—Fueron a su casa un minuto —informó Ellie— tienen un obsequio especial para la novia.
—No me gusta tener esas octoarañas dando vueltas por acá —se quejó Galileo con tono desagradable—. Me dan escalofríos.
—A partir de la próxima semana, Galileo —dijo Ellie con suavidad—, casi todo el tiempo en la escuela habrá con ustedes una octoaraña… Los ayudará a aprender el idioma de ellas…
—No quiero aprender su idioma —se opuso el chico, desafiante.
Max se acercó a Richard.
—¿Y cómo anda el trabajo, amigo? No se te vio mucho el pelo en estas dos últimas semanas.
—Es absolutamente fascinante, Max —dijo Richard con entusiasmo—. Estoy trabajando en un proyecto para la enciclopedia, ayudándolos a diseñar un nuevo conjunto de soportes de lógica para exhibir toda la información crítica sobre los centenares de miles de especies que se hallan en el Banco de Embriones… Las octoarañas acumulan una cantidad tan enorme de datos durante sus pruebas y, sin embargo, están sorprendentemente limitadas en los conocimientos sobre cómo administrarlos con eficacia. Justamente ayer empecé a trabajar con algunos datos provenientes de pruebas recientes sobre un conjunto de agentes microbiológicos que, en la taxonomía octoarácnida, se clasifican en función de la gama de plantas y animales para la que son letales…
Richard se interrumpió. Archie y Doctora Azul entraron juntos llevando una caja de alrededor de un metro de altura, envuelta con ese pergamino de las octoarañas. Los recién llegados bajaron su regalo en el rincón y se quedaron en el costado de la habitación. Ellie llegó un instante después, tarareando la “Marcha nupcial” de Mendelssohn. Nai la seguía.
La novia de Patrick llevaba su vestido tailandés de seda. Estaba adornado con las flores amarillo brillante y negro que las octoarañas le habían dado a Ellie, que las prendió en el vestido, en posiciones estratégicas. Patrick se puso de pie, para colocarse al lado de Nai y frente a su madre. La pareja se tomó de las manos.
A Nicole se le había pedido que oficiara la ceremonia y que la hiciera lo más sencilla posible. Mientras se preparaba para comenzar su breve declaración, su mente se vio súbitamente inundada con recuerdos de otros días de casamiento en su vida. Vio a Max y Eponine, a Michael O'Toole y su hija Simone, Robert y Ellie… Se estremeció involuntariamente cuando el recuerdo del sonido de disparos ingresó violentamente en su memoria.
Una vez más
, pensó, forzándose a regresar a lo presente,
nos hemos reunido aquí
.
Apenas si podía hablar. Estaba abrumada por sus sentimientos.
Esta es mi última boda
, comprendió, casi pensando en voz alta.
No habrá otra
.
Una lágrima corrió por su mejilla izquierda.
—¿,Estás bien, Nicole? —preguntó en tono quedo la siempre sensible novia. Nicole asintió con la cabeza y sonrió.
—Amigos —dijo—, nos hemos reunido hoy para ser testigos y celebrar la boda de Patrick Ryan O'Toole y Nai Buatong Watanabe. Formemos un círculo en torno de ellos, enlazando los brazos para demostrar nuestro amor y apoyo para su matrimonio.
Hizo un ademán a las dos octoarañas mientras se estaba formando el círculo, y también ellas pasaron sus tentáculos alrededor de los seres humanos que tenían al lado.
—¿Quieres tú, Patrick —continuó, quebrándosele la voz—, tomar a esta mujer, Nai, para amarla y protegerla en calidad de esposa y compañera para toda la vida?
—Sí, quiero —dijo Patrick.
—¿Y quieres tú, Nai, tomar a este hombre, Patrick, para amarlo y cuidarlo en calidad de esposo y compañero para toda la vida?
—Sí, quiero —dijo Nai.
—Entonces, los declaro marido y mujer. —Patrick y Nai se abrazaron y todos gritaron. Los recién casados compartieron su primer abrazo como cónyuges, con Nicole.
—¿Alguna vez hablaste con Patrick sobre sexo? —le preguntó Nicole a Richard después que la fiesta hubo terminado y la gente se dispersó.
—No. Max se ofreció de buen grado… pero no ha de ser necesario. Después de todo, Nai ya estuvo casada… ¡Por Dios, qué emotiva estuviste hoy! ¿A qué se debió todo eso?
Nicole sonrió.
—Estaba pensando en otras bodas, Richard. La de Simone y Michael, la de Ellie y Robert…
—Esa es una boda que me gustaría olvidar —declaró Richard—. Por muchos motivos.
—Creí, durante la ceremonia, que estaba llorando porque, probablemente, ésta iba a ser la última boda a la que habría de asistir. Pero después, durante la fiesta, pensé en algo más. ¿Nunca te molestó, Richard, que jamás hayamos tenido una ceremonia oficial?
—No —dijo Richard, negando con la cabeza—. Tuve una ceremonia con Sarah, y ya fue suficiente…
—Pero
tú
tuviste una boda, Richard. Yo nunca la tuve. Parí hijos de tres padres diferentes, pero ni siquiera una vez fui novia ante un altar.
