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Authors: Guillermo Toledo

Razones para la rebeldía (9 page)

BOOK: Razones para la rebeldía
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Una memoria histórica desmemoriada

La Ley de Memoria Histórica redactada por el gobierno del PSOE cumple los mismos objetivos que cumplió la Ley de Amnistía en la transición, que es decir «Aquí no ha pasado nada». La Ley de Amnistía, que se suponía era para liberar a los presos políticos represa-liados por la dictadura de Franco, sirvió para tapar y para cubrir a los responsables de esa dictadura. Es verdad que salieron los presos políticos, pero también permitió la impunidad de Fraga Iribarne o Martín Villa, colaboradores del franquismo y responsables de organismos oficiales franquistas mientras se producían matanzas como la de Vitoria, o el intento de asesinato del líder independentista canario Antonio Cubillo (que, por cierto, por primera vez la justicia española declaró culpable al Estado español de terrorismo, y eso sucedía mientras era ministro Martín Villa). De modo que la Ley de Memoria Histórica es la Ley de Punto Final argentina pero trasladada aquí, y nos dicen que ya está todo aclarado, pero mientras tanto, ¿qué ocurre? Que se impide la anulación de los juicios ilegales e ilegítimos del franquismo, que continúan cientos de miles de víctimas enterradas en las cunetas y calles, que plazas y monumentos permanecen dedicados a Franco, a José Antonio, al general Mola y a otros militares franquistas. Y encima se persigue al juez que pretende aclarar toda esta situación, un juez que está probando la misma medicina que él aplicó en otros ámbitos. Todo es lógico porque muchos miembros destacadísimos del PSOE proceden de familias franquistas, por ejemplo José Bono o María Teresa Fernández de la Vega. No les interesa remover el barro donde están metidos hasta el cuello. Y del Partido Popular ya ni hablar. Todo con la excusa de no reabrir viejas heridas, cuando de lo que se trata es de cerrarlas para siempre. Es normal que los españoles piensen que no pueden cerrar esa herida hasta que no encuentren a su padre fusilado, se lo entreguen y lo entierre. Veamos el ejemplo del Valle de los Caídos. Desde hace 35 años continúa siendo un monumento al franquismo, pero ahora que quieren hacer algo, proponen el museo de la reconciliación, en lugar de presentarlo como un museo contra la barbarie y el fascismo. Aquí lo que ha habido es unos verdugos y unas víctimas, es como si en lugar del museo del holocausto hubiese un museo de la reconciliación.

Medios masivos de (in)comunicación

El acceso más o menos privilegiado que tenemos los personajes populares a los medios de comunicación y mis posiciones que les incomodan han obligado a muchos de esos medios a obsesionarse con atacarme para meterme miedo y hacerme callar. Con esa estrategia les están diciendo a todos los demás compañeros que «Como salgáis del pensamiento único y obligatorio, señores actores, señoras actrices, cantantes, artistas, esto es lo que os espera». Por ello los medios arremeten contra mí, me insultan e intentan poner a la opinión pública en contra mía. Pero en mi caso no lo han conseguido ni lo van a conseguir, podrán condenarme al ostracismo en mi profesión, en el cine y la televisión, porque son ellos los que dominan. Dado que los medios son dueños de los contenidos de la televisión, de las series, y de gran parte de las películas que se hacen en España, a poco que quieran silenciarme lo van a conseguir. No es que tenga pruebas de que por mis posiciones no me llaman para trabajar de actor, lo que sí puedo contar es que hace tres años me ofrecían ocho o diez películas al año, un par de series de televisión y un par de obras de teatro. Y ahora, desde que ha empezado 2011, me han ofrecido una película, ninguna obra de teatro y ninguna serie de televisión. No puedo decir si es por la crisis, porque no les gusto, porque soy mal actor o porque me están persiguiendo. Es verdad que existe la crisis y hay mejores actores que yo y también es verdad que el año pasado rechacé algunas cosas.

