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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky (53 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky
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Ahora bien, si abandonan el mundo del
Si
, el mundo de la fantasía y la imaginación, y piensan prácticamente, se darán cuenta de la dificultad de dar el primer paso. Basta observar cuánto cuesta aprender el lenguaje común del Trabajo y cuan difícil es mantenerse despierto y hacer los esfuerzos que enseña el Trabajo. El hábito es muy fuerte. Y no hay que culpar el Círculo de la Humanidad Consciente. Al Hombre le fueron otorgadas muchas cosas para facilitarle la vida, pero hace mal uso de todas. Basta mirar lo que ocurre hoy —todo el mundo empeñado en fabricar armas como nunca lo hizo antes. Sin embargo, todo cuanto se podía hacer para que los hombres pudieran evolucionar
individualmente,
ya se hizo y se sigue haciendo. Pero no puede haber evolución de las masas, ni evolución forzosa, ni evolución exigida o compulsiva. Porque toda evolución es una cuestión de comprensión individual —del hombre que ve las cosas por sí mismo. El correcto desarrollo interior de un hombre y su correcta cristalización dependen de su
comprensión.
Y es sabido que desde el punto de vista esotérico un hombre
es su
comprensión y la comprensión de un hombre es
lo que él es.
Pero no se puede
hacer
que un hombre comprenda. No se puede
forzarlo
a comprender por qué no debe obrar como lo hace, u
obligarlo a
comprender que no debe hablar como lo hace. No se puede emplear la violencia, ni la coerción colectiva ni sobre todo el
miedo
físico —porque el miedo no desarrolla la comprensión. No se puede obligar a un perro a hacer lo que uno quiere por el temor. Por ese método sólo se puede enseñarle lo que no debe hacer y nunca comprenderá el
porqué.
En nuestro caso ocurre lo mismo. El Círculo de la Humanidad Esotérica no puede forzar al Hombre a comprender. No puede aparecer visiblemente o en una forma sobrenatural o terrible al Hombre —porque entonces el Hombre se vería forzado por la evidencia de sus sentidos y también forzado por el temor. Sería forzado desde el
exterior.
Pero esto no es comprensión, nacida de ver el significado de algo por sí mismo. Ver el significado de algo es
interno
y desarrolla el lado interno del hombre, de modo de hacerlo más fuerte que el lado exterior, el lado gobernado por la vida. Es preciso darse cuenta de la diferencia que hay entre ver algo con los sentidos y comprender algo con el intelecto. La evolución de un hombre es
interior.
Sus posibilidades, como ser creado, descansan en el desarrollo de su mente y emociones —de su
conocimiento
y
ser.
Y esto es lo que forma su comprensión. Sólo a través de la comprensión es posible el desarrollo. Esta es la base del Cuarto Camino —
la comprensión.

Birdlip, 15 de febrero, 1943
Pensar desde la vida y pensar desde el trabajo III - Del esfuerzo en el trabajo

A veces se ha comparado este trabajo con un mapa y una brújula. A un hombre se le entregan un mapa y una brújula, cuya utilidad al comienzo no entiende.

Al cabo de un tiempo empieza a entender una o dos cosas, como, por ejemplo, que la Personalidad debe ser menos activa. Ya saben que todo cuanto se hace mediante la Personalidad se hace mediante la fuerza de las circunstancias externas.
Uno
cree que es activo, pero esta es la Personalidad. Si sólo la vida nos hace obrar, no somos libres. Las circunstancias externas hacen a los hombres grandes y pequeños. Las circunstancias externas conducen a los hombres, como si fueran diferentes clases de máquinas, y los llevan en una dirección o en otra. Pero las direcciones que dan el mapa y la brújula del Trabajo no derivan de las circunstancias externas porque el Trabajo es otra fuerza que proviene, no de la vida, sino de lo que es exterior a la vida; las ideas del Trabajo no son nuevas direcciones para la vida sino nuevas direcciones para
vivir en la vida.