Richard permaneció en silencio durante varios segundos.
—¿Y crees que ésa fue la razón por la que estabas llorando?
—Puede ser. No lo sé con certeza.
Nicole caminó por la habitación mientras Richard quedaba sumido en sus pensamientos.
—¿No fue una magnífica estatua de Buda la que las octoarañas le trajeron a Nai? —dijo Nicole—. El trabajo artístico fue soberbio… Realmente creí que tanto Archie como Doctora Azul se divirtieron. Me pregunto por qué Jamie vino a buscarlos tan temprano…
—¿Te gustaría tener una ceremonia de casamiento? —preguntó Richard de repente.
—¿A nuestra edad? —rió Nicole—, ya somos abuelos.
—Así y todo, si eso te hiciera feliz…
—¿Me estás proponiendo matrimonio, Richard Wakefield?
—Creo que sí. No querría que fueras desdichada porque nunca fuiste novia ante un altar.
Nicole cruzó la habitación y besó a su marido.
—Podría ser divertido —dijo—. Pero no planeemos cosa alguna hasta que Patrick y Nai se hayan establecido. No querría robarles su momento al sol.
Los dos fueron abrazados hacia el dormitorio. Se sobresaltaron al descubrir el camino interceptado por Archie y Doctora Azul.
—Deben venir con nosotros de inmediato —anunció Archie—. Esta es una emergencia.
—
¿Ahora?
—repuso Nicole—. ¿A esta hora?
—Sí —dijo Doctora Azul—. Nada más que ustedes dos. La Optimizadora Principal aguarda… Ella les va a explicar todo.
Nicole sintió que su ritmo cardíaco se aceleraba bruscamente, mientras la adrenalina se vertía a mares en su sistema circulatorio.
—¿Necesito un abrigo? —preguntó—. ¿Saldremos de la ciudad?
Por algún motivo, el primer pensamiento de Nicole había sido el de que la convocación se relacionaba con el llanto de bebé que Richard oyó después de su primera visita al Banco de Embriones. ¿Estaría enfermo el niño? ¿Quizá muriendo? Entonces, ¿por qué no estaban yendo directamente hacia el jardín zoológico, que quedaba fuera de la cúpula, en el Dominio Alternativo?
La Optimizadora Principal y su gabinete los esperaban en verdad. Dos sillas había en la sala. No bien Richard y Nicole se sentaron, la octoaraña jefe empezó a hablar con colores.
—Está cobrando forma una grave crisis —informó—, crisis que, por desgracia, podría llevar a una guerra entre nuestras dos especies. —Hizo oscilar un tentáculo, y videoimágenes empezaron a aparecer en la pared.
—A hora temprana de hoy, dos helicópteros empezaron a trasladar tropas humanas desde la isla de Nueva York hasta la sección que está más al norte de nuestro territorio, justo al lado del Mar Cilíndrico. Los datos de nuestros cuadroides no sólo indican que la especie de ustedes se está preparando para lanzar un ataque contra nosotros, sino, también, que su caudillo Nakamura convenció a la población humana de que somos enemigos de ustedes. Consiguió el apoyo del Senado para el esfuerzo de guerra y, en un lapso relativamente breve, creó un arsenal que le podría causar considerables daños a nuestra colonia.
La Optimizadora Principal calló mientras Richard y Nicole miraban instantáneas de televisión que mostraban bombas, bazucas y ametralladoras que se estaban fabricando en Nuevo Edén.
—Durante los cuatro días pasados, pequeños grupos de seres humanos efectuaron incursiones de investigación por tierra, y el par de helicópteros por aire. Estas misiones de reconocimiento penetraron tan al sur como hasta el bosque barrera y cubrieron todo el ámbito cilíndrico de nuestro territorio. Casi el treinta por ciento de nuestros alimentos, energía y provisión de agua se encuentra en la región que los seres humanos sometieron a reconocimiento.
—No ha habido combates, pues no hemos ofrecido resistencia a las actividades de exploración. Hemos colocado, empero, carteles en sitios clave, utilizando lo que sabemos del idioma de ustedes, informándoles a las tropas humanas que todo el hemicilindro austral es dominio de otra especie evolucionada, pero pacífica, y solicitándoles que regresen a su propia región… Nuestros carteles fueron pasados por alto.
—Hace dos días se produjo un incidente penoso. Mientras estábamos cosechando cereales en uno de nuestros campos grandes, ocurrió el sobrevuelo de un helicóptero. El vehículo descendió en las cercanías y envió a cuatro soldados. Sin que hubiera provocación alguna, esos seres humanos ejecutaron a los tres animales que estaban realizando la cosecha, los mismos seres de seis brazos que ustedes dos vieron en su gira inicial por nuestra comarca, y prendieron fuego al campo de cereales. Desde ese incidente, el contenido de nuestros carteles cambió, y hemos puesto bien en claro que cualquier otra conducta similar se tomará como acto de guerra.
