Cuando se acabó, la vuelta al mundo real me resultó muy dolorosa.
Después le dije a Janet, con aire soñador: «Estoy seguro de que lo que le dije a Heinz aquella vez es cierto. así son el Universo y la ciencia: interminables… interminables… interminables. La ciencia siempre tendrá nuevas tareas que realizar, hundiéndose más y más en una complejidad interminable.»
Janet frunció el ceño. «Pero todavía no has escrito nada sobre esa idea, ¿verdad?»
Y yo contesté: «No, todavía no.»
Durante nuestra estancia en el Instituto estábamos aislados del mundo. No había periódicos, ni radio, ni televisión, y estábamos demasiado ocupados organizando el seminario como para pensar en ello.
No me enteré de lo que había pasado hasta el 27, cuando volvimos a casa y me puse a hojear los periódicos acumulados.
Mientras nosotros estábamos en Rensselaerville, Heinz Pagels asistía a un congreso de física en Colorado. Pagels también era un entusiasta del montañismo, y durante el fin de semana de descanso, el domingo 24 de julio, subió al Pyramid Peak, de mil cuatrocientos pies de altura (426 metros) con un compañero. Comieron allí, y a la 1:30 p.m. (exactamente veinticuatro horas antes de que me pusiera a ver la cinta de video) decidió empezar a bajar la montaña.
Pisó una roca que estaba floja; ésta osciló y él perdió el equilibrio. Cayó rodando por la ladera de la montaña y se mató. Tenia cuarenta y nueve años.
Yo estaba totalmente desprevenido cuando pasé a una de las páginas de necrológicas y vi el espantoso titular. Fue una conmoción terrible e inesperada, y me temo que debí soltar un grito de consternación, porque Janet vino corriendo y leyó la necrológica por encima de mi hombro.
La miré con tristeza y dije: «Ahora ya no tendrá oportunidad de utilizar mi idea.»
Así que, por fin, he escrito algo sobre ella. En parte, lo hice para poder decir algo sobre Heinz, a quien tanto admiraba. Y en parte también porque quería poner la idea sobre el papel por si (a lo mejor) alguien —si no puede ser Heinz,
alguien&mdash
; puede utilizarla y hacer algo con ella.
Al fin y al cabo, yo soy incapaz. Mi capacidad no va más allá de tener la idea; es todo lo que puedo hacer.
NOTA
He incluido un trigésimo primer artículo basándome en el principio de «la docena del fraile»: añadir uno más para asegurarme de que no me quedo corto. Además, este artículo fue escrito a raíz de la muerte de un amigo, y se refiere a esta pequeña contribución mía a la filosofía de la ciencia, más que a la ciencia misma, y me gusta bastante.
Pero en estas líneas finales quiero decir algo sobre el conjunto de mis artículos.
De todo lo que escribo, quizá lo peor pagado sean los artículos de esta serie. Es comprensible.
Fantasy and Science Fiction
no es una revista que disponga de un gran capital, y yo lo sabía desde el principio.
Pero, de todas las cosas que escribo, lo que más me divierte son los artículos de esta serie, y esto me recompensa con creces del hecho de no recibir una espléndida compensación monetaria por ellos. Le he dicho a Ed Ferman una y otra vez, y no me importa decirlo aquí públicamente, que, si llegara el caso de que no pudiera pagarme un céntimo por mis artículos, no dudaría en seguir escribiéndolos gratis. Pero él me ha asegurado que no llegaremos a ese punto.
También sé que no puedo vivir eternamente, y que no es probable que me las arregle para escribir otros 360 artículos. Algún día escribiré mi último articulo, y no sé hasta qué número habré llegado entonces. Pero cuando llegue ese día, supongo que pocas cosas me producirán tanto pesar al dejar esta vida como el hecho de no poder seguir escribiendo estos artículos eternamente.
[1]
En 1955 un ordenador más rápido había calculado 10.017 valores decimales de
π
en treinta y tres horas, y la verdad es que el estudio de los dígitos de
π
si que plantea cuestiones matemáticas de interés.
[2]
Esta sería la pronunciación inglesa, que no se corresponde con la castellana. (
N. del T.
)<<
[3]
No voy a describirlo aquí. Baste con decir que es el problema sin resolver más famoso de las matemáticas.
[4]
Desde la primera publicación de este articulo he descubierto que F. R. Stannard, del University College de Londres, ha formulado algunas teorías sobre la existencia de este tipo de Universo de «tiempo negativo», sobre una base más rigurosa que cualquiera de las que están a mi alcance.
[5]
En realidad, creo que se trata de una equivocación. Según las cifras más fiables de que dispongo, el número de meses lunares que hay en un año está más cerca de 12.368. Para ser exactos, es de 12.36827. Pero no quiero echar a perder el articulo.
[6]
Al menos según los judíos y los protestantes. La versión católica romana de la Biblia incluye ocho libros más, que aquellos consideran apócrifos.
[7]
Hay quien dice que tocar madera simboliza el gesto de tocar la verdadera Cruz. pero yo no me lo creo. Estoy seguro de que esta costumbre es anterior al cristianismo.
[8]
Después de la publicación de este articulo, una antropóloga llamada Charlotte O. Kursh me envió una extensa carta que encontré fascinante y en la que quedaba meridianamente claro que había simplificado espantosamente la situación aquí descrita, que la caza no era la única fuente de alimentos y que las cuestiones de prestigio eran aún más importantes que el sexo. Si se sustituía «sexo por comida», poniendo en su lugar «prestigio por comida», por lo demás se mostraba bastante de acuerdo con el resto. Así que, después de hacer esta advertencia, y con el debido respeto a la antropología, continuemos.
