Read El zen es la mayor patraña de todos los tiempos Online
Authors: Kodo Sawaki
Tags: #Autoayuda, Esoterismo.
Con mi zazen es igual: todos se esfuerzan en alcanzar la iluminación mediante el zazen, pero yo tengo ya setenta años y el zazen aún no me ha proporcionado la menor cosa.
La vía del Buda pone fin de una vez a todo, incluida la ilusión, incluida la iluminación.
¿Qué te ha proporcionado haber nacido? Actúas como si fueras algo muy especial, pero ¿a quién le importa? Nada es bueno para nada. Por eso decimos: “No hay nada a lo que recurrir”, nada que ganar”.
“Nada que ganar”. ¿Qué podría ser más hermoso en una persona?
Hay gente que dice: “Sawaki roshi no es uno de esos curas degenerados que tienen templo propio”. ¡Qué sutiles podemos ser cuando se trata de engañarnos a nosotros mismos y a los demás! Siempre encontramos algo especial que podemos admirar y aplaudir y con ello no hacemos más que ensuciar el Dharma. ¿Quién ha hecho estas buenas obras? Si has sido ‘tú’, no valen nada.
Cuando dejes de exhibirte, tu vida se expandirá sin límite. Desde que acepté el puesto de profesor en la Universidad de Komazawa, recibo un sueldo mensual por hacer zazen. Resulta curioso que uno empiece a hacer negocios con algo que practica para sí solo, a escondidas. ¡Esto revela que mi práctica aún no está madura!
Ryokan no tenía dinero ni títulos. ¿Por qué le hacía esto tan especial? Porque no se enredaba en asuntos humanos. Y porque él habría sido el último en considerarse especial.
Cuando la gente empieza a decir que eres muy especial dejas de ser un auténtico monje y comienzas a mostrarte como ‘especial’. Si la gente te presta demasiada atención es que algo no va bien en tu práctica.
Las tazas de té de estilo coreano antiguo no se dan aires de grandeza ni se humillan. No hay afectación ni adornos, no muestran la menor ambición; el ceramista se ha olvidado por completo de todo eso. La ceremonia del te debe girar precisamente en torno a este olvido.
El signo de la auténtica bondad es que no conoce límites. La bondad ha de disponer siempre de libertad de movimientos para dar más de sí. Y no ha de tener la menor conciencia de que es ‘bondadosa’. Vivir libre de conceptos e ideas significa hacer simplemente lo que haces, sin demasiada conciencia de ello.
La jardinería japonesa es muy sutil: los maestros jardineros llevan este arte tan lejos que dan forma una y otra vez a los distintos elementos hasta que finalmente parece que todo ha surgido de forma natural. Eso es lo más en el diseño de jardines. La pregunta entonces es: ¿por qué no disfrutar directamente de la naturaleza en estado salvaje?
Una persona ‘peculiar’ que se tiene a sí misma por peculiar, no lo es tanto en realidad: sólo se vende como tal. Una persona sólo es verdaderamente peculiar si no se considera peculiar en absoluto.
Alguien que se considera maestro zen y quiere que los demás le traten como tal no es más que un chiquillo. Un auténtico maestro zen no se preocupa en absoluto de si es un maestro zen o no.
Hay monjes que son extremadamente estrictos en el respeto de las reglas sólo porque quieren ser admirados por ello. Esto me recuerda a los presentadores de circo y me dan ganas de decir: ¡Estimado público: Observen este magnifico ejemplar de monje!
Al igual que la vida, también el Dharma del Buda no es más que un sueño dentro de un sueño. No puedes alardear de este sueño. De lo contrario sería como aquel maestro del silencio que decía:
‘Todo el mundo habla constantemente de sí mismo, sólo yo permanezco en silencio’.
Silencioso
y elegante el vuelo
del ruiseñor
.
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Sin darnos bombo, debemos seguir calladamente la Vía, sin más, como el ruiseñor, que vuela en silencio. Para ello es necesario que en lo más hondo de ti tengas una actitud religiosa. Éste es el camino de la iluminación.
A un joven monje que practicaba la Vía con una visible gran ambición, le dije: “¡Ten cuidado, no vaya a ser que te quedes sin aliento!”. En la práctica de la Vía no se trata de alcanzar nada. Tu práctica diaria debe ser expresión de la ausencia de objetivo, de entrega y de abandono
El poeta de haiku Buson no aspiró a nada especial durante toda su vida. Precisamente por eso nos resulta tan sublime y puro.
La vida es como una pelea conyugal. Esperamos en vano que alguien llegue y la zanje por nosotros. No obstante, la única autoridad competente capaz de zanjar la disputa se encuentra en nosotros mismos. A esto es a lo que llamo fe. El Budismo te da esta fuerza interior. Has de vivir como si el bodisatva Avalokitesvara habitara en tu corazón y te visitara cada día. Has de cultivar esta relación a tal punto que Avalokitesvara se haga presente en todo instante y lugar; así no sólo te liberarás de tu propio sufrimiento, sino que también harás que se desvanezca todo el sufrimiento a tu alrededor.