Examinemos la idea del Trabajo según la cual un hombre debe proponerse llegar a ser el hombre Nº 4 —es decir, el
Hombre Equilibrado.
El hombre Nº 1 es motor o instintivo, el hombre Nº 2 es emocional y el hombre Nº 3 es intelectual. Todos esos hombres son parciales. Un centro predomina sobre los otros centros. Pero en el Hombre Equilibrado, todos los centros tienen el desarrollo requerido. Es decir, el hombre Nº 4 tiene
todos sus lados
desarrollados, y esto significa que conoce y comprende hasta cierto punto todos los aspectos de la vida. No es un hombre que dice, por ejemplo:

"Oh, la política no sirve para nada", o "El griego y el latín son tonterías", o "La emoción es histerismo", o "Habría que abolir el deporte", o "La religión es una sarta de mentiras", o "La ciencia es una tontería", o "¿Qué necesidad hay de hacer esto o aquello?", etc. Un Hombre Equilibrado o un hombre que se propone ser equilibrado sabe que cada aspecto de la vida es necesario para el desarrollo. No pierde el tiempo quejándose de la vida un hombre que se propone ser equilibrado sabe que cada aspecto de la vida es necesario para el desarrollo. No pierde el tiempo quejándose de la vida o encontrándola mala, porque entiende que la vida es una
escuela
y que éste es su verdadero significado, que la vida es un medio
y no un fin
en sí misma.

Ahora bien, al llegar a este punto, la gente dice muchas veces: "Si, pero el Trabajo enseña que el Hombre carece de voluntad, entonces ¿puede cambiar alguna cosa?" El Trabajo dice que el Hombre no tiene una verdadera voluntad permanente porque no tiene un verdadero "Yo" permanente. Pero dice que el Hombre tiene un reducido grado de voluntad, comparable al grado de libertad de movimiento de un violín en su estuche. Pero que todo dependerá
de la dirección
que dé al empleo de la pequeña voluntad que tiene naturalmente. Si nunca la emplea en conexión con las
direcciones
dadas por el Trabajo, su voluntad no se desarrollará más.

Pero es imposible llegar a un punto de vista justo si no se tiene la posibilidad de examinar la propia vida desde el ángulo de la enseñanza esotérica —es decir, si no se ve la necesidad del desarrollo interior. Un hombre que se examina a sí mismo, a la luz de las direcciones dadas por el Trabajo, reconocerá tarde o temprano en qué es deficiente, buscará expresamente aquello que en la vida lo ayude a este respecto y se dirigirá hacia ese objeto voluntariamente. No seguirá una dirección de vida sino una dirección en la vida, que le fue conferida por el Trabajo. No lo hará a través de la Personalidad —es decir, a través de la fuerza de las circunstancias
externas,
desde las ideas de vida— sino desde su propio discernimiento dentro de sí mismo —es decir, a través de las circunstancias
internas,
creadas en él por las ideas de Trabajo. Todos, sin excepción alguna, están a
disgusto
en la vida. Pero si un hombre en el Trabajo llega al punto de comprender que es preciso sobrellevar la carga de la propia vida y empieza a trabajar sobre sí y a cambiar, entonces toda la situación cambia. Su elección de la voluntad ya no descansará más en la vida— ya sea que fume éstos o aquellos cigarrillos, etc. La exigua cantidad de voluntad que poseemos empezará a cambiar de rumbo y seguirá la dirección señalada por el mapa y la brújula que el Trabajo nos ofrece. Si la gente sigue aún pensando desde la vida, dirá: "¿Por qué habré de hacer esto?" Sin embargo, en esto radica exactamente el comienzo del Trabajo en lo que concierne al esfuerzo. Si lo prefiere, puede seguir siendo la misma persona todos los días: o desear ser diferente. Puede seguir sometiéndose a las emociones negativas, a la identificación, a la ira, justificarse a sí mismo, etc.— o, por otra parte, puede pensar desde las ideas de Trabajo y hacer uso
de un mínimo de elección.
Si valoriza sinceramente el Trabajo y desea
escogerlo,
escogerlo por su significado y enseñanza, entonces la reducida cantidad de energía obtenida pasará al Mayordomo Delegado, o hasta al yo
esencial,
la verdadera persona en uno, y lo fortalecerá y quizá por un momento descubra cierta felicidad que es interna y tranquila.

