Los hechos del rey Arturo y sus nobles caballeros (49 page)

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Authors: John Steinbeck

Tags: #Histórica, aventuras, #Aventuras

BOOK: Los hechos del rey Arturo y sus nobles caballeros
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Ahora escribo varios días más tarde. Y no deja de asombrarme que los especialistas hayan desdeñado a tal punto el valor de la palabra oral. Acostumbrados al libro como mecanismo de comunicación, no logran advertir que hasta hace muy poco el libro y la escritura eran el medio más raro. Considera los millones de normas para vivir, hilar, labrar la tierra, ayunar, preparar bebidas, construir, cazar, además de las artes y artesanías. Todas eran transmitidas, pero ninguna de ellas por escrito. Quiero hacer especial hincapié en esto, particularmente ante mi mismo.

Segundo punto. La concepción de que el Ciclo era propiedad de unos pocos, los literatos, los eruditos. No era así. Chaucer mismo nos ha dado la respuesta. El no inventó la forma, y tampoco Boccaccio. Los cuentos se narraban, se recordaban, se repetían. Y sólo en una última fase fueron escritos. Y lo más sorprendente es que llegaran con tanta pureza y con tan pocos cambios. Un copista descuidado podía causar más estragos que un centenar de narradores orales.

Por ahora basta…

A CHASE - SOMERSET, 24 DE MARZO DE 1959

La campiña se está volviendo tan exuberante como una cereza. Todo florece. Los robles adquieren ese tono rojizo de los pimpollos hinchados, antes que se pongan grises y luego verdes. Los manzanos todavía no han florecido, pero no tardarán mucho en hacerlo. Tuvimos un viento este que venia de Finlandia y el Mar Blanco y que era muy frío. Luego cambió hacia el Oeste y de inmediato tuvimos el calor de la Corriente del Golfo. Ahora estoy listo para trabajar y naturalmente eso me asusta. Primero debo apretarme la nariz con los dedos y zambullirme de pie. Tengo la sensación de un paso sin marcha atrás. Supongo que me sobrepondré.

El microproyector funciona bien. Está apoyado en el profundo alféizar de mi ventana y proyecta sobre mi escritorio. En su conjunto, éste es un lugar antiguo. A Elaine también le gusta. Aquí hay algo que hace rato no encuentro. El siglo veinte parece muy remoto. Y me gustaría mantenerlo a distancia por un tiempo. ¡Cohetes a la luna, parece increíble! Me pregunto por cuánto tiempo podré aferrarme a Eduardo IV.

A CHASE - 5OMER5ET, 27 DE MARZO DE 1959

Fue un afortunado accidente el que me trajo a este lugar. Como sabes, creía que pasaría un tiempo antes que pudiese asentarme e iniciar el trabajo. Pero no fue así. El trabajo surge sin trabas. Me pregunto por qué me llevó tanto encontrar el camino. En un prado de Somerset la cosa se me reveló, te lo digo con franqueza. Y tú probablemente lo has sabido durante todo el tiempo. Éstas fueron mis reflexiones…

«Malory escribió los cuentos por y para su época. Cualquiera que lo escuchaba conocía cada palabra y cada referencia. No había nada oscuro, él escribía en la lengua clara y ordinaria de su tiempo y su país. Pero eso ha cambiado. Las palabras y las referencias ya no son propiedad común, pues ha surgido un nuevo lenguaje. Malory no escribió los cuentos. Se limitó a transcribirlos para su época y su época los comprendia».

Y sabes, Chase, súbitamente, al amparo de estas ideas, ya no tuve más miedo de Malory y jamás volveré a tenerlo. Esto no disminuye mi admiración pero tampoco me inhibe. Sólo puedo transcribir esto para mi época. Y en cuanto al lugar… el lugar ya no es una pequeña isla en un mar de plata, sino el mundo.

Y de ese modo, las palabras comenzaron a fluir casi por encantamiento, un inglés contenido, tenso y económico, sin acentos ni localizaciones. Lo que mi época no puede comprender, yo lo aclaro, y donde mi época se impacientaría con repeticiones, abrevio. Así lo hizo Malory para su época. Es así de simple y pienso que es la mejor prosa que jamás escribí. Espero que así sea y creo que es así. Donde hay oscuridades o paradojas dejo que me guíen la intuición, mi propio juicio y la receptividad típica de nuestra época.

