Taller de escritura creativa para niños y adolescentes (13 page)

BOOK: Taller de escritura creativa para niños y adolescentes
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Figuras retóricas

 

Propuesta

El profesor elige dos o tres figuras retóricas que considere adecuadas para su taller. Las anota repetidas veces en trozos de papel que irá doblando y mezclando en una caja o sobre. Los jóvenes escogen un papel al azar. Leen las palabras escogidas en voz alta y el educador aprovecha para preguntar si las conocen. Puede dar la definición y que los alumnos pongan ejemplos hasta que a todos les queden claras.

El objetivo es que jueguen con todas las posibilidades del lenguaje y que además aprendan el significado de algunas figuras retóricas. Después de este ejercicio el maestro puede proponerles que traigan textos donde hayan encontrado las figuras trabajadas en clase.

 

Opciones

Si los alumnos se entusiasman con esta consigna, el maestro puede repetirla con otros tropos que considere sugerentes para el grupo.

 

Algunos ejemplos

1) Anáfora:
Es la repetición de una o más palabras al inicio del verso.

 

No perdono a la muerte enamorada,

no perdono a la vida desatenta,

no perdono a la tierra ni a la nada,

M
IGUEL
H
ERNÁNDEZ
,
Elegía a Ramón Sijé

 

2) Hipérbole:
Es contar o decir algo de forma exagerada.

 

Ha llegado hasta mi cuarto

una pantera translúcida con la piel de diamante

que me morderá la nuca cuando menos lo espere

A
LMUDENA
G
UZMÁN
,
Usted

 

3) Prosopografía
:
Descripción física de una persona, animal o cosa.

 

La Griselda no se puede explicar: era blanca, con un puñadito de pecas encima de las mejillas. Y unos ojos de menta tranquila. Estrecha de cintura. Toda de seda. En verano llevaba un vestido de color cereza. Una muñeca. Hablaba poco.

M
ERCÈ
R
ODOREDA
,
La plaça del Diamant

 

Escribir

En cuanto los alumnos tengan bien claro qué significa la figura literaria que han escogido se lanzan a escribir su poema o su texto en prosa. Si alguien acaba antes del tiempo estipulado puede animarse a escribir un nuevo poema con su figura retórica o bien probar con otra.

Es importante que todos, en esta sesión o en otra, escriban practicando varias figuras.

 

Variante

En vez de escribir a partir de la elección de diferentes figuras retóricas, el profesor puede proponer una sola para todo el grupo.

 

 

Yo en el espejo

 

¿Qué necesitamos?

Un espejo para cada alumno. Una sala amplia.

 

Propuesta

El profesor les pide a los alumnos que busquen un lugar en la sala donde estén cómodos. Cada uno, con su espejo, empieza a mirarse y a conversar como si el espejo fuera «el otro». La conversación puede ser susurrada o mental.

 

Cosas que ocurren

Es un ejercicio que suele darles mucha vergüenza y enseguida se empiezan a reír. Propongo que estén no solo alejados entre sí, sino de espaldas. Hay que esperar un poco a que se les pase la vergüenza y puedan empezar a seguir la consigna.

 

Escribir

Los alumnos escriben la conversación que mantienen con ellos en el espejo. Pueden hacerlo mientras se miran o alternando, dejan el espejo y escriben y vuelven a mirarse... como a cada joven le vaya mejor.

 

Cuando han finalizado este ejercicio, el profesor les puede comentar algunos textos que han tratado el tema del doble, como por ejemplo los cuentos «El otro» y «Veinticinco de agosto, 1983»,
ambos
de Jorge Luis Borges
; El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde,
de Robert Louis Ste­venson,
etcétera. Y si lo considera adecuado para su grupo, puede proponer una lectura en común de alguno de estos relatos.

 

 

Recetas literarias

 

Propuesta

El educador les explica que van a escribir una receta de cocina pero de manera inusual. Les propone mezclar los géneros, y así el tono de la receta de cocina se combina con el de la prosa poética, la lírica, el cuento, una noticia, un telegrama, un SMS...

Esta consigna puede hacerse en clase, si conocen recetas culinarias, o bien pedir que la traigan escrita para el próximo día, así les dará tiempo de preguntar, experimentar y elaborarla más.

 

Opciones

El profesor puede servirse de libros que tengan características parecidas como
Afrodita,
de Isabel Allende,
Sopa de sueño y otras recetas de cococina
, de José Antonio Ramírez Lozano,
¡Niños, a la cocina!,
o el final del libro de
Lo que piensan las
adolescentes
, ambos de Esmeralda Berbel.

 

Ejemplo

El pastel de casi nada

Cocineras: Antonella y Luna

Nuestro pastel no lleva casi nada, aunque en realidad lleva mucho. Para empezar, ganas y felicidad son los ingredientes fundamentales. Necesitamos un bol de tamaño generoso para la dulcísima masa. Y una cuchara para hacerla bailar.

Lo que piensan las adolescentes,
Esmeralda Berbel

 

Escribir

El profesor pide a los alumnos que escriban una receta de cocina en la que lo real se confunda con lo imaginario, lo lírico con lo material y la literatura con la cocina, y que la receta pueda ser cocinada en el fuego o en la imaginación.

Y les recuerda que pueden incluir poemas o escribir un poema de la receta, así como un cuento, contar algo que les ocurrió mientras cocinaban ese plato, etcétera. También pueden escribir la receta jugando con los puntos de vista, ¡que experimenten!

Pueden escribir una o varias recetas, incluso crear un recetario literario-culinario.

