El jardín de Rama (26 page)

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Authors: Arthur C. Clarke & Gentry Lee

Tags: #Ciencia ficción

BOOK: El jardín de Rama
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—Había sospechado eso —dijo con calma—, tanto por tu nerviosismo respecto de este asunto, como por alguna ansiedad, no expresada, que leí en el rostro de Michael. No te preocupes, mamá, no tengo expectativas irrazonables: en primer lugar, no nos estamos casando por la necesidad de obtener gratificación sexual. Además, dado que no tengo experiencia alguna, salvo por habernos tomado las manos ocasionalmente esta semana pasada, cualquier placer que pueda yo sentir será nuevo y, por consiguiente, maravilloso.

Nicole le sonrió a su asombrosamente madura hija de trece años.

—Eres una joya —le dijo, los ojos rebosantes de lágrimas.

—Gracias —contestó Simone, abrazándose con fuerza a su madre—. Recuerda: —agregó— mi matrimonio con Michael está bendecido por Dios. Si tenemos problemas, le pediremos a Dios que nos ayude a resolverlos. Todo va a estar bien.

Una súbita congoja invadió a Nicole.
Una sola semana más
, le dijo una voz interior,
y ya no volverás a ver a esta adorada niña
. Siguió abrazando a Simone hasta que Richard golpeó la puerta y les dijo que todos estaban listos para la ceremonia.

8

—Buenos días —dijo Simone con una suave sonrisa. Todo el resto de la familia estaba sentado a la mesa, tomando el desayuno, cuando ella y Michael entraron tomados de la mano.

—Buenos di… as —contestó Benjy. Su boca estaba llena de tostada con manteca y mermelada. Se levantó de su asiento, caminó lentamente alrededor de la mesa y abrazó con fuerza a su hermana favorita.

Patrick estaba justo detrás de él.

—¿Me vas a ayudar hoy con mis ejercicios de matemática? —le preguntó a Simone—. Mamá dice que ahora que regresamos, voy a tener que tomar en serio mis estudios.

Michael y Simone se sentaron a la mesa, después de que los muchachos regresaron a sus lugares. Simone extendió el brazo hacia la cafetera. Era igual que su madre en un aspecto: no funcionaba bien por la mañana hasta que no hubiera tomado su café.

—Bueno, ¿por fin terminó la luna de miel? —preguntó Katie, con su acostumbrado estilo irreverente—. Después de todo, ya pasaron tres noches y dos días. Deben de haber escuchado todas y cada una de las obras de música clásica que hay en la base de datos.

Michael rió de buena gana.

—Sí, Katie —dijo, sonriéndole cálidamente a Simone—. Hemos sacado el cartelito de «No Molestar» de la puerta. Queremos hacer todo lo que podamos para ayudar a todos a empacar para el viaje.

—En realidad, estamos en muy buena forma —comentó Nicole, encantada de verlos a Michael y a su hija tan cómodos juntos, después de su prolongada reclusión.
No debí haberme preocupado
, pensó rápidamente.
En algunos aspectos, Simone es más adulta que yo
.

—Ojalá El Águila nos diera información más específica sobre nuestro viaje de retomo —se quejó Richard—. No nos dice cuánto va a tardar el viaje, ni si vamos a dormir o no todo el tiempo, ni alguna cosa definida.

—Dice que no lo sabe con certeza —le recordó Nicole a su marido—. Hay variables “incontrolables” que podrían dar por resultado muchas alternativas diferentes.

—Siempre crees en él, Nicole —replicó Richard—. Eres la persona más confiada…

El timbre de la puerta interrumpid su conversación. Katie fue hacia la puerta y regresó, pocos instantes después, con El Águila.

—Espero no perturbarles el desayuno —se disculpó el hombre pájaro— pero tenemos mucho que llevar a cabo hoy. Necesitaré que la señora Wakefield venga conmigo.

Nicole tomó un último sorbo de su café y miró con curiosidad a El Águila.

—¿Sola? —dijo. Era consciente del vago temor que iba creciendo en su interior. Nunca había salido del departamento sola con El Águila, durante su permanencia de dieciséis meses en El Nodo.

—Sí —contestó El Águila—. Usted vendrá conmigo sola. Hay una tarea especial que únicamente usted puede efectuar.

—¿Tengo diez minutos para aprontarme?

—Por cierto que sí —contestó El Águila. Mientras Nicole estaba fuera de la habitación. Richard bombardeó a El Águila con preguntas.

—Muy bien —dijo Richard en una ocasión—, entiendo que, como resultado de todas estas pruebas, ahora tienen confianza en que podamos permanecer dormidos sin peligro durante los períodos de aceleración y desaceleración. Pero, ¿qué pasa durante el desplazamiento a velocidad de crucero? ¿Vamos a estar despiertos o dormidos?

—Principalmente, dormidos —contestó El Águila—, porque de ese modo podemos retrasar el proceso de envejecimiento y asegurar la buena salud de ustedes. Pero en el programa del viaje hay muchas cosas inciertas. Puede resultar necesario despertarlos varias veces durante el trayecto.