Trato de producir con lentitud. No quiero que sea una carrera, sino que surja dulcemente para que no sobre ninguna palabra y las oraciones acaricien el oído con musicalidad. Qué Alegría. Ya no tengo dudas. Claro que soy capaz de hacerlo. Sólo quería que lo supieras. De hecho, lo estoy haciendo.

ludly sing cucu
[11]

A ERO - SOMER5ET, 30 DE MARZO DE 1959

No recuerdo cuánto hace que te escribí por última vez. El tiempo pierde toda su significación. La paz con que he soñado está aquí, algo real, denso como piedra, perceptible y palpable. El trabajo prosigue con un paso lento y firme como el de los camellos cargados. Y me regocija tanto hacerlo. Puede que la causa sea de largo paseo o quizá sólo se trate de Somerset, pero las artimañas han desaparecido, y también la pulcritud, la técnica y el estilo en los que sólo puedo pensar como una especie de costura literaria, cambiante como las estaciones. En cambio, las palabras que reúne mi pluma son palabras honestas y robustas, que no requieren muletas adjetivas. Son muchas más de las que puedo llegar a necesitar. Y se combinan entre sí como oraciones que me parecen dueñas de un ritmo tan honesto e imperturbable como el pulso del corazón. Suenan dulcemente en mis oídos, y me dan la impresión de tener el vigor y la seguridad de los niños sin tribulaciones o de los ancianos satisfechos.

Sigo adelante con mi traducción de la
Morte
, pero ya no es más una traducción, como tampoco lo fue la de Malory. Me atengo a la narración, pero es tan mía como la de él fue suya. Te dije que me parece que ya no tengo miedo de Malory porque sé que puedo escribir mejor para mi época de lo que él podría hacerlo, así como él, para la suya, escribió mejor que nadie.

No puedo describirte mi alegría. Por la mañana me levanto temprano para poder escuchar un poco el canto de los pájaros. A esa hora están muy ocupados. A veces, durante más de una hora no hago sino mirar y escuchar y de esto brota un exceso de reposo y paz y algo que sólo puedo describir como interioridad. Y después, cuando los pájaros dejan de cantar y la campiña reinicia su actividad, vengo a mi cuartito para trabajar. Y el intervalo entre acomodarme y escribir se hace más breve cada día.

A ERO - SOMERSET, 5 DE ABRIL DE 1959

Transcurrió otra semana, ¿y cómo pasó? Con el trabajo diario y la llegada del correo y la primavera, con el cuidado del jardín y las idas a Morlanús y Glastonbury para ver el desfile de pieles de oveja tal como se hace desde la prehistoria. No sé 1º cómo la semana pasó tan rápido, y 2º cómo se hicieron tantas cosas en esa semana.

El trabajo sigue siendo una alegría y una prueba para mi. A fines de la semana pasada y principios de ésta, la Batalla de Bedgrayne, un lío terrible aun para Malory. Tuve que reelaborar no sólo lo que pasaba sino las causas, y hacer muchos cortes. La gente de hoy puede leer ilimitadas listas de béisbol donde no hay mucha narración, y la gente del siglo quince podía prestar atención a innumerables combates singulares con escasas variaciones. Tengo que mediatizar ese aspecto para que la batalla conserve su importancia y su interés y no se pierda en un centenar de encuentros individuales entre caballeros, y no obstante guardar la sensación de que la guerra era una serie de luchas hombre a hombre. Es un problema. Éste es el lío más terrible en toda la primera parte. Malory puede tomar seis páginas para el combate, pero cuando ocurren las dos cosas más importantes de la primera parte —la concepción de Mordred y el encuentro con Ginebra—, le dedica un par de renglones a cada una. No puedo detenerme demasiado en ellas pero tengo que darles una tremenda importancia. Como ves, no tengo tiempo de aburrirme.

