Mundo Anillo (42 page)

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Authors: Larry Niven

Tags: #Ciencia Ficción

BOOK: Mundo Anillo
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Su trabajo no tenía ninguna relación con los cargamentos que transportaban.

—Tampoco se ocupaba de los motores ni del sistema de supervivencia. No he logrado averiguar exactamente qué hacía —dijo Nessus—. El «Pionero» llevaba una tripulación de treinta y seis personas. Sin duda algunos realizaban tareas accesorias. No creo que la chica fuese imprescindible para la nave o para el bienestar de la tripulación. No parece ser una lumbrera, Luis.

—¿Le has preguntado cuál era la relación entre los sexos en la tripulación? ¿Cuántos de esos treinta y seis eran mujeres?

—Ella misma me lo ha dicho. Tres.

—Entonces, no hace falta averiguar su profesión.

Doscientos años de viajes, seguridad, aventura. Luego, al término de la octava travesía de Halrloprillalar, el Mundo Anillo no respondió a la señal del «Pionero».

El cañón electromagnético no funcionaba.

Según todos los indicios que pudieron obtener a través de sus telescopios, no había señales de actividad en ningún espaciopuerto.

Los cinco mundos incluidos en el circuito del «Pionero» no estaban equipados con cañones electromagnéticos para desacelerar. En consecuencia, la nave iba provista de combustible desacelerador, condensado durante la travesía a partir del hidrógeno interestelar. La nave podía aterrizar... pero ¿dónde?

No en el Mundo Anillo. Los proyectiles antimeteoritos les harían trizas.

No habían recibido autorización para aterrizar en la plataforma del espaciopuerto. Algo ocurría allí.

¿Regresar a uno de los mundos de origen abandonados? Ello equivaldría a colonizar de nuevo un mundo, a partir de un grupo de treinta y tres hombres y tres mujeres.

—La rutina les había hecho poco audaces, no estaban en condiciones de tomar una decisión de tal envergadura. Fueron presa del pánico —siguió explicando Nessus—. Se amotinaron. El piloto del «Pionero» logró encerrarse en la sala de mandos el tiempo suficiente para hacer aterrizar la nave en la plataforma del espaciopuerto. Le asesinaron por esta osadía, por haber puesto en peligro la nave y sus propias vidas, según dijo Halrloprillalar. Aunque sospecho que le asesinaron por no respetar la tradición, por aterrizar empleando los cohetes y sin contar con autorización formal para ello.

Luis advirtió que alguien le miraba. Levantó la vista.

La navegante espacial seguía observándoles. Y Nessus tampoco le quitaba ojo de encima con una cabeza, la izquierda.

Con que ahí tenía el tasp. Y por eso Nessus no había dejado de mirar hacia arriba. Ella no quería perder a Nessus de vista y éste no se atrevía a dejarla libre del embrujo del tasp.

—Después de matar al piloto, abandonaron la nave —prosiguió Nessus—. Entonces descubrieron el terrible daño que les había causado el piloto. El cziltang brone estaba inerte, estropeado. Habían quedado varados en el lado opuesto de un muro de más de mil kilómetros de altura.

—Desconozco la expresión equivalente de cziltang brone en intermundo o en la Lengua del Héroe. Sólo puedo explicaros cómo actúa. Y su acción es de vital interés para nosotros.

—Sigue —dijo Luis Wu.

Los Ingenieros que construyeron el Mundo Anillo lo habían proyectado en previsión de cualquier posible fallo. En muchos aspectos, parecían haberse anticipado a la decadencia de la civilización, la habían planificado, como si los ciclos de cultura y barbarie formasen parte del destino natural del hombre. La compleja estructura del Mundo Anillo no dejaría de funcionar por falta de cuidados. Los descendientes de los Ingenieros podrían olvidar los detalles del mantenimiento de las compuertas y los cañones electromagnéticos, podrían perder el arte de trasladar mundos y construir coches voladores; la civilización podría morir, pero el Mundo Anillo no correría igual suerte.

