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BOOK: Título
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—No es eso lo que sugieren sus cifras.

—Almirante, usted ya sabe que una unidad depende de algo más que de las cifras. Mis chicos son buenos pilotos, pero todavía están muy verdes. Necesito más tiempo.

Salm cruzó los brazos delante de su pecho.

—El Escuadrón Rebelde ya ha entrado en combate anteriormente con menos adiestramiento.

—Sí, y perdí a muchos hombres y mujeres magníficos a causa de ello. —Wedge extendió los brazos en un gesto de súplica dirigido a Ackbar—. Almirante, ni siquiera he llevado a cabo ningún ejercicio de hipersalto con esos pilotos…

—Ah, pero yo creía que todos los pilotos eran sometidos a un examen previo para determinar su nivel de capacidad en lo referente a la astronavegación.

—Y todos lo superaron, pero… —Wedge iba a decir que Gavin Darklighter necesitaba más horas de astronavegación, pero Lujayne le había estado supervisando y había informado de que Gavin poseía un don natural para ese tipo de vuelos. «Igual que su primo… Maldición, esto no me gusta nada»— aun así, preferiría disponer de un poco más de tiempo para someterlos a más ejercicios de adiestramiento.

—A todos nos gustaría poder disponer de ese lujo, comandante, pero tenemos que prescindir de él. —Salm frunció el ceño—. Mis ala-Y, esa ala de bombarderos a la que ustedes derrotaron tan elegantemente, pasarán a la fase operacional dentro de dos semanas.

Wedge no dijo nada. «Mi gente se encuentra mucho más cerca de estar preparada para entrar en combate que la de Salm. Como siempre, las necesidades de la Rebelión están por encima de las necesidades de su gente… Pero supongo que ya lo sabíamos cuando decidimos unimos a la Rebelión, ¿no?».

—Almirante, ¿puedo organizar al menos unos cuantos ejercicios de astronavegación para que mi gente esté en condiciones de actuar conjuntamente cuando salga del hiperespacio?

—Por supuesto, comandante. De hecho, dispongo de la misión perfecta para que la utilice con vistas a ello. —Ackbar rozó la pantalla de su cuaderno de datos en dos o tres puntos y las luces de su despacho empezaron a perder intensidad. Al mismo tiempo, un disco de estrellas apareció entre el techo y el suelo. La imagen quedó en posición vertical y un círculo verde aumentó lentamente una sección hasta mostrar Commenor, localizándolo justo al lado de la densidad del Núcleo Galáctico—. Voy a trasladar al Escuadrón Rebelde a Talasea, en el sistema de Morobe.

Los ojos de Wedge se entrecerraron incluso antes de que otro círculo verde pudiera aparecer para indicar la situación del nuevo sistema.

—Eso queda yendo hacia el Núcleo desde aquí.

Ackbar asintió.

—En el Consejo Provisional se han mantenido muchas discusiones acerca de cómo deberíamos proceder en la guerra contra el Imperio. Una gran parte de lo que hemos discutido ha tenido su paralelo en las conversaciones mantenidas por la inmensa mayoría de ciudadanos, tanto rebeldes como imperiales.

—¿Vamos a ir a por Coruscant? ¿Quiere decir que el Centro Imperial pasará a ser el objetivo?

Las pequeñas espinas faciales del mentón de Ackbar temblaron de manera casi imperceptible.

—En realidad no tenemos mucho donde elegir si queremos acabar con los últimos restos del Imperio…, aunque tampoco debemos olvidar que esa meta puede tardar generaciones en ser alcanzada. Muchos de los Moffs están adoptando una actitud de «esperar y ver» con respecto a la Nueva República. Otros, como Zsinj, se han autoproclamado señores de la guerra y están haciendo cuanto pueden para consolidar sus dominios a expensas de los de los vecinos más débiles. Cualquiera de esos señores de la guerra podría decidir volver sus fuerzas hacia Coruscant y, después de conquistarla, proclamarse heredero al trono de Palpatine.

—Lo cual significa que debemos llegar allí antes que ellos.

—O por lo menos dar la impresión de que estamos decididos a hacerlo, desanimando así a otros de cualquier intento de usurpar nuestro lugar en la galaxia. —Salm intentó hablar despacio y con calma, pero su deseo de ver a los rebeldes en el poder hizo que las palabras salieran de sus labios con un cierto apresuramiento—. Esos aspirantes no tardarán en descubrir que no hemos luchado durante tanto tiempo sólo para darles una oportunidad de saquear sistemas enteros.

Wedge estaba totalmente de acuerdo con los sentimientos del general, pero sabía que conquistar Coruscant distaría mucho de resultar sencillo.

—Pues me parece que una alternativa bastante cómoda para nosotros sería la de permitir que algunos Moffs dieran un paso hacia adelante y permitir que Corazón de Hielo se encargara de ellos.

