A barlovento (45 page)

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Authors: Iain M. Banks

Tags: #Ciencia Ficción

BOOK: A barlovento
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La impresión de que era una franja de cristal o una pantalla se fue desvaneciendo cuando comprendió que estaba mirando a una única y gran cinta, la superficie de un mundo inmenso, una superficie que iba girando poco a poco. Las estrellas brillaban con suavidad por encima y por debajo de él; un par de cuerpos más brillantes, que no eran más que simples puntos de luz, debían de ser planetas del mismo sistema. La estrella que los iluminaba tenía que estar casi justo detrás del lugar desde el que él estaba mirando.

El mundo parecía plano, estirado como la piel de una fruta colosal, y extendido entre las estrellas que formaban el fondo. Ribeteado por arriba y por abajo con la resplandeciente translucidez azul grisácea de unos enormes muros de contención, la superficie estaba dividida en largas franjas por numerosas secciones verticales, colocadas a intervalos regulares, de color marrón grisáceo, blanco y (en el centro) negro grisáceo puro. Esas enormes cordilleras montañosas se extendían de una pared a otra por todo el mundo, partiéndola en lo que debían de ser una docena de divisiones independientes.

Entre ellas se encontraban iguales cantidades de tierra y océano, la tierra distribuida en parte en forma de islas continente, en parte en forma de islas más pequeñas, pero de todos modos de un tamaño notable (colocadas en mares de varios tonos de azul y verde), y en parte en grandes ringleras de color verde, pardo claro, marrón y rojo que se extendían desde un muro de contención a otro, a veces salpicadas de mar, otras no, pero siempre atravesadas por una única hebra oscura y serpenteante o por una colección de filamentos apenas visibles, zarcillos verdes y azules tendidos sobre los ocres, pardos y tostados de la tierra.

Las nubes se arremolinaban, salpicaban, ondeaban, moteaban, se arqueaban y lo cubrían todo con un caos de dibujos, casi dibujos y trozos, pinceladas que regaban el lienzo de terreno y agua del suelo.

–Esto es lo que verá –zumbó uno de los drones.

El estodien Visquile palmeó el hombro de Quilan.

–Bienvenido al orbital Masaq –le dijo.

~ Cinco mil millones, Huyler. Machos, hembras, sus retoños. Es terrible lo que nos piden que hagamos.

~
No lo estaríamos haciendo si esta gente no nos hubiera hecho a nosotros algo igual de horrendo.

~
¿Estas personas, Huyler? ¿Estas personas que están justo aquí, en Masaq?

~
Sí, estas personas, Quil. Las has visto. Has hablado con ellas. Cuando descubren de dónde eres se moderan un poco por miedo a insultarte, pero es obvio que están orgullosos del alcance y profundidad de su democracia.

»Están encantados, maldita sea, de estar tan involucrados en todo, están orgullosos de poder dar su opinión, de poder excluirse y largarse si disienten lo bastante de las medidas tomadas.

»Así que sí, estas personas. Comparten la responsabilidad colectiva de los actos de sus Mentes, incluyendo las Mentes de Contacto y de Circunstancias Especiales. Así es como lo han dispuesto, así es como quieren que sea. Aquí no hay ningún ignorante, Quil, no hay explotados, ni Invisibles, ni una clase trabajadora pisoteada condenada para siempre a obedecer las órdenes sus amos. Aquí son todos amos, todos y cada uno de ellos. Todos pueden dar su opinión sobre todo. Así que, según sus preciosas reglas, sí, fueron estas personas las que dejaron que pasara lo que le pasó a Chel, aunque en realidad muy pocos supieran los detalles en su momento.

~ ¿Soy yo el único que piensa que esto es... muy duro?

~
Quil, ¿has oído sugerir aunque solo fuera a uno de ellos que podrían disolver el Contacto? ¿O meter en vereda a CE? ¿Hemos oído a alguno de ellos sugerir siquiera que lo ha pensado? Bueno, ¿sí o no?

~ No.

~
No, ni a uno solo. Oh, nos dicen lo mucho que se arrepienten con unas palabras muy bonitas, Quilan, dicen que lo sienten tanto, joder, de tantas formas hermosas, elegantes, todas bien expresadas y mejor articuladas, para ellos es como un juego. ¡Es como si compitieran para ver quién se arrepiente con más convencimiento! ¿Pero están preparados para hacer algo de verdad, aparte de decirnos lo mucho que lo sienten?

~ Sufren su propia ceguera. Es con las máquinas con las que tenemos la auténtica disputa.

~
Es una máquina lo que vas a destruir.

~ Y con ella a cinco mil millones de personas.

~
Se lo han buscado ellos, comandante. Podrían votar para disolver Contacto hoy mismo, y cualquiera de ellos o cualquier grupo de ellos podría irse mañana rumbo a Ulterior o algún otro sitio, si decidieran que ya no estaban de acuerdo con esa maldita política de la Interferencia.

~
Sigue siendo una cosa terrible lo que nos han pedido, Huyler.