Mi nueva estrategia es no hablar con los medios de comunicación si se trata de una movilización donde hay más gente. Primero porque yo me considero uno más. Segundo porque los medios mienten y manipulan lo que digo. Y tercero, porque muchos de esos medios lo que quieren es carnaza para criminalizarme más todavía, si cabe. Por mi parte, seguiré participando y movilizándome, pero he aprendido que cuando doy mis razones por algún hecho, solo las difunden en la parte que les interesa, que puede ser el 5 % de lo que digo. Por ese motivo solamente voy a atender a medios de comunicación alternativos.

Los medios de comunicación que se consideraban cuarto poder, hoy son las fuerzas de asalto, son los tali-bañes del poder, porque cuando se va a producir un ataque militar, son los encargados de convencernos de las bondades de esa agresión militar. Y son los medios los que repiten 24 horas al día, los 365 días al año, las mentiras que necesitan repetir, como decía Goebbels, para convertirlas en verdad. Una de esas mentiras es la que dice que las necesidades de los dueños del mundo son las necesidades de los pueblos. Para instaurar esta mentira los dueños del mundo tienen a los dueños de los medios, los directivos y los mercenarios que con sus informaciones y desde sus columnas trabajan al servicio de los poderosos. Lo que llaman libertad de prensa es libertad de empresa.

No hay libertad de prensa porque no hay libertad de opiniones dentro de la prensa. Ahora hay muchos canales de televisión digital, pero es como lo del PP-PSOE, crean la falsa sensación de que tenemos donde elegir: Prisa o Vocento. Pero muchos miembros y accionistas resulta que son comunes entre los diferentes grupos de comunicación, que se supone que son competencia, como se demuestra en el libro Traficantes de información, de Pascual Serrano. Solo hay en torno a cinco grupos de comunicación en España que acaparan la gran mayoría de las audiencias, y a nivel global es igual, hay un número pequeño de agencias que deciden qué se dice y cómo se dice. Los periodistas ya no son tales, se limitan a recibir los teletipos y reproducir como loritos lo que esas agencias les dicen. Con la excusa de que no tienen dinero despiden trabajadores y luego no envían corresponsales a los lugares, y vemos una crónica sobre Bahrein que está escrita desde El Cairo o desde Jerusalén, a miles de kilómetros.

Guerras y campañas

Europa y Estados Unidos han aplicado una política exterior basada en el terrorismo de Estado. No conozco un país que haya ejercido el terrorismo de forma más brutal que el Reino Unido en sus colonias, Francia en sus colonias, Estados Unidos en sus guerras imperiales o España en sus colonias. Tenemos una tradición de reyes o de presidentes electos que basan su política exterior en el terror, en las invasiones imperialistas, en el asesinato masivo de ciudadanos, en el robo y expolio de todos los recursos donde han puesto sus pies y sus manos. No conozco una organización terrorista más poderosa y desarrollada que la OTAN, el Pentágono o el Ejército israelí. Esas son las tres organizaciones terroristas más grandes del planeta, aunque solo sea por la cantidad de víctimas que han provocado y la cantidad de destrucción, desolación y dolor que han sembrado en el planeta. Todas estas organizaciones terroristas, con sus líderes terroristas al frente, nos dicen desde hace diez años que van a emprender una guerra global contra el terrorismo. ¿Cómo? Simple: empleando el terrorismo. Bueno, es una opción, pero que no hablen de derechos humanos, democracia, dignidad, progreso, cuando han destruido Mesopotamia, la cuna de la civilización de la que tanto hablan. Un país desarrollado y culto como Irak lo han destrozado para saquearlo. Me río de estos demócratas que pretenden llevar la paz, la democracia y los derechos humanos con misiles Tomahawk cargados con uranio empobrecido a millón y medio de euros por misil, mientras nos dicen que nos apretemos el cinturón porque estamos en crisis. Y mientras estamos en la crisis, viene a Madrid un tipo que se llama Anders Fogh Rasmussen, secretario general de la OTAN, y nos dice que se invierte poco en Defensa, según él parece que está bien recortar en sanidad y prestaciones sociales pero hay que subir el presupuesto en misiles y ametralladoras. Ese es otro demócrata de pro.

