Cómo conocer a las personas por su lenguaje corporal (8 page)

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Authors: Leonardo Ferrari

Tags: #Ensayo, #Referencia

BOOK: Cómo conocer a las personas por su lenguaje corporal
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El hacinamiento en los conciertos, ascensores, autobuses ocasiona la intromisión inevitable en las zonas íntimas de otras personas. Hay una serie de reglas no escritas que los occidentales respetan fielmente cuando se encuentran en estas situaciones, como por ejemplo:

  • No es correcto hablar con nadie, ni siquiera con alguien conocido.
  • Debe evitarse mirar a la gente.
  • Debe mantenerse «cara de póquer», totalmente inexpresiva.
  • Si lleva un libro o un diario simulará estar abocado a su lectura.
  • Cuantas más personas haya en el lugar, menos movimientos debe efectuar.
  • En los ascensores se debe estar mirando el tablero que indica los números de los pisos.

Los rituales del uso del espacio

Cuando una persona busca espacio entre extraños lo hace siempre buscando el espacio más grande disponible entre dos espacios ocupados y reclama la zona del centro. En el cine elegirá un asiento que este a mitad de camino entre el extremo de la fila y el de la persona que esté sentada. El propósito de este ritual es no molestar a las otras personas acercándose o alejándose demasiado de ellas.

Zonas espaciales urbanas y rurales

Los que crecieron en zonas rurales poco pobladas necesitan mas espacio que los que crecieron en lugares densamente poblados. La observación de cuanto extiende el brazo alguien para estrechar la mano da la clave para saber si se crió en una ciudad o en el campo. El habitante de una ciudad tiene su burbuja privada de 46 cm, y hasta esa distancia extiende el brazo para saludar. La persona criada en el campo puede tener su burbuja personal de 1 metro o más y hasta esa distancia extenderá la mano.

Concepto de territorialidad

El término de territorialidad viene a significar la conducta cuya característica es un tipo de identificación con un área determinada que indique la propiedad y la defensa de ese territorio ante quienes puedan «invadirlo». Hay muchas clases diferentes de comportamiento territorial y a menudo estos comportamientos cumplen funciones útiles para una especie dada.

La mayor parte de los científicos de la conducta están de acuerdo en que también en el comportamiento humano se da el fenómeno de territorialidad, lo que ayuda a regular la interacción social, pero que también puede ser fuente de conflicto social. Lo mismo que los animales el más fuerte y dominante de los seres humanos parece tener el control de más territorio en la medida en que la estructura grupal o social sea estable. Algunas conductas territoriales dentro del propio lugar son particularmente fuertes, como por ejemplo, la silla de papá, la cocina de mamá, el estéreo del hijo o el teléfono de la hija.

Territorialidad: invasión o defensa

La necesidad de un espacio personal y la resistencia a la invasión de ese espacio personal son tan fuertes que, aun en una multitud, cada individuo exigirá un determinado espacio.

El territorio personal del individuo en una multitud es destruido por el hecho mismo, multitudinario. La reacción a esa destrucción puede modificar el estado de ánimo de la multitud. A medida que una multitud se vuelve más extensa y más compacta, puede volverse también más violenta.

La necesidad de espacio personal era conocida por Freud, que organizaba sus sesiones de modo que el paciente estuviese acostado en un diván mientras él se sentaba en una silla fuera de la vista del enfermo. De este modo no había intrusión en el espacio personal del paciente.

Los policías también tienen conciencia de ello y lo utilizan en los interrogatorios de los presos. Un manual de interrogatorios criminales y confesiones sugiere que el inquisidor se siente cerca del sospechoso y que no haya mesa, ni otro obstáculo alguno entre ellos, esto dará al oficial de policía una ventaja psicológica sobre el preso ya que cuando las defensas territoriales de un hombre se debilitan, o son amenazadas, su firmeza tiende también a debilitarse.

Pero ¿qué pasa cuando alguien invade nuestro territorio?, ¿cómo se siente uno cuando el coche que lo sigue va demasiado cerca? o ¿cómo nos sentimos cuando alguien se sienta en «nuestro» asiento?

El Dr. Sommer había descubierto todo un conjunto de lenguaje corporal que el individuo emplea cundo su territorio privado es invadido. Aparte de la retirada física, había una serie de señales preliminares, balancearse en la silla, o golpear. Estas son las primeras señales de tensión, y significan: «Usted está demasiado cerca. Su presencia me molesta».

La serie siguiente de señales son ojos cerrados, repliegue del mentón sobre el pecho y encorvamiento de los hombros. Todo eso quiere decir: «Váyase. No lo quiero aquí. Usted se está entremetiendo».

