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Authors: Adolfo Bioy Casares

Tags: #Otros, #Biografía, #Memorias

Descanso de caminantes (39 page)

BOOK: Descanso de caminantes
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Todos dijeron lo que se les ordenaba.

Libertad comprendió que no podía quedarse en el país. Partió para México. Pronto la contrataron para filmar con Buñuel
Gran Casino
y otras películas. El destierro para ella fue económicamente beneficioso. No podía comunicarse por teléfono con su hija, en Buenos Aires; años después alguien tuvo un accidente grave y alguien se atrevió a pedirle a Evita que mientras durara la emergencia levantara la incomunicación.
Bonne princesse
, Evita accedió.

Proyectos
. Me encontré con un viejo amigo del club Buenos Aires. Le dije (como se estila en gente de nuestra edad):

—Estás muy bien. Es claro que sos más joven que yo.

—No, soy más viejo. Setenta y dos, contra setenta. Pero te aviso que a mí la edad no me importa tal.

—¿No digas?

—No, porque todos mis proyectos incluyen una cura de rejuvenecimiento. Ah, eso sí, una cura realmente eficaz.

—¿Existe?

—No tengo la menor idea.

—¿Entonces?

—Yo siempre espero que algún amigo médico un día me diga: «Mirá, en tal parte te hacen una cura y te dejan cincuenta años más joven». En el acto voy adonde sea. Ni se te ocurra que me quede, como la vez del premio. No hay en el mundo bicho viviente que pueda impedirme esa cura.

Con vanidad y también con vergüenza contaré lo que leí en
La Razón
del 26 de enero de 1985. Un señor Nicolás Jiménez le dice a Ernesto Schóo (autor del artículo) que el intendente RussacK le dijo en 1981: «Tráigame un arquitecto loco, de esos que usted conoce, y proyécteme algo diferente para Mar del Plata. Yo le traje a Clorindo Testa, que veraneaba como siempre en Quequén, y planeamos entre otras cosas un circuito cultural que abarcaba tres grandes casas de Los Troncos: Villa Victoria —recién adquirida entonces por la Municipalidad local, la inquietud de Russack partía de esa compra—; Villa Mitre, donde hoy está el Museo de la Ciudad, y la magnífica casa de Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares. Tres residencias que ilustran, además, el eclecticismo arquitectónico de fin de siglo: la casa prefabricada de Victoria Ocampo, traída de Dinamarca, toda de madera; Villa Mitre, que presume de ser un casco de estancia criolla sin haberlo sido nunca, y la casa de los Bioy, un castillo normando en miniatura. La idea era unirlas entre sí, ya que son vecinas, mediante salas subterráneas; en fin, un gran proyecto, que incluía hasta un tranvía, para hacer el itinerario».

Lo de castillo normando es una locura.
Une villa
, más bien. En cuanto a las salas, temo mucho que parecieron largos túneles y el tranvía, un trencito como el que había en el Jardín Zoológico, pero subterráneo.

Vive en una casa de muchos cuartos incomunicados.

Idiomáticas
.
Pruebista
. No figura en la 2.ª edición (1950) del
Diccionario Manual
de la Academia (el que ahora tengo a mano; más manejable que el llamado de la Academia). En el de la Academia, que el año pasado me regaló Genca (edición de 1970); tampoco. ¿Es argentinismo? Abad de Santillán lo registra y trae una cita de Fray Mocho. En todo caso, es expresión graciosa, parece rústica, parece de gaucho. Un gaucho tal vez diría
pruebisto
(para el pruebista masculino).
Addendum
: Ahora leo en Abad de Santillán que en algunas zonas dicen
pruebisto y pruebista
, según corresponda.

Para las mujeres, en la calle, no existo. ¿De qué me asombro? Ya en el sesenta y tantos, en Mar del Plata, noté que era un viejo transparente.

6 febrero 1985
. Después de muchos días de trabajo ininterrumpido (poco menos de tres meses) concluyo la novela, que no tiene todavía título. Siempre dije: Me basta con un borrador, con eso me arreglo. Mis lánguidas sesiones con la secretaria me dieron el borrador; lo mejoré en estos días de trabajo intenso (y de más recursos, gracias al trabajo, de más inteligencia). Ahora concluí o así creo.
Ridiculus mus
Esperemos que no.

Refranes

Si va a ser lo que Dios quiera
,

nada muy bueno te espero
.

Hay maneras de querer
,

que también son de joder
.

Es voluntad del Señor

que siempre pase lo peor
.

Entiendo a cualquiera, salvo al que no le gusta el agua.

Siglo XVIII
. Demasiada agua te trae esterilidad y la supresión de los olores naturales de tu cuerpo disminuye considerablemente tus encantos para el otro sexo. En Versailles había un
cabinet de toilette
contra 274
chaises percées
.

Peor que el corte de luz es tener a Silvina en la casa cuando hay corte de luz.

Pensamientos inútiles del doctor Secosse
.

