Sin embargo, tan amplio círculo (de fácilmente doscientos kilómetros de ancho) había permitido que uno de los aviones africanos les lanzara un misil a la desesperada: un AIM-120 AMRAAM robado, el mejor misil aire-aire del mundo.
El AMRAAM surcó el aire tras el X-15, cerniéndose sobre él cual halcón hambriento.
—¡No puedo quitárnoslo de encima! —gritó Rufus.
—¿Cuánto tiempo seguirá pegado a nuestra cola? —preguntó Schofield—. ¿Dispone de un disyuntor en caso de que la persecución se prolongue demasiado?
—¡No! ¡Eso es lo malo de los AMRAAM! ¡Pueden estar persiguiéndote día y noche! ¡Te agotan y luego te matan!
—¡Bueno, ningún AMRAAM ha perseguido a uno de estos aviones antes! ¡Siga adelante! ¡Pise a fondo! Quizá podamos dejarlo atrás…
Una voz en su auricular lo interrumpió.
Era la voz de Scott Moseley, y parecía conmocionado.
—Eh… capitán Schofield, tengo muy malas noticias.
—¿Qué?
—Nuestros satélites de alerta previa acaban de captar el lanzamiento de un misil intercontinental balístico desde la parte centro-sur de Yemen. Las características de su trayectoria indican que se trata de un Jericho-2B y que se dirige rumbo al norte, a La Meca. Capitán Schofield, Killian sabe que está usted allí. Ha lanzado el misil antes de tiempo.
—Oh. ¡No puede ser! —gritó Schofield mientras miraba al cielo—. ¡Tiene que estar de broma! ¡No es justo, no es justo, joder!
Miró las armas que llevaba colocadas en el chaleco, armas que tenía previsto utilizar para irrumpir en la base misilística en Yemen. Ya no serían de ninguna utilidad.
Sostuvo en alto la unidad de desactivación y negó con la cabeza…
Y entonces se quedó inmóvil, mirando la unidad CincLock.
—Señor Moseley. ¿Dispone de la telemetría de la señal de ese misil?
—Claro.
—Envíenosla.
—Hecho.
Un instante después, el ordenador de a bordo de Schofield emitió un bip y un mapa similar al que habían visto anteriormente apareció en su pantalla. Un icono en forma de flecha representaba al misil, que estaba acercándose a La Meca en dirección norte.
Schofield introdujo en el ordenador su transpondedor y un segundo icono apareció en la pantalla, en dirección sur.
Schofield vio los datos de vuelo en la pantalla: señales de identificación, velocidades relativas de vuelo, altitudes…
Casi no le eran necesarios para hacer el cálculo.
La imagen lo decía todo.
Dos artefactos aéreos estaban convergiendo hacia La Meca: su X-15 y el misil Camaleón, identificado por el sistema de reconocimiento automático del satélite como un misil balístico intercontinental Jericho-2B.
Los dos estaban volando prácticamente a la misma velocidad y a la misma distancia de La Meca.
—Rufus —lo llamó Schofield.
—¿Sí?
—Ya no vamos a Yemen.
—Me lo imaginaba —dijo Rufus con una voz teñida de derrota—. ¿Qué vamos a hacer ahora?
Pero Schofield estaba pulsando teclas de su ordenador, haciendo cálculos. Sería absolutamente increíble si resultara.
Rufus y él seguían a unos mil kilómetros de La Meca. Tiempo para el objetivo: 8.30.
Hizo los cálculos para el misil Camaleón.
Estaba algo más alejado. Su cuenta atrás:
Tiempo hasta el objetivo: 9.01… 9.00… 8.59…
Eso es bueno
, pensó Schofield.
Necesitaremos esos treinta segundos extra para rebasar La Meca y virar
.
Los ojos del capitán brillaron con la mera idea. Miró la unidad CincLock que llevaba en el chaleco y la agarró entre sus manos.
—Dieciocho metros —susurró en voz alta—. Oiga, Rufus, ¿alguna vez ha perseguido un misil?
Tiempo hasta el objetivo: 6.00… 5.59… 5.58…
El X-15 surcaba el cada vez más oscuro cielo a velocidad supersónica, todavía perseguido por el misil AMRAAM:
—¿Quiere que vuele junto a él? —preguntó Rufus estupefacto.