Pero no todas las invasiones territoriales son iguales. Lyman y Scott reconocen tres tipos:

  • Violación, que implica el uso irrespetuoso de un territorio ajeno, lo que puede hacerse con la vista (mirar fijo a alguien) o con el cuerpo (ocupar dos asientos en el metro).
  • Invasión, en este caso se trata de un intento de apoderarse del territorio ajeno. Puede tratarse de una invasión armada a otro país o una mujer que ha convertido el cuarto de trabajo de su marido en habitación de costura.
  • Contaminación, que puede tener lugar cuando profanamos el territorio ajeno no ya con nuestra presencia, sino con lo que dejamos detrás de nosotros.

Si bien las irrupciones en territorio ajeno pueden producir maniobras defensivas, no siempre ocurre así. La intensidad de la reacción ante la irrupción ajena en territorio propio dependerá de una gran cantidad de factores. Algunos de esos factores son:

  • ¿Quién ha violado nuestro territorio? Se pueden tener distintas reacciones si se trata de amigos o extraños, de hombres o de mujeres, de individuos de estatus alto o de estatus bajo, de objetos o de personas, de coetáneos o personas demasiado viejas o demasiado jóvenes.
  • ¿Por qué han violado nuestro territorio? Si se siente que el violador «sabía lo que hacía», la reacción puede ser más violenta que si se tiene la sensación de que «no pudo evitarlo» o lo hizo «con ingenuidad».
  • ¿De qué tipo de territorio se trataba? Es posible que la violación del territorio personal se sienta como más grave que la de un territorio público.
  • ¿Cómo se realizó la violación? Si nos tocan el cuerpo, nos sentiremos más irritados que si alguien camina sobre nuestro césped.
  • ¿Cuánto tiempo duró la irrupción? Si se siente que la violación como temporal, las reacciones pueden ser menos graves.
  • ¿Dónde tuvo lugar la violación? Es indudable que la densidad de población y las oportunidades de negociar nuevos límites territoriales afectarán la reacción. En una playa pública, por ejemplo, las violaciones territoriales no parecen tan graves como las que ocurren en el propio cuarto de baño.

Los dos métodos primordiales de defensa del territorio son la prevención y la reacción. La prevención es un medio de marcar el territorio a fin de que los demás lo reconozcan como ya ocupado y se dirijan a otro sitio. Esto se puede hacer ocupando realmente el territorio o pidiendo a otra persona que «vigile» nuestro territorio mientras estamos fuera de él, o usando «marcas» tales como sombrillas, ropas, agendas, etc.; o bien utilizando una jerga o dialecto especial para advertir a los demás que un espacio determinado está reservado a quienes «conocen el lenguaje».

La gente reacciona de diferente modo cuando no tiene lugar la prevención de las violaciones territoriales. Cuando la gente se nos acerca, nos excitamos fisiológicamente, el corazón late más violentamente y aumenta la sensibilidad de la piel. Una vez excitados, necesitamos clasificar el estado como «positivo» o «negativo». Así, si alguien se siente excitado por la aproximación de otra persona y lo identifica como un estado indeseable, podemos predecir un comportamiento tendente a restablecer la distancia «adecuada» entre dos interactuantes.

Russo realizó un estudio consistente en invadir el territorio de estudiantes universitarias sentadas en una biblioteca de la Universidad. Se utilizaron diversas técnicas de invasión. La reacción más rápida o fugaz ocurrió cuando el investigador se sentó lo más cerca posible de la estudiante. Hubo grandes diferencias en el modo en que las víctimas reaccionaron y gran escasez de reacciones verbales directas a las invasiones. Sólo una de las ochenta estudiantes pidió al invasor que se alejara.

Pero no sólo no queremos que los demás violen nuestro territorio, sino que generalmente tampoco nos gusta el papel de violadores territoriales. El aumento de la densidad de una especie tiene también como consecuencia las violaciones territoriales.

Densidad y aglomeraciones
.

Muchos de los estudios realizados sobre el comportamiento animal en condiciones de gran densidad o superpoblación demostraron muchos efectos indeseables de la superpoblación. Sin embargo, no siempre las situaciones humanas de gran densidad tienen efectos perturbadores. El aumento de la densidad no significa automáticamente el aumento de stress o comportamiento antisocial en los seres humanos. A veces deseamos la compañía de mucha gente, buscamos el placer en la densidad.

Cabe distinguir entre densidad y hacinamiento. La densidad se refiere a la cantidad de personas por unidad de espacio, mientras el hacinamiento es un estado de ánimo que puede sobrevenir en situaciones de baja o alta densidad. La sensación de hacinamiento puede verse influida por: factores ambientales, personales o sociales. Las definiciones de densidad también son complejas y variadas.

