Guía de la Biblia. Nuevo Testamento (63 page)

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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Histórico

BOOK: Guía de la Biblia. Nuevo Testamento
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Por lo visto, Abraham reconoció el carácter sacerdotal de Melquisedec, pues le dio la parte habitual de las prebendas acordadas a los sacerdotes: una décima parte (o «diezmo»).

Génesis 14.20.
Y le dio Abraham
(a Melquisedec)
el diezmo de todo.

El autor de Hebreos lo comenta con las siguientes palabras:

Hebreos 7.4.
Y ved cuán grande es éste a quien dio el patriarca Abraham el diezmo de lo mejor del botín.

Y si el propio Abraham se somete a Melquisedec, cuánto más los levitas —el sacerdocio judío—, que descienden de uno de los hijos de Abraham. Si la referencia del salmista de «eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec», la aplicamos ahora a Jesús, de ello se desprende que la doctrina cristiana es superior a la del sacerdocio judío en virtud de razonamientos basados en el propio Antiguo Testamento.

24. Santiago

Santiago

Santiago

A Hebreos siguen siete epístolas breves, ninguna de las cuales es de Pablo; tampoco van remitidas a iglesias concretas. Como los problemas tratados también son generales, se consideran dirigidas a los cristianos de todas partes. Por lo tanto, se denominan «epístolas generales» o «universales». A veces se les llama «epístolas católicas» (pues «católico» viene del griego «katholikós», que quiere decir «universal»).

La primera de ellas se atribuye a alguien llamado Santiago:

Santiago 1.1.
Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus de la dispersión...

Suele creerse que se trata del Santiago hermano de Jesús (v. cap. 9), que era jefe de la iglesia de Jerusalén.

Según Josefo, el historiador judío, Santiago murió lapidado en el 62. Sucedió después de que el procurador Festo (v. cap. 9) concluyera su mandato y antes de que llegara el sustituto. El sumo sacerdote Anano II gobernó Jerusalén durante el intervalo, encontrándose frente al partido cada vez más poderoso de los zelotes que sólo cuatro años después, instigarían la desastrosa rebelión contra Roma.

Como dirigente de los cristianos de Jerusalén, Santiago debía ser aborrecible para los zelotes; no por sus doctrinas, sino porque representaba a un grupo pacifista que recomendaba la serena sumisión a Roma. Anano II trató de apaciguar a los turbulentos zelotes ejecutando a Santiago. Cuando llegó Albino, el nuevo procurador, lo interpretó como una medida antirromana y depuso a Anano II.

Entonces, si Santiago fue realmente el autor de la epístola tuvo que escribirla antes del 62. En efecto, como la epístola se dirige a «las doce tribus» como si aún no hubiese surgido el problema de los cristianos de origen gentil, y como la querella sobre la circuncisión que condujo al Concilio de Jerusalén no se menciona en parte alguna, se ha supuesto a veces que la epístola se escribió antes del 48, fecha del Concilio. Si ello es así. Santiago sería el libro más antiguo del Nuevo Testamento, anterior a cualquiera de las epístolas de Pablo.

Sin embargo, el libro está escrito en un griego mejor del que cabría esperar de un galileo relativamente iliterato como Santiago. Quizá se escribiera hacia el 90, en la época de la persecución de Domiciano. Tal vez se atribuyera entonces a Santiago para darle mayor autenticidad.

La sustancia del libro es fundamentalmente moral, aconsejando a sus lectores que sigan el camino del bien. También podría considerarse como una obra típica de «literatura sapiencial» (véase cap. I, 20). Casi lo mismo podría decirse de las demás epístolas generales.

25. 1 Pedro

Silvano • Babilonia

Silvano

La siguiente epístola se atribuye a Pedro:

1 Pedro 1.1.
Pedro, apóstol de Jesucristo, a los elegidos extranjeros de la dispersión del Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia,

La mayor parte del contenido de la epístola se parece mucho a los escritos de Pablo, y la región a que se dirige —Asia Menor— fue proselitizada por la incansable labor de Pablo.

Pedro era galileo, y no es muy probable que fuese experto en griego; si escribió la epístola, es muy posible que utilizara un traductor. Se menciona uno:

1 Pedro 5.12.
Por Silvano... hermano fiel..., os escribo...

El único Silvano que la Biblia menciona en otra parte es el compañero de Pablo, vinculado a él, por ejemplo, en la redacción de las epístolas a los tesalonicenses:

1 Tesalonicenses 1.1.
Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de Tesalónica...

Se considera que este Silvano es el Silas de los Hechos de los Apóstoles que acompañó a Pablo en su segundo viaje misionero. Si el Silvano de Pedro es el Silas de Pablo, entonces Pedro escribiría esta carta con la ayuda de alguien que conocía bien el pensamiento de Pablo. A lo largo del Nuevo Testamento Pedro aparece como una personalidad bastante débil, y no es imposible que en presencia de Silas fuese inducido con facilidad a expresarse en estilo paulino.

