Authors: John Scalzi
—Lo siento —me disculpé, y volví a colocar la cabeza en su sitio.
—No se preocupe —contestó el doctor Russell—. Se lo está tomando mejor que la mayoría de los reclutas. El tipo que iba antes que usted ha gritado como un cerdo y luego se ha desmayado. Hemos tenido que transferirlo inconsciente. Va a despertarse joven, verde y muy, muy alterado. Confíe en mí, es usted un encanto.
Sonreí, y miré al cuerpo que pronto sería yo.
—¿Dónde está su casquete? —pregunté.
—No lo necesita —respondió el doctor Russell, y empezó a teclear en su PDA—. Como decía, su cuerpo ha sido ampliamente modificado.
—Eso parece ominoso.
—Se sentirá muy distinto cuando esté dentro. —El doctor Russell terminó de juguetear con su PDA y se volvió hacia mí—. Muy bien, estamos preparados. Déjeme que le cuente lo que va a suceder a continuación.
—Por favor —dije.
Le dio la vuelta al PDA.
—Cuando pulse este botón —indicó un botón en la pantalla—, sus sensores empezarán a transmitir su actividad cerebral al amplificador. Una vez haya sido suficientemente cartografiada, conectaré
este
nicho a un banco de ordenadores especializado. Al mismo tiempo, una conexión similar se abrirá en su nuevo cerebro de allí. Cuando las conexiones encajen, transferiremos su conciencia a su nuevo cerebro. En cuanto la actividad cerebral se asiente en su nuevo cerebro, cortaremos la conexión, y allí estará, en su nuevo cerebro y en su nuevo cuerpo. ¿Alguna pregunta?
—¿Falla alguna vez este procedimiento?
—Tenía que hacer esa pregunta —suspiró el doctor Russell—. La respuesta es sí. En raras ocasiones puede salir mal. Sin embargo, es extremadamente raro. Llevo haciendo esto veinte años, miles de transferencias, y sólo he perdido a alguien una vez. La mujer tuvo un colapso masivo durante el proceso de transferencia. Sus pautas cerebrales se volvieron caóticas y la conciencia no se transfirió. Todos los demás han salido bien.
—Así que, mientras no me muera, viviré —dije.
—Una forma interesante de expresarlo. Pero sí, es adecuada.
—¿Cómo saben cuándo se ha transferido la conciencia?
—Lo sabremos con esto. —El doctor Russell dio un golpecito a su PDA—. Y lo sabremos porque usted nos lo dirá. Confíe en mí, usted lo sabrá.
—¿Cómo lo sabe? —pregunté—. ¿Se lo han hecho alguna vez? ¿Ha sido transferido?
El doctor Russell sonrió.
—Pues la verdad es que sí —dijo—. Dos
veces,
en realidad.
—Pero no es usted verde.
—Esta es la segunda transferencia. No tendrá que ser verde eternamente —explicó, casi con tristeza. Entonces parpadeó y volvió a mirar su PDA—. Me temo que ahora tendremos que dejarnos de preguntas, señor Perry, ya que tengo varios reclutas más que atender después de usted. ¿Está preparado para empezar?
—Demonios, no, no estoy preparado. Estoy tan asustado que el vientre está a punto de soltárseme.
—Entonces déjeme que lo formule de otra forma —propuso el doctor Russell—: ¿está preparado para acabar?
—Dios, sí.
—Entonces hagámoslo —dijo, y pulsó la pantalla de su PDA.
El nicho emitió un leve
thunk
cuando algo se conectó físicamente en su interior. Miré al doctor Russell.
—El amplificador —me aclaró—. Esta parte durará un momentito.
Gruñí expresando mi acuerdo y miré mi nuevo yo. Estaba dentro de su nicho, inmóvil, como una figura de cera a la que alguien hubiera rociado con pintura verde durante el proceso de moldeado. Se parecía a mí hacía tanto tiempo… En realidad tenía mejor aspecto que yo, que nunca fui el joven más atlético del barrio. En cambio él parecía tener los músculos de un nadador olímpico. Y un montón de pelo en la cabeza.
Ni siquiera podía imaginarme en ese cuerpo.
—Estamos en plena resolución —dijo el doctor Russell—. Abriendo la conexión —tecleó en su PDA.
Hubo una leve sacudida, y de repente pareció como si se abriera un gran espacio resonante dentro de mi cerebro.
—¡Uau! —exclamé.
—¿Nota eco? —preguntó el doctor Russell. Yo asentí—. Son los ordenadores. Su conciencia está percibiendo el pequeño lapso temporal entre aquí y allí. Nada de lo que preocuparse. Muy bien, abriendo la conexión entre el nuevo cuerpo y el banco de datos de los ordenadores.
