Authors: Concha Alós
Unos peces pequeños se pasean en grupos por el agua transparente y en el fondo se ve un bote de hojalata tumbado, y una nacra a la que falta un trozo de la valva como si se la hubiera arrancado de un mordisco.
Sobre la cubierta de la lancha hieden, resecas, un puñado de caracolas. Las dejó olvidadas. Han muerto. Han muerto y Dios continúa lejano, inasible.
El aire trae una humareda densa, sofocante, oscura.
Los incendios. Como hogueras en la noche. Había visto cómo quedaban los montes al apagarse el fuego. Negros, pelados, sin pájaros ni verde. Convertidos en desnudos calveros.
Las hogueras. Archibald pensó que a menudo los breves y desesperados vuelos hacia la felicidad son como una hoguera que arrasa y nos hunde en la desesperanza, en la soledad. En la imposibilidad de esperar nada aparte de la diaria y baja rutina…
Vallvidrera, Barcelona, primavera de 1964.