Todas tus acciones han de surgir de la invocación del nombre del Buda.
Por edificante que pueda resultar escuchar la doctrina del Buda, por formidable que pueda ser el
satori
que experimentas, si este
satori
se mantiene ahí arriba, alto como una campana que cuelga del techo, sin que tú tires de la cuerda de la práctica, la insatisfacción continuará prendiendo en tu vida. ¡Tu práctica ha de ser como el tañido de esa campana!
Has de observar tu vida con los claros ojos de Avalokitesvara, para así transformarla y materializar esa claridad en la propia práctica diaria: ¡no te pierdas de vista a ti mismo!
No basta con mirar el mundo desde arriba, desde tu elevado punto de vista. Tan pronto sepas en que dirección va tu camino, has de echar a andar con paso firme hacia adelante. Si conoces tu camino, vayas donde vayas no te extraviarás. Hagas lo que hagas, no tendrás nada que temer.
Zazen ha de desplegar su actividad en tu vida. Has de sentir la actividad de zazen en toda tu vida. También esta vida, en su frescura, es zazen.
Si captas la enseñanza en toda su magnitud, tu práctica será más profunda. Has de tener presente la práctica en cada instante.
El
samadhi
real es aquello que pone orden en tu vida. Es la mente que ordena tu vida. Hablo a menudo del verdadero yo o de que estamos ligados al universo; en último término se trata de vivir completamente nuestra vida. Para ello primero hemos de tamizarla y cuidarnos de que todo encaje correctamente: haz lo que debas hacer y deja estar lo que debas dejar estar.
Para quien practica zazen, su práctica se manifiesta cuando orina, cuando come y en el sonido que hacen sus sandalias o zapatos al andar. Que recitemos un
sutra
antes de entrar en la bañera se debe a que zazen mismo se toma un baño.
No debes encerrar tu
satori
en un recipiente hermético. Si has entrado una vez en contacto con esta cosa con la que no hay nada que hacer, has de fundar en ella toda tu vida. Si tomas té, toma té; si estás comiendo, come. Tanto si duermes como si te levantas o te desplomas, esta luminosa claridad ha de llenar toda tu vida.
Día a día has de marchar de nuevo desde cero a partir de ti mismo, has de vivir tu vida dándolo todo de ti. También un novicio ha de darlo todo de sí para ser realmente, por completo, un novicio. En zazen se trata de darlo todo para ser uno con zazen; a la hora del té, para ser uno con el té; al comer, para ser uno con la comida. Al trabajar, das todo de ti en el trabajo y cuando duermes, duermes como un lirón.
La vía del Buda está siempre bajo tus pies. Cuando orinas es la manera en que orinas, al estornudar es el estornudar. Es el sonido de tus pasos. La vía del Buda llena todo el universo.
No hagas nada a medias: has de observar tu vida y a ti mismo desde una perspectiva que se sitúa antes del nacimiento de tus padres. ¿Cómo quieres realmente vivir tu vida? El primer paso has de darlo a partir de un punto que se sitúa antes del nacimiento de tus padres.
“Aun cuando escuches y repitas las enseñanzas del pasado, ¿qué sentido tienen si no las pones en práctica?”
, dijo Shimazu Jisshin.
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Si has llegado a la punta del mástil, avanzar un poco más... hace daño. Aquí la Vía del Buda deja de ser tan sólo palabras, es tu práctica concreta. Práctica significa convertir la Vía del Buda en hechos.
Deja de soñar: no hay ningún Buda tras de ti, ninguna persona corriente ante ti, ningún
satori
. Simplemente, déjate llevar por la enseñanza del Buda. Esto es lo que quiere decir “no-pensamiento”
(hishiryo)
. Simplemente, ve hacia delante.
No debes hacer de la Vía del Buda un medio para alcanzar algún fin en tu vida. Lo que has de hacer es que toda tu vida sea guiada por la Vía del Buda.
Vive la vida simplemente siguiendo la voz del Dharma. De esta manera tu vida misma será religión. La religión no puede ser ningún ideal, ninguna conquista intelectual. Consiste en que este cuerpo, esta masa de carne y sangre, este saco de células, este nido de bacterias se mueva según la verdadera enseñanza. Cuando la actividad de este cuerpo está unificada con el movimiento del verdadero Dharma, lo que este cuerpo hace se denomina práctica.
Cuando se habla de práctica, la gente lo relaciona con ponerse bajo una cascada
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o practicar zazen. No es así. Práctica significa vivir la vida impulsado por el Buda.
La gente piensa que la práctica del zen es algo muy complicado. Pero la práctica no es más que vivir nuestra vida cotidiana. Práctica es nuestra actitud ante la vida. Dogen Zenji llama a esto gyobutsu (práctica del Buda). Practicar la Vía del Buda significa realizar todas las actividades de la vida cotidiana, con este cuerpo, sobre la base de zazen.
