—Suena siniestro. Prosigue.
—Ted cree que Dave Bowman, o en lo que sea que se convirtió, todavía puede existir... allá arriba, en Europa.
—¿Después de mil años?
—Bueno... mírame a mí.
—Una muestra es una mala estadística, solía decir mi profesor de matemática. Pero continúa.
—Es una historia complicada... o, quizás, un rompecabezas del que falta la mayoría de las piezas. Pero, en términos generales, hay consenso en que a nuestros ancestros les ocurrió algo crucial cuando el Monolito apareció en África, hace cuatro millones de años. Constituye un punto crítico de la Prehistoria: la primera aparición de herramientas... y de armas... y de religión... Eso no puede ser pura coincidencia. El Monolito debe de habernos hecho algo. Seguramente no pudo haberse limitado a quedarse quieto, aceptando en forma pasiva la adoración...
—A Ted le gusta citar a un famoso paleontólogo que dijo: "La AMT—0 nos dio una patada evolutiva en los fundillos". Arguye que la patada no fue en una dirección completamente deseable: ¿teníamos que volvernos tan malvados y detestables para sobrevivir? Quizá teníamos que serlo... Tal como entiendo lo que dice, Ted está convencido de que hay algo fundamentalmente erróneo en las conexiones de nuestro cerebro, lo que hace que no poseamos la capacidad de tener un pensamiento lógico sin contradicciones. Para empeorar más las cosas, aunque todos los seres necesitan cierta cantidad de agresividad para sobrevivir, nosotros parecemos poseer mucho más que la absolutamente necesaria. Y ningún animal tortura a sus semejantes como lo hacemos nosotros. ¿Es este un accidente evolutivo, una forma de mala suerte genética?
"También hay vasto consenso en que a la AMT—1 se la plantó en la Luna para hacer el seguimiento del proyecto, o experimento, o lo que fuera que hubiera sido, y enviar los informes a Júpiter, el sitio obvio para que esté el Control de la Misión Sistema Solar. Es el motivo por el que otro monolito, Hermano Mayor, estuviera aguardando allá. Había estado aguardando cuatro millones de años cuando arribó la
Discovery.
¿Estás de acuerdo hasta ahora?
—Sí. Siempre pensé que era la teoría más plausible.
—Vayamos ahora a la parte más especulativa: a Bowman aparentemente lo engulló Hermano Mayor; aun así, algo de su personalidad parece haber sobrevivido. Veinte años después de ese encuentro con Heywood Floyd, en la segunda expedición a Júpiter, tuvieron otro contacto a bordo de la
Universe
, cuando Floyd se incorporó a ella para el descenso en el cometa Halley. Por lo menos, eso es lo que Floyd nos relata en sus memorias... aunque había pasado largamente la centena cuando las dictó.
—Pudo haber estado senil.
—¡No según todas las narraciones contemporáneas! Asimismo, y quizás esto sea aún más importante, su nieto Chris tuvo algunas experiencias igualmente sobrenaturales cuando la
Galaxy
hizo su descenso forzoso en Europa. ¡Y, claro está, es ahí donde el Monolito, o un monolito, está en este preciso momento! Rodeado por europanos...
—Estoy empezando a ver hacia adonde apunta el doctor Ted: aquí donde entramos nosotros... todo el ciclo está empezando otra vez. A los
europos
se los está acicalando para el estréllate.
—Exacto; todo encaja. Júpiter entró en ignición para darles un sol que descongele su gélido mundo. La advertencia para que nosotros nos mantengamos a distancia... presuntamente para que no interfiramos en su evolución...
—¿Dónde oí esa idea antes...? ¡Pero claro, Frank: se remonta a mil años atrás, a tu propia época! ¡"El Mandato Primordial"! Todavía nos desternillamos de risa con esos antiguos programas de
Viaje a las Estrellas.
—
¿Te conté que una vez conocí a algunos de los actores? Estarían sorprendidos al verme ahora...Y siempre pensé dos cosas respecto de esa norma de no interferencia. El monolito ciertamente la violó con nosotros, allá en África. Se podría argüir que tuvo resultados desastrosos...
—Así que mejor suerte la próxima vez... en el satélite Europa.
Poole rió, pero sin demasiado humor.
—Son las palabras exactas que usó Khan.
—¿Y qué cree él que debemos hacer al respecto? Y sobre todo, ¿en qué parte de todo esto intervienes tú?
—En primer lugar, debemos averiguar qué está pasando realmente en Europa... y por qué. Observarlo desde el espacio no es suficiente.
—¿Qué otra cosa podemos hacer? A todas las sondas que los ganimedeanos enviaron se las hizo estallar, justo antes de descender.
—Y a partir de la misión para rescatar la
Galaxy
, a las naves con tripulación humana las desviaba alguna clase de campo de fuerza, al que nadie puede explicar. Muy interesante: eso prueba que quienquiera que esté ahí abajo es protector, pero no malévolo y, y esto es lo importante, debe de contar con algún tipo de sistema explorador que se interpone en el camino: puede distinguir entre robots y seres humanos.