Otro tecleo en el PDA.
En su nicho, mi nuevo yo abrió los ojos.
—Lo conseguí —dijo el doctor Russell.
—Tiene ojos de gato —comenté.
—
Usted
tiene ojos de gato. Ambas conexiones son claras y libres de interferencias. Voy a empezar la transferencia ahora. Va a sentirse un poco desorientado.
Un golpecito en el PDA…
… y caí
al fooooooooooooooooooooooooooondo
(sentí como si me empujaran con fuerza a través de un fino somier)
y todos los recuerdos que tenía me golpearon en la cara como si fueran una pared de ladrillo
un claro destello de estar de pie ante el altar
ver a Kathy caminando por el pasillo
advertir que su pie pisaba la parte delantera del vestido
una pequeña vacilación en su paso
luego se corrigió con gracia
y me sonrió como diciendo
«como si eso fuera a detenerme»
*otro destello de Kathy «dónde demonios he puesto la vainilla»
y luego el golpe del cuenco contra el suelo de la cocina*
(maldición Kathy)
Y luego ahí estoy yo otra vez, mirando la sala, sintiéndome mareado y viendo la cara del doctor Russell, y también su coronilla, y pensando para mí, «joder, qué buen truco», y parece que tengo ese pensamiento en estéreo.
Y entonces lo comprendo. Estoy en dos sitios a la vez.
Sonrío y veo al viejo yo y al nuevo yo sonreír simultáneamente.
—Estoy rompiendo las leyes de la física —le digo al doctor Russell desde dos bocas.
—Está dentro —me dice él.
Y entonces pulsa ese maldito PDA suyo.
Y de nuevo hay un solo yo.
El
otro
yo. Lo sé, porque ya no estoy mirando al nuevo yo, estoy mirando al viejo.
Y él me mira como si supiera que algo verdaderamente extraño acaba de suceder.
Y entonces su mirada parece decir: «Ya no soy necesario.»
Y cierra los ojos.
* * *
—Señor Perry —oí llamarme al doctor Russell. Luego lo repitió, y después me dio una palmadita en la mejilla.
—Sí —contesté—. Estoy aquí. Lo siento.
—¿Cuál es su nombre completo, señor Perry?
Lo pensé durante un segundo.
—John Nicholas Perry.
—¿Cuándo es su cumpleaños?
—El diez de junio.
—¿Cómo se llamaba su maestra de segundo curso?
Miré directamente al doctor Russell.
—Joder, hombre. Ni siquiera podía acordarme de eso cuando estaba en mi cuerpo viejo.
El doctor Russell sonrió.
—Bienvenido a su nueva vida, señor Perry. Ha pasado con sobresaliente. —Quitó el cerrojo a la puerta del nido y abrió la puerta—. Salga, por favor.
Coloqué mis manos (mis manos verdes) junto a mis piernas y me impulsé hacia afuera. Avancé el pie derecho y me tambaleé un poco. El doctor Russell avanzó rápidamente, se colocó junto a mí y me sujetó.
—Con cuidado —me aconsejó—. Ha sido usted un anciano durante bastante tiempo. Le costará un poco recordar lo que es estar en un cuerpo joven.
—¿A qué se refiere?
—Bueno, para empezar, puede enderezarse.
Tenía razón. Estaba levemente encorvado (niños, tomad todos los días vuestra leche). Me enderecé, y di otro paso adelante. Y otro. Buena noticia, me acordaba de caminar. Mostré una sonrisa digna de un escolar mientras avanzaba por la sala.
—¿Cómo se siente? —preguntó el doctor Russell.
—Me siento
joven
—dije, sin pasarme de alegre.
—Así debería ser —comentó él—. Este cuerpo tiene una edad biológica de veinte años. En realidad es más joven, podemos hacerlos crecer más rápido hoy en día.
Di un salto de prueba y sentí como si hubiera recorrido la mitad de la distancia que me separaba de la Tierra.
—Ahora ni siquiera soy lo bastante mayor como para poder beber —dije.
—En su interior todavía tiene setenta y cinco años.
Y eso hizo que dejara de saltar y me acercara a mi antiguo cuerpo, que reposaba en el nicho. Parecía triste y arrugado, como un maletín viejo. Toqué mi antigua cara. Estaba cálida, y noté que respiraba. Retrocedí.
—Todavía está
vivo
—dije, dando un paso atrás.
—Muerte cerebral —explicó el doctor Russell rápidamente—. Todas sus funciones cognitivas se han transferido. Al acabar, he desconectado este cerebro. Ahora funciona en modo automático: respira y bombea sangre, pero nada más, y aun eso de manera provisional. Por sus propios medios, morirá dentro de unos días.
