Helmut miraba todo aquel despliegue ya en marcha o en fase de construcción sin abrigar dudas de que era un proyecto fascinante, aunque le parecía difícil mantener secretismo continuo de toda esa actividad inmensa. Siguió las explicaciones de Heydrich con interés.
—Si seguimos por la costa atlántica hacia el sur aparecen tres en-
claves más. —Los fue señalando—: enclave Golfo de San Matías, enclave Comodoro Rivadavia y el más meridional es el enclave Tierra de Fuego. —Heydrich sonrió satisfecho—. Conservamos los nombres en español. Creo que tienen fuerza —añadió, dando como un golpe de puño en el aire demostrando la potencia sonora de ese idioma—. Esta última base, teniente Langert, es junto a la Kolonie Waldner 555, una de las más importantes ya que no sólo controla las Islas Falkland, que como sabe están bajo pabellón británico, sino que es el puente necesario con la Antártida, donde ya estamos trabajando intensamente también. —Helmut se sorprendió de este último comentario de Heydrich.
—Perdone la pregunta
herr Gruppenführer
, pero no veo el interés por ese inmenso continente helado. ¿Qué tiene de particular para nosotros? —Heydrich sonrió, pero comprendía la pregunta perfectamente.
—No voy a entrar en detalles, teniente, pero ahora mismo hay una expedición científica, con presupuesto de la Lufwaffe, para cartografiar una parte muy importante del continente antártico y reclamarlo para Alemania. Puede imaginarse que nuestro interés va más allá de la simple cartografía. —Helmut sonrió ante este comentario de Heydrich—. Tenemos evidencias de la enorme cantidad de materia prima, minerales y uranio entre otros, que se hallan en el subsuelo, bajo la enorme capa de hielo. Y todo eso debe ser para nosotros. —Con un rápido movimiento, Heydrich se situó en el lado izquierdo de la mesa en lo que sería el océano Pacífico, frente a las costas de Chile—. Estas bases que veremos ahora son diferentes a las anteriores ya que se hallan en los Andes y por ello a muchos metros de altitud sobre el nivel del mar. Nos interesan ya que desde allí los cielos, tanto diurnos como nocturnos, son mucho más claros y el seguimiento que haremos de nuestro proyecto espacial será mucho mejor. —Helmut volvió a sorprenderse de este último comentario, pero ya no preguntó entendiendo que ya sería informado en el futuro si aceptaba la misión—. En los Andes chilenos hemos comprado una finca inmensa propiedad del gobierno chileno llamada Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad, que convertiremos en el enclave Dignidad. —Heydrich pasó su lápiz hasta el otro lado de los Andes, el lado argentino, y señaló tres enclaves más que estaban marcados con sus correspondientes esvásticas—. Aquí están, y más o menos a la altura geográfica del Golfo de San Matías, estos tres enclaves. El situado más al norte es el enclave Hermoso, luego a unos cien kilómetros más al sur, y junto a la ciudad de Bariloche, tenemos el enclave de ese nombre. El siguiente y último en la zona es el enclave Aldea, también a unos cien kilómetros del anterior.
Helmut no quería dejar ninguna pregunta en el tintero y quería saber más allá de la simple información técnica que estaba recibiendo.
—Finalmente,
herr Gruppenführer
y agradeciéndole la información que me está dando, me gustaría saber ¿cuál es el objetivo real de estas fortalezas en Sudamérica? De hecho, el conflicto del que usted habla aún no ha sucedido y no sabemos qué intensidad puede tener ni su alcance geográfico. ¿Sudamérica puede convertirse en un campo de batalla?
—Es cierto que no sabemos la intensidad que podrá tener el conflicto —comenzó Heydrich—, pero le puedo asegurar que el epicentro del mismo será Europa. El
führer
ya indica claramente en su obra,
Mein Kampf
, que el objetivo geográfico de
Lebensraum
o ‘Espacio Vital’ para Alemania, debe ser marchar hacia el Cáucaso y Ucrania concretamente y su enorme reserva agrícola y ganadera. Una vez allí, montaremos colonias y granjas militarizadas con granjeros-soldado que servirán de barrera para las hordas asiáticas y el judaísmo internacional que amenazan nuestra cultura europea. Es un proyecto a largo plazo y que por principio queremos llegar a un acuerdo con los rusos para cumplimentar esa voluntad de nuestro pueblo. Si no queda más remedio utilizaremos la vía militar, pero eso sucederá cuando estemos fuertemente consolidados con los demás pueblos europeos y todos tengamos un objetivo común. —Heydrich se detuvo un instante y miró a Becker, luego continuó—. Como le he avanzado antes, Alemania está demostrando al mundo que se puede vivir sin la deuda bancaria y avanzar extraordinariamente social y económicamente y ese es el problema. Las finanzas mundialistas no nos permitirán esa osadía ya que muchos países se empiezan a cuestionar el sistema económico y monetario basado en el patrón-oro.