—Su opinión también ha sido oída en nuestras reuniones. Se acabó decidiendo que el dejar abandonado a alguien, fuese quien fuese, a las delicadas atenciones de Corazón de Hielo constituiría un crimen de enormes proporciones.

Ysanne Isard había llenado el vacío de poder dejado por la muerte del Emperador. La hija del último Director de Seguridad Interna de Palpatine había crecido en la corte del Emperador. Wedge había oído rumores de que fue amante del Emperador durante un tiempo, pero no tenía ninguna forma de verificar la historia. Lo que sí sabía era que había traicionado a su padre ante el Emperador, afirmando que estaba a punto de unirse a la Alianza. Su padre fue ejecutado inmediatamente, y se decía que la misma Isard disparó el haz desintegrador que puso fin a su vida. El Emperador la nombró sustituta de su padre, y en su ausencia Isard había demostrado poseer una notable capacidad para mantener unido el núcleo del Imperio.

El guerrero de Mon Calamari señaló el diagrama galáctico.

—Desde Talasea, el Escuadrón Rebelde proporcionará escolta a naves que se irán internando cada vez más y que crearán mundos fortificados y depósitos de suministros. Su gente sólo será una unidad entre las muchas que sondearán las defensas centrales del Imperio.

—Quieren averiguar con qué fuerza responderá Corazón de Hielo, ¿verdad? ¿Evaluarán la intensidad de su respuesta a través de la rapidez con que reaccione y cuál sea la naturaleza de esa reacción?

—Sí, y también determinaremos cuáles son las rutas de suministro más adecuadas para iniciar un proceso de disrupción.

Wedge pensó que el plan no podía ser más lógico. Aunque el espacio proporcionaba un número ilimitado de formas de ir desde un punto hasta otro, había ciertas reglas básicas bastante simples que regían el cómo y adónde viajaban las naves. Una nave alcanzaba la velocidad y la dirección antes de saltar a la velocidad lumínica, y después mantenía la velocidad en el hiperespacio. Una nave que se moviera lo suficientemente deprisa podía evitar fenómenos como los agujeros negros, ahorrándose así algunos de los parsecs que la hubiesen obligado a recorrer una ruta más segura y menos arriesgada.

Los objetos con masa —las estrellas, los agujeros negros, los planetas y los cruceros imperiales de la clase Interdictor— ejercían una cierta influencia sobre el hiperespacio, lo cual significaba que había que dar un rodeo para esquivarlos. Su presencia podía abortar un vuelo hiperespacial y, en el caso de un agujero negro o una estrella, podía suponer el desastre para cualquier nave que se les acercara demasiado. Viajar por el hiperespacio exigía cálculos muy precisos que aprovechaban la velocidad y la masa de una nave para llevarla intacta hasta su destino.

Los riesgos para la navegación disminuían el número de rutas calculables entre lugares, por lo que el comercio tendía a desplazarse a lo largo de corredores predecibles. Dado que viajar por entre las estrellas era bastante caro, los comerciantes elegían rutas que les permitieran visitar los sistemas más susceptibles de proporcionar beneficios durante el trayecto. Esas rutas, que incluían sistemas en los que las naves emergían del hiperespacio para alterar sus vectores de recorrido, eran ampliamente conocidas y la piratería era relativamente común.

Interferir el tráfico de las rutas de aprovisionamiento imperiales tendría un doble efecto para la Rebelión. No sólo privaría a las guarniciones imperiales de los materiales necesarios para librar la guerra, sino que también proporcionaría esos mismos materiales a la Rebelión. La Nueva República y el Imperio usaban distintos modelos de cazas y navíos de guerra, pero suministros como los desintegradores, las raciones y el bacta podían ser empleados sin ninguna dificultad por cualquiera de los dos bandos.

Wedge deslizó una mano a lo largo de su mandíbula, sintiendo el roce del comienzo de la barba.

—Comprendo la misión, y también comprendo lo apremiante de su naturaleza. Pero tengo una pregunta.

Ackbar asintió.

—Adelante, comandante.

—El Escuadrón Rebelde hará el trabajo, pero me estaba preguntando si se nos ha propuesto para él porque somos la unidad que puede llevarlo a cabo o si estamos siendo usados como un símbolo.

—Tan franco como de costumbre, ¿eh? —La coloración del mon calamariano se intensificó hasta volverse de un rosa asalmonado en la cúpula de su cabeza—. Me opuse a emplearlos tan pronto, pero otros observaron que si no eran enviados allí ahora mismo, entonces nuestras operaciones quizá no dispusieran del tiempo necesario para tener éxito…, y no les faltaba su parte de razón. El Escuadrón Rebelde es todo un símbolo dentro de la Alianza, y al emplear a sus pilotos para ejercer una fuerte presión contra el Imperio demostramos que estamos decididos a liberar a todos los que viven en el Imperio.

Wedge sintió que se le secaba la boca.

—Pero sólo hay una forma de que nuestro uso pueda servir como símbolo, y es dándole una considerable publicidad. Y esa publicidad tiene que llegar hasta los señores de la guerra a los que espera asuste nuestra presencia.