En España el gasto militar para 2011 disminuirá un 5,19 %, pero el recorte medio en el resto de los ministerios es del 15 %, por lo que se puede concluir que el presupuesto de Defensa español aumenta. Y la señora Carme Chacón es otra demócrata que pretende llevar la democracia a Afganistán bombardeando una boda y asesinando así a cincuenta civiles que estaban celebrando. Eso sí, piden disculpas, son buena gente. Han dicho que intentarán que no vuelva a suceder. O le venden armas a Israel y le piden que no las use contra los palestinos, el señor Mora tinos dijo que le constaba que las armas españolas no las habían utilizado en la operación Plomo Fundido, al parecer se las vendíamos para que las pusieran en un museo. Me deja perplejo el cinismo de los países occidentales, de sus gobernantes y de muchos de sus ciudadanos, de creernos con la superioridad ética para decir cuál es el mundo civilizado y cuál no lo es. El diario El País, cuando asesinaron a Bin Laden de la misma forma que lo hubiera hecho cualquier comando terrorista del mundo, dijo que ese asesinato era una muestra de que el mundo civilizado no estaba dispuesto a aceptar que grupos terroristas internacionales pongan en jaque a la democracia occidental. Y pocos días antes, la OTAN también había matado a un hijo de Gadafi y a tres de sus nietos. ¿Pero cómo nos atrevemos a llamarnos mundo civilizado cuando a lo largo de nuestra historia nos hemos dedicado a arrasar todos los pueblos de América del Sur, de América del Norte, de Asia o de África que nos hemos ido encontrando por el camino?

La última campaña, la de Libia, es calcada en su metodología, en sus intenciones y en sus consecuencias, a las anteriores guerras de Afganistán, Irak o Yugoslavia. Basadas en mentiras, porque no he visto las masacres contra el pueblo libio que sirvieron para justificar la intervención. Me asombra que todavía la ciudadanía, después de los precedentes de las falsedades, autoatentados y manipulaciones para tener excusas a la hora de entrar en una guerra, siga dando veracidad a esas mentiras. Y esto sucede cuando pensábamos que, después de Irak, ya iba a acabar esta forma de hacer las cosas, que habíamos escarmentado y comprobado que la guerra no era el camino para llevar la democracia a otros países, y mucho menos para defender a su población civil. Parece que aún no nos hemos dado cuenta de que a la población civil no se la puede defender con misiles y con bombas, sino que así se la destruye. Además, en Libia los presuntos disidentes están armados y asesorados por esas potencias que dicen que van a parar las masacres contra la población civil. He visto la población civil en Egipto y en Túnez, y no les he visto siquiera un cuchillo, pero veo a la población que se opone a Gadafi y están armados hasta los dientes. Puede que tengan su derecho, pero no es una población civil indefensa, es una guerra civil, provocada y financiada desde el exterior. ¿Que se daban las condiciones para que se levantara el pueblo? No lo sé. Es probable. O no. Pero no ha habido un levantamiento popular como el de Egipto o el de Túnez. Y, por otro lado, queda demostrado que si la intención real de Estados Unidos es echar a Gadafi y llevar la democracia al país, no es el método ideal el que están empleando, como lo demuestra lo que ha sucedido en Egipto. Allí han echado al presidente con una movilización pacífica, querían echarlo y lo han echado, y el pueblo no ha necesitado matar a nadie.

