Authors: Dominique Lapierre
La Gran Alma de la India murió pronunciando el nombre de Dios
Tres balas de pistola disparadas a quemarropa por un fanático hindú pusieron fin a la vida de Gandhi el 30 de enero de 1948.
Antes de expirar, el Mahatma sólo tuvo tiempo de decir:
«He Ram»
. (¡Ay, Dios mío!) Su asesinato conmocionó a la India y al mundo entero. Al día siguiente, más de tres millones de fieles acompañaron el féretro hasta las orillas del río Yamuna, donde se había erigido la pira funeraria.
[N1]
Reconstruyendo el delito del siglo con los asesinos del profeta de la no violencia
Los asesinos de Gandhi se habían fotografiado todos juntos antes de cometer su crimen. En torno al gurú Veer Savarkar (primera fila, segundo por la izquierda), se encuentran los siete miembros del comando: en primera fila, de izquierda a derecha, Narayan Apte, Veer Savarkar, Nathuram Godsé, Vishnu Karkare; de pie, de izquierda a derecha, Gopal Shukla, Gopal Godsé, Madanlal Pawa y Digambar Badge.
Liberado tras veinticinco años de prisión, Gopal Godsé, hermano del asesino que disparó las tres balas mortales, regresa con Larry y conmigo al lugar del delito con el fin de reconstruir para nosotros el asesinato de Gandhi.
[O1]
La caza del jabalí con lanza tras los pasos de
Tres lanceros bengalíes
Me inician en uno de los deportes más peligrosos: el de la caza del jabalí, que solían practicar los ingleses.
[P1]
Armado con una pesada lanza, galopo durante cuatro horas junto con trescientos jinetes bien entrenados tras los jabalíes, que corren en todas direcciones al amparo de la maleza y de la hierba alta. De pronto, siento la sangre de Gary Cooper corriéndome por las venas. Sólo mi amada India podía ofrecerme una aventura semejante.
[Q1]
Viajar a través de mi amada India significa descubrir algún nuevo tesoro en cada etapa
En un templo jainista del sur de la India, conozco a este discípulo del profeta Mahavira. Para estar seguros de no infringir los principios de la no violencia tragándose sin darse cuenta un insecto, los adeptos del jainismo se cubren la nariz y la boca, y cuando caminan van barriendo el suelo que tienen ante sí.
Cerca de Mysore asisto a la aspersión ritual de la enorme estatua del profeta jainista Bahubali con miles de litros de leche y agua procedente de los ríos sagrados de la India.
[R1]
Este elefante de preciosos atavíos adorna los muros de un palacio de Udaipur. Las cuadras del marajá albergaban en el pasado más de doscientos paquidermos como éste.
Toda la India está llena de joyas como este templete hindú que descubrí en el curso de mis viajes por Rajastán.
[S1]
Algunas imágenes inolvidables de mi querida India
Un carro decorado por algunos habitantes de Bengala para celebrar mi llegada a su pueblo.
[T1]
Allí por donde paso, me recibe siempre un tigre, recuerdo de las grandes cacerías de antaño, cuando estos animales poblaban las junglas del país. Hoy, los tigres son una especie protegida. En estado salvaje sólo quedan trescientos o cuatrocientos ejemplares.
La cantidad de especias que ofrece un vendedor en el sur de la India es tal que no sé cuál elegir.
[U1]