No creemos en la igualdad porque nos atenemos al aspecto físico de los hombres: uno es gordo y otro flaco; uno blanco y otro negro, uno enano y otro alto. Si viéramos también los sentimientos y los pensamientos sabríamos que todos somos iguales.

De un mal borrador es posible obtener un buen libro y también, aunque parezca increíble, un mal libro.

Los niños no tienen menos necesidad de comunicación que los adultos, pero lo que dicen es más estúpido.

Dónde elegir
. Dos grupos forman el género humano. Los hipócritas, ansiosos de que los amen, y los que a todas horas luchan por imponer su voluntad.

La experiencia
. Después de una semana sin corriente eléctrica ni aguas corrientes, el viajero de la máquina del tiempo canceló su viaje al siglo XVIII, que tanto admiraba.

Idiomáticas
.

Terminar
, por
acabar
, en cualquier sentido, incluso el de la alcoba, para gente de antes y para Borges, para mí también (si me descuido), es eufemismo exquisito.

Cuanti más
, dice la gente de campo de la provincia de Buenos Aires. «Desconfíe del pueblero, cuanti más si usted deja ver que es pajuerano», como realmente dijo don Juan Lombardo.

Notas de viaje de un marciano
. Cuando envejecen pierden, parcial o totalmente, la capacidad de oír. No imagines que entonces descartan las orejas, como nosotros. Por el contrario, las agrandan. Esas orejas grandes e inútiles me parecen un buen símbolo de la imbecilidad humana.

Buenos Aires visto por viajeros
. Dos holandeses, la traductora Barber van der Pol y una amiga fotógrafa, están deslumbrados con Buenos Aires: es una ciudad tan variada, llena de sorpresas, como si fuera un número infinito de ciudades; ahora bien, hay unas palabras que continuamente repiten y que permiten comprender la imagen mental que se llevan: «¡Buenos Aires es una ciudad en ruinas!».

Idiomáticas. Pucherear
. Verbo que reingresó en el vocabulario. Ganar el sustento (y nada más).

PASAJERO: ¿Cómo va el trabajo?

TAXISTA: Puchereamos nomás.

Después de los sesenta años pasa el hombre del verbo
ser
al verbo
estar
.

Recuerdos
. Había muerto alguien de la familia. Un primo dijo: «Va a ser terrible para Vicente (el más viejo de los tíos)». Una prima aseguró: «Los viejos sienten menos». Pronto pude comprobar la exactitud de esta afirmación, pero sólo después la entendí. Los jóvenes se sienten inmortales, anímicamente no creen en la muerte; cuando la muerte les arranca una persona querida quedan anonadados. Los viejos han visto morir a su familia, viven entre amigos que mueren y la propia decadencia de su cuerpo y quizá de su mente les anuncia la propia muerte. Cuando alguien muere, piensan «ya me tocará a mí», «me ganó por media cabeza». Piensan también: «Ahora, que haya muerto me duele. Mañana, cuando yo muera, ni eso ni nada va a dolerme ni importarme».

El editor al escritor que fin le lleva su novela:

—Paró la burra.

El escritor se dice: «Menos mal que no soy Elvira Orphée».

Explicación de un policía
. Los asaltantes son implacables con sus víctimas, porque las desprecian. Para ganarse el sustento, el asaltante se juega la vida, mientras que la víctima se dedica al comercio o a cosas peores.

Discuten por cuestiones de trabajo una empleada y un empleado. En su exasperación, la mujer pregunta:

—¿Qué tenés vos que yo no tenga?

¿Cómo no disiparme si muchas formas de vida me atraen?

22 marzo 1985
. Suena el despertador y siento el júbilo de estar vivo, de empezar un día nuevo. Es un júbilo, minúsculo y nítido, como la moneda de cinco centavos de los buenos tiempos, cuando todavía Perón no había sacado a bailar a la República.

Ayer en Lavalle y Suipacha veo a un individuo que creo reconocer. «Hola, Bioy, qué gusto de encontrarlo» me dice en un tono sereno y bajo, de paisano. Este gaucho atlético, vestido de overall azul, es el turco Jorge Asís, notoriedad de los tiempos que corren. Tuve poco que decirle; él fue persuasivo de sus sentimientos amistosos.

Según mi amiga: No está vendiendo bien sus libros y este camorrero intelectual (entre comillas la última palabra), que agredió a todo el mundo desde diarios, libros, novelas, radios y canales de televisión, oculta un corazoncito sentimental, hambriento de caricias y de sincero afecto.