Las defensas antimeteoritos, por ejemplo, eran tan absolutamente infalibles que a Halrloprillalar...

—Llámala Prill —sugirió Luis.

—...que a Prill y su grupo ni se les ocurrió pensar que pudieran haber dejado de funcionar.

Pero ¿y el espaciopuerto? ¿Hasta qué punto podía ser infalible, con la posibilidad de que algún idiota se dejara abiertos los dos portillos de la compuerta?

¡No había compuertas! Las habían sustituido por el cziltang brone. Esa máquina proyectaba un campo de fuerzas por efecto del cual la estructura base del Anillo, y por tanto también del muro exterior, se hacía permeable a la materia. Se mantenía una cierta resistencia. Mientras el cziltang brone estaba en funcionamiento...

—Un generador de ósmosis —sugirió Luis.

—Tal vez. Tengo la sospecha de que brone es una forma corrompida, posiblemente de carácter obsceno.

...mientras funcionaba el generador de ósmosis se perdería un poco de aire, aunque muy lentamente. Los hombres debían abrirse paso vestidos con trajes de presión, pues tenían que avanzar contra la corriente de aire. Las máquinas y las grandes masas eran arrastradas al otro lado por medio de tractores.

—¿Y los depósitos de aire respirable? —preguntó Interlocutor.

¡Lo elaboraban fuera, con los transmutadores!

Sí, en el Mundo Anillo disponían de un método económico de transmutación. El procedimiento sólo resultaba barato para grandes cantidades, y también tenía otras limitaciones. La máquina en sí era gigantesca. Sólo servía para transmutar un elemento en otro elemento. Los dos transmutadores del espaciopuerto transformaban el plomo en nitrógeno y oxígeno; el plomo era fácil de almacenar y de transportar a través del muro exterior.

Los generadores de ósmosis eran aparatos a toda prueba. Si se estropea una compuerta, puede perderse un verdadero huracán de aire respirable. Sin embargo, una avería en el cziltang brone no podía tener mayores consecuencias que cerrar la compuerta al espacio... y, de paso, también a los navegantes espaciales que pudieran regresar después.

—Y también a nosotros —dijo Interlocutor.

—No te precipites —le aconsejó Luis—. Todo parece sugerir que el generador de ósmosis es exactamente lo que necesitamos para regresar a casa. No sería necesario desplazar el «Embustero». Bastaría con apuntar el cziltang brone... —lo pronunció aspirando la primera sílaba— ...sobre la base del Anillo, justo debajo del «Embustero», y la nave se hundiría como si estuviese sobre arenas movedizas, para volver a salir a flote al otro lado.

—Y quedar atrapada en la espuma del amortiguador antimeteoritos —replicó el kzin. Luego añadió—: Rectifico. El desintegrador puede resultarnos útil en esta fase.

—Exactamente —dijo Nessus Por desgracia, no podemos disponer de ningún cziltang brone.

—Ella está aquí. ¡Debió atravesar el muro de alguna manera!

—Sí...

Los especialistas en magnetohidrodinámica prácticamente habían tenido que aprender una nueva profesión antes de poder empezar a reparar el cziltang brone. Ello les llevó varios años. El aparato se había detenido en pleno funcionamiento: la mitad estaba retorcida y la otra mitad se había fundido.. Tuvieron que hacer varias piezas completamente nuevas; se vieron obligados a recalibrar y a emplear elementos que sabían que no resistirían, pero con tal aguantasen el tiempo suficiente...

Durante los trabajos se produjo un accidente. Un rayo osmático, modificado por una graduación defectuosa, atravesó el «Pionero». Dos tripulantes murieron hundidos hasta la cintura en una plataforma de metal, y otros diecisiete sufrieron parálisis cerebral permanente además de otras heridas a resultas de las cuales ciertas membranas permeables se hicieron demasiado permeables.