Ahora una pregunta para que Chase la piense. Cuando termina la batalla y Merlín se apresura a ir a Northumberland y le relata todos los pormenores y los nombres a su señor Blayse. Y Blayse transcribió la batalla palabra por palabra tal como Merlín se la refería, así como todas las batallas libradas en tiempos de Arturo y todas las dignas hazañas de la corte de Arturo. Merlín le contó a Blayse y Blayse lo transcribió. Ahora bien… ¿quién diablos era Blayse, o quién creía Malory que era Blayse? ¿Aparece en los «libros franceses»? ¿Lo inventó Malory? Me gustaría mucho saber qué opina Chase al respecto.

A CHASE - SOMER5ET, 9 DE ABRIL DE 1959

Debo tener mucho cuidado en no repetir lo que ya le escribí a Elizabeth y tú ya has visto, sin duda. Esta mañana recibí una carta de Jackson. Tienen los diccionarios y los encargué. No tienen un léxico del celta de Cornualles pero sugieren que averigue por aquí, lo cual pienso hacer. Tampoco tienen nada en inglés medio, y yo no traje el mío. Dicen que ha sido tomado de Oxford y que ahora está en manos de la Michigan University Press. Creo que el mío es Oxford, y lo dejé en casa. Y, maldita sea, necesito uno. Por favor, mándame el mío o cualquier otro. Creo que eso es todo lo que voy a necesitar. Se trata ante todo de las palabras y sus significados. El resto lo hallaré en Malory y en mi mismo. Estoy viendo con nuevos ojos a Arturo en la parte de Merlín y, supongo que es inevitable, también a Malory y a mi mismo. Para quien quiera contemplarlas, hay aquí vastas profundidades. Desde el sueño (las serpientes, la bestia del bosque y el reconocimiento de la madre) todo está en una pieza. Pero verás lo que hice con eso cuando te lo envíe. Lo grabaré por si llega a perderse y probablemente te envíe el original manuscrito. Mary Morgan puede pasarlo a máquina, varias copias en papel fino, y entonces puede que yo conserve una copia, pero voy a grabarlo por si algo llegara a pasar. Nunca pasa si estás a cubierto. Me gustaría que empezaras a trabajar en una lista de los nombres propios y los lugares, y también de la identificación con los nombres y lugares de hoy, al menos donde es posible identificar los lugares en que pensaba Malory al escribir. En cuanto a los nombres propios, habría que reducirlos a su máxima simplicidad y hacerlos fáciles de pronunciar. Y adoptar un criterio standard para los menos comunes. Ésa es de por sí una ardua tarea pero sé que has hecho mucho al respecto y que estás bien preparado. El Merlín ha sido muy duro con todas sus confusiones, pero creo que te agradará mi elaboración de la Batalla de Bedgrayne, un pasaje muy difícil de resolver, puedo asegurártelo. Y no me canso de repetirte qué buena ha sido la iniciativa de venir aquí. Si no fuera por otra cosa, vale la pena tan sólo por la laxitud y la lentitud.

La semana que viene, tres días en Londres. Un modo de preparar el paladar para el Caballero de las Dos Espadas. Se trata de un texto profundo y totalmente distinto. Hay en él un sentido griego de lo trágico —el hombre contra el destino, fuera de su control y contra su voluntad y sus deseos—, y debo intentar extraer de él todo lo que pueda. La forma está muy lograda en la
Morte
, pero a veces está fuera de foco para el lector moderno. Mi tarea consiste en enfocarla como corresponde. Y sufriré verdadera ansiedad por saber qué piensas de lo que hago. Nadie parece haberlo intentado siquiera. Me pregunto por qué. Como dice Vinaver, nadie piensa volver a Malory. Bien, yo estoy dispuesto y lo encuentro muy gratificante, y además espero hacerlo gratificante.

Este es un mes muy cambiante, con chubascos y con momentos de sol brillante a última hora. Anoche dejó de funcionar la cocina de gas y tuve que rearmaría. En el proceso aprendí algo.

En el viejo fondo de la herreria del señor Windmill hay una forja y herramientas de la Edad Media. El señor Arthur Strand todavía las usa y puede hacer de todo. Se ha hecho amigo mío. Puedo pedirle que me fabrique un hacha o al menos que me la adapte. Quiero un hacha como la que usaban los guerreros nórdicos y sajones para guerrear y trabajar. Todas las hachas modernas tienen una hoja de filo recto. Así la fuerza del golpe queda distribuida a lo largo de la hoja. Pero el filo del hacha antigua era entre curvo y triangular, de manera que el impacto se efectuaba en una zona pequeña y con mucha más penetración. Con el hacha antigua prácticamente se puede tallar madera, a causa de la pequeña zona cubierta por el impacto. Debo hablarle de eso al señor Arthur. Quizá pueda encontrarme también algunas viejas azuelas. A la noche vuelvo a mis tallados en madera. Eso me permite continuar pensando y sin embargo tener las manos ocupadas. Ahora estoy haciendo cucharas de cocina, con fragmentos de roble viejo.

