Read Marea oscura I: Ofensiva Online
Authors: Michael A. Stackpole
Tags: #Aventuras, #Ciencia ficción
Jaina Solo giró su Ala-X a babor y estabilizó la nave para una maniobra de bombardeo.
Chispas
varió los controles para un ataque de tierra y colocó una cuadrícula sobre la perspectiva del suelo. En el monitor secundario, los controles calcularon la cantidad de señales vitales de cada segmento de la cuadrícula y los colorearon. Los más claros eran los que tenían más concentración de vida. En otro monitor se mostraban estos mismos datos, pero en colores translúcidos para que pudiera seguir viendo el suelo.
Jaina viró el Ala-X y disparó los láseres. Cientos de descargas atravesaron la noche hacia los soldados yuuzhan vong que salían del cráter creado por los torpedos de protones. Algunas no dieron en el blanco y otras rebotaron en el aire tras dar en las armaduras, pero la mayoría atravesaron a los reptiloides, matándolos al instante.
Ella elevó la nave, intentando colocar su Ala-X por encima de las sensaciones de muerte que captaba, pero el dolor y la desesperación se le pegaron como fango en las botas. Odiaba tener que masacrar a tantos individuos, pero también sabía que no había opción. Los reptiloides avanzaban sin remisión y, por el caos desatado en el campamento de refugiados, o acababa con ellos o matarían a los refugiados.
Y a mi madre, a mis hermanos, a Danni..
La voz de Gavin resonó en la unidad de comunicación.
—Pícaros, tenemos nueva misión. Los cargueros despegan. Van a salir de aquí —su voz se quebró por un momento—. Se os asignará escoltar a un carguero a cada uno.
Jaina vio que le habían encomendado el
Invulnerable
. A ella le daba igual, pero era la sexta nave de la caravana.
— ¡
Chispas
, dime los Pícaros que siguen en activo!
El androide le ofreció un macabro informe. El coronel Darklighter y el capitán Nevil eran todo lo que quedaba del Grupo Uno; el Dos se había visto reducido a la mayor Forge; el Tres estaba algo mejor, con la mayor Varth, Jaina y su compañera, Anni Capstan, que seguían vivas, pero el escuadrón se había visto reducido a la mitad; el Escuadrón Salvaje tenía sólo un grupo; y los Fuertes. .
Han muerto todos. . hemos barrido el cielo de coralitas, pero nos ha costado demasiado.
Jaina pulsó el comunicador.
— ¿Tenemos las coordenadas de salida, coronel?
—Solución en proceso,
Palillos
.
Ella negó con la cabeza. Habían venido a Dantooine porque eran demasiados como para un viaje largo por el hiperespacio. No tenían provisiones.
O encontramos provisiones o...
Contempló los cadáveres entre la penumbra, desperdigados por el campamento bajo los cargueros que despegaban.
Se le hizo un nudo en la garganta.
Espero que ninguno de esos..
Estuvo a punto de emplear la Fuerza para intentar encontrar a su madre, a sus hermanos, a su tío.. , pero se concentró en llevar su nave al lado de babor del carguero.
Tengo una misión que cumplir antes de preocuparme por mi familia.
—
Chispas
, ¿tienes las coordenadas?
El pequeño androide silbó mientras descargaba los datos de navegación. El Ala-X de Jaina y la lanzadera salieron de la atmósfera de Dantooine antes que las demás naves, situándose en una órbita elevada alrededor del planeta. El resto les siguió, alineándose perfectamente en una órbita que rodeaba Dantooine y cruzaba los polos.
Chispas
silbó y ofreció a Jaina la respuesta en el monitor secundario.
— ¡Agamar! Bueno, es donde íbamos, de todas formas. Y el punto de salida está justo en el otro lado de este polo..
El androide chilló, y Jaina miró a través del cristal de la cabina. Por el horizonte de Dantooine, en la trayectoria de salida hacia Agarrar, apareció un crucero yuuzhan vong. Jaina no sabía si era el que habían dañado, pero tenía algunas espinas rotas. Y, lo que era peor, según indicaba su monitor secundario, la nave enemiga volvía a emplear sus dovin basal para crear una anomalía gravitatoria lo suficientemente grande como para impedir a cualquier nave el salto al hiperespacio.
—Aquí Pícaro Once. Tenemos una nave yuuzhan vong haciendo de crucero Interdictor de nuevo. No nos vamos.
En la cabina de la lanzadera, Leia se puso entre los asientos que ocupaban su hermano y Elegos.
—Jaina tiene razón, eso nos impedirá salir de aquí.
En la distancia, lentos chorros de plasma se dirigían hacia la caravana de naves, todos demasiado altos. La intención de los artilleros era obvia: querían hacerles regresar a Dantooine.
Donde las tropas de tierra puedan rematarnos.
Luke frunció el ceño y se incorporó en su asiento.
—No sé si podré con todo, Leia.
Ella le dio unas palmaditas.
—Quizá no tengas que hacerlo solo, Luke —Leia pulsó su unidad de comunicación—. Coronel Darklighter, ¿cuántos torpedos de protones les quedan a los Pícaros?
Uno, alteza. Si quiere lo soltaremos sobre el crucero. Podemos sobre-volarlo con los cazas y bombardearlo. Quizá sea suficiente para eliminar ese campo.
Leia negó con la cabeza cuando Elegos le señaló la entrada de los nuevos datos del sensor.
