Parque Jurásico (28 page)

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Authors: Michael Crichton

Tags: #Tecno-Thriller

BOOK: Parque Jurásico
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—Intente con doscientos treinta y nueve.

—Un minuto —dijo Arnold, frunciendo el entrecejo.

Total de Animales
239
 
Especies
Esperados
Hallados
Ver.
Tyrannosaurus
Maiasaurus
Stegosaurus
Triceratops
Procompsognathida
Othnielia
Velocirraptor
Apatosaurus
Hadrosaurus
Dilophosaurus
Pterosaurus
Hypsilophodontida
Euoplocephalida
Styracosaurus
Microceratops
2
21
4
8
49
16
8
17
11
7
6
33
16
18
22
2
21
4
8
50
16
8
17
11
7
6
33
16
18
22
4.1
3.3
3.9
3.1
??
3.1
3.0
3.1
3.1
4.3
4.3
2.9
4.0
3.9
4.1
Total
238
239
 

Desde su asiento, Hammond inclinó el cuerpo hacia delante:

—¿Qué demonios es eso?

—Hemos encontrado otro compi.

—¿De dónde?

—¡No lo sé!

La radio crepitó. Malcolm, inexorable, dijo:

—Ahora, pues, ¿pueden pedirle al ordenador que busque, digamos, trescientos animales?

—¿De qué está hablando? —dijo Hammond, elevando la voz—. ¿Trescientos animales? ¿De qué está hablando?

—Un momento, por favor —contestó Arnold—. Eso estará listo en unos pocos minutos. —Apretó botones. En la pantalla apareció la primera línea del gráfico:

Total Animales 239

—No entiendo cuál es su propósito —dijo Hammond.

—Me temo que yo sí —repuso Arnold. Observó la pantalla. Los números de la primera línea estaban cambiando a toda velocidad:

Total Animales 244

—¿Doscientos cuarenta y cuatro? —exclamó Hammond—. ¿Qué está pasando?

—El ordenador está contando los animales que hay en el parque —aclaró Wu—. Todos los animales.

—Creí que eso era lo que siempre hacía. —Hammond giró en su asiento—. ¡Nedry! ¿Metió la pata otra vez?

—No —repuso Nedry, permaneciendo ante la consola—. El ordenador permite que el operador introduzca el número esperado de animales, con objeto de hacer que el proceso de recuento sea más rápido. Pero eso es algo conveniente, no un fallo.

—Tiene razón —asintió Arnold—. Sencillamente supusimos siempre la cantidad base de doscientos treinta y ocho porque pensábamos que no podía haber más.

Total Animales 262

—Espere un momento —intervino Hammond—. Estos animales no se pueden reproducir: el ordenador tiene que estar contando ratones de campo o algo por el estilo.

—Así lo creo yo también —aprobó Arnold—. Casi con certeza es un error del seguimiento visual. Pero lo sabremos muy pronto.

Hammond se volvió hacia Wu:

—No se pueden reproducir, ¿verdad?

—No.

Total Animales 270

—¿De dónde salen? —inquirió Arnold.

—¡Y yo qué sé! —replicó Wu.

La sala de control quedó en silencio. Nadie pronunció palabra, mientras observaban el aumento de las cifras.

Total Animales 283

Por la radio oyeron exclamar a Gennaro:

—La gran mierda, ¿cuántos más?

Y oyeron a la niña quejarse:

—Tengo hambre. ¿Cuándo volveremos a casa?

—Muy pronto, Lex.

En la pantalla apareció un titilante mensaje de error:

ERROR: Paráms. Búsqueda: 300 Animales No Hallados

—Un error —dijo Hammond, asintiendo con la cabeza—. Así lo pensé. Siempre tuve la sensación de que tenía que haber un error. Pero un instante después, en la pantalla se imprimió:

Total de Animales
292
 
Especies
Esperados
Hallados
Ver.
Tyrannosaurus
Maiasaurus
Stegosaurus
Triceratops
Procompsognathida
Othnielia
Velocirraptor
Apatosaurus
Hadrosaurus
Dilophosaurus
Pterosaurus
Hypsilophodontida
Euoplocephalida
Styracosaurus
Microceratops
2
21
4
8
49
16
8
17
11
7
6
33
16
18
22
2
22
4
8
65
23
37
17
11
7
6
34
16
18
22
4.1
??
3.9
3.1
??
??
??
3.1
3.1
4.3
4.3
??
4.0
3.9
4.1
Total
238
292
 

La radio crepitó:

—Ahora ven la imperfección de sus procedimientos —se oyó decir a Malcolm—. Únicamente hicieron el seguimiento de la cifra esperada de dinosaurios. Estaban preocupados por la posibilidad de perder animales y sus procedimientos les decían instantáneamente si tenían menos ejemplares que la cantidad esperada. Pero ése no era el problema: el problema era que ustedes tenían más que la cantidad esperada.

