Un mal paso (32 page)

—No empecemos —protestó Álvaro Cunqueiro, que le había leído el pensamiento.

—¿Pero tú has visto la factura de la luz que me ha llegado? —argumentó Fiz en su defensa.

La voz del escritor de Mondoñedo se limitó a suspirar.

Fiz, antes incluso de iniciarla, había valorado su nueva campaña contestataria como un rotundo éxito. No solo porque los papeles que se había comprado en esta ocasión eran de un fucsia estridente que no podría pasar desapercibido para ningún peatón, sino porque ahora su radio de acción se había ampliado de manera considerable. Ni todos los policías de Santiago juntos alcanzarían a vigilar los cientos de farolas que se encontraban diseminadas por la ciudad.

Se acercó a la primera que le salió al paso, despegó un papel del taco y lo pegó a la altura de los ojos de los viandantes: «Unión Fenosa nos toca la cosa».

Cinco metros más adelante se encontró la siguiente: «Unión Penosa: ladrones, LUZyferinos, EstaFaroles». Y así, con la angelical sonrisa de un niño travieso, se fue empapelando la calle entera.

Álvaro Cunqueiro, sabedor de que no conseguiría persuadir a Fiz, intentó, al menos, llevar la fechoría al terreno que más le convenía.

—Así es muy fácil, aquí no hay ni un alma; el mérito sería atreverse con las farolas que alumbran el paseo marítimo de Sanxenxo, que a estas horas de la noche estará a reventar de turistas, y fíjate que muchos son madrileños, con lo que ganarías relevancia, porque la capital del reino…

No estaba mal pensado, quizás en un lugar turístico su idea arraigara y en poco tiempo las farolas de España entera se encontrarían repletas de protestatarias pintadas contra la mafia de las compañías eléctricas. No era mala idea.

—Lo pensaré —dijo Fiz sin perder la sonrisa.

Por encima de ellos y de las farolas la luna llena iluminaba con su cerco un pedazo redondo de la noche santiaguesa. Don Álvaro, ilusionado, inventaba fabulosas historias que hablaran de muchachas en biquini y de cuerpos desnudos bañándose en las playas de Sanxenxo.

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ALEJANDRO PEDREGOSA MORALES, (Granada, 1974) es licenciado en Filología Hispánica y en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad de Granada. La mayor parte de su producción literaria se enmarca en el terreno de la poesía.

Ha publicado dos libros de poemas: Postales de Grisaburgo y alrededores (accésit del Premio García Lorca, 2000) y Retales de un tiempo amarillo (Premio Ciudad de Trujillo, 2002). Participa en el libro colectivo Dos días laborables y un domingo (Ayuntamiento de Loja, 2001, gracias al accésit del Premio Artífice de Poesía).

En octubre de 2004 recibe el accésit del Premio José Agustín Goytisolo en Barcelona y en abril de 2005 gana el Premio de Novela José Saramago con Paisaje quebrado, editado por Germanía. Actualmente es director de la revista literaria Letra Clara y prepara su tesis sobre la ironía en las poéticas contemporáneas.