Algunos sugieren que Silas fue el verdadero autor de la epístola, pero si fue así ¿por qué no se atribuyó a Pablo en vez de a Pedro?

Babilonia

También podría afirmarse que la epístola se escribió mucho después de la muerte de Pedro y de Pablo, y que se atribuyó al primero para darle autoridad. Así, al final de la epístola, el autor manda saludos:

1 Pedro 5.13.
Os saluda la iglesia de Babilonia...

Es evidente que esto no puede tomarse al pie de la letra. En Babilonia no había iglesia porque la ciudad, efectivamente, ya no existía. Pero un viejo recurso bíblico consiste en emplear el nombre de un perseguidor antiguo con el fin de señalar discretamente al enemigo actual. En consecuencia, por Babilonia sin duda se quiere decir Roma.

Si Pedro es el autor de la epístola, escribe desde Roma, donde encontraría a Silas y utilizaría sus servicios. Una leyenda posterior afirma tajantemente que Pedro fue a Roma para ayudar a organizar la iglesia local, siendo su primer obispo y muriendo en el martirio durante la persecución neroniana del 64. (Tras recibir de Jesús la primacía de la iglesia, Pedro la transmitió, según la doctrina católica, a los sucesivos obispos de Roma; sobre eso se fundamenta la teoría de la supremacía papal.)

Si Pedro escribió, pues, la epístola, tuvo que hacerlo antes del 64. Sin embargo, la Biblia no dice nada en concreto acerca de la estancia de Pedro en Roma, y en las epístolas escritas desde el cautiverio romano Pablo no da indicación alguna de la presencia de Pedro en la ciudad.

Además, es improbable que se empleara el término Babilonia en lugar del de Roma antes del 64 o incluso algún tiempo después. En la generación siguiente a la crucifixión, el enemigo principal de los cristianos fue el sacerdocio judío, y los cristianos buscaban protección en los funcionarios romanos: procuradores, gobernadores e incluso, como en el caso de Pablo (v. cap. 9), en el propio emperador.

Las persecuciones del 64 debieron de debilitar la confianza de los cristianos en Roma, pero eso sólo fue un acto personal de Nerón que, en su esfuerzo por complacer a la plebe romana, montó el espectáculo para mostrar su celo en la búsqueda de los responsables del incendio de la ciudad. La persecución se limitó a la capital, y no duró mucho. El grueso de los cristianos se hallaba en las provincias orientales, y a ellos no se les tocó.

Luego, no mucho después de la persecución neroniana, la rebelión judía acabó con la sociedad judaica y destruyó el Templo. Después del 70, los judíos del imperio no estaban en posición de acabar con el cristianismo; también ellos se encontraban en angustioso peligro de desaparecer.

Con el emperador Domiciano, que reinó del 81 al 96, se tomaron medidas represivas contra los judíos, con quienes (por última vez) se englobó a los cristianos. La persecución de Domiciano abarcó todo el imperio, y por primera vez los cristianos de Asia Menor sintieron la represión sistemática del gobierno central. La epístola, dirigida a los cristianos de Asia Menor, se refiere a tal persecución:

1 Pedro 4.12.
Carísimos, no os sorprendáis como de un suceso extraordinario del incendio que se ha producido entre vosotros...

En adelante, y durante dos siglos, el gobierno de Roma es el mayor enemigo del cristianismo, y ahora es cuando Roma se convertiría en «Babilonia». Sobre esa base, podría aducirse que 1 Pedro no fue escrita por Pedro, sino por una persona desconocida en la época de Domiciano, una generación después de la muerte de Pedro.

26. 2 Pedro

Simón Pedro • El día del Señor.

Simón Pedro

La epístola siguiente también se atribuye a Pedro:

2 Pedro 1.1.
Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que han alcanzado la misma preciosa fe...

Esto viene respaldado por una referencia a la vida anterior de Pedro; a su presencia en la transfiguración (v. cap. 5).

2 Pedro 1.16
. Porque no fue siguiendo artificiosas fábulas como os dimos a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo, sino como quienes han sido testigos oculares de su majestad.

2 Pedro 1.18.
... con Él
[1]
estábamos en el monte santo.

Sin embargo, por el estilo y el contenido, muchos comentaristas deducen que debe ser bastante posterior. La forma se relaciona con la Epístola de Judas, que es tardía. Luego, esta epístola también menciona las de Pablo, casi como si ya estuviesen recopiladas y se considerasen inspiradas:

2 Pedro 3.15
. y considerad la longanimidad de nuestro Señor como salvación, según nuestro amado hermano Pablo os escribió...