—¿Por qué no nos dijo esto antes?

—Porque todavía no se había decidido. El diagrama de su misión es bastante complicado y al plan base no se lo definió sino hasta hace poco.

—No quiero que se “retrase” mi proceso de envejecimiento —dijo Katie—. Quiero ser una adulta para cuando nos encontremos con otra gente de la Tierra.

—Tal como les dije a tu madre y a tu padre ayer —le dijo El Águila a Katie—, es importante que tengamos la capacidad de demorar el proceso de envejecimiento mientras tú y tu familia duermen. No sabemos con exactitud cuándo van a regresar a su Sistema Solar. Si durmieran cincuenta años, por ejemplo…

—¿Quéee? —interrumpió Richard, presa de la consternación—. ¿Quién habló de cincuenta años? Llegamos aquí en doce o trece. ¿Por qué…?

—Voy a ser más vieja que mamá —dijo Katie, una mirada de miedo en los ojos.

Nicole ingresó desde la habitación contigua.

—¿Qué es esto que oigo sobre cincuenta años? ¿Por qué va a tardar tanto? ¿Vamos primero a algún otro lado?

—Es evidente que sí —dijo Richard. Estaba enojado—. ¿Por qué no se nos dijo todo esto antes de que tomáramos la decisión sobre “distribución”? Pudimos haber hecho algo de modo diferente… ¡Dios, si tarda cincuenta años, Nicole y yo tendremos cien años de edad!

—No, no será así —repuso El Águila sin emoción—. Estimamos que usted y la señora Wakefield solamente envejecerán un año por cada cinco o seis mientras estén “en suspensión”. Para los hijos, la relación se aproximará más a un año por cada dos al menos hasta que su crecimiento se detenga. Tenemos sumo cuidado respecto de manipular en demasía las hormonas de crecimiento. Y, además, cincuenta años es una cuota superior, es lo que un ingeniero humano denominaría un número con tres sigmas.

—Ahora estoy completamente confundida —dijo Katie, al tiempo que caminaba y enfrentaba directamente a El Águila—: ¿qué edad voy a tener cuando me encuentre con un ser humano que no sea miembro de mi familia?

—No puedo responder a esa pregunta con exactitud porque intervienen incertidumbres estadísticas —le contestó su colega extraterrestre—, pero tu cuerpo debe de estar en el nivel equivalente de desarrollo de entre los veinte y veinticinco años. Por lo menos, ésa es la respuesta más probable. —El Águila hizo un gesto hacia Nicole.

—Por ahora es todo lo que voy a decir. Tengo cosas que hacer con su madre. Debemos regresar antes de la hora de la cena.

—Como siempre —refunfuñó Richard—, no se nos dijo prácticamente nada. A veces deseo que no hubiéramos sido tan cooperativos.

—Pudieron haberse puesto más difíciles —señaló El Águila, mientras él y Nicole salían de la habitación—, de hecho, nuestras predicciones, basadas sobre los datos provenientes de nuestras observaciones, operaban sobre el hecho de que tendríamos menos cooperación que la que tuvimos. Sin embargo, al final no habría existido una diferencia importante en el resultado. De este modo, fue más placentero para ustedes.

—Adiós —dijo Nicole.

—A… dios —dijo Benjy, agitando la mano para saludar a su madre, después de que la puerta se cerró.

Era un documento largo. Nicole calculó que, como mínimo, le tomaría diez o quince minutos, leer en voz alta todo el texto.

—¿Ya casi terminó usted con su estudio? —volvió a averiguar El Águila—. Nos gustaría comenzar la grabación, como la llaman ustedes, lo más pronto posible.

—Explíqueme otra vez qué va a pasar con este vídeo después de que yo lo grabe —solicitó Nicole.

—Lo difundiremos en la Tierra varios años antes de que ustedes lleguen a su Sistema Solar. Eso les brindará a su congéneres tiempo más que suficiente para responder.

—¿Cómo saben que realmente lo escucharán?

—Hemos solicitado una simple señal de retorno para saber que se produjo la recepción.

—Y, ¿qué pasa si nunca reciben esta señal de retomo?

—Para eso se hicieron los planes para eventualidades.

Nicole estaba muy desconfiada en cuanto a leer el mensaje. Preguntó si podría tener algo de tiempo para discurrir sobre el documento con Richard y Michael.

—¿Qué es lo que la preocupa? —preguntó El Águila.

—Todo —repuso Nicole—. Sencillamente no parece ser correcto. Siento como si me estuvieran usando para fomentar sus propósitos… y, dado que no sé con exactitud cuáles son esos propósitos, temo que estoy actuando como traidora a la especie humana.

El Águila le trajo a Nicole un vaso con agua y se sentó al lado de ella, en el estudio extraterrestre de televisión.

—Veamos esto desde un punto de vista lógico —dijo El Águila—. Le hemos dicho con toda claridad que nuestro objetivo primordial es reunir información detallada sobre especies de esta galaxia que tengan la capacidad de viajar por el espacio, ¿no es así?

Nicole asintió con un leve gesto de cabeza.

