Desde el jardín (12 page)

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Authors: Jerzy Kosinski

Tags: #Relato

BOOK: Desde el jardín
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—¡Qué broma tan poco feliz, Walter! —dijo el Presidente, con severidad.

—Lo siento, señor, no quise… Le pido mil perdones…

—Continúe con su informe.

—Bien, señor; en primer lugar, creemos que el señor Gardiner no es uno de esos agentes trasplantados; decididamente no lo es. Además, la Unión Soviética ha requerido con carácter de urgencia información sobre sus antecedentes. Me complace comunicarle, señor Presidente, que hasta este despliegue sin precedentes de curiosidad soviética ha fracasado; no sólo no consiguieron ninguna otra información que la de recortes periodísticos de nuestra prensa, no estoy bromeando, señor Presidente, sino que como consecuencia de su actividad desmedida descuidaron su encubrimiento y les capturamos uno de sus agentes más capaces. Más aún, otras ocho potencias extranjeras han incluido a Gardiner en sus nóminas de posibles espías. Todo lo que puedo decir es que seguiremos esforzándonos, señor Presidente… continuaremos nuestras investigaciones de día y de noche, sin interrupción; le comunicaré cualquier novedad tan pronto como se produzca, señor.

El Presidente subió a sus habitaciones privadas a descansar. Es sencillamente increíble —reflexionó—, increíble. Anualmente, se asignan millones de dólares a cada uno de estos organismos y no pueden proporcionarme ni siquiera los datos más elementales sobre un hombre que está viviendo en una de las mejores casas de la ciudad de Nueva York en calidad de huésped de uno de los más destacados hombres de negocios del país. ¿No estará socavando alguien el Gobierno Federal? ¿Quién? —Suspiró, encendió la televisión y se quedó dormido.

Siete

El hombre sentado en el sofá se dirigió al pequeño grupo reunido en su apartamento.

—Caballeros —comenzó diciendo lentamente—, tal vez algunos de ustedes ya saben que Duncan ha decidido no ser mi compañero de fórmula. Nos hemos quedado, pues, sin candidato. Amigos, tenemos que anunciar un nuevo candidato sin demora, alguien que sea tan bueno como Duncan, y digo esto a pesar de las penosas revelaciones acerca del pasado de Duncan que lamentablemente han adquirido cariz público.

Schneider tomó la palabra.

—Aun Duncan no fue fácil de conseguir —dijo—, y no nos engañemos… ¿a quién vamos a conseguir tan a último momento? Shellman no va a dejar su empresa. No creo que ni siquiera podamos considerar a Frank, dada su pobrísima actuación como presidente de la Universidad .

—¿Qué les parece George? —sugirió una voz.

—George acaba de salir de otra operación… la segunda en tres meses. Su salud es un impedimento obvio.

En la habitación reinó el silencio. Fue entonces cuando O'Flaherty se decidió a hablar.

—Creo que puedo sugerir a alguien —dijo con voz pausada—. ¿Qué les parece Chauncey Gardiner? —Todas las miradas convergieron en el hombre que, sentado en el sofá, bebía su café.

—¿Gardiner? —repitió el hombre del sofá—. ¿Chauncey Gardiner? Realmente, no sabemos nada de él. Nuestra gente no pudo hallar ni un bendito dato. Por cierto que él no ha sido de ninguna ayuda: no ha pronunciado una sola palabra acerca de sí mismo desde que se instaló en casa de los Rand hace cuatro días…

—Pues entonces quiero dejar sentado —dijo O'Flaherty— que eso me hace considerar a Gardiner como una posibilidad todavía mejor.

—¿Por qué? —preguntaron varias voces a coro.

O'Flaherty habló con soltura:

—¿Cuál fue la dificultad con Duncan? ¿Con Frank y con Shellman y con tantos otros que consideramos y que nos vimos obligados a rechazar? La dificultad fue siempre que tenían demasiados antecedentes, demasiados. El pasado de un hombre lo mutila: sus antecedentes se convierten en un pantano que invita a escudriñar.

