Read Los hechos del rey Arturo y sus nobles caballeros Online
Authors: John Steinbeck
Tags: #Histórica, aventuras, #Aventuras
Sé que uno de los problemas con respecto a lo que les mando también surge de mi incapacidad para explicarme bien. O en que no me haya explicado lo suficiente. En estas traducciones, traté de extraer las significaciones de Malory tan íntegra y fielmente como pude. No son versiones definitivas. Una vez realizadas, conformarán el material de trabajo. Ya no volvería Malory, sino que trabajaré sobre mi propia traducción, que en ese momento ya no guardará ninguna relación con el inglés medieval. Si que es un largo rodeo, pero es el único modo de eludir las imposiciones de la contagiosa prosa de Malory. Así que ténganme un poco de paciencia. Creo saber lo que quiero, y todavía estoy tratando de conseguirlo.
A CHASE - SOMERSET, 22 DE MAYO DE 1959
Gracias por la confianza que depositas en tu carta. Uno puede enfrentarse a la oposición, pero es mucho más fácil no hacerlo. Cada día aprendo algo nuevo. En un trabajo de tal envergadura es imposible tallar una muestra de antemano. Es como el tallado en madera que estoy haciendo. La madera también tiene su propio camino y nos indica el camino por el que hay que ir, y violar sus deseos es hacer un mal tallado.
Ayer terminé la primera parte de Morgan, llamada Accolon. Un personaje fabuloso y lleno de sabor. Voy a escribir un ensayo acerca de los sentimientos de Malory sobre las mujeres.
Como especialista soy malo, y para colmo no tengo a mano muchas referencias, además de sentir cierto escepticismo por muchas de las referencias servilmente aceptadas sólo porque han sido impresas. A veces hay una verdad más profunda en un nombre o una apelación que en cualquier otra parte. Aquí hay una premisa, una suerte de especulación inductiva que te deleitaría mucho. Se me ocurrió anoche, a propósito de Cadbury. Observa los nombres de los lugares: Cadbury Caddington, Cadely, Cadeleigh, Cadishead, Cadlands, Cadmore, Cadnaur Cadney, Cadwell. Según el diccionario de nombres de Oxford el primer elemento alude a alguien llamado Cada.
Después están los lugares con Chad, empezando por Chadacre y muchos otros, y terminando por Chadwick. Éstos son atribuidos a Ceadvalla, la contraparte céltica. Hay muchas otras variantes. Ahora busca en el diccionario las palabras con cad y fíjate hacia dónde apuntan muchas de ellas:
caddy, cadet
(«cadete»),
caduceus
(«caduceo»); Cadi es árabe y así volvemos a Cadmus, un fenicio, fundador de Tebas, el que introdujo el alfabeto en Grecia. Caduceo, el símbolo del heraldo, más tarde del conocimiento, médico en particular, y el bastón con la serpiente que todavía se usa en los diplomas. Cadmus también sembró los dientes del dragón, que puede ser otra versión de la torre de Babel, pero lo importante es que el mito remonta su origen a los fenicios. ¿Los troyanos fueron predecesores de los fenicios? Geográficamente habrían pertenecido al mismo grupo, y el nombre Brut está muy arraigado aquí, así como la tradición de Troya
[13]
.
Pero volvamos a Cad. Sabemos que en 1.500 o 2.000 años los únicos extranjeros que vinieron a estas islas eran fenicios, que introdujeron diseños, ideas, probablemente la escritura, y ciertamente algunas ideas directamente importadas del Mediterráneo. Además ocultaron estas islas al resto del mundo para que nadie conociera su fuente metalífera, con el objeto de proteger el monopolio del estaño con el que entonces se hacía todo el bronce en el mundo conocido. ¿Y de dónde venían estos fenicios? Bien, su última colonia y probablemente su puerto más importante en el exterior era Cádiz, una palabra fenicia que nunca ha cambiado.