Creo que seguiré escribiendo un poco en papel fino. Todavía no estoy a punto para el trabajo.

A CHASE - SOMERSET. 11 DE ABRIL DE 1959

(continuación de la carta del 9 de abril de 1959)

Ahora es sábado, y no sé qué va a ocurrir. Terminaré el Merlín hoy o mañana, y pienso que realmente está bien. Pero al recorrer de nuevo las páginas veo muchos detalles que quiero cambiar. Por lo tanto, creo que es un error mi interés en apresurarme a mandarte el manuscrito. Lo haré pasar a máquina aquí y corregiré la copia a máquina antes de mandártela. Entonces quedará mucho mejor. Esto va a sufrir varias correcciones de modo que lo que recibas ya será un tercer borrador corregido y cuando Mary Morgan tipee los cambios, quedará mucho más terminado. Tardarás un poco más en recibirlo, pero creo que vale la pena.

Bien, el Merlín está casi listo y es algo mucho más profundo y reconfortante de lo que yo pensaba. Espero estar haciéndolo lo mejor posible. Lo que hice hasta ahora me provoca una maravillosa alegría. No sé si la conservaré con las relecturas. Pero vale la pena gozarla ahora.

Hice unas cucharas muy buenas para cocinar y me salieron tan bien que diseñé algunos tenedores para ensalada que espero poder fabricarle a Elaine. El cuenco de uno será la Rosa Tudor, y el del otro la Triple Cruz de Roma. Y cuando se entrechoquen para alzar la lechuga habrá algunos fragmentos de historia en la ensaladera. Espero que me salgan bien. Es una buena idea, me parece.

Ahora es tiempo de volver al trabajo. Terminaré con esto más tarde. Pero tengo una curiosa pelea y luego la espada… la espada de las espadas.

Y lo hice… y me gusta. Y ahora concluiré esta carta y la pondré en el correo. Hoy llegaron los libros que habíamos pedido. Dos volúmenes de 1832, una historia de Somerset con todos los detalles de Dugdale ¡Qué alegría!

Ahora me zambulliré en los deleites de los libros de Somerset. Graham Watson nos los encontró y son muy raros.

A ERO - SOMERSET, 10 DE ABRIL DE 1959

Otra semana que transcurre rápidamente. Esta semana terminaré el Merlín y pienso que es lo más difícil de todo. También pienso que fue lo más difícil para Malory, porque aquí deben juntarse todo el trasfondo y la confusión del nacimiento de Arturo y su asunción al poder, de la rebelión y el misterio de su nacimiento. Se trata de una crónica prolongada y disonante. Pero creo que está saliendo algo que fluye en una prosa moderna, aunque por supuesto nunca puede tener la forma redondeada o elíptica de algunos de los relatos posteriores, que no requieren volver atrás y donde la nómina de personajes no es tan enorme. La Batalla de Bedgrayne me costó mucho pero creo que sale adelante. Tuve que conservar su crescendo y su emoción, e intenté comunicar algo del entusiasmo y a la vez la tristeza que trasunta. El fin del libro es una especie de sueño mágico pleno de genio y presagios, el sueño del paraíso de un psiquiatra, si se preocupara por mirar. Entre el sueño de la serpiente y la revelación a Arturo con respecto a su auténtico derecho al trono, todo es de una pieza. Presiento que Arturo no quería saber porque tenía miedo de lo que pudiese encontrar. Hasta prosigue en busca de problemas y de acción con tal de no pensar. Esto no difiere de las experiencias de nuestro tiempo, hasta los símbolos de la vestimenta no han sufrido cambios. Estoy manejándolo todo como los limites de un sueño. En fin, todo marcha, y después de este terrible primer cuento nada puede ser difícil.

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