~
Estoy de acuerdo. Pero debemos hacerlo. Quil, he evitado decirlo en estos términos porque suena muy pomposo y estoy seguro de que, de todos modos, es algo que tú también has pensado, pero tengo que recordártelo: cuatro mil millones y medio de almas chelgrianas dependen de ti, comandante. Tú eres su única esperanza.

~ Eso me han dicho. ¿Y si la Cultura toma represalias?

~
¿Por qué iba a tomar represalias contra nosotros solo porque una de sus máquinas se vuelve loca y se autodestruye?

~ Porque no se dejarán engañar. Porque no son tan estúpidos como nos gustaría que fueran, solo descuidados a veces.

~
Incluso si sospechan algo, seguirán sin tener la certeza de que hemos sido nosotros. Si todo va según el plan, parecerá que el Centro se suicidó;
e
incluso si tuvieran la certeza, de que los responsables somos nosotros, nuestros planificadores creen que aceptarán que hemos llevado a cabo una venganza honesta.

~ Ya sabes lo que dicen, Huyler. "No se te ocurra joder a la Cultura". Pues nosotros estamos a punto de hacerlo.

~
Yo no me creo eso de que sea un tratado de sabiduría que los otros Implicados han ido desarrollando con esmero a lo largo de milenios de contacto con esta gente. Creo que es algo que se ha inventado la propia Cultura. Es propaganda, Quil.

~ Aun así, muchos de los otros Implicados parecen pensar que es cierto. Trata bien a la Cultura, aunque solo sea un poco y esta se desvivirá a su vez para tratarte incluso mejor. Trátalos mal y...

~
Y se hacen los ofendidos. Es todo artificio. Tienes que portarte como un auténtico diablo para que dejen esa pose ultracivilizada.

~
¿Y matar a cinco mil millones de personas, por lo menos, no va a constituir lo que ellos considerarían un acto de maldad?

~
Ellos nos costaron eso, nosotros les costamos eso. Reconocen ese tipo de venganza, esa clase de intercambio, como cualquier otra civilización. Vida por vida. No van a tomar represalias, Quil. Mejores mentes que las nuestras lo han examinado desde todos los ángulos. Tal y como lo verá la Cultura, confirmará su propia superioridad moral sobre nosotros al no tomar represalias. Aceptarán lo que les vamos hacer como una forma de saldar la deuda por lo que nos hicieron ellos, sin provocación. Trazarán una línea y lo tratarán como una tragedia, la otra mitad de la debacle que empezó cuando intentaron inmiscuirse en nuestro desarrollo. Una tragedia, no un escándalo.

~
Quizá quieran darnos un castigo ejemplar.

~
Estamos demasiado abajo en la jerarquía de los Implicados para ser unos oponentes dignos, Quilan. Qué clase de honor hay en seguir castigándonos. Ya nos han castigado siendo inocentes. Lo único que tú y yo estamos intentando hacer es ajustar las cuentas con ese primer daño.

~ Me preocupa que estemos siendo tan ciegos a su auténtica psicología como ellos lo fueron a la nuestra cuando intentaron inmiscuirse. Con toda su experiencia, se equivocaron con nosotros. Nosotros tenemos muy poca preparación cuando se trata de adivinar las reacciones de especies alienígenas, ¿cómo podemos tener la certeza de que vamos a acertar donde ellos fracasaron de una forma tan estrepitosa?

~
Porque esto nos importa, por eso. Hemos pensado mucho lo que vamos a hacer. Todo esto empezó precisamente porque ellos no reflexionaron. Les traen tan sin cuidado esos asuntos que intentan interferir con el menor
número
de naves posible, con tan pocos recursos como
sea
posible, en busca de una especie de elegancia matemática. Han convertido el destino de civilizaciones enteras en parte de un juego que juegan entre ellos, para ver quién puede producir el mayor cambio cultural con la menor inversión de tiempo y energía.

»Y cuando les estalla todo en la cara, no son ellos los que sufren y mueren, sino nosotros. Cuatro mil millones y medio de almas a las que se les impide entraren la gloria porque algunas de sus Mentes inhumanas creyeron haber encontrado una forma bonita, pulcra y elegante de alterar una sociedad que había tardado seis milenios en evolucionar y alcanzar la estabilidad.

»Para empezar, no tenían ningún derecho a interferir en nuestras vidas pero si estaban decididos a hacerlo, al menos podrían haber tenido la decencia de asegurarse de que lo hacían bien, pensando un poco en el número de vidas inocentes con las que estaban jugando.

~ Pero puede que todavía estemos cometiendo un segundo error tras el primero. Y quizá sean menos tolerantes de lo que imaginamos.

~
En todo caso, Quilan, incluso si hay alguna represalia por parte de la Cultura, por muy poco probable que eso sea, ¡no importa! Si conseguimos cumplir nuestra misión, se habrán salvado esos cuatro mil millones y medio de almas chelgrianas, les permitirán entrar en el cielo. No importa lo que pase después, estarán a salvo porque el Puen-Chelgriano les habrá permitido entrar.

