Read El zen es la mayor patraña de todos los tiempos Online
Authors: Kodo Sawaki
Tags: #Autoayuda, Esoterismo.
En nuestra vida diaria se nos pone continuamente a prueba: nos preocupamos de esto y aquello o creemos estar en serios apuros. Pero en realidad nos preocupamos sólo de nuestro propio destino personal; cuando nos liberamos de esa idea, todos los problemas se disuelven.
Unas veces te va bien, otras mal, ¿pero merece realmente la pena dejar que el humor cambiante de cada momento te traiga loco? Cuando de una vez te olvides de ello, comprobarás que en realidad todo eso da exactamente igual. Para tener una vida feliz, has de morir.
Un auténtico budista no se deja embaucar por nada ni nadie.
Son sólo tus propios problemas personales los que te preocupan. Es sólo tu propia felicidad individual lo que te ilusiona. De niño nunca quería perder, pero ahora, con más de ochenta años, ya no me importa. Si prescindes de todo lo que se refiere únicamente a ti personal e individualmente, siempre tendrás paz. Ya no te importarán tus pesares y tu felicidad no hará que te pases de la raya. Mantendrás la calma en cualquier situación. Tu ego no aparecerá ya en primer plano. Eso es la auténtica satisfacción.
Conseguirás poner fin a las quimeras cuando te olvides de ti mismo.
Desde que naces hasta que mueres, tu vida está dominada por ilusiones. Cada día luchas por ponerte delante de los demás a codazos. ¡Algunos llevan sus ilusiones tan lejos que hasta confían en tener una vida larga y feliz!
¿Cómo vives tu vida humana? Hay quien responderá: “¡A mí qué me importa! Me han arrojado a este mundo sin que nadie me haya preguntado antes. ¡Qué alternativa tengo sino hincarle el diente al pan de cada día hasta que llegue el momento de cascarla!”
¿Qué tiene de excelso esta vida? Da igual que seas rico o pobre, funcionario del Estado o simple obrero, tu vida no consiste en definitiva más que en comer y cagar. Lo que importa es que entres con decisión en el flujo de la vida. Puedes dejarte arrastrar sin rumbo, buscando exhausto el aire, o saltar a la corriente: aquí se decide si vives tu vida como un tormento o como un placer.
Una vez me topé con un neurótico que temía suspender una oposición oficial. Cuando se dirigió a mí, nervioso y con cara de preocupación, le dije: “Si no superas el examen, ¿no significa eso que hay otros candidatos más capaces que tú? ¿No es razón para alegrarse? Si, por el contrario, alguien como tú pasa la prueba, eso significaría que no hay muchos que sean mejores que tú y, en tal caso, eso no es bueno para nuestro país”.
¿No quieres ir al infierno? No temas, en el infierno se pasa bien.
Como gente de a pie, tomamos nuestras opiniones por ciertas: hoy creemos ser felices, al día siguiente decimos que somos desgraciados... Así desperdiciamos nuestra vida, pues ¿acaso no es nuestra imaginación la que nos dice que somos ‘felices’ o ‘infelices’? ¿No es esto en realidad algo del todo insustancial?
Siempre llevamos encima nuestras propias y personales opiniones y éstas nos dominan constantemente. Si nos desembarazamos de ellas, seremos uno con el universo, uno con Buda.
¿Por qué todo el mundo da una y otra vez vueltas en círculo, como locos en un atolladero? Porque a cada uno sólo le importa su propio destino personal. Sólo cuando decidas pasar toda tu vida como un monje pobre pondrás fin a esta comedia, igual que yo.
En toda mi vida no he hecho más que divertirme. Los viajes que hago son mi hobby y si a la gente que viene a escuchar mis charlas la estimulo a seguir el Dharma del Buda, no lo hago porque me den luego una propina; para mí es sólo un divertimento. La gente debería divertirse más, en vez de andar enfurruñados porque tienen que trabajar.
Nadie te fuerza a hacer nada con tu cuerpo o mente. Pero a pesar de todo crees obstinadamente que tu trabajo es ‘trabajo’ y cada vez exiges más a cambio. Yo no me preocupo por lo que me ofrezcan, pues para mí lo que hago no es ‘trabajo’ sino diversión.
Serás mucho más feliz si conviertes el trabajo en un juego. Los estudiantes de bachillerato en Kumamoto siempre me decían: “Observándole en su vida cotidiana, resulta difícil saber si lo que hace es trabajo o diversión. Podría decirse que su trabajo es divertirse. No hay nadie en el mundo que sepa hacer esto mejor. ¡Es usted verdaderamente envidiable!”.
Hay un Sutra que habla de las quinientas vidas de Sakiamuni antes de que renaciera como Buda. Una vez vivió como ermitaño, otras como brahmán o filósofo, y otras como caballo o rana. Todo eso eran divertimentos de Buda. Lo que él expresa con sus anteriores vidas es el hecho de que todo lo que hacemos —cuando sea y donde sea, de cualquier forma y en cualesquiera circunstancias, sea de la índole que sea— es puro juego. Jugar significa crearse a sí mismo.
