Read Marea oscura I: Ofensiva Online
Authors: Michael A. Stackpole
Tags: #Aventuras, #Ciencia ficción
Y la van a tener
. Situó a uno en la cuadrícula y apretó a fondo el gatillo.
Toda mi atención
.
La ansiedad nerviosa de los pilotos despertó a Luke, y el rugido de los cazas al despegar garantizaba que no volvería a dormirse. Antes de salir de la tienda se puso una túnica al hombro y se colgó el sable láser del cinturón. Contempló a los cazas dirigiéndose al sur y, por un momento, deseó estar en uno de ellos.
Una vez más, en una escaramuza con Erredós
.
Se estremeció, sabiendo que ese tipo de recuerdos no eran el tipo de cosas en las que debía pensar un Jedi. El gusto por el combate era un mal necesario, sólo tolerable cuando un Jedi lo contenía para enfocarlo únicamente en defensa de los demás. La línea que diferencia la acción ofensiva y la defensiva siempre es muy difícil de apreciar, pero en este caso, al ver a la gente que salía adormilada de sus tiendas, frotándose los ojos y murmurando, supo en qué lado se encontraba.
Mara se acercó a él.
— ¿Qué quieres que haga?
La ansiedad de su voz iba acorde con la pesadumbre de su expresión.
— ¿Quieres que sea sincero?
Mara dudó un momento y asintió.
—Me fío de ti, Luke.
—Bien. Quiero que encuentres a Leia. Seguro que está por ahí organizando a los civiles. Ahora mismo necesito que vayas a ayudarla, no queremos que nadie sufra. Sé que preferirías...
Mara le hizo callar posando un dedo sobre sus labios.
—Te he dicho que me fío de ti. Sé que me enviarás adonde creas necesario, y si me necesitas en otra parte, me lo dirás.
Luke abrazó a Mara con fuerza.
—Te quiero muchísimo, Mara. Por esto y por todo lo demás.
—Ya lo sé, Luke —Mara echó la cabeza hacia atrás y apoyó su frente en la de él—. Si cada uno cumple con su deber, acabaremos con los yuuzhan vong.
Cuenta con ello.
—Cuento con ello —Luke la besó y la abrazó como si fuera la última vez. Luego la soltó reticente—. Que la Fuerza te acompañe.
—Y a ti, amor mío —ella le guiñó un ojo y se alejó hacia el centro del campamento—. Cuando me necesites, estaré ahí.
El asintió y corrió hacia el perímetro sur. No tardó en encontrarse con el coronel Bril'nilim, un twi'leko encargado de las tropas de la Nueva República que escudriñaba la distancia con unos macrobinoculares. Luke percibió la frustración que sentía el líder del comando y procuró no molestarle.
El twi'leko se giró y le dio los prismáticos.
—Quizá tú veas algo que yo no veo.
Luke no cogió los macrobinoculares.
—Los yuuzhan vong están ahí, pero eso es obvio. Es probable que hayan enviado una avanzadilla de esclavos para que sufran la mayor parte de las bajas. ¿Dónde me necesitas?
Bril'nilim señaló al sudeste.
—A ti te pondría ahí, y a tus sobrinos al sudoeste. Avísame si ves algo raro y enviaré alguien a investigar.
—A sus órdenes, coronel —Luke se dio la vuelta, retrocedió un paso y se encontró con sus sobrinos—. ¿Lo habéis oído?
Jacen asintió.
—Sí. Anakin y yo vamos para allá, tú te quedas aquí. Si vemos algo raro, avisaremos.
—Bien. Vosotros vais a investigar, ¿entendido?
Los lekkus del coronel Bril'nilim temblaron cuando se giró.
—Más os vale entenderlo. No queremos héroes. Mis tropas abrirán fuego contra cualquier cosa que no se haya identificado, y un Jedi agazapado podría ser una. ¿Entendido?
—Sí, señor —dijeron los dos jóvenes Jedi al unísono.
Luke y el coronel sonrieron.
—Muy bien, adelante. Me gusta tener tres Jedi en el frente. Sólo espero que ninguno de nosotros vea mucha acción.
—Aquí Fuerte Siete. Me vendría bien que alguien me cubriera el ataque.
Jaina pulsó su unidad de comunicación.
—Pícaro Once contigo, T-7.
—Gracias,
Palillos
.
