Rojas: Las mujeres republicanas en la Guerra Civil (3 page)

BOOK: Rojas: Las mujeres republicanas en la Guerra Civil
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   Mi mayor agradecimiento es para los colegas y amigos Geraldine Nichols y Enric Ucelay da Cal por su atenta lectura y sugerencias al manuscrito inicial y especialmente para Marcy Rudo, cuyo entusiasmo y decisiva labor de edición fueron esenciales para concluir este libro.
INTRODUCCIÓN

 

 

   Este libro estudia la experiencia de las mujeres y su papel en la guerra y la revolución en España durante la Guerra Civil (1936-1939). ¿Estaba en lo cierto Suceso Portales, modista, activista anarquista y miembro de la organización anarquista de Mujeres Libres, cuando hizo la siguiente afirmación en un artículo aparecido en 1937?
   Dos cosas empiezan a desplomarse en el mundo por inicuas: el privilegio de la clase que fundó la civilización del parasitismo, de donde nació el monstruo de la guerra, y el privilegio del sexo macho que convirtió a la mitad del género humano en seres autónomos y a la otra mitad en seres esclavos, creando un tipo de civilización unisexual: la civilización masculina, que es la civilización de la fuerza y que ha producido el fracaso moral a través de los siglos.
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   ¿De verdad se venían abajo las bases sociales de la supremacía masculina, de la “civilización masculina”, como afirmaba de un modo tan optimista, o se trataba solamente de diluir los objetivos específicos de las mujeres durante la lucha contra el fascismo? ¿Hasta qué punto el ímpetu revolucionario de los anarquistas y los comunistas disidentes acarreó una pérdida de identidad femenina y la subordinación de los asuntos de las mujeres a la causa revolucionaria global? ¿Participaron las mujeres en el activismo revolucionario y la resistencia antifascista por interés propio? ¿O estaban politizadas pero encauzadas en funciones de apoyo que no podían en tela de juicio las formas de subordinación sexual predominante? ¿En qué medida existía un conjunto de intereses comunes entre las mujeres o era más importante la polarización política o de clase? ¿Presentaba la movilización de grupos de mujeres un modelo distinto de conciencia de género? Éstas son algunas de las cuestiones de las que se hablará a los largo del estudio sobre la actividad de las mujeres y su experiencia colectiva durante el período de la Guerra Civil Española.
   Todo intento de responder a estas preguntas debe recurrir a un marco teórico. Una de las tareas importantes de la historia de las mujeres ha sido identificar y recuperar a las mujeres del pasado. En los últimos veinticinco años, los estudios sobre la historia de las mujeres han favorecido la recuperación de la memoria colectiva de aquellas y una mayor visibilidad de su trayectoria a través de la historia.
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Se ha avanzado mucho en el camino de la recuperación de su voz y de la comprensión de su dinámica histórica. Pero escribir la historia de las mujeres ha significado emprender no sólo una labor de rescate, de por sí importante, sino también la apertura de un proceso de reflexión que ha llevado a repensar mucha de las pautas interpretativas tradicionales en torno al protagonismo histórico femenino. Además, releer la historia en clave femenina y desde una metodología de la historia de género ha abierto nuevos horizontes interpretativos en torno a los procesos históricos y ha enriquecido nuestra comprensión global de la dinámica histórica.
   En las etapas iniciales del desarrollo de la historia de las mujeres durante los años setenta, muchos de los planteamientos históricos se trazaron partiendo de categorías metodológicas más bien rígidas que polarizaban su experiencia histórica colectiva. Así es que el empleo de categorías binarias opuestas tales como público/privado, víctima/heroína, poder/sumisión, confrontación/consentimiento, fue un eje frecuente en la interpretación de las mujeres en la historia. Uno de los esquemas interpretativos predominantes en esta primera etapa se centraba en su victimización histórica. El aspecto clave era la confrontación con la opresión patriarcal y se dio prioridad a aquellas mujeres que habían desafiado las limitaciones de la subordinación femenina y emprendido una lucha heroica por su emancipación.
   Las tendencias actuales en este campo han creado instrumentos analíticos que van más allá de estas categorías que consideran a las mujeres o bien víctimas o bien heroínas. El desafío a las rígidas interpretaciones iniciales ha ayudado a formular propuestas de interpretación alternativas preocupadas por situar la experiencia histórica de las mujeres en la confluencia e interacción de los espacios públicos de la política y el trabajo y el ámbito privado del mundo doméstico. Las fronteras entre ambas esferas a menudo proporcionan la clave para clarificar la dinámica de las relaciones de poder entre los sexos. De esta manera, el pasado de las mujeres se interpreta como un proceso complejo que relaciona su experiencia específica con su entorno social, cultural, político y económico.
