NACHO: ¿Desde cuándo que no…?
TOÑI: Desde antes de que empezara todo esto. Lo mismo una semana.
NACHO: Madre mía.
TOÑI: Pues no es mi récord, ¿eh? Hace un par de años estuve casi veinte días sin cagar. Recuerdo que me encontraba tan mal que me tuve que acostar y allí, en la cama, echada, es cuando de pronto me vinieron las ganas. No tuve fuerzas para levantarme así que lo hice dentro de la cama.
NACHO: ¡Qué asco!
TOÑI: No te creas. Era algo tan compacto que apenas manchaba. Lo envolví en los calzoncillos y lo agarré entre mis brazos como si fuera un bebé. Era caliente y duro… como una roca volcánica. Tuve miedo de tirarlo por el váter por si se atascaba, así que lo eché a la basura. Casi me dio pena deshacerme de él.
NACHO: Por favor, qué pedazo cerda puedes llegar a ser.
TOÑI: Es todo verdad. Oye, ¿pero dónde coño cagáis aquí?
NACHO: Ya hemos llegado, es esta habitación.
TOÑI: Buf, cómo huele, ¿no?
NACHO: Ya me contarás, son muchos días los que llevamos aquí y somos cinco, ahora ocho. Nuestro buen kilo de desperdicios sólidos ya echamos cada uno al día. Más los líquidos, que son abundantes también.
TOÑI: ¡Pero si en este edificio tiene que haber váteres a porrillo!
NACHO: Es que como el agua de las cisternas la utilizamos para beber, el soldado nos ha prohibido ir a los baños para no tener la tentación de tirar de la cadena y desperdiciar el agua.
TOÑI: Pues este sitio es un asco.
NACHO: Como tampoco podemos abrir las ventanas para ventilar…
TOÑI: No me mires.
(TOÑI se esconde en una esquina oscura, o tras alguna mesa o cortinaje. Se agacha y se pone a apretar. NACHO le da la espalda. TOÑI mira a su alrededor)
.
TOÑI: Qué lujo de sitio ¿no? Qué pena que esto sea el váter comunitario.
NACHO: Lo eligió el soldado porque es una habitación amplia y bastante alejada de donde solemos estar. Hay que reconocer que es un tipo con coco, es un poco desagradable pero gracias a él por lo menos tenemos agua. También utilizamos los móviles como luces de emergencia; como, total, no hay señal por ningún lado… Pero no nos deja encenderlos así como así, él vela por que ahorremos energía y…
TOÑI
(Le interrumpe)
: ¿Qué se guardaba aquí?
NACHO: Guardar no sé… En la puerta pone "audiovisuales".
TOÑI: Ah, será tipo videoclub.
NACHO: Que no, hombre. Esto es una entidad de gestión, aquí no guardaban películas, ni libros, ni nada… Sólo son oficinas.
TOÑI: Qué curioso… Pedazo palacete para sólo oficinas.
NACHO: Es la sede de la sociedad de autores. El sitio ese donde se recauda el dinero de los cedés y los deuvedés…
TOÑI: ¿Los que estaban en contra de la piratería?
NACHO: Sí.
TOÑI: Qué cabrones.
NACHO: Ahora me vería una película.
TOÑI: ¿Cuál?
NACHO: Hay una de terror muy rara, que se llama
Los ojos sin rostro
, sale una mujer muy elegante, vestida como con modelazos de Givenchy, con los ojos muy expresivos pero la cara inmóvil, como una máscara; claro, es que lleva una máscara…
TOÑI: ¿Y de qué va la peli?
NACHO: Ni idea, no la he visto.
TOÑI: Ah, creí que sí.
NACHO: No. Me la estaba bajando pero nunca la llegué a ver. Ahora que lo pienso… Me bajaba muchas más películas y series de las que veía. Era… como si tenerlo todo tan al alcance de la mano en vez de hacerme sentir tranquilo y afortunado, me provocara más urgencia que otra cosa, como si me lo fueran a quitar, como si no hubiera suficiente para todos y tuviera que acaparar…
(Silencio)
.