Pero los diecisiete restantes consiguieron pasar al otro lado. Se llevaron los idiotas consigo. Y también el cziltang brone, por si el Mundo Anillo resultaba demasiado inhóspito.

Se encontraron rodeados de barbarie, sólo barbarie.

Años más tarde, unos cuantos intentaron regresar por donde habían venido.

El cziltang brone se estropeó en medio de la operación y cuatro de ellos quedaron atrapados en el muro exterior. Y ahí acabó todo. A esas alturas ya sabían que sería imposible encontrar piezas de recambio en el Mundo Anillo.

—No comprendo cómo pudieron caer tan rápidamente en la barbarie —dijo Luis—. ¿Has dicho que el «Pionero» tardaba veinticuatro años en recorrer su circuito?

—Veinticuatro años en unidades de la nave, Luis.

—¡Oh! Eso cambia las cosas.

—Sin duda. Para una nave que se desplace con una tracción igual a una gravedad del Mundo Anillo, las estrellas tienden a estar situadas a una distancia de tres a seis años. Las verdaderas distancias eran grandes. Prill habla de una región abandonada unos doscientos años luz más próxima al plano galáctico, en una zona donde se encuentran tres soles muy juntos, situados sólo a unos diez años luz uno de otro.

—Doscientos años luz... ¿Crees que debe ser una zona próxima al espacio humano?

—Tal vez esté en el mismo espacio humano. En general, los planetas con atmósfera de oxígeno no suelen estar tan próximos como ocurre en los alrededores de Sol. Halrloprillalar dice que en el Mundo Anillo se aplicaron técnicas de terraformación a largo plazo. Las técnicas eran demasiado lentas. Los humanos, impacientes, las abandonaron antes de que pudieran surtir todos sus efectos.

—Ello explicaría muchas cosas. Aunque... No, no tiene importancia.

—¿Primates, Luis? Existen pruebas suficientes de que tu especie evolucionó sobre la Tierra. Pero la Tierra podría haber constituido una buena base para un proyecto de terraformación de mundos situados en sistemas próximos a tu planeta. Los ingenieros podrían haberse traído animales domésticos y criarlos.

—¿Cómo por ejemplo monos y simios y hombres de Neanderthal...? —Luis hizo un gesto como si quisiera cortar el aire con la mano—. No son más que especulaciones. Y tampoco nos interesa.

—No lo discuto. —El titerote comenzó a masticar un bloque de verduras mientras seguía hablando—. El circuito que seguía el «Pionero» cubría una distancia de más de trescientos años luz. En el curso de un viaje podían producirse importantes cambios, si bien éstos eran raros. Los congéneres de Prill poseían un sistema social muy estable.

—¿Cómo estaba tan segura de que todo el Mundo Anillo había quedado sumido en la barbarie? ¿Exploraron mucho?

—Muy poco, aunque lo suficiente. Prill tiene razón. Es imposible reparar el cziltang brone. El Mundo Anillo debe de ser enteramente bárbaro a estas horas.

—¿Por qué?

—Prill intentó explicarme lo ocurrido, tal como se lo había explicado a ella otro miembro de su grupo. Había simplificado mucho el proceso, como es lógico. Es posible que todo comenzase varios años antes de que el «Pionero» iniciara su última travesía...

Los mundos habitados eran diez. Cuando el Mundo Anillo estuvo terminado, los diez fueron abandonados a su destino y continuaron evolucionando sin ayuda del hombre.

Imaginad un mundo en esas condiciones:

El terreno está cubierto de ciudades en todas las fases de desarrollo. Es posible que los barrios de barracas hubieran quedado superados, sin embargo aún debían de quedar barracas en algún lugar, aunque sólo fuese como reliquias históricas. El lugar está lleno de todo tipo de subproductos de la civilización: recipientes vacíos, máquinas estropeadas, libros o películas o pergaminos en mal estado, todo lo que no puede ser reaprovechado o reconvertido de un modo económico, y muchas cosas que aún podrían ser útiles. Los mares han servido de vertederos de basuras durante cientos de miles de años. En cierto período, también tiraron subproductos radiactivos del proceso de fisión.