¿Es irrazonable suponer que los nombres con Cad, así como las palabras con Cead y con Cedric, provienen de Cádiz, que provenía de Cadmus, portador mitico de la cultura? Esas cosas tienen una vida muy prolongada. Hoy día,
Kadi
es un juez,
Caddie
un caballero,
Cadet
un noble,
Cadeau
un regalo o un soborno. No sé nada de las lenguas semíticas, pero apuesto a que te vas a fijar en el hebreo y otras fuentes semíticas de la sílaba Cad o Kad, hasta llegar a los mesopotámicos, Babilonia. Tiro, etc. ¿Qué razón hay para que este pueblo rico y casi mitico que venía desde el mar y traía objetos curiosos y raros y hermosos no tuviera nombres relacionados con su origen: el pueblo de Cádiz, el pueblo de Cadmus, el portador del conocimiento, el mensajero de los dioses? Para la gente de la Edad de Piedra han de haber sido como dioses. Habrían traído sus dioses, sus mantos de púrpura tirrena; sus diseños aún perduran en los metales y las joyas de los primitivos britanos. Sus representantes pudieron convivir con los jóvenes locales y su recuerdo se adhirió a los nombres de los lugares. Hay pocas dudas de que introdujeron el cristianismo en estas islas aun antes de que empezara en Roma.
En ninguno de mis libros de referencia puedo hallar siquiera un atisbo de esta tesis. Se supone que después de cinco siglos de constante relación con el País del Oeste ese pueblo brillante y civilizado desapareció sin dejar rastros. No estoy de acuerdo. Creo que la misma tierra proclama a gritos su permanencia.
¿Qué opinas?
A CHASE - SOMERSET, 25 DE MAYO DE 1959
(de Elaine 5.)
Ésta es una especie de postdata a la carta que le mandé el sábado a Elizabeth. Durante el fin de semana John me leyó el manuscrito más reciente, y está
mucho
mejor. Además estuvo revisando las notas de Vinaver sobre Malory, y me insiste: «Malory hizo cortes y reformas en el texto francés, así que yo puedo hacer lo mismo con Malory». Creo que la versión Steinbeck está viendo la luz con lentitud, y estoy ansiosa porque ustedes lo sepan. Dice que éste es su primer borrador, y que a partir de él hará su versión. Le dije: «¿Y por qué no lo dijiste antes?», y se indignó. Ya ves, evoluciona con lentitud. Creo que ustedes dos han sido de gran ayuda para la evaluación.
A CHASE - SOMERSET, 8 DE JUNIO DE 1959
Estuve pensando en E. O. Sabes que en los muchos años que llevamos juntos rara vez hubo un momento sin crisis personales. Hay veces que debe rezar para que todos nosotros estemos de cabeza en el infierno. Si nos limitáramos a escribir nuestras obritas, mandárselas y a recibir el dinero o trabajos rechazados, según sea el caso, sin inmiscuir nuestra vida personal. Debe cansarse mucho de nosotros. Y esto debe desgastarla. Acumulamos sobre ella nuestras penas, que siempre han de ser las mismas. Si un día súbitamente se rebelara, no me asombraría en absoluto. En lugar de originales limpios, le traen excusas, gestos, preocupaciones pasadas y futuras y cuentas. Los escritores son una especie lamentable. Lo mejor que se puede decir de ellos es que son más pasables que los actores, y no es decir mucho. Me pregunto cuánto hace que los que trabajan para E. O. no le preguntan cómo está
ella
, si alguna vez se lo preguntaron. Es un oficio ingrato. Un escritor es peor que un colmillo de serpiente. Parece que lo que menos hace es escribir. Si fueran publicables sus padecimientos, su concupiscencia, sus errores de juicio, el mundo se hundiría hasta el ombligo en sus libros. Uno de los aspectos más felices de la televisión es que evita algunas de estas actividades. La paciencia con un manuscrito.