—Eso es exactamente lo que quiero que haga. Todavía podemos desactivar ese misil, tan solo tenemos que estar a menos de dieciocho metros de él —dijo Schofield.
—Sí, pero ¿en vuelo? Nadie puede mantenerse al lado de un misil a Mach 6.
—Creo que usted sí puede —dijo Schofield.
Desde su asiento, Schofield no pudo ver la sonrisa de oreja a oreja de Rufus.
—¿Qué necesita que haga? —dijo el piloto.
—Los misiles balísticos intercontinentales vuelan alto y descienden en vertical hacia sus objetivos. Este Camaleón está en estos momentos a veintisiete mil pies. Debería permanecer en esa altitud hasta estar prácticamente sobre La Meca, y entonces comenzará su descenso en picado. A Mach 6, le llevará unos cinco segundos hacer ese descenso vertical. Pero yo necesito al menos veinticinco segundos para desactivarlo. Lo que significa que tenemos que volar a su lado mientras siga a veintisiete mil pies. Una vez descienda en vertical, todo habrá acabado. Estaremos jodidos. ¿Cree que puede virar para volar a su lado?
—¿Sabe, capitán? —dijo Rufus—. Usted se parece mucho a Aloysius. Cuando me habla, hace que sienta que puedo hacer cualquier cosa. Considérelo hecho.
Tiempo hasta el objetivo: 2.01… 2.00… 1.59…
El X-15 seguía surcando el cielo perseguido por el AMRAAM a lo largo del mar Rojo mientras al mismo tiempo se elevaba hasta una altitud de veintisiete mil pies.
—¡Acabamos de pasar La Meca! —gritó Rufus—. Voy a iniciar nuestro giro. Estese alerta, deberíamos ver ese Camaleón de un momento a otro…
Rufus hizo virar el avión cohete en un amplio arco de ciento ochenta grados que con suerte los colocaría al lado del misil nuclear, uniéndolos así a su trayectoria de vuelo hacia La Meca.
El X-15 viró sobre su costado y torció a la izquierda.
El repentino cambio de trayectoria permitió que el misil AMRAAM se acercara más a ellos. En esos momentos estaba a menos de cien metros y seguía acercándose.
TIEMPO HASTA EL OBJETIVO: 1.20… 1.19… 1.18…
—¡Ahí está! —gritó Rufus—. ¡Ahí delante!
Schofield miró por encima del hombro de Rufus, al cielo arábigo sumido en la penumbra.
Y lo vio.
La mera imagen de aquel misil balístico intercontinental le dejó sin aliento.
Era increíble.
El clon del Jericho-2B parecía una nave espacial sacada de una película de ciencia ficción; era demasiado grande, demasiado aerodinámico y demasiado rápido como para existir en la Tierra.
Aquel cilindro de veintiún metros de largo atravesaba el cielo cual lanza, con su cola refulgiendo como si de una llama de magnesio se tratara, dejando una estela de humo increíblemente larga tras él que se extendía cual serpiente, cual pitón desmesurada sobre el lejano horizonte, alejándose de su origen, Yemen.
Por no hablar del ruido.
Un único y continuo ¡Buuuuuuuuum!
Si el X-15 rasgaba el tejido del cielo, entonces aquella criaturita estaba haciéndolo jirones.
El X-15 siguió girando en su amplio semicírculo, acercándose hacia el misil en movimiento, perseguido a su vez por el huidizo AMRAAM.
Tiempo hasta el objetivo: 1.00… 0.59… 0.58…
Un minuto.
Y entonces, como los extremos de una «Y» plana convergiendo para encontrarse en la base, el X-15 y el misil Camaleón se colocaron uno junto a otro. Pero todavía no estaban al mismo nivel.
El X-15 seguía a la izquierda y un poco por debajo del misil, paralelo a la columna de humo que salía de la base del AMRAAM.
Tiempo hasta el objetivo: 0.50… 0.49… 0.48…
Pero el avión cohete se movía ligeramente más rápido que el misil, por lo que se le estaba acercando.