Las guerras suelen tener una base o razón económica para su estallido y eso ya sucede desde la guerra de Troya. Sabemos de fuentes fidedignas que los países anglosajones o bajo su égida, se están rearmando fuertemente. Inglaterra y Francia han firmado un pacto con Polonia para defenderla en el caso de que esta sea atacada por nuestras tropas. Y entre Inglaterra y Francia también hay acuerdo de defensa mutua. Los Estados Unidos no son ajenos a cualquier movimiento británico. Curiosamente, nosotros siempre somos el enemigo a pesar de los contactos de paz que ha querido tener siempre Alemania con Inglaterra. Hay muchos más detalles, pero ¿por qué le explico todo esto, teniente Langert? —Heydrich se recostó en su amplia silla de trabajo, mirando fijamente a Helmut—. Nuestra ciencia está avanzando a pasos agigantados, tenemos laboratorios por toda Alemania trabajando en diferentes desarrollos científicos en varios campos y todos ellos increíbles. Desde una energía prácticamente inagotable, hasta los cohetes que surcarán los cielos y quizás el espacio algún día. Toda esta ciencia y sus desarrollos necesitan tranquilidad y poca gente cerca. Sabemos de agentes extranjeros que quieren conocer y espiar nuestros avances, ya hemos neutralizado a varios, pero siguen en ello. La posibilidad de una guerra en Europa pone en peligro todo esto y debemos evitarlo. Sin duda, seguiremos en Alemania desarrollando nueva tecnología, pero queremos centrar nuestro esfuerzo científico en Sudamérica, como plataforma para avanzar en el campo de los cohetes y el espacio concretamente.
Helmut estaba asombrado ante la explicación. Se sentía abrumado por lo que todo aquello podía representar
—
Herr Gruppenführer
, yo no soy científico y no sé nada de cohetes, ni del espacio. Sólo sé que ha habido intentos de mandar el correo a través de ellos, aquí en Alemania. ¿En qué puedo ayudar realmente? —Heydrich se incorporó de su silla y fue hacia la ventana. Los dos hombres seguían sus pasos con interés. El silencio era denso y casi se podía cortar con un cuchillo.
—No queremos un científico para dirigir aquello, teniente Langert. Los científicos suelen ser brillantes en su campo, pero muchas veces su sentido de la organización y el mando directo de un proyecto como este va más allá de sus aptitudes. Queremos un gestor, alguien con don de mando, que entienda una organización y sepa cómo sacar el mejor partido de ella, cumplimentar los plazos y, sobre todo, que conozca la zona, el idioma y la idiosincrasia del país. —Heydrich se detuvo un instante en su parlamento—. Incluso que, si las cosas fuesen difíciles en todos los sentidos, supiese tomar las mejores decisiones sin que le temblase el pulso. ¿Me comprende, teniente Langert? —Helmut afirmó con la cabeza las palabras de Heydrich. Este siguió—. En la actualidad el
Reichsführer
Himmler está enfrascado en la búsqueda de objetos legendarios y mágicos, y confirmar antiguas leyendas nórdicas con el objetivo de dotar a nuestra patria de artilugios que ayuden a sobrellevar con éxito lo que se nos puede venir encima. —Heydrich hablaba de la Ahnenerbe SS, una organización nacional con departamentos dedicados a las ciencias ocultas, magia nórdica y antiguas leyendas de los nórdicos en cualquier lugar del planeta.
Fue el uno de enero de 1935, cuando se constituyó la Deutsches Ahnenerbe o Sociedad de Estudios para la Antigua Historia del Espíritu, mejor conocida como Herencia de los Ancestros. El objetivo básico de la Ahnenerbe era impulsar una sociedad que estudiara el origen del germanismo y pudiera dar sólidas bases científicas a la doctrina oficial del partido. También se investigaría el alcance territorial y el espíritu de la raza germánica, rescatar, restituir y promover las tradiciones alemanas; difundir la cultura tradicional alemana entre la población. El símbolo de la Ahnenerbe era la runa de la vida. La Ahnenerbe trataba asuntos que iban desde la búsqueda del Santo Grial, la búsqueda arqueológica de la Atlántida, varias expediciones al Tíbet, estudios en profundidad de antiguos cultos paganos germánicos, viajes al interior de la tierra para comprobar si era hueca, etcétera.
La mayoría de los investigadores y profesionales de diversos campos que se encontraban en puestos de responsabilidad en la Ahnenerbe, eran científicos serios que deseaban llevar adelante sus teorías e investigaciones sin ningún tipo de censura ni limitación. Desde el 1 de enero de 1939, la Ahnenerbe recibió una nueva reglamentación que ampliaba sus actividades a la investigación científica en general, la dotaba de cuantiosas posibilidades económicas para el desarrollo de sus estudios y le ofrecía espléndidas perspectivas para la experimentación.
La sección esotérica estaba a cargo de Friedrich Hielscher. Por su parte, Ernst Jünger, así como, curiosamente, el filósofo judío Martín Buber, colaboraron también con el instituto. La dirección ideológico-cultural que la Ahnenerbe ejerció sobre las SS se fue haciendo más notable con el tiempo pues, como se ha indicado más arriba, a su manera complementaba y establecía bases científicas para la ideología del Tercer Reich. La Ahnenerbe, creada en julio de 1936, crecería en importancia hasta que en 1942 sería muy notable su presencia formativa en las escuelas de oficiales de las SS. Desde un principio la Ahnenerbe colaboró estrechamente en la revista de estudios prehistóricos
Germanien
, y en la redacción de artículos de la revista SS
Nordland
.