NACHO: Recuerdo pasarme tardes enteras mirando cómo avanzaba poco a poco la barrita que indicaba el progreso de descarga… Me tenía hipnotizado. Durante las descargas debería haberme dedicado a ver las pelis que me bajaba, para eso me las bajaba… pero no. Prefería mirar el progreso de descarga. Horas y horas mirando la descarga.
TOÑI: Si es que no sé para qué se quejaban tanto de la piratería. Si, total, ni veíamos las películas.
NACHO: Desde luego.
(TOÑI pega un gritito)
.
NACHO: ¿Qué pasa?
(Aparece TOÑI con un pequeño transistor en las manos)
.
NACHO: ¡Mira lo que he encontrado en un cajón!
NACHO: Un transistor.
(TOÑI lo conecta y suena una música clásica. TOÑI se pone a bailotear, contenta)
.
TOÑI: ¡Y tiene pilas!
(A oscuro. La música clásica es cada vez más alta hasta que se interrumpe bruscamente)
.
(El SOLDADO tiene la cara de color rojo. No se siente bien. EL DESCONOCIDO le trae agua en un vaso de plástico con el que ayudarle a tomar las pastillas)
.
SOLDADO: Estas pastillas me están destrozando el estómago.
EL DESCONOCIDO: No tiene usted buena cara desde luego.
SOLDADO
(Se detiene antes de beber)
: Este agua, ¿de qué cisterna es? ¿No será de la comunitaria?
EL DESCONOCIDO: No, me he ido hasta los baños del último piso, los más alejados, como usted me dijo.
SOLDADO: Muy bien porque no pienso beber agua de la misma cisterna que el negro sidoso ese…
(El SOLDADO se traga sus pastillas y bebe el agua. Tuerce el gesto)
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SOLDADO: Dios, mi estómago…
EL DESCONOCIDO: Es que apenas ha comido nada, no puede tomar esa medicación tan fuerte con el estómago vacío, ¿quiere que le pida a Diana algo de comida? Quizá haya sobrado algo…
SOLDADO: No me importa la comida, sólo quiero que me hagan efecto estas pastillas.
(Sigue cogiendo pastillas del macuto)
. Tomaré Omeprazol para el estómago. Y algo para el dolor después. Y creo que me quedaré con unos pocos tranquilizantes y quizá algo para la diarrea, estoy suelto. ¿Has mirado al exterior?
EL DESCONOCIDO: No…
SOLDADO: Tienes que comprobar si el gas se ha disipado y si ha resultado efectivo con esos seres, si les ha matado, si hay campo libre. No me puedo seguir quedando aquí, debo salir pronto. Y toma, el macuto de las medicinas. Devuélvelo a su sitio para que nadie proteste.
(Le da el macuto. EL DESCONOCIDO lo coge)
.
EL DESCONOCIDO: Sí, señor.
SOLDADO: Vamos, ve.
(EL DESCONOCIDO se queda parado unos instantes, tiene miedo)
.
SOLDADO: ¡Ve!
EL DESCONOCIDO: Tengo una pregunta, señor…
(Silencio)
.
EL DESCONOCIDO: Si todo esto acaba bien, es decir… si la situación en Chueca se arregla…
(Pausa)
va a tener usted que matarles a todos, ¿verdad?
(El SOLDADO abre mucho los ojos, sorprendido)
.
SOLDADO: ¿Por qué dices eso?
EL DESCONOCIDO: Es evidente… Usted les ha contado cosas que no se pueden saber… Grandes secretos.
SOLDADO
(Receloso)
: ¿Cómo?
EL DESCONOCIDO: Todo eso de que el gobierno ordenó hacer la "limpieza"… Todo eso es algo que no se puede saber, ¿verdad? El gobierno de una nación matando a sus ciudadanos. Si todo vuelve a la normalidad y ellos salen de aquí y lo cuentan…
SOLDADO
(Haciéndose el bueno)
: Pero hombre, yo estoy lisiado, apenas me puedo mover… y aquí dentro no hay armas. No digas tonterías… ¿Cómo podría yo matarlos?