—De todos modos, por las actitudes de esta mañana temprano resulta evidente que no se prestó atención a nuestras advertencias y que la especie de ustedes planea iniciar un conflicto en el que no tiene la menor posibilidad de vencer. Hoy estuve considerando la posibilidad de anunciar una declaración de guerra, suceso en extremo grave en una colonia octoarácnida, con ramificaciones en todos los niveles de nuestra sociedad. Antes de tomar esa actitud irreversible, empero, consulté con aquellos otros optimizadores cuya opinión considero respetable.
—La mayoría de mi gabinete era partidaria de la declaración de guerra, al no ver modo alguno de convencer a los congéneres de ustedes de que un conflicto con nosotros significaría un desastre para ellos. La octoaraña a la que ustedes llaman Archie, no obstante, le hizo una propuesta a mi gabinete que, creemos, tiene una pequeña probabilidad de funcionar. Aun cuando nuestros analistas estadígrafos dicen que la guerra es el resultado más factible, nuestros principios exigen que hagamos todo lo posible para evitarla… Puesto que la proposición de Archie exige la intervención y la cooperación de ustedes, los hemos llamado aquí esta noche.
La Optimizadora Principal dejó de hablar con colores y se arrastró hacia el costado de la sala. Richard y Nicole intercambiaron una rápida mirada.
—¿Tu traductor siguió el hilo de todo eso? —preguntó Nicole.
—La mayor parte. Por cierto que entiendo el meollo de la situación… ¿Tienes
tú
alguna pregunta, o debo sugerir que sigan adelante con la propuesta de Archie?
Nicole inclinó levemente la cabeza en dirección de Archie y su amigo octoaraña se desplazó hacia el centro de la sala.
—Me ofrecí como voluntario —dijo la octoaraña— para negociar personalmente con los dirigentes humanos, en un intento por detener este conflicto antes de que llegue hasta el nivel de una guerra en gran escala. Para lograr esto, empero, resulta obvio que necesito ayuda. Si apareciera de repente en el campamento de los soldados humanos, me matarían. Aun si no lo hacen, no van a tener manera de entender lo que les estoy diciendo. Así que algún ser humano que entienda nuestro idioma tiene que acompañarme para traducir mis colores o, si no, no hay manera de que se pueda entablar un diálogo con sentido…
Después que Richard y Nicole le dijeron a la Optimizadora Principal que no estaban en desacuerdo con el concepto básico propuesto por Archie, a los dos seres humanos y su colega octoaraña se los dejó a solas para que discurrieran sobre los detalles. La idea de Archie era directa. Nicole y él iban a aproximarse juntos al campamento militar que estaba cerca del Mar Cilíndrico y solicitarían una reunión con Nakamura y los demás dirigentes humanos. En esa reunión, Archie y Nicole explicarían que las octoarañas eran una especie amante de la paz que no tenía aspiraciones de dominio territorial en el lado norte del Mar Cilíndrico. Archie iba a pedir que los seres humanos se retiraran del sitio ocupado y cesaran sus sobrevuelos. De ser necesario, y como ofrenda de buena voluntad de las octoarañas, Archie brindaría gran cantidad de alimentos y agua para ayudar a los humanos a paliar sus dificultades actuales. Se habría de establecer una relación permanente entre las dos especies y se redactaría el borrador de un tratado para codificar el acuerdo.
—¡Por Dios! —exclamó Richard, después que terminó de traducir los comentarios de Archie—. ¡Y yo que creía que la idealista era Nicole!
Archie no entendió la observación de Richard. Pacientemente, Nicole le explicó a la octoaraña que era probable que los dirigentes de Nuevo Edén no fueran tan razonables como Archie suponía.
—Es por completo posible —advirtió, para subrayar el peligro de lo que Archie estaba proponiendo— que nos maten a
ambos
, antes que se nos permita decir algo siquiera.
Archie seguía insistiendo en que era inevitable que lo que proponía fuese aceptado, en última instancia, porque resultaba claro que respondía a lo que era más conveniente para los seres humanos que vivían en Nuevo Edén.
Mira, Archie —respondió Richard, frustrado—, lo que dijiste sencillamente no es acertado. Hay muchos seres humanos, Nakamura entre ellos, a los que les importa una mierda lo que sea bueno para la colonia. De hecho, el bienestar común ni siquiera constituye un factor en la función objetiva inconsciente, para utilizar tus palabras, que rige el comportamiento de esos seres humanos. Todo lo que les preocupa es ellos mismos. Cada decisión se sopesa en función de si ella va a incrementar el poder o la influencia personales, o si no lo va a hacer. En nuestra historia, los dirigentes a menudo destruyeron sus propios países, o colonias, en el intento por retener el poder.
La octoaraña era obstinada.
—Lo que estás describiendo sencillamente no puede ser cierto en una especie evolucionada —insistía—. Las leves fundamentales de la evolución indican a las claras que aquellas especies cuyo valor primordial es el bienestar del grupo van a sobrevivir a aquellas en las que lo supremo es el individuo… ¿Estás sugiriendo que los seres humanos son una especie de aberración, un engendro de la naturaleza que viola un fundamental…?