—¡Cristo! —exclamó Arnold.

—No puede haber más —declaró Wu—. Sabemos cuántos soltamos. No puede haber más que eso.

—Temo que sí, Henry —repuso Malcolm—. Se están reproduciendo.

—No.

—Aunque no acepten la cáscara de huevo de Grant, pueden demostrarlo con los propios datos de ustedes: echen un vistazo al gráfico de altura y peso de los compis. Arnold se lo pondrá.

—¿Nota algo en ese gráfico? —preguntó Malcolm.

—Es una distribución de Poisson —dijo Wu—. Curva normal.

—¿No dijo usted que introdujo los compis en tres tandas? ¿En intervalos de seis meses?

—Sí…

—Entonces, debió haber obtenido un gráfico con picos para cada una de las tres tandas independientes que se introdujeron —manifestó Malcolm, al tiempo que pulsaba el teclado—: Como esto.

»Pero no obtuvo ese gráfico —objetó Malcolm—. El que realmente obtuvo corresponde a una población que se reproduce. Sus compis se están reproduciendo.

Wu negó con la cabeza:

—No veo cómo.

—Se están reproduciendo, y lo mismo están haciendo los othnelia, los maiasauros, los hypsis… y los velocirraptores.

—¡Cristo! —dijo Muldoon—. Hay raptores libres en el parque.

—Bueno, no es algo tan malo —intervino Hammond, mirando la pantalla—, tenemos incrementos en nada más que tres… bueno, cinco categorías. Incrementos muy pequeños en dos de ellas…

—¿De qué está hablando? —dijo Wu en tono alto—. ¿No sabe lo que eso significa?

—Claro que sé qué significa, Henry: significa que metiste la pata.

—Absolutamente no.

—Ahí fuera tienes dinosaurios que se están reproduciendo, Henry.

—Pero todas son hembras. Es imposible. Tiene que haber un error. Y mire las cifras: un pequeño incremento en los animales grandes, los maiasaurios y los hypsis. Y grandes incrementos en la cantidad de animales pequeños. Sencillamente no tiene lógica. Tiene que haber un error.

La radio hizo clic:

—En realidad, no —terció Grant—. Creo que estas cifras confirman que la reproducción está teniendo lugar. En siete emplazamientos diferentes, en toda la isla.

Emplazamientos de procreación

El cielo se estaba oscureciendo. Los truenos retumbaban a lo lejos. Grant y los demás se inclinaron sobre las portezuelas del jeep, contemplando la pantalla del tablero de instrumentos:

—¿Emplazamientos de procreación? —inquirió Wu por la radio.

—Nidos —contestó Grant—. Si suponemos que la nidada promedio es de ocho a doce huevos para incubar, estos datos indicarán que los compis tienen dos nidos. Los raptores, dos. Los othis tienen uno. Y los hypsis y los maias tienen uno cada uno.

—¿Dónde están?

—Tendremos que encontrarlos. Los dinosaurios hacen sus nidos en lugares aislados.

—Pero, ¿por qué hay tan pocos animales grandes? —preguntó Wu—. Si hay un nido de maia que contenga de ocho a doce huevos, debería haber de ocho a doce maias nuevos. No únicamente uno.

—Es cierto. Salvo que los raptores y los compis que andan sueltos por el parque probablemente se estarán comiendo los huevos de los animales más grandes… y, quizá, comiéndose a los animales jóvenes recién salidos del huevo también.

—Pero nunca vimos nada así —dijo Arnold por la radio.

—Los raptores son nocturnos. ¿Alguien vigila el parque por la noche?

Hubo un prolongado silencio.

—No pensé que lo hubiera —dijo Grant.

—Sigue sin tener lógica —adujo Wu—. Cincuenta animales adicionales no se pueden mantener con un par de nidos con huevos.