   En los años ochenta, el debate historiográfico sobre el concepto de victimización histórica femenina y la lucha heroica de las mujeres para sobreponerse a la opresión puso en claro que tal planteamiento era demasiado restrictivo. En la discusión que siguió, la historiadora estadounidense Ellen DuBois defendió que el estudio de la resistencia femenina a la opresión era un eje vertebrador de la historia de las mujeres que debían centrarse en el estudio del feminismo político.
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Carol Smith Rosenberg propuso estudiar la historia de las mujeres desde el punto de vista alternativo de explorar su cultura. Sostenía que el feminismo histórico puede explicarse mediante un proceso de toma de conciencia y que un estudio global de la cultura y las relaciones de las mujeres puede llevar a un conocimiento más profundo de las estructuras de las relaciones de poder jerárquico del género.
   Las historiadoras francesas Michelle Perrot, Cécile Dauplin y Arlette Farge, entre otras, han planteado el tema de la relación entre el poder y la cultura de las mujeres desde una perspectiva analítica distinta.
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Su línea de argumentación subraya la necesidad de examinar el poder o los poderes femeninos, así como las verdaderas compensaciones que ellas reciben dentro de la dinámica desigual de las relaciones de poder entre los sexos.
   Otras historiadoras, además han insistido en la idea del consenso y la complicidad de las mujeres en su subordinación social. Gerda Lerner ha resaltado una de las mayores paradojas dentro del sistema de géneros: la función de las mujeres en la perpetuación de su subordinación.
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El debate actual hace pensar que es necesario combinar el estudio de la opresión patriarcal con la detección de cambios o continuidades en la experiencia histórica de las mujeres en el marco global de su itinerario histórico.
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   El presenta trabajo tiene un planteamiento teórico diferente al de otros estudios sobre las mujeres en la Guerra Civil española escritos por la autora en los años setenta.
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A principios de esa década, escribir la tesis doctoral y hacer una investigación sobre las mujeres españolas de izquierda durante la Segunda República y la Guerra Civil (1931-1939) fue una experiencia extraordinaria, a pesar de las difíciles circunstancias de vivir en España bajo el franquismo, de investigar en unos archivos que seguían bajo control militar y de entrevistar a mujeres activistas en la Guerra Civil que todavía continuaban exiliadas. En un país en el que la dictadura de Franco imponía la amnesia histórica colectiva en lo referente a la Segunda República y la Guerra Civil, y en un entorno historiográfico internacional que acababa de encontrar a las mujeres en la historia, descubrir el protagonismo de personajes y organizaciones femeninas y la movilización masiva de miles de mujeres durante la Guerra Civil fue de un impacto extraordinario. Además, recuperar su voz y su rostro fue muy importante para el feminismo emergente de los años setenta ya que permitió restablecer una genealogía de antepasadas revolucionarias y antifascistas que había luchado por la libertad democrática y la emancipación femenina.
   La amnesia histórica colectiva caracterizaba el período de postguerra en España ya que la tergiversación de la historia por parte de los historiadores franquistas había deformado la visión de los movimientos sociales y políticos en la época de la Segunda República y la Guerra. Así que los historiadores que se oponían al régimen de Franco en los años setenta comenzaron a reparar este equilibrio con la realización de estudios sobre ese período.
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Lógicamente, los trabajos realizados entonces se centraron en un prisma político con el propósito de dar a conocer los movimientos sociales y políticos progresistas y democráticos de la historia contemporánea de España. Pusieron de relieve la legitimidad de las fuerzas progresistas del país y su lucha para la consecución de los derechos políticos y sociales. Predominó de este modo una visión más politizada de la historia, concebida como instrumento de lucha contra el franquismo. Como es lógico la amnesia histórica acerca de las mujeres era aún más aguda existiendo un desconocimiento general sobre su participación en la Historia de España.
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A principios de los años setenta sólo éramos tres las profesoras universitarias que nos dedicábamos a investigar sobre la historia de las mujeres en la sociedad contemporánea. Además, los primeros estudios que aparecieron entonces sobre su experiencia histórica tenían lógicamente un enfoque político y un planteamiento heroico. La visibilización del significativo protagonismo de las mujeres constituyó una lección estimulante para el movimiento feminista antifranquista y un movimiento clave en la consolidación de una nueva sociedad democrática de la transición. Descubrir la voz y las vivencias de las activistas y feministas de los años treinta fue una importante aportación para la expansión de la nueva ola del feminismo español de los años setenta y la articulación de sus demandas de derechos para las mujeres.