Ahora permítanme que les dé el ejemplo de un hombre que sigue las instrucciones del Trabajo en la vida y no sólo las instrucciones de la vida —es decir, un hombre que vive y quiere el Trabajo en la vida. Tomemos como ejemplo un hombre colocado de tal modo que
no puede
cambiar las circunstancias exteriores. ¿Qué puede cambiar? Puede cambiar su
actitud,
su manera de tomar la vida. Voy a citar lo que el Sr. Ouspensky escribe sobre el
Karma
Yoga en su obra "Nuevo Modelo del Universo" —un pasaje que todos deberían leer por lo menos una vez al año. Karma significa aproximadamente Destino, y el Yoga se refiere a aquellos que debido al Destino no pueden cambiar sus condiciones exteriores. En este Trabajo todos deben practicar el Yoga hasta cierto punto, que es el de la
no-identificación.
Este Trabajo no es Karma Yoga: el Karma Yoga forma parte de este Trabajo, es parte del Cuarto Camino. Recuerden que los pasajes que cito aquí fueron escritos para ilustrar lo que significa seguir
nuevas direcciones
en la vida y no direcciones de vida, no el hipnotismo de la vida.

"El Karma Yoga enseña a vivir rectamente. Karma Yoga es el Yoga de la actividad, enseña la recta relación hacia la gente y la recta acción en las circunstancias ordinarias de la vida... El Karma Yoga está siempre relacionado con el fin del desarrollo interior, del mejoramiento interior. Ayuda al hombre a no dormirse interiormente en medio de las enmarañadas influencias de la vida, en especial en medio de la
influencia hipnotizante de la actividad.
Le hace recordar que nada externo tiene significación alguna, que todo debe hacerse sin dar importancia al resultado. Sin Karma Yoga el Hombre llega a absorberse en los propósitos más cercanos, más visibles, y olvida el principal propósito. El Karma Yoga enseña al Hombre a cambiar su destino, a dirigirlo según su voluntad. De acuerdo con la idea fundamental del Karma Yoga esto sólo se logra cambiando la actitud interior del Hombre hacia las cosas y hacia sus propias acciones. La misma acción puede realizarse de un modo diferente, y el mismo evento puede vivirse de un modo diferente. Y si un hombre cambia su actitud hacia lo que le sucede, esto en el curso del tiempo cambiará inevitablemente el carácter de los eventos que le salen al encuentro en su camino. El Karma Yoga enseña al Hombre a comprender que aunque le parezca que es él mismo quien está obrando, en realidad no es él quien obra, sino un poder que pasa a través de él. Karma Yoga afirma que un hombre no es en absoluto lo que cree ser, y enseña al Hombre a comprender que sólo en muy raros casos obra por sí mismo e independientemente, y en la mayoría de los casos sólo obra como una parte u otra de un gran todo. Este es el lado 'oculto' del Karma Yoga, la enseñanza relativa a las fuerzas y leyes que gobiernan al Hombre. Un Hombre que comprende las ideas del Karma Yoga siente en todo momento que no es sino un minúsculo tornillo o una ruedecilla en la gran máquina, y que el éxito o la falta de éxito de lo que cree estar haciendo depende en escasa medida de sus propias acciones. Al obrar y sentir de este modo, un hombre nunca conocerá el fracaso en cosa alguna, porque el mayor fracaso, la mayor falta de éxito, pueden promover el éxito en su trabajo interior, en su lucha consigo mismo, si sólo encuentra la actitud justa hacia su falta de éxito.