¿Es de extrañar que la vida marina evolucione a fin de adaptarse a las nuevas condiciones?

¿Es de extrañar que aparezcan nuevas formas de vida capaces de alimentarse de esos desechos?

—En la Tierra ocurrió una vez algo parecido —dijo Luis Wu—. Un hongo que se alimentaba de polietileno. Comenzó a devorar las bolsas de plástico en las repisas de los supermercados. Ya se ha extinguido. Tuvimos que dejar de emplear el polietileno.

Imaginad diez mundos en esas condiciones.

Deben haber ido evolucionando bacterias capaces de alimentarse de compuestos de cinc, de plásticos, de pinturas, de material aislante y de basuras. La cosa no hubiera tenido importancia de no ser por las naves.

Estas continuaban visitando regularmente los viejos mundos, en busca de formas de vida olvidadas o que no se habían adaptado al Mundo Anillo. También se llevaban otras cosas: souvenirs, obras de arte olvidadas o simplemente dejadas para una posterior ocasión. Aún estaban trasladando los museos, pues en cada viaje sólo transportaban unas pocas piezas de incalculable valor.

Una de las naves trajo consigo un hongo capaz de descomponer la estructura de un superconductor a temperatura ambiente, que había sido muy utilizado en la maquinaria complicada.

La acción del hongo era lenta. Era una cepa recién desarrollada y primitiva y, al principio, fue fácil de eliminar. Distintas naves deben de haber ido trayendo formas ligeramente distintas en diversas ocasiones, hasta que una de ellas por fin consiguió arraigar.

Debido a que su efecto era lento, no destruyó la nave hasta mucho después de aterrizar. No destruyó el cziltang brone hasta que los tripulantes y los empleados del espaciopuerto ya lo habían trasladado al otro lado. No hizo mella en los receptores de energía proyectada hasta que las cabinas que se desplazaban sobre el cañón electromagnético situado en el muro exterior lo habían trasladado a todos los puntos del Mundo Anillo.

—¿Receptores de energía proyectada?

—Generan la energía en las pantallas cuadradas por proceso termoeléctrico y luego la proyectan sobre el Mundo Anillo. Seguramente también se trata de un sistema infalible. No lo detectamos desde nuestra nave. Debe de haberse desconectado cuando comenzaron a fallar los receptores.

—Seguro que debía de ser posible fabricar un superconductor distinto —objetó Interlocutor—. Sabemos que existen dos estructuras moleculares básicas, cada una de ellas con múltiples variaciones a distintos niveles de temperatura.

—Existen al menos cuatro estructuras básicas —le corrigió Nessus—. Tienes razón, los anillícolas hubieran podido sobrevivir al Derrumbamiento de las Ciudades. Así lo hubiera hecho una sociedad más joven y vigorosa, pero debes tener en cuenta las dificultades a las que tuvieron que enfrentarse.

»Habían perdido buena parte de sus gobernantes, sepultados bajo los edificios cuando se produjo el corte en el suministro de energía. Y sin energía poco podían hacer para hallar otros superconductores. Prácticamente toda la energía almacenada fue confiscada para su uso personal por los hombres dotados de algún poder político, o se empleó para mantener algunos enclaves de civilización con la esperanza de que otros ya se ocuparían de resolver la emergencia. No tenían acceso a los motores de fusión de las naves espaciales, pues los cziltang brone empleaban superconductores. Los pocos hombres capaces de hacer algo no podían ponerse en contacto; la computadora que operaba el cañón electromagnético no funcionaba, y el cañón en sí se había quedado sin suministro de energía.

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