que ver todo eso con que Han esté en el
Reina del Imperio
? —preguntó Leia.
—El amo Han me pidió que le sacara el billete, y lo hice fingiendo ser usted, ama Leia…, imitando su voz, al menos. Y respecto al hecho de por qué no mencioné dónde se encontraba el amo Han, fue porque usted nunca me preguntó directamente si estaba al tanto de esa información. El amo Solo me prometió que me organizaría un almacenaje de memoria, por si acaso se me desactivaba. De esta forma podría sentir cierta indiferencia ante…
—¡Trespeó! —le interrumpió Leia—. Estoy segura de que la culpa no es toda tuya… No con Han de por medio. Y ahora, sé sincero conmigo: ¿por qué se ha ido a Bilbringi?
—No conozco sus razones, ama.
R2-D2 dio un giro completo con la cabeza, soltando silbiditos, en una mezcla de reproche y sorpresa.
Leia entrecerró los ojos y miró a su hermano.
—Así que Han no era de los que toman medidas precipitadas, ¿eh?
—Trespeó —dijo Luke—. ¿Dices que la nave lanzó una llamada de auxilio?
—Eso dicen las noticias, amo Luke.
Luke miró a Leia.
—Probablemente ya esté en camino la ayuda.
Leia negó con la cabeza, enfadada.
—¿Quién va a preocuparse por las vidas de unos miles de refugiados…, sobre todo pudiendo caer en manos de los yuuzhan vong?
—Podríamos ir —dijo Luke.
Mara le miró titubeando.
—No conseguiríamos llegar a tiempo ni empleando el Corredor Namadii.
Leia se levantó de un salto.
—Te olvidas de una cosa. ¡Saldremos en el pedazo de chatarra más rápido de toda la galaxia!
—¡No dejes que nos encuentren! —gritó Elan al oído de Han mientras se abrían paso, no sin esfuerzo, entre la muchedumbre que abarrotaba el pasillo.
Han inclinó la cabeza para echarle una mirada de advertencia.
—¡O te callas o te entrego yo mismo!
Elan le miró, sombría.
Han sonrió en respuesta.
—¿Es lo mejor que sabes hacer?
—Más te valdría temerme —le dijo ella.
—Guarda tus amenazas para alguien impresionable, nena. Yo sólo hago esto porque Showolter se llevó un disparo láser por ti, lo que significa que te considera muy importante.
—Más importante de lo que crees.
—Eso ya lo veremos. Pero ahora mismo estás a mi cargo y harás lo que yo te diga, ¿entendido?
Ella asintió con gesto orgulloso.
Pese a la petición de calma del capitán, reinaba el desorden. Las noticias de que estaba teniendo lugar un asalto nunca eran bienvenidas, pero el hecho de que la mayoría de los pasajeros del
Reina
conocieran de primera mano a los yuuzhan vong no hacía sino empeorar las cosas. La mayoría buscaban un sitio en el que esconderse: en los armarios de mantenimiento, en los conductos de ventilación y en las estrechas taquillas de los camarotes inferiores. Por tanto, había cantidades ingentes de pasajeros y miembros de la tripulación abarrotando los pasillos y bloqueando los accesos entre cubiertas. Muchos habían acudido a toda prisa a las naves de escape, pero se las encontraron cerradas. Otros corrieron a las cubiertas superiores, para verse rechazados por contingentes armados de oficiales de la nave. Los refugiados del
Reina
, claramente decididos a ignorar el hecho bien probado de que la rendición es la mejor forma de sobrevivir a los piratas, habían convertido el crucero en una bulliciosa catacumba.
A pesar de todo, Han y compañía consiguieron abrirse paso hasta la cubierta de los hangares, donde al menos había menos gente y estaba calmada. Lo peor que podía pasar, se dijo Han a sí mismo, es acabar en la misma situación que Roa y Fasgo.
Desde una ampolla de babor se podía ver a la nave asaltante acercándose al
Reina
desde atrás. Las luces de la nave sugerían que se trataba de una nave larga y cilíndrica, de tamaño semejante al de las viejas naves antibloqueo.
Mientras maniobraba al alcance de los focos de iluminación del
Reina
, Han se sorprendió al ver que la nave era una vieja corbeta corelliana, aunque muy modificada y pintada de negro no reflectante. Además de las baterías turboláser estándar situadas en la popa y la parte inferior, la proa en forma de cañón de la nave exhibía cañones Taim & Bak H9 en los laterales, y la cúpula que normalmente contenía el dispositivo de comunicaciones había sido ampliada para albergar lo que podía ser un formidable generador de campos de arrastre, o el dovin banal yuuzhan vong que había sacado al
Reina
del hiperespacio.
Un trío de lanzaderas clase Martial, con unos veinte años de antigüedad, salió del hangar posterior de la corbeta y se dirigió al hangar del
Reina
. Mientras los motores de la corbeta la desplazaban para ponerla en línea al lado de babor del crucero, Han pudo ver claramente el lado de estribor, donde el casco mate lucía el emblema de las manos entrelazadas de la Brigada de la Paz, justo a popa del módulo de la cabina.
A su mente acudieron las palabras del teniente aqualis de Gran Bunji.