Y mientras todo esto sucede, en su momento la derecha española acusó al mundo del cine de decir «No a la guerra», pero de no decir «No a ETA». Y tres o cuatro picaron el anzuelo, no porque no hayamos dicho «No a ETA», porque lo hemos dicho veintisiete mil veces, pero no nos da la gana decirlo cuando tú me digas que lo diga. Porque en la gala de los Goya de tres o cuatro años antes de la de la Guerra de Irak, con motivo del asesinato de Miguel Ángel Blanco, todo el mundo del cine salió con las manos pintadas de blanco diciendo «No a ETA». Pero ante las críticas de la derecha hubo unos cuantos, como Imanol Arias, que entraron al trapo y fueron a unos actos de Basta Ya con estos «demócratas intelectuales» como Fernando Sa-vater. Fue una especie de vigilia nocturna delante de alguna institución vasca, que conste que me parece muy bien, expresarse políticamente de manera pública. Sin embargo, cuando hablé de Orlando Zapata, Ima-nol Arias dijo que me callara y me dedicara a trabajar. O sea, puedes expresar tu ideología política en público siempre y cuando digas lo que ellos quieren que digas. Nunca le he dicho a nadie que se calle sus ideas, y si se lo digo, se lo digo en privado.

Cuando sucedió lo del cubano Orlando Zapata, muchas personas me expresaron en privado su solidaridad. Les agradecía, por supuesto, pero les puntualizaba que a mí las hostias me las habían dado en público, por lo que su solidaridad y comprensión, aunque solo fuera su apoyo a mi derecho a la libertad de expresión, y sin ánimo de ser desagradecido, hubiera preferido que las diesen también en público. Afortunadamente, a los pocos días se publicó en varios periódicos, menos en El País, porque ellos dijeron que como no se habían metido conmigo no la publicaban, una carta de varios compañeros y amigos míos como Alberto San Juan, Luis Tosar, Lola Dueñas, Candela Peña, Juan Diego Botto, Javier Bardem y decenas más que apoyaron mi derecho a la libertad de expresión. Me bastaba con eso, tampoco les pedía que apoyaran la revolución cubana.

En otra ocasión me hicieron una entrevista en Gara, cosa que te convierte también en un terrorista. Fue simplemente una rueda de prensa sobre una obra de teatro, donde después el periodista de ese diario me hizo unas preguntas. Entre otras cosas, aparte de hablar de teatro, dije que la postura que estaba llevando el Partido Socialista en Euskadi era totalmente errónea si quería conseguir la paz, y que la paz se consigue mediante el diálogo y la negociación. Entonces el señor Savater, otro gran demócrata, escribió una columna criticándome. Pocos días después coincidimos en una radio, en un cambio de invitado en el estudio, y cuando fui a darle la mano me la retiró y dejó de mirarme. Otro estilo de los grandes demócratas, te ponen a parir en el periódico y cuando te ven no quieren hablar de nada.

Crisis, Democracia, y viceversa

Respecto a la crisis económica suscribo el lema de «No es una crisis, es una estafa». La prueba más clara es que las empresas del Ibex ganaron, en plena crisis en 2010, un 21,5 % más que el año anterior. ¿Quién está en crisis? Si las principales empresas de España tienen esos beneficios, no hay crisis como dicen. Pero si no hay crisis y recortan los derechos laborales y sociales, entonces no es una crisis sino una estafa. Todas las conquistas sociales desde la revolución industrial hasta ahora, que han costado miles de vidas, nos las están quitando en diez años. Me da la sensación de que ya han devorado Asia, América y África, pero tienen sed de más. Y como el único lugar donde todavía los ciudadanos gozan de ciertos derechos laborales y políticos es en ciertos países de Europa, ahora vienen a por nosotros. Continúan chupando los huesos de la chuleta africana, pero aquí ya comienzan a dar bocados, en países prósperos que cuentan con una clase media con un poder adquisitivo importante, países que ingresan muchos impuestos de los ciudadanos, y ese es el pastel que ambicionan.

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