¿En qué estriba la grandeza de Ryokan? En el lúdico desenfado con que vivía la vida. Nunca se preocupaba por lo que recibiría a cambio de su trabajo. ¡La gente tendría que aprender del espíritu lúdico de Ryokan!
El bodhisattva Avalokitesvara no huye de nada ni persigue nada. No se deja arrastrar en este mundo perecedero, pues —al contrario que los hinayanistas— no parte de la hipótesis de que antes de nada hemos de liberarnos de nuestras penas y de nuestras ilusiones. Él comprende con claridad que originalmente nada de eso existe y, por consiguiente, no hay para él nada que perseguir o de lo que huir. Y por eso disfruta de la libertad de realizarse lúdicamente en toda situación y de todas las formas imaginables.
¿Cuál es en realidad el sentido de nuestra vida? ¡Nuestra vida no tiene ningún sentido! Gracias a zazen llegas finalmente a un punto en el que ya no esperas nada de la vida, ni siquiera de zazen.
Dices que imitar al Buda no tiene nada de divertido. Si imitas a un ladrón te convertirás inmediatamente en ladrón. Lo magnífico de este vulgar cuerpo humano es que con él podemos imitar a Buda.
Con este cuerpo, que hasta hoy has entregado a los juegos de azar, puedes practicar zazen también y “entrar de golpe en la esfera del Tathagata”
[11]
. Esta entrada en la esfera del Tathagata se refiere al zazen practicado por una persona corriente que hasta un instante antes de entrar en ella, se agita nerviosa calculando las pérdidas y las ganancias.
Nunca acabarás por completo con tus ilusiones. Algunos dicen: “No quiero alardear, pero ya no tengo ilusiones”. Trata de no practicar zazen como si estuvieras pelando una cebolla. Aunque alcances el satori, o lo que sea que logres, eso no es auténtico. En lugar de ello, practica zazen con la mentalidad de persona corriente, cargada de ilusiones e impulsos. Perdido como estás en los seis mundos del sufrimiento, siéntate simplemente en zazen con este cuerpo. Cuando simplemente te sientes de esta manera, tu mente de mono y tu voluntad de caballo se volverán no-pensamiento
[12]
, y tus ilusiones aparecerán como lo que en realidad son: verdad inmaculada. Esto es lo que, en el Eihei Koroku
[13]
, Dogen Zenji llama “el loto en medio del fuego”.
Si tomo lo que no es mío, soy un ladrón, inmediatamente, en ese preciso instante. Si por el contrario practico zazen, soy de inmediato un Buda. Para eso no hace falta ninguna técnica. Para ser Buda sólo he de creer en zazen y sentarme. Ése ya no es “Kodo Sawaki”, sino algo mucho más allá.
En ese momento, ¿qué es lo real? ¡La postura de tu cuerpo! Lo que suceda en tu conciencia no es el problema. El verdadero problema se resuelve en el momento en que te entregas a la forma correcta de sentarte. Si llevas las cavilaciones sobre tus problemas hasta sus últimas consecuencias, al final no te quedará otra cosa que simplemente sentarte. No tienes más alternativa que practicar. Finalmente llegarás a la práctica de ‘simplemente sentarte’
[14]
, en la que el cuerpo y la mente son abandonados
[15]
.
En el mundo humano todo gira siempre en torno al dinero, a la carrera profesional, a la buena comida y a la diversión. Pasamos toda nuestra vida corriendo detrás del sexo, de las golosinas y otros cebos.
Zazen significa decir adiós a todo eso, significa descansar de ‘ser humano’
.
¿Qué significa practicar? ¡Acabar con el modo de ser humano! Significa tirar la toalla como ser humano.
¿Qué significa ‘pensar sin pensar’?
[16]
Significa tomarse vacaciones de nuestro ser humano. Si te despides del mundo humano, tomarás la distancia necesaria para dirigir la vista hacia ti mismo y arrojar luz sobre ti mismo.
¡Despréndete de ti mismo! No te quedes contemplando la luna. La luna brilla por sí sola.
Nuestras ilusiones no tienen fin. No hay nada que podemos hacer para cambiarlo. Tampoco se trata de cambiar nada: se trata simplemente de ser. Esto significa sentarse sin más. Cuando entiendas que no tienes más opción que ésa, dejarás de meterte en callejones sin salida.
¿Por qué vivimos en realidad, en este instante? Vivimos en la gracia de la gran luz y por eso deberíamos poner fin a nuestras artimañas egoístas y regresar a nuestra verdadera naturaleza. Esto quiere decir que debemos desembarazarnos de nuestra ansiosa ambición de ‘más, más y más’, y entregarnos por completo a la verdadera vida que se realiza en cada instante en y a través de nosotros. Para ello no necesitas hacer absolutamente nada. Si te entregas por completo a este instante serás sencillamente zazen y zazen se sentará por y a través de ti.
Debes creer en este ‘simplemente sentarse’. Creer significa que las dudas sobre la naturaleza universal de tu propia existencia se disipan: “¡Es cierto! ¡Este 'yo', 'mi' y 'mío' no han existido nunca en realidad!”. Así es como se clarifican tus dudas sobre el zazen y entonces te das cuenta de que no tienes más opción que sentarte. Esto es lo que significa creer en ‘simplemente sentarse’.