   Sin embargo la historia necesita rescribirse constantemente a la luz de los nuevos avances metodológicos y de nuevos conocimientos. La evolución de la historia de las mujeres y de la historia cultural y social durante las últimas décadas ha permitido a los estudiosos actuales profundizar en nuestra aproximación a este campo. Este libro tiene el propósito de efectuar una nueva interpretación de las mujeres en la Guerra Civil. A primera vista puede parecer una visión menos heroica porque pone de relieve las ambigüedades y paradojas de sus vivencias. A diferencia de otros textos publicados en los años setenta, nos permite una aproximación más matizada que busca el reconocimiento de su valentía, su coraje y capacidad, pero, a la vez, pone de manifiesto sus contradicciones y las complejas realidades culturales y sociales con las que se enfrentaron en los tiempos heroicos, duros y contradictorios de la Guerra Civil. Su objetivo es poner en evidencia las ambigüedades inherentes a la resistencia y a la acción colectiva de las mujeres y discutir el significado del peso de los factores de continuidad y de las restricciones de género que continuaron operando a pesar de los rápidos cambios que se produjeron en la sociedad española. La intención del libro es dar una visión matizada que centra la atención en las hazañas de las mujeres, pero, al mismo tiempo, en las limitaciones de su protagonismo, proponiendo, asimismo, explicaciones para entender la doble dinámica de cambio y continuidad en sus vidas. Pretende, además, diferenciar ente la retórica revolucionaria y los discursos rupturistas y las realidades de la sociedad en guerra así como clarificar de qué manera los procesos de transformación social afectan específicamente a las mujeres.
   El esquema interpretativo de este estudio parte de la idea de que el protagonismo de las mujeres y sus respuestas colectivas durante la guerra estaban profundamente influidos por su aprendizaje histórico previo. Su papel en la resistencia antifascista y el cambio revolucionario se desarrolló a partir de su experiencia colectiva anterior que facilitó su capacidad para generar formas de acción colectiva y respuestas sociales. Las mujeres se inspiraban en realidades socio-económicas y culturales de su itinerario en el pasado para elaborar estrategias de resistencia y opciones de supervivencia durante la guerra. Las diversas expresiones de las realidades de género, de clase social, de identidades culturales y de cultura política decisiva a la hora de manifestar las numerosas expresiones de su objetividad e itinerario durante la guerra y la revolución. Ayudan a explicar sus múltiples estrategias de resistencia y su capacidad de actuación histórica en los procesos de transformación social durante la guerra. Pero a la vez clarifican la continuidad de formas de consenso tradicional y el impacto de los arquetipos tradicionales de género en sus opciones y decisiones.
   Este libro no es una historia política de las mujeres en la Guerra Civil española, sino que se centra, principalmente, en su experiencia colectiva social y cultural, en la redefinición de su agencia social y de su identidad colectiva en la guerra. Se abordan las cuestiones referentes a las organizaciones revolucionarias y antifascistas, a las excepcionales dirigentes políticas y a la nueva experiencia de las mujeres levantadas en armas, es decir, las milicias revolucionarias. No obstante, se examinan también otros temas que son esenciales desde la óptica de género: su papel crucial en la supervivencia cotidiana de la retaguardia y su capacidad para generar estrategias destinadas a la resistencia civil y el bienestar social. En este trabajo se plantea el estudio de los programas y actividades articulados por las mujeres y sus organizaciones interrogándose sobre si éstos deben calificarse de feministas o reflejan opciones políticas o de género frente a la guerra. Además, argumenta que cualquier definición de un programa femenino en este período debe contextualizarse en el marco de la guerra y a la luz de la experiencia histórica de las españolas.
   La transposición de intereses actuales del feminismo a los contextos históricos puede desfigurar el universo de las mujeres en otras épocas. Es tarea de los historiadores determinar con precisión las prioridades de un programa femenino o feminista en sus propios términos y examinar los factores que condujeron a establecerlo. Los supuestos preconcebidos en clave actual de una definición de feminismo y de la actividad de las mujeres del 36 pueden distorsionar las interpretaciones de su experiencia colectiva y de las opciones y los intereses que incidieron en su protagonismo durante la guerra. Las experiencias históricas colectivas modelan las respuestas colectivas. En este sentido, la trayectoria anterior de las mujeres condiciona sus respuestas colectivas en 1936. Los asuntos que les preocuparon en estos tiempos de cambio radical pueden significar que, a menudo, otras cuestiones ligadas en la actualidad a sus derechos, como el aborto, no estén incluidas en su programa, en tanto que otros temas importantes, como la educación y la eliminación de la prostitución, se hayan identificado como puntos prioritarios de su agenda de actuación. Este libro intenta explicar el repertorio de sus ámbitos de actuación y las decisiones que tomaron al respecto.

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