«Tienen una operación planeada en Bilbringi
.»
¡Reck
!, se dijo Han, atónito.
La Brigada de la Paz venía a por las desertoras. Probablemente Reck estaría ya en el
Reina
. Con suerte, el mercenario sería el mismo hombre que Showolter decía haber matado.
—¿Por qué nos quedamos aquí? —preguntó Elan, ansiosa—. El agente que escapó estará buscándonos.
—Eso no es una nave yuuzhan vong —le dijo Han.
—Pero eso sí —dijo Droma, señalando.
Han siguió la trayectoria indicada por el fino dedo del ryn. La luz de las estrellas delineaba una superficie abrupta, una forma oval achatada de coral yorik acercándose a la corbeta como si esperase algo. Han sintió un escalofrío mientras recordaba el enfrentamiento bélico contra los yuuzhan vong ocurrido meses antes en Dubrillion y Helska.
Se giró hacia Elan.
—Retiro lo que he dicho. Tienes que ser realmente importante para que envíen una nave de guerra.
—Tan importante para los míos como tú para los tuyos —respondió ella rápidamente, sin ápice de arrogancia—. Tengo información vital para tus Caballeros Jedi.
Han frunció el ceño, interesado.
—¿Respecto a qué?
—A una enfermedad que introdujeron los míos.
Antes de poder evitarlo, Han la cogió violentamente por los hombros.
—¿Esto va en serio?
Ella asintió, aparentemente pasiva ante la presión de las manos de él.
—Estoy en contra del uso de armas bacteriológicas. Semejante táctica es un deshonor para los yuuzhan vong.
Han la apretó aún más y la miró fijamente.
—No se te ocurra engañarme. Estuve en Sernpidal y en Dubrillion. Sé de lo que es capaz tu pueblo, y algo tan insignificante como una enfermedad no agitaría ni por un momento la conciencia moral de los yuuzhan vong.
Ella alzó la cabeza con insolencia.
—Fue lo que hizo que me escondiera en una cápsula de salvamento, y que me dejara atrapar por vosotros.
Han miró a la extraña compañera de Elan.
—¿Y tú?
Vergere le miró con tranquilidad.
—Yo voy con ella.
Han soltó a Elan y señaló a Droma con el pulgar.
—Sí, bueno, él está conmigo y tampoco eso dice mucho.
—Yo no lo hubiera dicho con más delicadeza —murmuró Droma. Vergere miró a Droma, y luego a Han.
—Soy pariente de Elan. Donde vaya ella, iré yo.
Han se pasó las manos por la cara. De repente se veía obligado a tener que tomar otra decisión. Si se quedaba en el
Reina
igual podía resolver el asunto pendiente con Reck, tal y como quería Roa; pero si Elan era quien decía ser, llevarla sana y salva a Coruscant podría significar la curación de Mara.
Resopló. Reck tendría que esperar.
—Quizá después de todo merezca la pena el esfuerzo —dijo al fin—. Lo que significa que vamos a tener que conseguirte otra ropa —miró a Droma—. ¿Crees que podrías conseguir ropa para estas dos?
Droma balanceó la cabeza de un lado a otro.
—Mientras no se pongan quisquillosas con la talla o las características.
—No pueden permitirse nada de eso —Han se detuvo para contemplar a Elan—. ¿Ésa es tu apariencia real o llevas una de esas coberturas vivientes?
—Estoy adornada con un enmascarador ooglith.
Han asintió.
—Bueno, un yuuzhan vong con un enmascarador consiguió engañar a los miembros del equipo ExGal en Belkadan. Veamos si funciona también con la Brigada de la Paz.
El
Reina
se estremeció al sentir el choque de la corbeta uniéndose a su lado.
—Los asaltantes se encontrarán con los supervivientes del equipo que atacó a Showolter e iniciarán una búsqueda cubierta a cubierta —dijo Han, con la nariz casi pegada al mirador de transpariacero—. Quizás hagan un barrido con sensores o dosifiquen la nave con obah o algún otro gas aturdidor —se giró desde el mirador—. Tenemos que darnos prisa.
—¿Adónde vamos? —preguntó Droma.
—Al hangar. Nuestra única esperanza es salir de aquí en una de nuestras naves.
Un miembro de la Brigada de la Paz con pinta de matón se encontró con Reck Desh y su escolta armada cuando salían del hangar. Reck sólo llevaba una pistola láser, pero su escuadrón de antidisturbios llevaba bastones de aturdimiento, redes, cerbatanas y otras armas de mano. Reck iba acompañado del supervisor yuuzhan vong al que había convencido para que les acompañase en la operación de rescate. Llevaba una capucha para ocultar las marcas que delataban a su raza.
—¿El puente es seguro? —preguntó Reck mientras daba la señal de alto a su grupo.
Su compinche asintió.
—Pero tenemos problemas. ¿Cuál quieres oír primero?
Reck miró alrededor.
—¿Dónde está Darda? ¿Las tiene en su poder?
—Darda ha muerto. El rodiano también se llevó un disparo, pero sobrevivirá. Como Capo es el único que ha visto a las desertoras, le hemos aislado. Te espera en la enfermería.
A Reck le subió la sangre a la cara.