Separado de la vida cotidiana el Budismo es algo muerto. Todos los aspectos de tu vida han de ser la Vía del Buda.
Si no pones cuidado, la enseñanza del Buda se convertirá para ti en un ideal. Sería un gran error. La enseñanza del Buda es una actitud. Por eso se dice: “Tu conducta es el Dharma del Buda. Su esencia se expresa en el modo como haces las cosas”. No seas tan tonto como para creer que eso significa que hay que seguir las reglas de conducta como un robot. En zazen no debes caer en ninguno de los dos extremos. Comienza con la práctica de tu cuerpo, acompasando tu longitud de onda con la de los Budas y Patriarcas y manteniéndote abierto a todo lo demás.
Mi fe es zazen, es sentarme. “Tu conducta es el Dharma del Buda. Su esencia se expresa en el modo como haces las cosas”. Sólo mediante esta práctica encontramos al Buda vivo. Sin la práctica no puede haber Buda alguno. El auténtico Buda lo manifestamos nosotros mismos a través de nuestra actitud vital.
Tengo la impresión de que hoy en día muchos confunden la libertad con hacer simplemente lo que les viene en gana. La gente moderna parece padecer esta enfermedad crónica de sólo querer hacer lo que les divierte. Pero todos los aspectos de nuestra vida diaria han de dirigirse hacia un claro objetivo. Hemos de apuntar con tanta exactitud como un tirador de precisión, cuando comemos igual que cuando vamos al retrete.
Mientras no practiques el verdadero Dharma, no cabe hablar del hecho de que “la Vía no es difícil de alcanzar”
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. Que la Vía no es difícil de alcanzar significa simplemente practicar tal como lo han hecho los Budas y Patriarcas.
Manifestar el verdadero Dharma tomando tu propia vida como materia prima es lo que se denomina práctica de la Vía del Buda. Zazen es la manifestación del tathagata
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en tu propia vida.
Hemos de poner todo el empeño en aproximarnos lo más posible a la enseñanza del Buda en nuestra vida diaria. Hemos de agarrarnos a la red del Buda tanto en ésta como en la próxima vida, tanto en éste como en el siguiente mundo. Ésta es nuestra práctica.
Dogen Zenji no habla en ninguna parte de ‘escuela zen’. Únicamente habla del Dharma del Buda. ¿Por qué? Porque nuestra escuela no gira sólo en torno al zen. Cuando comemos somos de la escuela del comer, en el retrete nos adherimos a la escuela del retrete y cuando estornudamos lo hacemos siendo fieles a la escuela del estornudo.
Ser Buda significa ser totalmente tú mismo, aquí y ahora. Ser totalmente en este instante. Ser completamente uno con lo que haces. Ser completamente uno con todos los aspectos de tu vida diaria.
Ser uno con tu vida diaria es lo que los preceptos budistas expresan en párrafos concretos. En ellos se pone de manifiesto tu naturaleza de Buda.
La práctica no consiste en aprender un oficio como hace el aprendiz. Consiste en llenar las veinticuatro horas de tu vida diaria con la naturaleza del Buda.
No te esfuerces en buscar el camino a lo lejos. La práctica se refiere a todos los aspectos de tu vida diaria. Dormir es práctica, levantarse es práctica. No puede haber nada que no sea práctica. Desde la mañana hasta la noche no te separa ni un pelo de la naturaleza del Buda. Eso significa andar la vía del Buda.
Tu práctica misma es satori. Tu forma es el espíritu. Tu actitud es la Vía. Que tu conducta es el Dharma del Buda significa que tu actitud y tú postura se expresa en todos los aspectos de tu vida.
Había uno que siempre andaba quejándose de que todos sus amigos acabaron siendo ministros y gobernadores, mientras que él tenía que ganarse el pan como simple vigilante... ¿Y qué pasa? Un ministro vive su vida como ministro, un vigilante la vive como vigilante. En TU vida hay cosas más importantes que eso. Me gusta expresar el Budismo con un sólo mandato:
“¡Alto el fuego!”.
Ahí no hay dos partes enfrentadas, nadie con quien competir.
Hemos de vivir nuestra vida de manera que se ajuste lo más posible a la enseñanza de Buda. Si nos apoyamos únicamente en nuestras ideas humanas, estaremos siempre compitiendo con el resto de la gente.
Para darse cuenta de que la naturaleza de Buda llena todo nuestro ser, hemos reparar primeramente en la fugacidad de todas las cosas. Reparar en la fugacidad de las cosas significa dar un sentido a nuestra vida.
Si tomas conciencia del carácter efímero de todo, comprenderás que es mejor sacrificarte por los demás que vivir para ti mismo. Es este espíritu de sacrificio por los demás el que comprende la fugacidad de las cosas.