—No —aceptó Grant—. Supongo que están comiendo algo más también. Quizá pequeños roedores. ¿Ratones y ratas?

Se produjo otro silencio.

—Déjeme conjeturar —pidió Grant—: cuando llegaron a la isla tuvieron un problema con las ratas. Pero, a medida que el tiempo pasaba, el problema desaparecía.

—Sí. Es cierto…

—Y nunca pensaron en investigar el por qué.

—Bueno, sencillamente supusimos… —dijo Arnold.

—Pero, miren —terció Wu—, subsiste el hecho de que todos los animales son hembras. No se pueden reproducir.

Grant había estado pensando en eso. Hacía poco se había enterado de un curioso estudio hecho en Alemania Occidental, del que sospechaba que contenía la respuesta:

—Cuando hicieron el ADN de dinosaurio —preguntó—, trabajaban con piezas fragmentarias, ¿no es así?

—Sí —admitió Wu.

—Con objeto de hacer una cadena completa —precisó—, ¿alguna vez incluyeron fragmentos de ADN pertenecientes a otras especies?

—En ocasiones, sí —dijo Wu—. Hicimos apareamientos de cortes distales en las cadenas de ADN. Así que, a veces, incluíamos ADN de ave, procedente de distintos pájaros y, a veces, ADN de reptil.

—¿Algo de ADN de anfibios? Específicamente, ¿ADN de rana?

—Es posible. Tendría que comprobarlo.

—Compruébelo; creo que hallará que ahí está la respuesta.

—¿ADN de rana? ¿Por qué ADN de rana? —se extrañó Malcolm.

Gennaro dijo con impaciencia:

—Escuchen, todo esto es muy enigmático, pero nos estamos olvidando de la pregunta principal: ¿Se escaparon algunos animales de la isla?

—No lo podemos saber con estos datos —repuso Grant.

—Entonces, ¿cómo lo vamos a descubrir?

—Sólo existe una manera de saberlo: tendremos que encontrar los nidos individuales de dinosaurio, inspeccionarlos y contar los fragmentos restantes de huevo. A partir de eso podremos determinar cuántos animales salieron originalmente del cascarón. Y podremos empezar la estimación de si hay alguno que falta.

—Aun así, no sabrán si los animales que faltan fueron muertos, o si murieron por causas naturales o si abandonaron la isla —objetó Malcolm.

—No —admitió Grant—, pero es un comienzo. Y creo que podemos conseguir más información con un vistazo intensivo a los gráficos de población.

—¿Cómo vamos a encontrar esos nidos?

—En realidad, creo que el ordenador nos puede ayudar. De hecho, deberemos de tener una buena perspectiva de esta isla dentro de las próximas veinticuatro a treinta y seis horas.

—¿Podemos volver ahora? —preguntó Lex—. Tengo hambre.

—Sí, volvamos —sonrió Grant—. Has sido muy paciente.

—Podrán comer dentro de unos veinte minutos —anunció Ed Regis, empezando a caminar hacia los dos Cruceros de Tierra.

—Me quedaré un rato —dijo Ellie—, y sacaré fotos del estegosaurio con la cámara del doctor Harding. Esas vesículas de la boca habrán desaparecido mañana.

Grant anunció que quería volver y que iría con los niños. Se le agregó Malcolm. Gennaro, en cambio, decidió quedarse para volver con Harding en su jeep, junto con la doctora Sattler.

Cuando empezaron a caminar, Malcolm preguntó:

—¿Exactamente por qué se queda el abogado?

Grant se encogió de hombros, y repuso:

—Creo que podría tener algo que ver con la doctora Sattler.

—¿De veras? ¿Los pantalones cortos, crees?

—Ya ha sucedido antes.

Cuando llegaron a los Cruceros de Tierra, Tim dijo:

—Quiero viajar en la parte de delante esta vez, con el doctor Grant.

—Por desgracia, el doctor Grant y yo tenemos que hablar —se opuso Malcolm.

—Sólo me sentaré y escucharé. No diré nada —insistió Tim.

—Es una conversación privada —contestó Malcolm.

—Te diré lo que vamos a hacer, Tim —propuso Ed Regis—. Dejemos que se sienten en el coche de atrás, ellos solos. Nosotros lo haremos en el de delante, y podrás usar las lentes para visión nocturna. ¿Alguna vez has utilizado lentes para visión nocturna, Tim?

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