Reparto del territorio

En reuniones de familia, el miembro dominante, generalmente el padre, asume el comando en la cabecera de una mesa rectangular u oval. A menudo, la elección de una mesa redonda dice algo respecto a la organización familiar. Del mismo modo en un grupo de estudio alrededor de una mesa, el líder automáticamente asume la posición en la cabecera de la mesa. Así pues, la posición espacial determina el flujo de comunicación, la cual, a su vez, determina la emergencia del liderazgo. Los investigadores creyeron que el lado de la mesa que tenía dos personas estaría en condiciones de influir a la mayoría y, en consecuencia, en constituirse como líderes de grupo.

Dominación
. Las posiciones en los extremos también parecen conllevar un factor de estatus o de dominio. En general la gente tenderá a sentarse más lejos de las personas de estatus alto y de estatus bajo que de sus pares.

Tarea
. Sommer estudió como se sentarían los estudiantes en distintas situaciones de trabajo. Se pidió a las personas que se imaginaran sentadas a una mesa con un amigo del mismo sexo en cada una de las siguientes situaciones:

  • Conversación: sentarse y charlar unos minutos antes de la clase.
  • Cooperación: sentarse y estudiar juntos para un mismo examen.
  • Co-acción: sentarse y estudiar para diferentes exámenes.
  • Competición: competir a fin de ver quién será el primero en resolver una serie de problemas.

Las conversaciones implicaron la disposición de asientos en el rincón en mesas rectangulares, y la contigüidad en las mesas redondas. La cooperación parece evitar una preponderancia de las elecciones lado a lado. Para la co-acción se escogieron las posiciones de asientos más separadas. Para la competencia, la mayoría eligió la disposición de asientos frente a frente.

Esto nos demuestra como la disposición de los asientos variará dependiendo del tema que se trate.

Sexo y conocimiento
. La naturaleza de la relación puede establecer una diferencia en la orientación espacial y en la selección de asientos. El sexo y el conocimiento de otra persona tienen también su efecto en las posiciones reales y preferidas de los asientos. Tratamos de reducir la distancia entre aquellos que apreciamos con actitudes semejantes a las nuestras. Y de modo análogo parece ser más frecuente el desarrollar relaciones positivas con los que nos hallamos en estrecha proximidad.

Motivación
. Se puede regular la intimidad con otro por medio de un aumento de la mirada o de un acortamiento de distancia. Así, pues, la elección de la mirada o la aproximación dependen de las motivaciones de la pareja de interactuantes. Es muy permisible sentarse cerca de la otra persona cuando hay una motivación altamente asociativa, pero cuando es no asociativa en alto grado, esa proximidad resulta intolerable, de modo que en estos casos se usa la mirada.

Introversión-Extroversión
. Los extrovertidos, en general, escogen sentarse en oposición y desdeñan las posiciones que les dejen en un ángulo. Muchos extrovertidos también eligen posiciones que les pongan en estrecha proximidad física con la otra persona. Los introvertidos, en cambio, escogen posiciones que los mantengan más a distancia, tanto visual como físicamente.

Podemos concluir afirmando que en ciertos encuentros humanos la proximidad y la territorialidad distan mucho de ser cuestiones banales.

La vecindad y las distancias

La presencia continuada hace nacer una amistad. Con las personas queridas disminuye el propio territorio. Y la corta distancia provoca nueva intimidad. Entre vecindad y afecto se establece un doble vínculo de causa y efecto.

En caso de repulsión, por el contrario, crece la molestia mutua y el sentido de propiedad territorial. La proximidad se hace insufrible. Se procura la distancia y ésta enfría la relación.

Los que están sentados cerca van intimando y solidarizándose, aunque no hablen entre sí. Los que no desean crear relación huyen en cuanto pueden. Entre el presentador o profesor y los asistentes de las primeras filas se establece una mayor comunicación, tanto informativa como de relación personal.

Cuando los seres vivos se encuentran, la mutua percepción provoca una cadena de acciones y reacciones que intentan uno de estos dos objetivos: ocultarse o darse a conocer, incomunicarse o comunicarse.

El animal esconde, en posición natural, las vísceras, partes blandas y vitales de su cuerpo. Y las exhibe cuando la relación es de confianza, llamada, entrega. El hombre responde a esta dialéctica general. Su postura erguida ya es un símbolo de una racional (?) disminución del instinto de defensa. Pero conserva comportamientos paralelos al esquema defensa y entrega observado en los animales.

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