La Jedi giró hacia arriba con el estabilizador de babor y realizó un bucle que la situó a estribor del Interceptor-X, mirando a la formación de tierra. Las alas TIE del Interceptor-X soltaron una ráfaga que sobrepasó su largo morro de AlaX y que impactó en medio de las filas yuuzhan vong. Aunque Jaina no podía ver muy bien a la luz verde de los láseres tuvo la impresión de que las tropas yuuzhan vong ni huían ni perdían la formación.
Y también me parecen pequeños, más bajitos de lo que suponía por las descripciones de Jacen
.
Un coralita dio la vuelta y se dirigió hacia el Interceptor-X. Jaina abrió fuego sobre el yuuzhan vong, que generó inmediatamente un vacío que absorbió casi todos los disparos. Jaina siguió avanzando y soltó un cuádruple disparo en medio de una ráfaga, lo cual hizo alejarse al yuuzhan vong. Cuando viró a babor, ella hizo lo mismo y se niveló con la popa del T-7.
No me gusta hacer de escudo, pero tengo que hacerlo para que dispare
.
El morro del Interceptor-X soltó una llamarada y disparó un torpedo de protones. Jaina aprovechó la inercia del lanzamiento y ganó un poco de altitud.
El torpedo hizo impacto bajo ella en la primera montaña en movimiento, y explotó formando una reluciente bola plateada que iluminó la noche.
El sistema antideslumbramiento del Ala-X se activó de inmediato, eliminando casi todo el brillo, pero, aun así, le permitió ver lo que pasaba en el punto de ataque. El torpedo había detonado a cien metros del objetivo y, aunque un vacío había engullido la mayor parte de la energía, el resto de la misma había provocado el caos entre las tropas. La energía evaporó a los soldados, eliminando compañías enteras en un abrir y cerrar de ojos. Otros salieron despedidos, como juguetes destrozados por un niño cruel. La onda expansiva derribó varios vehículos, que Jaina veía como estructuras con forma de cúpula montadas sobre extremidades, semejantes a un cepillo de miles de cerdas.
Algunos cayeron de espaldas, con las patitas agitándose en el aire, mientras que otros se detuvieron al arder las extremidades.
Pero lo más impresionante era el vehículo grande hacia el que el T-7 había dirigido el proyectil. Al igual que los pequeños, estaba recubierto por un caparazón óseo. A lo largo del lomo y en los extremos tenía protuberancias parecidas a cuernos de las que brotaban disparos de plasma. Jaina no podía ver si eran móviles, pero la mayoría apuntaban en direcciones desde las que podían derribar a los cazas.
Se estremeció porque le dio la impresión de que era como una enorme babosa acorazada con espinas.
Jaina dio un brusco giro a estribor y volvió a echarse a babor antes de soltar una ráfaga a la cosa, a la que decidió llamar
Cordi
, la abreviatura de cordillera.
Un vacío interceptó sus disparos y el
Cordi
lanzó plasma en su dirección. La joven consiguió esquivar casi todos los proyectiles y escuchó el zumbido de sus escudos al absorber el resto. Los sensores le informaron de otras anomalías gravitatorias y supuso que eran dovin basal intentando quitarle los escudos, pero su esfera de compensación había sido ampliada para rechazar ese tipo de asalto.
Se elevó y aceleró hacia la batalla que se desarrollaba fuera de la atmósfera, en la caravana de naves. Cuando invirtió el vuelo del caza para elevarse, vio en tierra otras detonaciones de torpedos de protones. Le pareció como si hubieran explotado antes de tiempo, lo que provocó la muerte de muchos soldados y desestabilizó los vehículos pequeños. Se alegró de comprobar que su estrategia surtía efecto, pero temía que no fuera suficiente.
—
Chispas
, ¿qué distancia hay entre las explosiones más cercanas y las más lejanas?
El androide le mostró la respuesta en el monitor secundario.
Jaina se estremeció. Esa distancia significaba que la columna yuuzhan vong medía al menos cinco kilómetros. Da igual lo bien que disparemos. Si no derribamos a los
Cordis
, no podremos impedir que los yuuzhan vong lleguen al campamento. Y cuando lleguen...
Leia se sobresaltó al sentir una mano en su hombro. Se dio la vuelta rápidamente y se llevó la mano a la pistola láser. Pero resultó ser Mara, que se apoyó en el casco del carguero a cuya sombra se ocultaban. Leia la miró un instante y se llevó la otra mano a la garganta.
—Qué susto me has dado.
—Lo siento. Luke me envió a buscarte para quedarme contigo.