—Negativo, Pícaro Uno. Acaban de salir más coralitas. El crucero está enviando sus cazas. Parece que realmente están deseosos de que volvamos a tierra.
—Les convenceremos de lo contrario.
Ella se estremeció.
—Me da la impresión de que lo de Dubrillion y esto no han sido más que prácticas. Los yuuzhan vong han estado aprendiendo. En el primer ataque a Dubrillion no llevaron a cabo la técnica del Interdictor. Quieren hacernos bajar de nuevo para seguir probándonos. Si intentamos escapar, moriremos aquí arriba. Si no, ahí abajo. Habremos muerto de todas formas.
Luke negó con la cabeza.
—Eso no es cierto.
Leia frunció el ceño.
— ¿Cómo puedes decir eso? —se tapó la boca con la mano—. ¿Estás teniendo una visión de la Fuerza?
—Son chispazos.
La consola del sensor soltó un pitido. Elegos la miró y ladeó la cabeza.
—Viene algo del hiperespacio. Algo enorme.
La entrada del
Ralroost
desde el hiperespacio se produjo segundos antes de lo que le hubiera gustado al almirante Kre'fey. Cuando el túnel blanco por el que había viajado su nave comenzó a resquebrajarse, supo que al menos una nave yuuzhan vong se había convertido en un crucero Interdictor. La única razón para ello era impedir que las naves escaparan.
Lo que significa que he llegado a tiempo.
Miró a su oficial de control armamentístico.
—Dígale al
Brillo de Fuego
que dispare a discreción.
El oficial de armamento gruñó las órdenes en una unidad de comunicación.
Unas llamaradas doradas de turboláser tomaron rumbo al crucero yuuzhan vong. A su vez, los rayos azules de los cañones de iones salieron disparados. Un temblor sacudió al
Ralroost
cuando los veinte cañones de torpedos de protones soltaron su carga letal.
El
Brillo de Fuego
, un destructor estelar clase Victoria, también lanzó los misiles de impacto que tenía disponibles. Ochenta proyectiles describieron una espiral hacia el crucero yuuzhan vong, y cada objetivo se espació lo suficiente como para que los vacíos no capturaran a más de un misil.
La anomalía gravitatoria que había impedido que las naves de la Nueva República saltaran al hiperespacio se evaporó cuando los dovin basal se desviaron de repente para rechazar los misiles y los láseres. Quizá fue porque el asalto sobrepasó el potencial de los dovin basal, o puede que las criaturas estuvieran agotadas de tanto crear el vacío, pero no consiguieron interceptar todos los láseres y los misiles. Los torpedos de protones pulverizaron los paneles de las cubiertas de coral yorik. Los turboláseres derritieron los cañones espina de plasma, abriendo cráteres en la superficie de la nave. Más de una espina se separó del cuerpo central y flotó por el espacio.
El crucero yuuzhan vong respondió con sus cañones de plasma. Las bolas de energía roja chocaron contra los escudos del
Ralroost
como si fueran mordiscos.
La cubierta dorada de energía comenzó a desfallecer, disminuyendo su potencia en un veinte por ciento, pero siguió aguantando.
Si vamos a tener que enfrentarnos con esa nave, no aguantarán mucho
. La idea de que los disparos de plasma atravesaran el casco de su nave le hizo estremecerse.
Pero si no hay otra forma de que escapen los cargueros..
El oficial de sensores miró al almirante.
Señor, el crucero yuuzhan vong se retira. Sus cazas bajan a la atmósfera.
Los gritos de júbilo dieron la bienvenida a la noticia, pero Kre'fey los detuvo con un gesto.
—Comunicaciones, ponme con el
Invulnerable
.
—En línea, almirante.
—Aquí el almirante Kre'fey. Senador, ¿sigue al cargo de mi nave?
—Así es, almirante. ¿Quiere que me retire?
—Sí, por favor. Embarque en el
Ralroost
y que sus cazas entren por el hangar lateral. Los cargueros pueden formar sobre nosotros. Les escoltaremos fuera de aquí —Kre'fey sonrió—. En caso de que su misión de investigación haya terminado.
—Por ahora sí, almirante —el caamasiano suspiró—. Y al Senado no le va a gustar nada mi informe.
—No me sorprende en absoluto, senador —el bothan entrecerró sus ojos violetas—. Y es una razón más para que vayamos a Coruscant cuanto antes.
Gavin Darklighter se negó a prestar atención a los dolores y molestias que sentía. Normalmente los hubiera achacado al cansancio, pero había descansado de sobra en el viaje desde Dantooine a Agamar, y después a Coruscant. En realidad, se sentía más descansado que en toda su estancia en el escuadrón, pero también sabía que aquélla era la peor guerra en la que había participado nunca.
Y por lo que había aprendido durante el viaje a Coruscant, era una guerra que ni el Escuadrón Pícaro ni la Nueva República podían permitirse perder.
Gavin, Leia Organa Solo, el almirante Traest Kre'fey y el senador A'Kla habían sido convocados a una reunión con el Consejo del jefe de Estado, Borsk Fey'lya, para informar de lo que habían averiguado. Por la mirada engreída de Fey'lya y los aires de superioridad de sus camaradas, Gavin supo que, o bien no tenían ni idea de lo que estaba ocurriendo en el Borde Exterior, lo que era imposible, ó habían optado por no dejar que les apartara de sus planes, fueran éstos los que fueran.