Desde 1936 y de forma rápida e intensa, la Ahnenerbe realizó excavaciones arqueológicas, conservó monumentos de la historia de Alemania, incluyendo la sinagoga Staranova de Praga del siglo
xiii
o el cementerio de Worms, en el Rheinland, etc. Se construyeron monumentos en homenaje a los héroes de la revolución nacional-socialista, hubo departamentos dedicados a danzas populares y canciones tradicionales, ropajes regionales, leyendas, geografía de lugares misteriosos, sagrados o mágicos, recuperación y análisis de ciencias antiguas, etc. Fue en el castillo de Wewelsburg, sede sagrada de las SS, donde se planificaron las misiones SS-Ahnenerbe al Tíbet y al desierto del Gobi, llegando incluso hasta América del Sur y la Antártida en busca de la entrada del legendario reino subterráneo de Agartha basado en la Tierra Hueca.
Esta información estaba siendo suministrada a Helmut a través de uno de los hombres más poderosos de Alemania.
—No tengo nada en contra de estas investigaciones, teniente, pero quiero ser pragmático y práctico. Los objetos supuestamente mágicos o antiguas leyendas son muy interesantes y nos ayudan a entender quiénes somos y nuestro origen y derechos como Herrenvolk. Pero a corto plazo no nos ayudan ante el escenario europeo y mundial que podemos vislumbrar y que es el que le he comentado hace un instante. Por ello y siguiendo con esa practicidad, necesitamos tener bases y países amigos que colaboren con nuestro proyecto de forma decidida y efectiva. Sudamérica es el lugar adecuado por muchas razones y queremos que sea usted quien dirija esa operación en esa parte del mundo.
Otoño de 1943
Mientras sonaba la extraordinaria aria número veinte de la
Flauta mágica
de Mozart «Ein Mädchen oder Weibchen wünscht Papageno sich», Helmut volvió al presente tras recordar con cierta emoción todo ese camino que le había llevado hasta la selva más impenetrable de Brasil, al mando de un proyecto ultra-secreto y que ya estaba dando sus frutos. También era cierto que las cosas habían cambiado mucho desde entonces y había habido cambios importantes sobre lo previsto. Eso podía considerarse normal ante la magnitud de los acontecimientos mundiales que habían sucedido desde aquel día de 1938 en Berlín, hasta ahora en 1943 en Sudamérica.
De todas maneras, los proyectos secretos más importantes y que decidirían buena parte del futuro de Alemania, iban por buen camino. Todo el proyecto espacial seguía su rumbo y se había decidido no trabajar sobre cohetes, considerados anticuados, sino sobre naves circulares que debían ayudar a poner en órbita las estaciones y asegurar su funcionamiento y mantenimiento. El asesinato de Heydrich en 1942 cayó como una losa sobre todos los proyectos, ya que él había sido siempre el gran promotor operativo de todo este asunto desde Berlín, dándole una velocidad y unos recursos increíbles. Todo había pasado a su segundo, el actualmente
Oberführer
Johann Siegfried Becker, que no sólo tenía una excelente relación con Helmut, sino que continuaba el proyecto con la misma precisión y energía que Heydrich. Sin duda había tenido un buen maestro.
La suerte del ejército alemán en el frente ruso tras la pérdida del
vi
Ejército en Stalingrado y en África con el final del Deutsches Afrika Korps, estaban poniendo el suministro de las bases que dirigía Helmut en una situación difícil, aunque cada vez eran más independientes en su funcionamiento. Eso fue una idea de Helmut. Los submarinos alemanes estaban encarando su etapa más difícil de la guerra que, a pesar de la entrega de sus tripulaciones, el número de bajas era cada vez mayor. Ya se estaban desarrollando nuevos submarinos que sustituirían a los actuales y que serían prácticamente indetectables, pero faltaba tiempo. El tiempo se convertía cada vez más en la variable militar que hacía la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Se oía ruido en el exterior. Se puso en pie, bajó el volumen del disco que escuchaba y que se estaba acabando y caminó hasta la ventana. Allí observó como varios de sus hombres trasladaban, hasta la boca de un túnel, unos contenedores sobre vagonetas eléctricas. El transporte fluvial había funcionado a la perfección, como siempre. Habían llegado las nuevas computadoras Z4 de Konrad Züse que serían de gran ayuda para los complejos cálculos técnicos y científicos que se realizaban en la enorme instalación subterránea,
alma mater
de todo el complejo. Helmut estaba en una construcción que asemejaba una típica cabaña tropical, pero con paredes de hormigón armado, disimulado con cañas y un techo también tropical. Las ventanas podían cerrarse rápidamente con planchas blindadas disponiendo de troneras para ametralladoras. Además de la puerta convencional de entrada, debidamente blindada, disponía de una salida oculta que le llevaba directamente a la instalación subterránea. Toda precaución era poca.