El ruido era ensordecedor. El rugido de la velocidad supersónica.
¡Buuuuuuuuuuuuuuuum!
Tiempo hasta el objetivo: 0.40… 0.39… 0.38…
—¡Acérquese más, Rufus! —gritó Schofield.
Rufus se acercó y el morro cónico del X-15 se colocó al lado de la cola del misil balístico intercontinental.
La unidad CincLock-VII no respondió. No estaban lo suficientemente cerca de la CPU del misil.
El X-15 siguió ascendiendo mientras avanzaba en paralelo al misil Camaleón.
—¡Más cerca!
Tiempo hasta el objetivo: 0.33… 0.32… 0.31…
A través del revestimiento transparente de la cubierta, Schofield vio las luces de una ciudad por debajo de ellos, en contraste con la oscuridad de la tarde.
La ciudad sagrada de La Meca.
Tiempo hasta el objetivo: 0.28… 0.27… 0.26…
Y el X-15 se colocó a la misma altura de la parte central del misil y la unidad de desactivación del misil emitió un bip:
PRIMER PROTOCOLO (PROXIMIDAD): SATISFECHO.
INICIAR SEGUNDO PROTOCOLO.
—Voy a por ti —le advirtió Schofield al misil.
El patrón de respuesta motora de su unidad comenzó la secuencia y Schofield empezó a pulsar la pantalla táctil.
Los dos artefactos propulsados por cohetes volaban uno junto al otro a vertiginosa velocidad.
Y entonces el AMRAAM tras el X-15 hizo su movimiento.
Rufus lo vio.
—¡Vamos, capitán…!
—Solo… tengo… que hacer… esto primero. —Schofield hizo una mueca de dolor, concentrado como estaba en la prueba de reflejos.
Tiempo hasta el objetivo: 0.19… 0.18… 0.17…
El AMRAAM aceleró y se acercó más a la cola del X-15.
—¡Estamos prácticamente en alcance letal! —gritó Rufus. El alcance letal de un AMRAAM es de dieciocho metros. No era necesario que impactara en el objetivo, solo que estallara cerca de él—. ¡Tiene unos cinco segundos!
—¡No tenemos cinco segundos! —gritó Schofield sin apartar la mirada de la pantalla y moviendo los dedos con gran rapidez.
Tiempo hasta el objetivo: 0.16… 0.15… 0.14…
—¡No puedo hacer movimientos evasivos! —gritó desesperado Rufus—. ¡Nos sacaría del radio de proximidad! ¡Dios santo! ¡No hemos llegado tan lejos para perder ahora! ¡Dos segundos!
Schofield siguió pulsando la pantalla.
Tiempo hasta el objetivo: 0.13… 0.12…
¡Un segundo!
Y el AMRAAM entró en alcance letal, a dieciocho metros del tubo de escape del X-15.
—¡No! —gritó Rufus—. ¡Demasiado tarde!
—No si yo puedo evitarlo —dijo una voz de repente por sus auriculares.
En ese momento, una masa borrosa supersónica, un objeto negro y rápido, atravesó la estela del X-15, colocándose entre el misil AMRAAM y el avión, de manera que el misil impactó en él y no en el avión de Schofield.
Una explosión sacudió el cielo y Rufus se volvió en su asiento para ver que la mitad delantera de otro avión cohete X-15 daba tumbos en el aire. Su parte posterior había desaparecido, destruida por el misil AMRAAM.
El X-15 de Knight.
Debía de haber sobrevivido a la muerte de su piloto y logrado continuar en su trayectoria, siguiéndolos mientras ellos realizaban sus maniobras circulares. Y ahora se había interpuesto en la trayectoria de un misil que había estado a punto de llevárselos por delante.
La maltrecha mitad delantera del X-15 de Knight cayó en picado. De la cubierta transparente de la cabina salió disparado un asiento y un paracaídas se abrió instantes después.
Tiempo hasta el objetivo: 0.11… 0.10…
Schofield apenas se percató de la explosión. Estaba concentrado en el patrón de su pantalla táctil: blanco, rojo, blanco, blanco, rojo…
Tiempo hasta el objetivo: 0.09…