Me acerqué a mi antiguo cuerpo.
—¿Qué va a sucederle? —pregunté.
—De momento lo archivaremos —contestó él—. Señor Perry, odio meterle prisa, pero es hora de que regrese a su habitación para que yo pueda continuar mi trabajo con otros reclutas. Tenemos unos cuantos por delante hasta mediodía.
—Tengo algunas preguntas sobre este cuerpo.
—Hay un folleto —dijo él—. Haré que lo descarguen en su PDA.
—Vaya, gracias.
—De nada —respondió el doctor Russell, e hizo un gesto hacia los coloniales—. Estos hombres lo escoltarán de vuelta a su habitación. Enhorabuena de nuevo.
Me acerqué a los coloniales, y nos volvimos para marcharnos. Entonces me detuve.
—Espere —dije—. Me olvidaba de algo.
Me acerqué de nuevo a mi viejo cuerpo, todavía dentro del nicho. Miré al doctor Russell y señalé la puerta.
—Necesito abrirla.
El doctor Russell asintió. Quité el cerrojo, la abrí, y cogí la mano de mi antiguo cuerpo. En el dedo llevaba un sencillo anillo de oro. Se lo quité y me lo puse. Luego acaricié mi antiguo rostro con mis manos nuevas.
—Gracias —me dije—. Gracias por todo.
Después, salí con los coloniales.
* * *
SU NUEVO YO
Una introducción a su nuevo cuerpo,
para reclutas de las Fuerzas de Defensa Coloniales
bajo el mando de Genética Colonial.
¡Dos siglos construyendo cuerpos mejores!
(Ésta era la portada del folleto que me esperaba en mi PDA. Tendrán que imaginarlo con la ilustración, que repetía el famoso estudio de Da Vinci sobre el cuerpo humano, sólo que con un hombre verde desnudo en vez del otro tipo. Pero continuemos.)
A estas alturas, ha recibido usted ya su nuevo cuerpo de las Fuerzas de Defensa Coloniales. ¡Enhorabuena! Ese cuerpo es el resultado de décadas de refinamiento por parte de los científicos e ingenieros de Genética Colonial, y está optimizado para las rigurosas exigencias del servicio de las FDC. Este documento le servirá de breve introducción sobre las importantes características y funciones de su nuevo cuerpo, y proporcionará respuestas a algunas de las preguntas más comunes que los reclutas se hacen sobre sus nuevos cuerpos.
NO SÓLO UN NUEVO CUERPO: UN CUERPO MEJOR
Seguramente habrá advertido el color verde de su nuevo cuerpo. No es un asunto meramente cosmético. Su nueva piel (Kloraderm™) lleva clorofila para proporcionarle una fuente extra de energía y optimizar el uso de su cuerpo tanto con oxígeno como con dióxido de carbono. El resultado: se sentirá más fresco durante más tiempo… ¡y podrá llevar a cabo mejor sus deberes como soldado de las FDC! Esto es sólo el principio de las mejoras. Aquí hay algunas otras.
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El tejido de su sangre ha sido sustituido por SangreSabia™, ¡un revolucionario sistema que multiplica por cuatro la capacidad de transportar oxígeno mientras protege su cuerpo de enfermedades, toxinas y muerte por pérdida de tejido sanguíneo!
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¡Nuestra tecnología patentada OjosdeGato™ le proporciona una visión que hay que ver para creer! Aumenta su nivel de bastones y conos para proporcionarle una mejor resolución de imagen de la que puede conseguirse con la mayoría de los sistemas evolucionados naturalmente, mientras amplificadores de luz especialmente diseñados le permiten ver con claridad en situaciones de baja luz extrema.
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Nuestro conjunto de amplificadores sensoriales SentidoIncomún™ le permiten tocar, oler, oír y saborear como nunca antes, y nuestras conexiones expandidas y optimizadas de nervios aumentan sus umbrales de percepción en todas las categorías sensoriales. ¡Sentirá la diferencia desde el primer día!
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¿Hasta qué punto quiere ser fuerte? Con la tecnología BrazoFuerte™ que potencia la fuerza muscular natural y el tiempo de reacción, será más fuerte y más rápido de lo que nunca creyó posible: tanto que, por ley, Genética Colonial no puede vender esta tecnología en el libre mercado al consumidor. ¡Es una exclusiva para ustedes, reclutas!