[9]
Claro que, si son demasiado caballerosos como para quedarse mirando cómo una mujer hace todo el trabajo, siempre pueden cerrar los ojos. De esta forma, hasta es posible que puedan echarse una siestecita.
[10]
Ahora que lo pienso, ¿por qué no?
[11]
Es tres años mayor que yo. Pensé que no estaría mal mencionarlo de pasada.
[12]
Utilicé el símbolo √ como raíz cuadrada. Todo lo que está contenido originalmente debajo de la raíz lo he encerrado entre paréntesis en la fórmula (Nota del escaneador).
[13]
En un artículo titulado «Las partículas más allá del limite de la luz» (
Particles Beyond the Light Barrier), Physics Today
, mayo 1969, para aquellos de ustedes que desean que dé alguna referencia de vez en cuando.
[14]
En realidad, son los místicos los que están obligados a explicarlo
todo
, pues sólo necesitan imaginación y palabras: palabras
cualesquiera
, elegidas al azar.
[15]
Si creen que yo también me estoy volviendo místico, hagan el favor de volver a leer la introducción a este capítulo.
[16]
El primer lunes de septiembre. (
N. de la T.
)
[17]
Por si han pensado que violé mis principios y me tomé unas vacaciones, más vale que les diga que me llevé mi máquina de escribir portátil, y que además hice uso de ella.
[18]
Bueno, eso fue lo que dijo todo el mundo.
[19]
Los que leen mis articules con regularidad saben que estoy a favor de la liberación de la mujer, pero también amo la lengua inglesa. Cuando quiero decir «ser humano», siempre busco algún circunloquio para no decir «hombre», pero en ocasiones la cadena hablada se resiente por ello.
Hagan el favor
de aceptar que en este articulo utilice la palabra «hombre» en su sentido general, comprendiendo a la «mujer». (Si, sé qué es lo que acabo de decir.)
[20]
Los antievolucionistas suelen denunciar la evolución como «una simple teoría» y citan algunos detalles dudosos, que son admitidos como tales por los biólogos. Con ello los antievolucionistas demuestran tener las ideas muy poco claras. Que ha habido una evolución es un
hecho
tan probado como pueda estarlo cualquier hecho no trivial. Pero los detalles exactos del mecanismo por el que actúa la evolución siguen estando en el plano de lo teórico en muchos aspectos. Sin embargo, el mecanismo no es la cosa en si. De la misma manera, muy poca gente comprende el mecanismo que permite que un coche se desplace, pero no por no conocer bien el mecanismo se llega a la conclusión de que los coches no existen.
[21]
Juego de palabras intraducible; ella pronuncia
drawl
(arrastrar) como
druol
(babear) para un oído americano. (
N. de la T.
)
[22]
Una vez me pidieron que fuera a uno de estos programas y me negué, porque me parecía que no ganaría nada si realizaba una buena exhibición de trivial pirotecnia mental, y que seria innecesariamente humillado si resultaba ser lo bastante humano como para fallar en alguna pregunta.
[23]
Se cuenta que en una ocasión se le pidió al gran trompetista Louis Armstrong que explicara algo acerca
del jazz
, a lo que replicó (traducido a un inglés convencional): «Si tienes que preguntar, no lo entenderás nunca.» Estas palabras merecerían ser labradas en jade con letras de oro.
[24]
«Ojos de serpiente» es un término coloquial que designa el doble as en el juego de dados; «riff» es una frase o tema que se repite continuamente como fondo musical a un solo de
jazz
.
[25]
Yo también, siempre que los que ejerzan ese control tengan algún conocimiento científico.
[26]
Ghost
, en inglés. (
N. de la T.
)
[27]
Holy Ghost
y
Holy Spirit
se utilizan indistintamente en inglés para designar al Espíritu Santo. (
N. de la T.
)
[28]
Ambos argumentos son rebatibles, alegando, por ejemplo, que el agua a una temperatura lo bastante baja como para evitar el deshielo o el agua en forma de vapor no es húmeda, y que algunos rayos del sol, como los ultravioleta o los infrarrojos, aparentemente no son luminosos. Pero estoy intentando razonar como lo haría un filósofo y no un científico; al menos en este párrafo.
[29]
Para que nadie me pregunte «¿Qué es la verdad?», definiré el grado de «verdad» como el grado de concordancia de una idea, una teoría o una ley natural con los fenómenos naturales observados.
[30]
Como yo nunca he pretendido ser divinamente objetivo, me apresuro a comunicarles que, por mi parte, me inclino por la teoría del medio ambiente.
[31]
No me importó. Fue un banquete estupendo y lo pasé muy bien.
[32]
Alusión a un conocido trabalenguas infantil. (
N. de la T.
)
[33]
Por cierto, la gente de la oficina de impuestos me devolvió el cheque diez días después, con una carta en la que afirmaban no tener derecho a ese dinero.
[34]
Nombre con el que se conocía a los milicianos americanos durante la Guerra de la Independencia, por su disposición a tomar las armas en cualquier momento. (
N. de la T.
)
[35]
Véase mi libro
La ciencia, los números y yo
(Doubleday. 1968).