Movió los brazos agitadamente.

—Piensen en cambio en Gardiner. Permítanme que haga hincapié en un hecho que acaba de mencionar alguien muy autorizado: Gardiner carece de antecedentes. No es, ni puede resultar objetable para nadie. Tiene buena presencia, se expresa con propiedad y sale bien en la televisión. Además, por lo que atañe a sus opiniones, parece ser uno de los nuestros. Eso es todo. Está muy en claro lo que no es. Gardiner es nuestra única posibilidad.

Schneider apagó su cigarro, aplastándolo.

—O'Flaherty acaba de tener un acierto —dijo—. Algo bueno. Hum… Gardiner, Gardiner.

Entró un camarero para servirles humeante café recién hecho; la discusión proseguía.

* * *

Chance se abrió paso hacia la salida entre una multitud de parejas de bailarines. En sus ojos subsistía aún una imagen tenue y borrosa del gran salón de baile, de las bandejas de bebidas en el buffet, las flores de muchos colores, las botellas brillantes, las filas tras filas de copas rutilantes. Alcanzó a ver a EE en el momento en que la tomaba en sus brazos un general muy alto, lleno de condecoraciones. Pasó entre los flashes de los fotógrafos como a través de una nube. La imagen de todo lo que había visto fuera del jardín se desvaneció.

Chance estaba desconcertado. Reflexionó y tuvo ante sí la imagen empañada de Chauncey Gardiner recortada en un charco de agua de lluvia estancada. Su propia imagen también había desaparecido.

Atravesó el vestíbulo. Por una de las ventanas abiertas entraba el aire helado. Chance empujó la pesada puerta de vidrio y salió al jardín: tensas ramas plenas de nuevos vástagos, gráciles tallos cargados de pequeños retoños se elevaban al cielo. El jardín estaba en calma, sumido aún en el reposo. El viento arrastró unas ligeras nubecillas y la luna brilló en todo su esplendor. De tanto en tanto, se oía el susurro de las ramas que, sacudidas ligeramente, dejaban caer pequeñas gotas de agua. Un soplo de brisa descendió sobre el follaje y buscó abrigo entre sus húmedas hojas. Ni un solo pensamiento turbó la mente de Chance. La paz reinaba en su corazón.

JERZY KOSINSKI, (nacido con el nombre Josek Lewinkopf) fue un novelista estadounidense de origen polaco. Sus obras más conocidas son
El Pájaro Pintado
(1965) y
Desde el jardín
(1971).

Kosinski nació en Lodz, Polonia, el 18 de junio de 1933, de modo que era un niño cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial. Sobrevivió a las matanzas al cambiarse el nombre por el de Jerzy Kosinski y hacerse pasar por católico, acogido por una familia campesina de la Polonia Oriental gracias a las gestiones de su padre, que incluso logró para él una partida de bautismo falsa.

Se graduó en la Universidad de Columbia y fue profesor en Yale, Princeton y otras universidades. En 1965 obtuvo la ciudadanía estadounidense. La vida y obra de Kosinski está tan llena de zonas oscuras como sus obras, hasta el punto de que el propio Kosinski parece en ocasiones un personaje de ficción.

Kosinski se suicidó en 13 de mayo de 1991, tomando una dosis mortal de barbitúricos, su habitual ron con Coca-Cola, y asegurándose del resultado introduciendo su cabeza en una bolsa de plástico. Dejó una nota: «Me he ido a dormir por un rato mayor de lo habitual. Llamando Eternidad a ese rato».

Notas

[1]
El término
chance
en inglés significa azar, casualidad, acaso.
(N. del T.)
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[2]
En ingles «el jardinero» es
the gardener
. Eso explica la confusión de EE.
(N. del T.)
<<

[3]
Referencia a Wall Street, donde se encuentra el centro financiero de los Estados Unidos.
(N. del T.)
<<

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