Ahora vuelvo a Malory, o mejor dicho a mi interpretación de su interpretación, a la que espero seguirá mi interpretación de mi interpretación. Mientras prosigo, me sobresalta constantemente el consumado disparate de buena parte del material. Hay muchas cosas que no tienen ningún sentido. Dos terceras partes son la yana ensoñación de niños que conversan en la oscuridad. Y cuando estás a punto de tirarlo con disgusto, recuerdas el funcionamiento del Congreso o el caso de Sacco y Vanzetti o la «guerra preventiva» o nuestras plataformas políticas nacionales, o los problemas raciales que no pueden resolverse razonablemente o las relaciones domésticas, o los beatniks, y entonces te das cuenta de que el mundo opera en base al disparate, que abarca buena parte de la trama y que no hay más locura en un caballero andante que en los pensamientos y actividades grupales de hoy en día. Así son los seres humanos. Si los examinaras a ellos y a sus actividades a la luz de la razón, ahogarías a toda la especie. Y cuando se despierta mi vena satírica al respecto, pienso en mi propia vida, en cómo la he manejado, y no veo ninguna diferencia. Estoy inmerso en la necedad. Soy hermano del disparate y no hay modo de escaparle. Pero hasta los disparates, al igual que las revelaciones de la Pitonisa de Delfos bajo el efecto del alcohol y la droga, sólo tienen sentido después del hecho.
Ahora estoy trabajando en Gawain, Ewain y Marhalt, después de perder un poco de tiempo viendo a qué apuntaba todo esto. Hay tantos cabos sueltos, tantos detalles sin objeto, tantas promesas sin cumplir. El escudo blanco, por ejemplo, nunca vuelve a mencionarse. Creo que le estoy insuflando algo de vida, pero a lo mejor no es suficiente. A medida que prosigo, le tengo menos temor. Pero hay que guardar cierta reverencia por el material, porque si rechazas estos cuentos rechazas a los seres humanos.
Hay dos especies de seres humanos, a nivel creativo. La gran mayoría de los más creativos no piensan. Están profundamente convencidos de que todo pasado fue mejor. Gente que se aferra al
status quo
y, convencida de que no puede regresar a la época perfecta, al menos trata de no alejarse de ella en exceso. Y después está el hombre creativo que cree en la perfectibilidad, en la progresión: es raro, no es muy eficaz, pero sin duda es diferente de los otros. La risa y las lágrimas, dos convulsiones musculares no muy disímiles entre sí, tanto la una como las otras hacen correr agua por los ojos y fruncir la nariz, y tanto la una como las otras traen alivio cuando concluyen. La marihuana estimula una risa inducida, y el efecto secundario del alcohol lágrimas falsas, y ambas suponen un malestar posterior. Y estas dos expresiones físicas pueden derrocharse y desarrollarse. Cuando un caballero está tan alterado por la emoción que se cae desmayado al suelo, creo que es una verdad literal. Se caía porque era algo esperado y aceptado. Y se caía. Hago y siento tantas cosas porque son esperadas y aceptadas. Me pregunto si queda algo aparte de eso.
¿No es extraño cómo se cruzan las paralelas? Hace cosa de un mes, mientras garrapateaba preparándome para el trabajo, escribí un pequeño fragmento y lo guardé en mi archivo, donde todavía está. Te hago una cita de allí.
«Cuando leo sobre un universo en expansión, sobre novas y enanas rojas, sobre actividades violentas, explosiones, desapariciones de soles y nacimientos de otros, y luego advierto que la noticia de estos acontecimientos, transmitidos por las ondas de luz, son crónica de hechos que sucedieron hace millones de años, suele intrigarme qué ocurrirá ahora en ese lugar. ¿Cómo podemos saber si un proceso y una transformación que pasaron hace tanto tiempo no han cambiado radicalmente y las cosas no se han combinado de otro modo? Cabe concebir que lo que en el presente registran los grandes telescopios no existe en absoluto, que esos monstruosos acontecimientos estelares cesaron antes de que se formara nuestro mundo, que la Vía Láctea es un recuerdo llevado en brazos de la luz».