—También hemos construido un hábitat, dentro de Rama, para dos mil terrícolas y los enviaremos a usted y a su familia de regreso para que reúnan a esos seres humanos en un viaje de observación. Todo lo que usted está haciendo, con este vídeo, es informarle a la Tierra que estamos en camino y que los dos mil miembros de su especie, junto con los objetos representativos de su cultura, deben encontrarse con nosotros en la órbita de Marte. ¿Qué podría haber de malo en eso?

—El texto del documento —objetó Nicole, señalando la agenda electrónica que El Águila le había dado— es extremadamente vago: nunca indicó, por ejemplo, cuál habrá de ser el destino final de todos estos seres humanos… únicamente que se “los va a cuidar” y “a observar” durante alguna especie de viaje. Tampoco se menciona el
porqué
de que se estudie a los seres humanos, y no se dice nada en absoluto de El Nodo y de la inteligencia que lo controla. Por añadidura, el tono es indudablemente amenazador: a la gente de la Tierra que reciba esta transmisión le estoy diciendo que si un contingente de seres humanos no se reúne con Rama en órbita marciana, entonces la nave espacial se va a aproximar más a la Tierra y “obtendrá sus especímenes de manera menos organizada”. Ésa es, claramente, una declaración hostil.

—Puede corregir los comentarios si le place, en tanto y en cuanto no se modifique la intención —repuso El Águila—. Pero debo decirle que tenemos mucha experiencia con este tipo de comunicación. Con especies similares a la suya, siempre hemos tenidos mejores resultados cuando el mensaje no fue demasiado específico.

—Pero, ¿por qué no me permite llevar este documento de vuelta al departamento? Lo podría discutir con Richard y Michael y podríamos corregirlo juntos para suavizar el tono.

—Porque usted debe preparar el vídeo hoy —dijo El Águila con obstinación—. Estamos dispuestos a discutir modificaciones en el contenido y trabajaremos con usted tanto tiempo como sea necesario. Pero la secuencia se tiene que completar antes de que usted vuelva con su familia.

La voz tenía un tono amistoso pero el significado era absolutamente claro.
No tengo alternativa
, pensó Nicole.
Se me está ordenando que grabe el vídeo
. Durante varios segundos se quedó mirando fijo al extraño ser que tenía sentado al lado.
Este Águila no es más que una maquina
, se dijo a sí misma Nicole, sintiendo que su furia aumentaba.
Está cumpliendo con las instrucciones que tiene en su programa… Mi pleito no es con él
.

—No —dijo Nicole con brusquedad, asombrada por su respuesta—. No lo haré.

El Águila no estaba preparado para la reacción de Nicole. Se produjo un largo silencio. A pesar de su agitación emocional, Nicole estaba fascinada por su acompañante:
¿Qué estará pasando ahora?
, se preguntaba.
¿Se estarán ejecutando complicados conjuntos cíclicos de instrucciones en su equivalente a un cerebro? ¿O, a lo mejor, está recibiendo señales desde alguna otra parte?

Por fin, El Águila se puso de pie.

—Bueno —dijo—, ésta es toda una sorpresa… Nunca esperamos que usted se rehusara a hacer el vídeo.

—Entonces no han estado prestando atención a lo que estuve diciendo… Siento como si usted, o quienquiera que le esté dando órdenes, me estuviera usando… y, ex profeso, diciéndome tan poco como le es posible… Si desea que haga algo por usted, entonces, por lo menos deben responder algunas de mis preguntas.

—¿Qué es,
precisamente
, lo que quiere saber?

—Ya se lo dije: —replicó Nicole, demostrando abiertamente su frustración— ¿qué demonios está ocurriendo en este lugar? ¿Quiénes, o qué, son ustedes? ¿Por qué nos quieren observar…? Y, finalmente, ¿puede darme una buena explicación de por qué necesitan que les dejemos aquí un “par reproductor”? Nunca me agradó la idea de deshacer mi familia. Debí haber protestado con más fuerza al principio. Si la tecnología de ustedes es tan maravillosa como para poder crear algo como este increíble Nodo, ¿por qué simplemente no pueden tomar un óvulo y algunos espermatozoides humanos…?

—Cálmese, señora Wakefield —dijo El Águila—. Nunca antes la vi tan agitada. La tenia clasificada como a la persona más estable de su grupo.

Y la más maleable también, podría apostarlo
, pensó Nicole. Aguardó a que su furia disminuyera.
En alguna parte de ese extraño cerebro hay, sin duda, una evaluación cuantitativa de la probabilidad de que yo obedezca órdenes mansamente… Bueno, esta vez los embromé

—Mire, señor Águila —dijo Nicole unos segundos más tarde—. No soy estúpida. Sé quién está al mando aquí. Tan sólo creo que los seres humanos merecemos que se nos trate con un poco más de respeto. Nuestras preguntas son completamente legítimas.

—¿Y si las respondemos a su entera satisfacción?

—Ustedes me estuvieron observando cuidadosamente durante un año —dijo Nicole. Sonrió—. ¿He sido alguna vez completamente irracional?

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