Cuando te sientas en zazen, no eres ‘tú’ quien practica zazen. Ahí sólo hay un espacio ilimitado. Es éste espacio ilimitado quien practica. Este espacio ilimitado es el verdadero objeto de la fe en zazen.
En zazen dejas de ser ‘tú’. Te haces uno con la gran naturaleza, o mejor dicho, la gran naturaleza regresa, por fin, a ti mismo.
Originalmente, zazen no significa otra cosa que practicar el samadhi de la clara luz del tesoro
[17]
. No se trata de 'lo que ese estado nos aporte' sino de retornar a ese estado original. Como el de un bebé lactante que se siente pleno siendo simplemente un bebé lactante. Por el contrario, hay gente que espera alcanzar algún tipo de conocimiento mediante la meditación zen. Eso no tiene nada que ver con zazen.
¿Qué hace a Ryokan tan digno de aprecio? Que nunca trataba de demostrarnos nada. Si me comparo con él, he de avergonzarme: gano demasiado dinero.
‘Alcanzar la vía’
[18]
no es algo que llevemos a cabo nosotros, los humanos. No tienes que hacer nada adicional para cultivar aquello que crece a partir de una raíz profunda. Los ojos son horizontales, la nariz vertical
[19]
.
Vivimos esta vida conforme al orden cósmico que nos mantiene vivos. ¿Por qué entonces sacamos pecho y hablamos de ‘nuestra vida’? ¿Cómo es que todo gira en torno al ‘yo’?
No hay absolutamente nada que te pertenezca a ti mismo o te constituya. Todo es como una corriente que fluye. No existe ahí ninguna sustancia fija, ningún ‘yo’.
(Kodo se pellizca las mejillas). Esto de aquí no es más que un hongo que surge de la tierra cuando se dan la temperatura y la humedad precisas. No es nada especial, ¡simple moho! Un producto del calor y de la humedad.
Todo lo ves distorsionado porque lo contemplas desde la perspectiva de tu propio ego.
¿Debo llorar?
¿Debo volar?
¡Olvida las lágrimas y agita las alas!
Quién no recuerda esta canción infantil. Se trata de darlo todo en este instante y entregar este cuerpo al Buda. Si apelas al bodisatva Avalokitesvara de todo corazón, en ese momento ya no hay tú, sólo queda el bodisatva Avalokitesvara. Y, a la inversa, eso significa que tú llenas todo el universo.
El campo, la montaña, la aldea, mi cuerpo son el canto del gallo, ¡y nada más!
Para ser uno con todo sólo has de adecuar tu longitud de onda. La separación entre el campo, la montaña y tú desaparece y entonces el canto del gallo resuena en todo el universo. Aparte del canto del gallo no hay nada. Esto vale no sólo para los sonidos. Todo es uno con ese canto y no hay nadie que lo oiga ni nada que sea oído. En ese punto, sujeto y objeto se disuelven.
Has de contemplar las cosas desde una perspectiva en la que lo has olvidado todo por completo. No sólo la riqueza y la pobreza, también todas las escalas de valores humanas. Si puedes hacerlo, ni mil santos llegarán a tu altura.
¡Alto el fuego! ¡Olvídalo todo! Como hombre debes olvidar tu ser-hombre, como mujer tu ser-mujer. Los científicos han de olvidar su ciencia, los nobles su nobleza
[20]
, los pobres su pobreza. Entonces no hay ya fundamento para el odio o la presunción.
En la Vía del Buda no se trata de transformar a una persona corriente en un Buda. En la Vía del Buda, la persona corriente y el Buda saltan juntos más allá de la frontera entre lo ‘normal’ y lo ‘especial’, la ‘ilusión’ y el ‘satori’. La doctrina budista no hace de la ilusión y la iluminación ningún problema.
‘Un impacto que te hace olvidarlo todo’.
[21]
No debes afanarte en oír el ‘verdadero sonido’ del bambú. El sonido del bambú llena ya todo el universo. Cuando escuchas el sonido del bambú no hay nada más que el sonido del bambú. Cuando te metes en la bañera, no hay nada más que el baño. Cuando almuerzas no hay nada más que la comida.
Hacer como si tu práctica o tu satori te pertenecieran a ti equivale a hacer como que duermes y a la vez afirmar que no estás en casa.
La vida no transcurre como tú te imaginas. Pero si dejas de crearte ideas falsas y en vez de ello diriges tu mirada hacia ti mismo, te darás cuenta de que no hay ningún obstáculo a tu alrededor.
Todos tus problemas tienen su origen en la falsa suposición de que puedes luchar contra la necesidad. ¿No te das cuenta de que has errado en tus cálculos y de que ahora pataleas en vano?
‘¡Nada ahí!’
[22]
, escribió Jiun Sonja con grandes pinceladas. La gente ríe, llora y hace mucho teatro para nada. Cuando mires las cosas desde una perspectiva que no se basa absolutamente en nada te darás cuenta de que verdaderamente ahí no hay nada.