A ERO - SOMERSET, JUNIO DE 1959 (JUEVES)
¡Caramba, no puedo sino estar de acuerdo contigo! Arturo es un tonto. Tanto que da ganas de gritar… ¡No vuelvas a hacerlo! ¡Apártate, tiene un arma! Tal como en esas viejas peliculas en que nuestro admirado héroe se ponía a hacer disparates en la guarida del villano. Con Arturo pasa lo mismo. Pero la cosa va más allá y afecta también a los personajes astutos. Considera a Morgan. Sin cerciorarse de si su plan para asesinar a Arturo tuvo éxito, sigue adelante jovialmente, como si lo hubiera tenido. Pero esto es literatura. Si te parece, piensa en el Jehová del Antiguo Testamento. Ahí tienes un Dios que no hubiese conseguido un empleo de aprendiz en la General Motors. Hace un error, entonces se enfurece y rompe los juguetes. Piensa en Job. Casi parece que la tontería es necesaria en literatura. Sólo los malos pueden ser astutos. ¿Será porque nuestra especie siente un odio y un temor congénitos frente a la inteligencia, que los héroes deben ser estúpidos? La sagacidad casi siempre va de la mano con la maldad. Es asombroso, pero es así.
Presiento que me va muy bien con los cuentos de Ewain, Gawain y Marhalt. En primer lugar, la historia es mejor, y, por lo demás, estoy ordenándola un poco. Donde Malory proyecta un incidente y luego lo olvida, vuelvo a retomarlo. El cuento es largo y mi versión es aún más larga en partes, pero en otras la reduzco. Me divierte mucho.
Constantemente me asombra lo que Malory siente con las mujeres, No parecen gustarle mucho a menos que sean palos. Y enanos… aquí hay casi un temor a la virilidad. Pero la gente del siglo quince no era tonta. Por las Cartas de Paston y muchas otras fuentes sabemos que eran demonios y también que eran muy capaces de cuidarse solas. El hombre del siglo quince se parecía tanto al hombre arturiano como el Viejo Oeste al western. Pero en ambos casos se da la añoranza por la simplicidad infantil de una época en que los Grandes no eran sagaces. Alguien fue lo bastante sagaz como para encarcelar a Malory en el último periodo de su vida sin mandarlo a juicio. Aquí no hay ninguna virtud en juego. Alguna inteligencia refinada prefería no dejarlo suelto. Cuando escribía Malory, el mundo no era joven e inocente. Era viejo, pecaminoso y cínico. Y no es inocente ahora, cuando florecen las historias sentimentales y el western. ¿Acaso la auténtica literatura del futuro será Mickey Spillane? Al menos es concebible que si.
Ayer a la tarde, después de trabajar, fui a Cruch Hill donde algunos estudiantes están excavando bajo la dirección de cierta gente del Museo Británico. Un fuerte neolítico, y encima de él un fuerte de la Edad de Hierro, y encima de él un templo romano. La gente del neolítico levantó un maravilloso sistema de murallas y defensas. ¡Por Dios! ¡El trabajo que hicieron y la tierra y la piedra que removieron! Un esfuerzo fantástico. Y Somerset está plagado de grandes obras como ésta. Debió haber una población muy grande y altamente organizada. No se pueden desplazar montañas sin maquinaria alguna a menos que haya una buena cantidad de gente. Y el tamaño y la coherencia del diseño indican no sólo una organización compacta sino una gran continuidad. El trabajo —que sigue un modelo único— debió llevarse a cabo durante generaciones. Las lineas son límpidas y directas y la intención no cambió. Es notable.
A ERO - SOMERSET, JUNIO DE 1959 (DOMINGO)