—Más que lo que puedo hacer yo a veces. Prosigue.
—Pues bien, Ted cree que existe un ser humano que podría alcanzar la superficie de Europa, debido a que su antiguo amigo está ahí y puede tener alguna influencia sobre las autoridades establecidas.
El capitán Dimitri Chandler emitió un silbido largo y débil.
—¿Y estás dispuesto a correr el riesgo?
—Sí, ¿qué puedo perder?
—Un valioso trasbordador, si sé lo que estás pensando. ¿Es por eso que estuviste aprendiendo a volar el
Falcon?
—Bueno, ahora que lo mencionas... sí, la idea me pasó por la cabeza.
—Tendré que meditarlo. Admito que estoy interesado, pero hay muchos problemas.
—Conociéndote, estoy seguro de que no serán un obstáculo... una vez que te hayas decidido a ayudarme.
SEÑORITA PRINGLE-LISTA DE MENSAJES PRIORITARIOS DESDE LA TIERRA
REGISTRAR
—Estimada Indra —no estoy tratando de hacer un drama, pero éste puede ser mi último mensaje desde Ganimedes. Para el momento en que lo recibas, estaré camino del satélite Europa.
"Aunque es una decisión repentina, y nadie está más sorprendido que yo, la he considerado con mucho cuidado. Como ya habrás barruntado, Ted Khan es responsable en gran medida... Deja que él dé las explicaciones si yo no regreso.
"Por favor, no me interpretes mal: ¡en modo alguno veo a ésta como una misión suicida! Pero estoy convencido en un noventa por ciento por los argumentos de Ted, y excitó tanto mi curiosidad, que nunca me perdonaría a mí mismo si rechazara esta oportunidad, que se da una sola vez en la vida... quizá deba decir una vez en
dos vidas.
"Estoy volando el pequeño trasbordador monoplaza
Falcon
, de la
Goliath
: ¡cómo me habría encantado mostrárselo a mis antiguos colegas de la Administración Espacial! A juzgar por registros pasados, el resultado más probable es que me vea desviado de Europa antes de poder aterrizar. Aun eso me enseñará algo...
"Y si eso —presuntamente el monolito local, la Gran Muralla— decide tratarme como a las sondas robot que deshizo en lo pasado, nunca me enteraré. Es un riesgo que estoy dispuesto a correr.
"Gracias por todo, y todo mi aprecio para Joe. Cariños desde Ganimedes... y pronto, espero, desde Europa.
ALMACENAR
TRASMITIR
—
En estos momentos, Europa está a unos cuatrocientos mil kas de Ganimedes —informó el capitán Chandler a Poole—. Si hundieras el fierro hasta el piso... ¡gracias por enseñarme esa expresión...!, el
Falcon
podría llevarte ahí en una hora. Pero no te lo recomiendo: nuestro misterioso amigo podría alarmarse ante alguien que llegara tan rápido.
—De acuerdo. Y quiero tiempo para pensar. Me voy a tomar varias horas, cuando menos. Y todavía albergo la esperanza... —La voz de Poole se apagó hasta quedar en total silencio.
—¿La esperanza de qué?
—De que yo pueda hacer alguna clase de contacto con Dave, o lo que quiera que fuese, antes de intentar el descenso.
—Sí, siempre es una descortesía caer sin invitación, aun con gente a la que conozcas, y ni que hablar de absolutos desconocidos, como los europanos. Quizá debas llevar algunos regalos: ¿qué llevaban los exploradores de antaño? Me parece que espejitos y cuentas de colores alguna vez fueron lo que se acostumbraba.
El tono chistoso de Chandler no ocultaba su sincera preocupación, tanto por Poole como por el valioso equipo que se proponía tomar prestado... y por el que el capitán de la
Goliath
era responsable en última instancia.
—Todavía estoy tratando de decidir cómo manejaremos esto: si regresas hecho un héroe, quiero que me cubra el reflejo de tu gloria. Pero si pierdes el
Falcon
, así como a ti mismo, ¿qué voy a decir? ¿Que robaste el trasbordador mientras no te veíamos? Temo que nadie se trague eso. El Control de Tráfico de Ganimedes es muy eficiente... ¡tiene que serlo!... y si te fueras sin avisar previamente, te tendrían localizado en un microseg... un milisegundo, ¡bah! No hay manera de que pudieras salir, a menos que yo presente tu plan de vuelo con antelación.
"Así que esto es lo que propongo hacer, a menos que se te ocurra algo mejor:
"Te llevas el
Falcon
para rendir la prueba final de obtención del permiso de conducir... todos saben que ya lo volaste solo. Entras en una órbita que está a dos mil kilómetros por encima de Europa; hasta ahí, nada fuera de lo común, ya que la gente lo hace todo el tiempo, y las autoridades locales no parecen objetarlo.