— ¿Seguro? ¿No deberías estar...?
— ¿Descansando? —Mara negó con la cabeza—. Nunca he ido de indefensa, así que aquí estoy. ¿Y tú qué haces aquí?
Leia señaló al perímetro noreste del campamento.
—La gente se está reuniendo en el centro del campamento, pero un par de familias de aquí no han salido todavía. Quería venir a por ellos. . pero, no sé, tuve una sensación...
Mara alzó la cabeza y miró a lo lejos, más allá del carguero.
— ¿Algo malo?
—No, para nada.
Mara asintió y desenfundó su sable láser.
—No has podido percibir nada con la Fuerza, ¿verdad?
— ¿Qué?
Mara señaló a una de las tiendas. Era obvio que dentro había movimiento, pero Leia utilizó la Fuerza y no percibió vida en el interior.
—Es imposible.
—No tanto.
Mara salió disparada y su sable láser se abrió en una chisporroteante hoja azul. La mujer cortó las cuerdas que tensaban la lona de la tienda, y ésta cayó sobre las tres figuras durante un segundo. De inmediato, las tres siluetas rasgaron la tela roja y salieron al exterior.
Los tres guerreros yuuzhan vong se quedaron de pie un instante. Eran altos, pero, por lo que llevaban puesto, no parecían tan atléticos como los habían descrito. Iban recubiertos de una especie de carne pálida, excepto por los cuernos que la atravesaban y por las capuchas, que no llevaban puestas. Se habían vestido y, a sus pies y descubiertos por la lona rasgada, Leia vio tres cadáveres desnudos cubiertos de sangre.
Enseguida supo lo que había pasado. Unos yuuzhan vong se habían colado en el campamento, habían matado a varios refugiados y utilizaban sus enmascaradores ooglith para parecer humanos.
Si hay más entre los auténticos refugiados, podrían estar matando gente inocente
. El deseo de echar a correr para dar la voz de alarma luchaba en su interior contra la imagen de los tres guerreros dirigiéndose hacia Mara y su sable láser.
Tengo que proteger a la gente, pero no puedo abandonar a Mara. ¿Qué puedo hacer?
Corran miró a Jens mientras se agazapaba entre las rocas y escudriñaba el campamento yuuzhan vong. La estudiante estaba sentada contra una gran roca con las piernas encogidas y una consola sobre el regazo. Pulsó un par de interruptores y una sonda esférica comenzó a zumbar al elevarse del suelo. Del aparato surgió una antena, y de la base emergieron una serie de pequeños sensores.
Corran le hizo un gesto, y ella envió la sonda hacia la izquierda para entrar en el campamento por el norte. La bola negra flotó plácidamente hacia el asentamiento, rodeó algunas de las conchas pequeñas y se dirigió hacia las medianas. Cuando estaba frente a la que albergaba a los dos guerreros yuuzhan vong, Jens utilizó un estroboscopio para observar la zona y comprobó que la esfera se movía hacia el norte.
Los dos guerreros salieron apresuradamente de las conchas y señalaron la sonda. Uno entró de nuevo y salió con armas, una armadura y el equivalente yuuzhan vong del calzado para la arena. Mientras se vestía y contemplaba la sonda, el otro entró para coger su equipo. Cuando salió, los dos echaron a correr detrás de la sonda, que había desaparecido tras las dunas al norte del lago.
Corran miró a Jens.
—Mantenlos ocupados. Cuando entremos en la concha grande, dile a Trista que despegue. Estará aquí en cinco minutos, rociará la zona de bombas de esencia de matanza y te recogerá. Luego nos sacará a nosotros. Si no hemos salido en ese momento, dadnos por muertos y largaos de aquí. No quiero preguntas, ¿vale?
Jens asintió.
—Buena suerte.
—Gracias, te la deseo a ti también.
Miró a Ganner.
— ¿Preparado?
El joven asintió y saltó sobre una roca. Corran rodeó la piedra tras la que se había escondido y corrió cuanto le permitía el calzado especial.
Ganner llegó el primero, se agachó para quitarse el calzado, lo arrojó a un lado y corrió hacia la concha grande. Cogió el sable láser, pero no lo activó.
Corran se quitó el calzado, pero lo recogió con la mano izquierda.
Después corrió detrás de Ganner y llegó a la concha grande inmediatamente después que él. Corran tiró los zapatos en la entrada y sacó el sable láser. No lo activó, pero acariciaba el botón de encendido con el pulgar derecho.