EL DESCONOCIDO: Lo he estado pensando mucho… y creo que usted quiere hacerse inmune para acudir al primer puesto militar que vea y en vez de traer ayuda, denunciarles a todos para que vengan a hacer "la limpieza" aquí.
SOLDADO
(Para sí)
: Muy listo.
EL DESCONOCIDO: ¿Perdón?
SOLDADO: Ibas a hacerme una pregunta.
EL DESCONOCIDO: Ah, sí… SOLDADO: ¡Pues hazla!
EL DESCONOCIDO: ¿Tengo su palabra de que a mí no me pasará nada? Yo no pienso hablar. Yo no sé nada acerca de la "limpieza" ni de los planes de exterminio del gobierno. Yo sólo quiero salir de aquí… y volver con mi familia. Soy de Palencia, ¿sabe? Y una vez cada tres meses me acerco a Chueca; no hago gran cosa… Compro unos cuantos libros, me gusta la literatura erótica gay… Y me voy a un par de cuartos oscuros. Con eso ya tengo para una temporada.
SOLDADO
(Burlón)
: Vaya, vaya, te gusta usar la puerta trasera, ¿eh?
EL DESCONOCIDO: Yo no le hago daño a nadie, no me quiero meter en líos.
(Silencio)
.
SOLDADO: No te preocupes. Tienes mi palabra de que no te va a pasar nada. Ni a ti ni a los demás.
(EL DESCONOCIDO se le queda mirando al SOLDADO largo tiempo. Después se va.)
.
(Todos están reunidos en torno al transistor, con las luces cuadradas y blancas de sus teléfonos móviles encendidos en las manos. El SOLDADO está más deteriorado, con la cara azul. TOÑI da vueltas al dial del aparato. Sólo se oye ruido blanco)
.
ÁGUEDA: ¿Ya ni siquiera hay música clásica?
TOÑI: Ni siquiera.
ÁGUEDA: ¿Eso qué quiere decir?
(Silencio)
.
ÁGUEDA: ¿Qué quiere decir?
SOLDADO
(A Belén)
: ¡Tú! ¿Es cierto que oíste un noticiero? ¿Cuándo fue eso?
(Belén dormita, no responde)
.
SOLDADO: ¡Tú! ¡Despierta!
NACHO: No la trates así. Está muy enferma.
(ÁGUEDA acaricia la cara de BELÉN)
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ÁGUEDA: Bonita, despierta…
BELÉN: ¿Qué pasa?
SOLDADO: ¿Cuándo escuchaste las noticias?
BELÉN: ¿Qué?
SOLDADO: ¡Las noticias! Escuchaste noticias, ¿no? ¡Cuándo fue!
TOÑI: ¡Deje de gritarla! Yo también las escuché. Fue… antes de entrar aquí, hace cinco o seis noches, no me acuerdo… No sé si es de día o de noche, no sé en qué día vivo… Pero en aquel momento sí sabía que era de noche. Era la una de la madrugada, hacía dos días que había empezado todo. Estábamos refugiadas en la tienda de
delicatessen
de su novia…
BELÉN: Sí, de mi novia… Es una gran empresaria… ¿Ha vuelto?
ÁGUEDA: No, mi amor, vuelve a dormir.
TOÑI: Escuchamos voces a través del desagüe…
NACHO: ¿Del desagüe?
TOÑI: Sí, del desagüe de la ducha. Nosotras no teníamos radio, era la de un vecino, no sé cómo se filtraba el sonido por las cañerías, qué quieres que te diga… pero así fue. Había una tertulia política, hablaban de que la situación estaba controlada en Chueca…
MIGUEL: Joder, sí
TOÑI: Y recuerdo que Belén se puso tan contenta porque había anuncios… Dijo que si había anuncios es que la vida seguía fuera del barrio y tarde o temprano llegaría ayuda para nosotras…
DIANA: Pero ahora no hay anuncios.
TOÑI: No, ni anuncios, ni tertulia política…
ÁGUEDA: Ni música.