~
El Puen podría permitir entrar a los muertos ahora, Huyler. Podrían cambiar las reglas y ya está, aceptarlos en el cielo.

~
Lo sé, Quilan. Pero debemos considerar el honor, y el futuro. Cuando se reveló en un principio que cada una de nuestras muertes debía equilibrarse con la de un enemigo...

~ No se reveló, Huyler. Se inventó. Fue una historia que nos contamos a nosotros mismos, no algo con lo que nos honraran los dioses.

~
En cualquier caso. Cuando decidimos que así era como queríamos vivir
nuestras
vidas
con
honor, ¿no crees que la gente comprendió que podría conducir a lo que parecían muertes innecesarias, esa orden de quitar una vida por otra? Pues claro que lo sabían.

»Pero merecía la pena porque, a la larga, nos beneficiábamos siempre que mantuviéramos el principio. Nuestros enemigos sabían que no descansaríamos mientras tuviéramos muertes sin vengar. Y sigue siendo pertinente, comandante. Esto no es una especie de simple dogma consignado a los libros de historia o a los textos encordados de las bibliotecas de los monasterios. Es una lección que tenemos que seguir reforzando. La vida continuará después de esto y Chel se impondrá, pero cada nueva generación, y cada nueva especie con la que nos encontremos, debe entender sus reglas y sus doctrinas.

»Cuando todo esto haya terminado y estemos todos muertos, cuando esto no sea más que otro trozo de historia, se habrán mantenido los límites y seremos nosotros los que los habremos mantenido. No importa lo que pase, siempre que tú y yo cumplamos con nuestra obligación, en el futuro todos sabrán que atacar a Chel es provocar una venganza terrible. Por su bien, y lo digo muy en serio, Quil, por su bien además de por el de Chel, merece la pena hacer ahora lo que haya que hacer.

~
Me alegro de que estés tan seguro, Huyler. Una copia tuya tendrá que vivir sabiendo lo que estamos a punto de hacer. Al menos yo estaré muerto, sin copia de seguridad. O por lo menos que yo sepa.

~
Dudo que la hayan hecho sin tu consentimiento.

~ Yo dudo de todo, Huyler.

~
¿Quil?

~ ¿Sí?

~
¿Piensas seguir adelante? ¿Todavía tienes intención de llevar a cabo tu misión?

–Sí.

~
Buen chico. Déjame decirte una cosa, te admiro, comandante Quilan. Ha sido un honor y un placer compartir tu cabeza. Solo siento que se termine tan pronto.

~
No la he llevado a cabo todavía. No he hecho el desplazamiento.

~
Lo harás. No sospechan nada. La bestia te acoge en su seno, te lleva al centro de su guarida. Te irá bien.

~ Estaré muerto, Huyler. En el olvido. Eso es todo lo que me importa.

~
Lo siento, Quil. Pero lo que estás haciendo... No hay mejor forma de irse.

~ Ojalá pudiera creer eso. Pero pronto dejará de importar. No importará nada.

Tersono emitió un ligero carraspeo.

–Sí, una vista extraordinaria, ¿no te parece, embajador? Asombrosa. No es la primera persona que se queda aquí, de pie o sentado, y la contempla durante horas. Kabe, tú te quedaste aquí durante lo que pareció medio día, ¿no?

–Debí de hacerlo –dijo el homomdano. Su voz profunda reverberó por la galería panorámica, despertando ecos–. Te ruego que me disculpes. Qué largo debe parecerle medio día a una máquina que piensa al ritmo que tú lo haces, Tersono. Por favor, perdóname.

–Oh, no hay nada que perdonar. Los drones estamos totalmente acostumbrados a ser pacientes mientras tienen lugar los pensamientos y acciones significativas de los humanos. Poseemos toda una serie de procedimientos desarrollados de forma específica a largo de los milenios para enfrentarnos a esos momentos. En realidad, somos bastante menos aburribles, si me permites crear el neologismo, que el humano medio.

–Es un consuelo –dijo Kabe–. Y gracias. Siempre encuentro gratificante ese nivel de detalles.

–¿Se encuentra bien, Quilan? –dijo el avatar.

El chelgriano se volvió hacia la criatura plateada.

–Estoy bien. –Señaló con un gesto la vista de la superficie del orbital que se iba deslizando poco a poco con un brillo glorioso a un millón y medio de kilómetros de distancia, aunque parecía mucho más cerca. Por lo general, la vista desde la galería se magnificaba, no se mostraba como hubiera sido si no hubiera nada salvo cristal entre el espectador y el paisaje. El efecto pretendía acercar el perímetro interior para que se pudiera ver con más detalle.

El ritmo al que pasaba también daba una impresión falsa, la sección de la galería panorámica del Centro giraba muy poco a poco en la dirección contraria a la superficie del mundo, así que en lugar de que el orbital tardase un día entero en pasar delante del espectador, la experiencia por lo general ocupaba menos de una hora.

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