"El tiempo total estimado de vuelo es de cinco horas más o menos diez minutos. Si súbitamente cambiaras de parecer en lo concerniente a volver a casa, nadie podría hacer algo al respecto... nadie, por lo menos, de Ganimedes. Naturalmente, yo emitiré algunos sonidos de indignación y diré lo atónito por la comisión de errores tan burdos de navegación, etcétera, etcétera. Lo que sea que dé mejor impresión en el posterior tribunal de indagación.
—¿Se llegaría a eso? No quiero hacer algo que te meta en problemas.
—No te preocupes: es hora de que haya un poco de emociones por aquí. Pero solamente tú y yo conocemos esta conspiración; trata de no mencionársela a la tripulación: quiero que tengan... ¿cuál fue la otra expresión útil que me enseñaste?... "denegabilidad razonable".
—Gracias Dim, realmente agradezco lo que estás haciendo. Y espero que nunca debas lamentar haberme transportado a bordo de la
Goliath
, cuando estabas alrededor de Neptuno.
Poole encontraba difícil impedir provocar sospechas, por el modo en que se comportaba con sus nuevos compañeros de tripulación cuando éstos preparaban el
Falcon
para lo que se suponía que iba a ser un vuelo breve de rutina. Sólo él y Chandler sabían que en modo alguno iba a ser así.
No obstante, no se dirigía hacia lo absolutamente desconocido, como él y Dave Bowman habían hecho mil años atrás. Guardados en la memoria del transbordador había mapas en alta resolución del satélite Europa, que mostraban detalles de hasta pocos metros de ancho. Poole sabía con exactitud adonde deseaba ir; sólo restaba verse si se le iba a permitir quebrar la cuarentena existente desde hacía siglos.
—Control manual, por favor.
—¿Estás seguro, Frank?
—Completamente seguro,
Falcon...
Gracias.
Ilógico como parecía, la mayoría de la especie humana habría estimado imposible no ser cortés con sus hijos artificiales, no importaba lo tontos que pudieran ser. Volúmenes enteros de psicología, así como guías para el público
(Cómo no herir los sentimientos de su computadora; Inteligencia artificial: Verdadera irritación
eran algunos de los títulos más conocidos), se habían escrito sobre el tema de la etiqueta hombre-máquina. Hacía ya mucho que se había decidido que, no importaba qué intrascendente aparentara ser la descortesía con los robots, se debía disuadir de su uso a las personas: con demasiada facilidad eso también se podía extender a las relaciones entre seres humanos.
Ahora el
Falcon
estaba en órbita, tal como había prometido su plan de vuelo, a unos seguros dos mil kilómetros por encima de Europa. El gigantesco cuarto creciente de esa luna dominaba el cielo que estaba hacia la proa, y aun la zona no iluminada por Lucifer estaba tan brillantemente iluminada por el mucho más lejano Sol, que cada detalle se podía ver con claridad. Poole no necesitó auxiliares ópticos para ver el destino al que planeaba arribar, en el todavía helado litoral del Mar de Galilea, no lejos del esqueleto de la primera nave espacial que descendió en ese mundo. Aunque hacía mucho que los europanos le habían quitado todos los componentes metálicos, la fatídica nave china todavía representaba un monumento recordatorio de su tripulación, y fue adecuado que a la única
ciudad —
aun cuando fuera de seres no humanos— de todo este mundo se la hubiera bautizado "Tsienville".
Poole había decidido descender por sobre el mar y, después, volar con mucha lentitud hacia Tsienville... con la esperanza de que esa aproximación diera la impresión de ser amistosa o, por lo menos, no agresiva. Si bien admitía ante sí mismo que eso era una ingenuidad, no se le ocurría otra alternativa.
Entonces, de pronto, justo cuando estaba cayendo por debajo del nivel de los mil kilómetros, hubo una interrupción, no de la clase que había tenido esperanzas que se produjera, sino de otra que lo tomó desprevenido:
—
Falcon
, aquí Control Ganimedes llamando. Se apartó de su plan de vuelo. Por favor notifique de inmediato qué está ocurriendo.
Resultaba difícil pasar por alto una solicitud tan urgente pero, dadas las circunstancias, parecía ser lo mejor que se podía hacer.
Exactamente treinta segundos después, y cien kilómetros más cerca de Europa, Ganimedes repitió el mensaje. Una vez más, Poole hizo oídos sordos... pero el
Falcon
no.
—¿Estás completamente seguro de que quieres hacer esto, Frank? —preguntó el trasbordador. Aunque Poole sabía perfectamente bien que lo estaba imaginando, habría jurado que en la voz de la máquina había un dejo de angustia.
—Completamente seguro,
Falcon.
Sé exactamente lo que estoy haciendo.
Por supuesto, eso no era cierto y ahora, en cualquier momento, podría ser necesario decir más mentiras, pero a un público más complejo.