Los hombros de Ackbar se encorvaron de manera casi imperceptible.

—Sus palabras son como ondulaciones de las discusiones que he mantenido con el Consejo. Borsk Fey'lya es muy persuasivo, y Mon Mothma tiende a hacerle caso en muchos asuntos.

Wedge miró a Salm.

—¡Y a usted le preocupa el que Tycho pueda ser un riesgo para la seguridad!

—Tycho Celchu no arriesgó su vida para informar a la Alianza de la situación de la segunda Estrella de la Muerte.

—No, sólo arriesgó su vida para destruir esa Estrella de la Muerte.

Ackbar se interpuso entre sus subordinados.

—Caballeros, por favor… Si quiero oír peleas y discusiones, siempre puedo asistir a más reuniones del Consejo. Ya sé que necesitan airear sus discrepancias, pero no estoy dispuesto a permitir que libren una y otra vez las mismas viejas batallas.

—Lo siento, señor. Le presento mis disculpas, general.

—Aceptadas, comandante. Le ruego que me perdone, almirante.

Ackbar asintió lentamente.

—Comandante Antilles, en un esfuerzo por reducir al mínimo los daños causados por el perfil público otorgado a su misión, mantendremos en secreto su destino. Eso quiere decir que sus pilotos no sabrán dónde van a ser estacionados, y que sólo se les dirá que van a tomar parte en un ejercicio de adiestramiento bastante largo. El personal de logística y del cuerpo de aprovisionamiento ha preparado listas de equipo que incluyen todo lo que su unidad no podrá llevar consigo durante el viaje. Disponemos de una lanzadera imperial que el capitán Celchu utilizará para transportar suministros durante su viaje.

—¿Y mis pilotos recibirán los datos de navegación correspondientes antes de cada salto?

—Exactamente. Debería proporcionar a sus líderes de vuelo numerosas rutas para las que computarán soluciones de navegación, y luego usted elegirá la adecuada y hará que sea comunicada a su escuadrón en cada cambio de curso. —El mon calamariano señaló la representación de Talasea que estaba mostrando el diagrama, y ésta fue sometida a una rápida ampliación—. El sistema de Morobe es un binario rojo-amarillo, y Talasea es el cuarto planeta en órbita alrededor de la primaria roja. El mundo es frío y húmedo, y tiene vida indígena insectil y reptiliana. También hay mamíferos: son los descendientes salvajes de los animales que fueron llevados hasta allí para una antigua colonia agrícola. Su base se encuentra en el continente-isla de mayor tamaño. La atmósfera presenta una alta saturación de gases y las nieblas son comunes, pero no es un planeta peligroso.

—¿Qué fue de la colonia agrícola?

—A lo largo de los siglos la mayoría de los hijos de los primeros colonos emigraron a mundos en los que podían ver las estrellas y no tenían que trabajar tan duro. El último grupo de habitantes de la colonia cometió el error de ofrecer refugio a un Jedi después de las Guerras Clónicas, y Lord Vader los destruyó como ejemplo. En su isla hay ruinas de los emplazamientos originales, pero según los informes de nuestra gente ya no queda nada de interés en ellas.

—Hogar, dulce hogar… —Wedge sonrió—. ¿Cuándo tenemos que estar allí?

—Dentro de una semana.

—No es mucho tiempo.

—Ya lo sé —dijo Ackbar—, pero es todo lo que he podido conseguirles. Que la Fuerza los acompañe, comandante Antilles. Espero que no lleguen a necesitarla.

12

Kirtan Loor entrelazó las manos detrás de la espalda para que dejaran de temblar.

—Estoy en deuda con usted, señora directora, y me pongo a su servicio.

—Qué amabilidad por su parte, agente Loor…

Ysanne Isard activó un pequeño control con el pulgar. Las luces de la sala se fueron intensificando lentamente mientras escudos ocultos descendían sobre las ventanas. La nueva potencia de la iluminación reveló que la sala tenía un techo muy alto, con vigas de una madera oscura que surgía de las cuatro esquinas y describía una curva para unirse encima del centro del suelo. Las paredes y la alfombra compartían el mismo tono azul oscuro, aunque en la alfombra una franja del mismo rojo escarlata que lucían los guardias imperiales se interponía entre el suelo y el comienzo de las paredes. En el ángulo opuesto al que estaba ocupando, Kirtan vio un escritorio y unos sillones que, pese a ser elegantes, distaban mucho de ser ostentosos y que, de esa manera, armonizaban con la atmósfera generalmente espartana de la sala.

Le sorprendió un poco que una sala espaciosa y que se hallaba prácticamente vacía pudiera producir una impresión general tan decadentemente opulenta. El único aspecto en el que la estancia parecía poder presumir de riqueza era el del espacio desperdiciado, y un instante después Kirtan comprendió la razón. «En un mundo que está tan lleno de gente, desperdiciar semejante cantidad de espacio supone el colmo del lujo…».

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