Sueño de la noche entre el 22 y el 23 marzo 1985
. Llegué de visita a una editorial, creo que en el extranjero. El hall, grande y marmóreo, recordaba el de un banco. Había demasiada gente. Me cansé buscando una silla. Del otro lado del mostrador, donde trabajaban los empleados, había sillas vacías. Me faltó coraje para entrar ahí. Apareció una secretaria uniformada, que se puso a mi disposición. Era linda, con mejillas rosadas, seguramente suaves, de esas que suelen describirse como «de gata». Con cuchillo y tenedor —cuchillo muy filoso, de
vermeil
— le corté [Nota al pie: Sin efusión de sangre, como si cortara la pechuga de un pollo asado o un bife] primero y en seguida le comí un bocado, realmente chico, de la mejilla izquierda. Mientras tanto ella sonreía encantadoramente. Yo tenía hambre. Parece increíble, bastó un bocado para que me sintiera bien: descansado, repuesto. Una súbita compasión, me llevó, en ese momento a renunciar a la comida. La chica era linda y pensé que iba a quedar desfigurada por las cicatrices en la cara.

No veo más fuentes para el sueño que dos hechos ocurridos a la tarde. La conversación en que Vlady me refirió una historia de Cristina Peri Rossi: un escritor, después de un penoso viaje a través de una ciudad atestada de gente, llega a una editorial donde explica a una secretaria cómo es su libro. La secretaria es benévola, pero pone dificultades para la publicación. El segundo hecho: la compra de seis cuchillos exhibidos en una vidriera junto a un cartel con la inscripción:
Oferta de cuchillos filosos
.

Mi sueño (de aventuras para chicos) de la noche entre el 23 y el 24 de marzo
. Estábamos presos, con libertad vigilada, en un castillo medieval. Podíamos ver a lo lejos, en el mar, nuestro defensor, nuestro fiel perro ovejero (manto negro), que, nadando, llegaba hasta las mayores profundidades y batallaba contra nuestro opresor, el cruel y enorme rey negro. Temíamos por la vida del perro, pero lo veíamos emerger de las aguas. El combate continuaba, indeciso. Mientras tanto, en un intento de fuga, yo llegaba a las cornisas de una torre. Ahí me encontré con una mujer amistosa, pero tal vez enemiga, que señalándome la estatua de piedra de un antiguo cortesano sentado en un trono, contra la pared, en el patio de abajo, me preguntó:

—¿Quién es?

—Capeto
[18]
—contesté.

En la vigilia no sé quién es este Capeto.

Las fuentes del sueño han de ser la salud de Catriel, el perro de Marta, que se ha puesto a respirar agitadamente, y la serie de Sandokan que pasaban en la televisión.

Mi dolencia
. Fáciles deslizamientos milimétricos que provocan dolores kilométricos en la columna lumbar.

La vida
. Entretenimiento ligero con final triste. No se aceptan pequeñas molestias que distraigan.

Idiomáticas
.
Cuenta
. Como la cuenta del panadero, del sastre, del médico. Una sinécdoque. El resultado por la operación aritmética, la parte por el todo. En mi juventud,
factura
era el término relamido, yo diría exquisito; por un lado, el más propio, como corresponde al recién llegado a la instrucción, no digamos cultura, que busca la exactitud y, además, paradójicamente, una suerte de eufemismo, de aparente ascenso de categoría (como
encargado
por
portero
), a que se echa mano para sortear la recíproca incomodidad del acreedor y del deudor cuando tienen que decir la suma que uno paga y otro cobra. Cabría agregar adición (suma), de uso exclusivo en los restaurantes, obligatorio en francés, optativo en español.

Me queda por averiguar el origen y las razones de sustantivo,
factura
aplicado a ciertas
masitas
(bizcochos, bollos, etcétera, salados o dulces) de las panaderías de nuestro país.

Refrán
. Amor de viejos, no va lejos.

Noticia recibida
. Edición israelí de
Plan de evasión
en hebreo. Ventas desde el día de su aparición, 1.º de abril hasta el 31 de marzo de 1984: «10 ejemplares vendidos, 14 devueltos: total 4». Temo que por error hayan omitido el signo menos (-).

Santoral
. San Francisco de Paula. Patrono de los médicos. No pudo sanar a Luis XI, pero le preparó una buena muerte.

Report on Experience
. ¿Compartir a una mujer? ¿Por qué no? Lo verdaderamente desagradable es compartir un cuarto de baño.

Todos hacemos daño sin darnos cuenta. A los demás no perdonamos.

Santoral
. No encuentro el nombre de un santo (ver santoral es de fin de marzo, principios de abril), cuya tranquila, anodina vida burocrático-clerical, concluye en el milagro (su único milagro) de morir un jueves santo. Por eso un Papa lo santificó.

Modismos
. Mi padre y gente de su tiempo solían decir «tener la vela» por
esperar
(en la acepción de
aguardar
). El que tenía la vela se cansaba.

Santoral
(sacado de
La Prensa
). San Miguel de los Santos, el Distraído, catalán, de Vic (29 de septiembre de 1591). Ya trinitario, pero joven, fue a Salamanca y comenzó a manifestar distracciones o arrobamientos que lo mantenían en el aire, hasta un cuarto de hora. Como estos arrobamientos solían ocurrirle en cualquier momento, aun en la mitad de un sermón, sus hermanos trinitarios procuraban disuadirlo de subir al púlpito. Murió el 18 de abril de 1625, tal como lo había previsto.

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