Authors: Félix María Samaniego
Tags: #Clásico, Cuento, Infantil y juvenil, Poesía
Ellos querrán ahora, como bobos,
comer la yerba a los señores lobos.
Nada menos: aprendan los malditos
de las chochaperdices o chorlitos,
que, sin hacer a los jumentos guerra,
envainan sus picotes en la tierra;
y viva todo el mundo santamente,
sin picar ni morder en lo viviente.»
«Necedad, disparate, impertinencia»,
Gritaba aquí y allí la concurrencia.
«Haya silencio, claman, haya modo.»
Alborótase todo:
crece la confusión, la grita crece;
por más que el Elefante se enfurece,
se deshizo en desorden la asamblea.
Adiós, gran pensamiento; adiós, idea.
Señores animales,
yo pregunto:
¿Habló el Asno tan mal en el asunto?
¿Discurrieron tal vez con más acierto
el Elefante y el Toro? No por cierto.
Pues ¿por qué solamente al buen Pollino
le gritan:
Disparate, desatino?
Porque nadie en razones se paraba,
sino en la calidad de quien hablaba.
Pues, amigo Elefante, no te asombres.
Por la misma razón entre los hombres
se desprecia una idea ventajosa.
¡Qué preocupación tan peligrosa!
FÉLIX MARÍA SAMANIEGO, (1745-1801) nació en Laguardia (Álava) en 1745. Provenía de familia noble y desde joven heredó cinco villas, fue director del Seminario de Nobles de Vergara y participó en la Sociedad Vascongada de Amigos del País.
Perteneció a los grupos más importantes de la cultura de la ilustración. Viajó a Francia a conocer las ideas nuevas que por allá florecían, pero finalmente regresó a España. Dedicado a la música (tocaba muy bien el violín y la vihuela) y la literatura, era con su ingenio y rapidez de palabra satírica, el centro de entretenimiento de reuniones. Esto también le trajo ciertos problemas aparejados, pues sus versos burlones y pícaros molestaron a más de uno, y hasta lo llevaron a juicio por causa de unos poemas satíricos.
Fue un excelente fabulista ilustrado español, autor de las
Fábulas morales
(1781), destinadas a instruir a sus alumnos. Dichas Fábulas están formadas por una colección de 137 apólogos que reciben las influencias de Esopo, Fedro, La Fontaine y John Gay. En esa misma época, existió otro escritor español de fábulas, Tomás de Iriarte (1750-1791), con quien Samaniego mantuvo disputas y polémicas.
Samaniego también compuso poesía erótica. Murió en 1801 en Laguardia.