(El ruido blanco se intensifica hasta hacerse insoportable. A oscuro)
.
(Esta escena se desarrolla en total oscuridad. TOÑI y NACHO hablan mientras intentan dormir)
.
NACHO: Toñi, si fuera el fin del mundo, ¿qué te gustaría hacer?
TOÑI: Nacho, ya es el fin del mundo. Estamos en él. ¿O todavía no te has enterado?
NACHO: ¿Pero qué sería lo último que harías?
TOÑI: No sé… ¿Tú?
NACHO: Yo follar, claro.
TOÑI: Si es que no sé para qué pregunto. Pues yo no sé. Ponerme a filosofar con mis amigos, a lo mejor. Buscarle un sentido a toda esta mierda, para qué sirve la vida y todo eso…
NACHO: Sí, claro, con explosiones en las calles y terremotos y maremotos y tú te pones a filosofar.
TOÑI: ¿Tú ves terremotos o explosiones? Llevamos aquí dentro días, habríamos tenido tiempo de escribir la puta biblia en verso si nos lo hubiéramos propuesto.
NACHO: La verdad es que sí… Yo me imaginaba el fin del mundo un poco más espectacular.
TOÑI: Eso es porque tenemos siempre referentes norteamericanos. Si hubiéramos visto pelis del fin del mundo polacas la cosa sería más parecida a lo que estamos viviendo ahora. Una marica bailarina y un travesti folclórico tumbados en un camastro charlando sobre el fin del mundo sin explosiones ni efectos especiales por ningún lado. Y en vez de poner THE END pondría KONIEC.
NACHO: ¿Una marica y un travesti en una película polaca? ¿Con lo conservadores que son en Polonia?
TOÑI: Qué enterado estás tú de política internacional, ¿no?
NACHO: Me tiré a un par de polacos hace nada.
TOÑI: Ya decía yo.
NACHO: Estaban los dos como camiones. ¿Sabes Darek, el novio aquel de la Ana Obregón? Pues así. Me los tiré a la vez, uno por delante y otro por detrás.
TOÑI: Qué maravilla.
NACHO: Sí.
TOÑI: Me he empalmado sólo de imaginarlo.
NACHO: ¿Follamos?
TOÑI: Vale.
NACHO: Mira, al final voy a pasar el fin del mundo follando, como yo quería.
TOÑI: Fíjate. Y bien que está, oye.
NACHO: Toñi, ¿puedo decirte algo?
TOÑI: Miedo me da. Dime.
NACHO: Cuando follamos después de aquel fin de semana pensé que nunca te iba a volver a llamar. Pero ahora me alegro de haberme reencontrado contigo. Ya sé que suena estúpido pero estoy feliz de que estemos juntos…
TOÑI: ¿Te me vas a declarar ahora? ¿Vas a decirme que me quieres o algo así? Ni se te ocurra. Esto sólo es sexo, sexo desenfrenado, sexo en el fin del mundo, que no se te olvide.
NACHO: Sí, sí… Sólo que, en fin… no sé, te veo cambiada.
TOÑI: ¿Cambiada en qué sentido? Cuidado con lo que dices.
NACHO: Cambiada a mejor. Más franca. Más madura. Más espontánea.
TOÑI: Es que ahora ya no digo lo que los demás quieren oír. Ahora digo lo que yo quiero oír. Es lo bueno que tiene el apocalipsis.
(Se comienzan a oír gemidos y resoplidos y jadeos de dos haciendo el amor)
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(ÁGUEDA reza sola, de rodillas)
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ÁGUEDA: Señor, ya sé que te pido muchas cosas, que cada vez que he tenido algún problema he recurrido a ti. Pero todo lo anterior no es nada comparado con esto. No te voy a pedir ni por mí, ni por mi hija, ni siquiera por mi marido que está ahí fuera solo… No, te voy a pedir por esa niña, Belén. Está muy enferma, tiene la pierna… Bueno, tú ya lo sabes. Y también sabes lo que vamos a hacer. Sólo te pido que no se muera, que sobreviva a la operación, que podamos salvarla. Es muy joven, sólo es una niña…