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¡Nunca volverá a estar desconectado! Nunca perderá su ordenador CerebroAmigo™, porque reside dentro de su propio cerebro. Nuestra Interfaz Adaptativa Asistencial trabaja con usted para que pueda acceder a su CerebroAmigo™ de la manera que quiera. Su CerebroAmigo™ también sirve para coordinar tecnologías no orgánicas dentro de su propio cuerpo, como SangreSabia™. Los soldados de las FDC se pirran por esta sorprendente pieza de tecnología…, y lo mismo le pasará a usted.
LA CONSTRUCCIÓN DE UN CUERPO MEJOR
Sin duda le sorprenderá cuántas cosas puede hacer su nuevo cuerpo. Pero ¿se ha preguntado cómo fue diseñado? Puede que le interese saber que su cuerpo es el último modelo de una serie de cuerpos avanzados y mejorados diseñados por Genética Colonial. A través de tecnología exclusiva, adaptamos la información genética de otras especies y lo último en tecnologías de miniaturización robótica para mejorar su nuevo cuerpo. ¡Es un trabajo difícil, pero se alegrará de que hayamos hecho el esfuerzo!
Desde nuestras primeras mejoras hace casi dos siglos, hemos ido avanzando progresivamente en nuestro trabajo. Para introducir cambios y mejoras, primero nos basamos en técnicas de modelado informático de vanguardia para simular en todo el sistema corporal los efectos de cada mejora propuesta. Las mejoras que pasan este proceso se prueban luego en modelos biológicos. Entonces y sólo entonces, se incorporan al diseño corporal final, integrado con el ADN «de arranque» que usted proporciona. ¡Descanse con la tranquilidad de que cada mejora corporal es segura y está testada y diseñada para crear un cuerpo mejor para usted!
PREGUNTAS COMUNES SOBRE SU NUEVO CUERPO
1. ¿Tiene mi nuevo cuerpo un nombre de marca?
¡Sí! Su nuevo cuerpo es el conocido como Serie Defensa XII, modelo «Hércules». Técnicamente, Modelo CG/FDC 12, Revisión 1.2.11. Este modelo corporal es exclusivo de las Fuerzas de Defensa Coloniales. Cada cuerpo tiene su propio número de modelo por motivos de mantenimiento. Puede acceder a su número a través de su CerebroAmigo™. ¡No se preocupe, podrá seguir usando su nombre corriente para asuntos cotidianos!
2. ¿Mi nuevo cuerpo envejece?
El cuerpo de la Serie Defensa está diseñado para proporcionar a las FDC un rendimiento óptimo durante toda su vida activa. Para ello, se emplean técnicas regenerativas avanzadas a nivel genético de cara a reducir las tendencias entrópicas naturales. Con un régimen básico de mantenimiento, su nuevo cuerpo permanecerá en estado óptimo mientras usted lo ocupa. También descubrirá que las heridas y averías se corrigen rápidamente… ¡podrá estar de nuevo de pie y corriendo en un santiamén!
3. ¿Puedo transmitir estas sorprendentes mejoras a mis hijos?
No. Su cuerpo y sus sistemas biológicos y tecnológicos están patentados por Genética Colonial y no pueden ser transmitidos sin permiso. Además, debido a la naturaleza extensiva de las mejoras de la Serie Defensa, su ADN ya no es compatible con los humanos no modificados, y las pruebas de laboratorio indican que el apareamiento de la Serie Defensa crea incompatibilidades letales para el embrión. Por otra parte, las FDC consideran que la capacidad de transmisión de información genética no es esencial para la misión de los soldados; por tanto, cada modelo Defensa entregado es estéril, aunque otras capacidades funcionales relacionadas permanezcan intactas.
4. Me preocupan las implicaciones teológicas de este cuerpo nuevo. ¿Qué debo hacer?
Aunque ni Genética Colonial ni las FDC tienen una postura oficial respecto a las ramificaciones teológicas o psicológicas de la transferencia de conciencia de un cuerpo a otro, comprendemos que muchos reclutas puedan albergar preguntas o preocupaciones. Cada transporte de reclutas viene equipado con sacerdotes representantes de las principales religiones terrestres y un complemento adicional de terapeutas psicológicos. Les animamos a buscarlos y discutir sus dudas con ellos.
5. ¿Cuánto tiempo permaneceré en mi nuevo cuerpo?
Los cuerpos de la Serie Defensa están diseñados para ser usados en las FDC; mientras permanezcan en ellas, podrá usar y disfrutar las mejoras tecnológicas y biológicas de este nuevo cuerpo. Cuando deje las FDC, se le proporcionará un nuevo cuerpo humano sin alterar, basado en su ADN original.
¡Todo el personal de Genética Colonial le felicita por su nuevo cuerpo! Sabemos que le será útil durante su servicio en las Fuerzas de Defensa Coloniales. Gracias por su servicio a las colonias, y disfrute… de su nuevo cuerpo.