 

Variante

El profesor trae a clase algunas recetas para que los alumnos las pasen a recetas literarias. También puede sugerirles a los jóvenes que sean ellos quienes escojan las recetas, o bien que su familia les cuente algún plato con sus anécdotas, origen...

 

 

El primer cuento que me contaron

 

Propuesta

El maestro les pide a los jóvenes que hagan memoria, que recuerden cuál fue el primer cuento que les contaron. La idea es que lo escriban no como el cuento es o fue, sino como ellos lo recuerdan.

 

Cosas que ocurren

Si algún joven no recuerda nada de nada o bien no le han contado cuentos, puede recrear algún cuento conocido y escribirlo a su manera.

 

Escribir

Los alumnos escriben, de memoria, el primer cuento que les fue contado. Si no lo recuerdan bien, inventan las partes olvidadas.

El profesor les recuerda que la imaginación tiene sus propias reglas, así que pueden construir el cuento como quieran, contando quién se lo contó, dónde, cuántas veces, qué es lo que les gustaba más, lo que no, qué cambiarían ahora del cuento... Aunque si prefieren ser fieles al relato original, pueden ceñirse a rescatarlo de su memoria y narrarlo tal como lo recuerdan.

 

 

Historias para no dormir

 

Texto original

Amphigorey,
de Edward Gorey;
La melancólica muerte de Chico
Ostra
, de Tim Burton;
Alicia en el país de las maravillas
, de Lewis Carroll.

Los libros que propongo son los que suelo llevar a clase, por sus inquietantes y sugerentes dibujos, pero cualquier libro con viñetas similares sirve para realizar esta consigna.

 

Propuesta

El profesor escoge una historia ilustrada o bien algunas viñetas de la historia. Si alguna de ellas tiene letra y le parece adecuada para esta consigna, puede tapar con un papel lo que hay escrito y dejar solo el dibujo. También puede hacer un collage, es decir, escoger unas viñetas de una historia y otras de otra. El maestro da a los alumnos fotocopias del relato escogido, sin letra, y les dice que miren bien durante unos minutos esas «Historias para no dormir».

 

Opción

Si el profesor lo considera necesario, puede dar alguna pauta a la consigna «historias para no dormir»: el cuento debe dar miedo, ser extraño... Yo no suelo hacerlo porque las viñetas ya conducen al joven escritor a lugares sombríos, aunque no siempre, así que dejo que los dibujos hablen por sí solos y a ver qué pasa.

 

Escribir

Los alumnos miran atentamente los dibujos y se lanzan a escribir lo que imaginan. Cuál es la historia que el dibujante quiere contar o cuál es la historia que el lector imagina al ver esas viñetas. Una vez hayan finalizado el ejercicio, si el relato escogido tenía letra, el maestro o un voluntario pasa a leer el relato original.

 

 

Me invento la historia de los signos

 

Propuesta

Éste es un ejercicio que me gusta mucho proponer a chicos de todas las edades, por lo libre y sugerente que es, y el desborde imaginativo con el que siempre me sorprenden los alumnos. Cuando el maestro proponga que cuenten la historia de un signo, como por ejemplo el punto y coma o el punto y aparte, que no se extrañe de la primera reacción, pues se quedan desconcertados y aparentemente bloqueados; como siempre, basta esperar y confiar en ellos.

El maestro escoge uno o más signos. Los escribe en la pizarra y les dice: «Contadme esta historia». Como si los signos fueran una viñeta de cómic o una historia gráfica, que es lo que proponemos que sean, y ellos abrirán el paisaje y crearán personajes, historias, poemas... lo que quieran.

 

Ejemplos de algunos alumnos

«
Los dos puntos decidieron, un día, sin enfado ni nada, separarse, irse con otros colegas
...»;
«El paréntesis quiso ensancharse un poco y descubrió otros márgenes...»; «Odio las frases que acaban en punto...»; «Las comillas empezaron a comer hasta olvidarse de la frase...»

 

Escribir

El profesor les lee alguno de estos ejemplos u otros que él invente y les anima a que empiecen a escribir.

Una vez acaben su historia, o bien la siguen en casa con las correcciones o sugerencias del profesor o bien se lanzan a escribir otra sobre distintos signos de puntuación.

 

 

Escribir un cuento

 

Propuesta

El profesor les explica que van a escribir un cuento a partir del tema que ellos quieran pero siguiendo algunas pautas necesarias para que el texto no sea una mera anécdota sin interés literario.

 

El cuento precisa:

 

a) De un inicio interesante, algo que al protagonista le sucede por primera vez, que rompe la monotonía cotidiana.

b) Necesita un conflicto, un nudo, ya sea interno o externo. Si es un conflicto interno, puede estar narrado como un monólogo, un susurro o una voz interior.

c) Y para finalizar el cuento, el alumno resuelve el nudo que ha creado. ¿Cómo? Puede dejarlo abierto, en suspenso, sugerir qué ocurrió o no saberlo, diciendo por ejemplo: «Y a partir de aquí no sabemos cómo concluye esta historia, qué fue de ellos...».

 

El maestro les da todas las opciones posibles para que ellos no se bloqueen ni se censuren antes de empezar.

 

Opciones

El cuento pueden iniciarlo en clase y acabarlo en la misma sesión o en casa.

Si el maestro lo considera oportuno, puede optar por poner un tema común: cuento de invierno, cuento de Navidad, cuento situado en un lugar determinado... O bien puede considerar ambas posibilidades: tema libre y en otra clase proponer un tema pautado por él o por los alumnos.

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