Una vida gobernada por los principios del Karma Yoga difiere mucho de la vida ordinaria. En la vida ordinaria, no importa cuáles sean las condiciones, el principal propósito del Hombre consiste en evitar todo lo desagradable, todas las dificultades e incomodidades, hasta donde le es posible. En una vida regida por los principios del Karma Yoga, el hombre no busca evitar todo lo desagradable y las incomodidades. Por el contrario, los recibe bien, porque le ofrecen la oportunidad de vencerlos. Desde el punto de vista del Karma Yoga, si la vida no ofreciera dificultades sería preciso crearlas artificialmente. Y por lo tanto, las dificultades a las que se hace frente en la vida son contempladas no como algo desagradable que es preciso evitar, sino como condiciones muy útiles para los fines del trabajo interior y el desarrollo interior.

Cuando un hombre lo entiende y lo siente constantemente, la vida misma se convierte en su 'maestra'.

El principio fundamental del Karma Yoga es el
no-apego.
Un hombre que sigue los métodos del Karma Yoga debe practicar el no-apego siempre y en todo, ya sea en el bien o en el mal, ya sea en el placer o en el dolor. El no-apego no significa la indiferencia. Es cierta clase de separación de sí de lo que sucede o de lo que se está haciendo. No es frialdad, ni tampoco el deseo de apartarse de la vida. Es reconocer y comprender constantemente que todo se hace según ciertas leyes y que todo en el mundo tiene su propio destino. Desde un punto de vista común, seguir los principios del Karma Yoga se asemeja al fatalismo. Pero no es fatalismo en el sentido de aceptar el exacto e inalterable pre-ordenamiento de todo sin posibilidad alguna de cambio. Por el contrario, el Karma Yoga enseña cómo cambiar el karma —cómo influir en el karma—. Pero desde el punto de vista del Karma Yoga este influir es por entero un proceso interior. Karma Yoga enseña que un hombre puede cambiar la gente y los eventos a su alrededor cambiando su actitud hacia ellos.

La idea en que se fundamenta es muy clara. Todo hombre desde su nacimiento está rodeado por cierto karma, por cierta gente y por ciertos eventos. Y de acuerdo con su naturaleza, educación, gustos y hábitos adopta cierta actitud definida hacia las cosas, la gente y los eventos. Mientras esta actitud permanezca sin cambio alguno, la gente, las cosas y los eventos también permanecen sin cambio alguno —es decir, son los que corresponden a este karma. Si no está satisfecho con su karma, si desea algo nuevo y desconocido es preciso que cambie su actitud hacia lo que tiene y entonces sobrevendrán nuevos eventos.

Karma Yoga es el único camino posible para la gente que está atada a la vida, incapaz de liberarse de las formas externas de la vida, para la gente que ya sea por su nacimiento o por sus poderes y capacidades está situada a la cabeza de comunidades o grupos humanos, para la gente que está en relación con el progreso de la vida de la humanidad, para los personajes históricos, para la gente cuya vida personal parece ser la expresión de la vida de una época o de una nación. Esas personas no pueden cambiar visiblemente; sólo pueden cambiar internamente, mientras que externamente siguen siendo iguales a lo que eran antes, dicen las mismas cosas, hacen las mismas cosas, pero
sin apego,
como actores en la escena. Al convertirse en tales actores en relación con su vida, llegan a ser
Yoguis
en medio de la más variada e intensa actividad. Siempre habrá paz en su alma sean cuales fueren sus inquietudes. Su pensamiento puede trabajar sin impedimento alguno, independientemente de todo cuanto les rodea. El Karma Yoga otorgaría libertad al prisionero en la cárcel y al rey en el trono, si tan sólo sintieran que son actores que desempeñan sus papeles".

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