2 Pedro 3.16. ...
en todas sus epístolas...

Es posible que, al igual que 1 Pedro y Santiago, 2 Pedro pueda fecharse durante la persecución de Domiciano, hacia el 90. (En efecto, el libro no se menciona antes del 200, y algunos comentaristas sugieren que quizá se escribiese en fecha tan tardía como el 150.)

El día del Señor

Una indicación de la relativamente tardía composición de la epístola puede hallarse en el hecho de que algunos cristianos se mostraran impacientes por la espera de un segundo advenimiento que parecía retrasarse de manera interminable. El autor de 2 Pedro cree que debe ejercitar su ingenio para explicar el prolongado retraso, después que Pablo prometiera su inminencia. Dice:

2 Pedro 3.8. ...
delante de Dios un solo día es como mil años, y mil años como un solo día.

2 Pedro 3.9.
No retrasa el Señor la promesa, como algunos creen...

Aquí hay una referencia a esta cita de los Salmos:

Salmo 90.4.
Porque mil años son a tus ojos como el día de ayer, que pasó...

En otras palabras, el autor mantiene que si bien el segundo advenimiento es inminente (como habían dicho tantos portavoces autorizados), tal inminencia responde a la concepción divina del tiempo, y no a la del hombre. Y llegará:

2 Pedro 3.10.
Pero vendrá el día del Señor como ladrón...
[2]

27. 1 Juan

El Verbo.

El Verbo

Siguen tres epístolas que, como Hebreos, no indican el nombre del autor en el primer versículo. Sin embargo, el estilo y el contenido recuerdan tan absolutamente a los del cuarto evangelio, que parece seguro que quienquiera que escribiese el cuarto evangelio también redactó estas epístolas. Aparece hasta la designación característica de Jesús como el «Verbo»:

1 Juan 1.1.
Lo que era desde el principio..., al Verbo de vida

Por consiguiente, las tres se atribuyen a Juan, hijo de Zebedeo (suponiendo que fuera autor del cuarto evangelio). Además, al igual que el cuarto evangelio, es posible que se redactaran en Éfeso hacia el 100. La primera y más extensa advierte contra los anticristos (v. cap. 18) y presenta una exhortación al amor fraterno.

28. 2 Juan

El presbítero

El presbítero

En la segunda y tercera (muy breve) epístola de Juan, el autor sólo se refiere a sí mismo como anciano o presbítero:

2 Juan 1.1.
El presbítero a la señora Electa
[1]
y a sus hijos...
[2]

Se han hecho algunas especulaciones acerca de que en Éfeso hubo un «Juan el Presbítero» que debe distinguirse de Juan el apóstol, y de que el primero fue quien escribió las epístolas de Juan y, por tanto, también el cuarto evangelio. Pero eso se basa en la mínima certeza posible, y no se toma en serio.

En cuanto a la «señora Electa», puede considerarse tanto en sentido literal como figurado. Juan puede dirigirse a la Iglesia en general, aludiendo a ella en sentido alegórico. En cualquier caso, vuelve a exhortar a sus lectores para que sigan el mandamiento del amor fraterno.

29. 3 Juan

Gayo.

Gayo

La tercera epístola de Juan empieza igual que la segunda:

3 Juan 1.1.
El presbítero, al amado Gayo...

Aparte de esto, Gayo es un personaje desconocido que Juan trata como aliado que le apoyará contra el dirigente de otra facción:

3 Juan 1.9.
He escrito a la iglesia; pero Diotrefes, que ambiciona la primacía entre ellos, no nos recibe.

3 Juan 1.10. Por
esto, si voy allá, le recordaré las malas obras...

30. Judas

Judas • Moisés • Enoc

Judas

El autor de esta epístola, última de las generales, se identifica en el versículo primero:

Judas 1.1.
Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Santiago, a los amados...
[1]

Si esto se toma por lo que parece. Judas, el hermano de Santiago, puede identificarse como otro hermano de Jesús. Fuera de esta epístola, los dos únicos parientes llamados Santiago y Judas en el Nuevo Testamento se cuentan entre los hermanos de Jesús:

Mateo 13.55.
¿No es éste
(Jesús)
el hijo del carpintero? ¿... y sus hermanos Santiago y José, Simón y Judas?

Pero esta breve epístola es muy parecida al segundo capítulo de 2 Pedro y, como ésta, podría fecharse en el período de Domiciano. Como es improbable que un hermano de Jesús siguiera vivo en aquella época, la epístola debe de ser simplemente de alguien llamado Judas, nombre bastante corriente, y algún copista posterior quizá añadiera «hermano de Santiago» para aumentar su importancia.

Moisés

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