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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky (20 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky
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Esto es sólo posible para cierta clase de gente —a saber, los "Buenos Dueños de Casa"— aquellos que cumplen su deber en la vida pero no creen en la vida. Y es menester comprender que en este Trabajo no se le exige que abandone la vida o cualquier otra cosa semejante. Por el contrario, el Trabajo le hará darse cuenta que debe sacar todo el provecho posible de la vida y hacer de ella una experiencia. Pero no debe confiar en la vida y perderse en ella y creer que la meta está en las experiencias de la vida.

Los esfuerzos conscientes son los esfuerzos que despiertan del sueño que la vida induce en la humanidad. Como es sabido, no está en el interés de la naturaleza que el hombre despierte, porque entonces deja de servir a la naturaleza. Tales esfuerzos serían imposibles si el hombre fuera un mero producto de la naturaleza, cuya sola función es adaptarse a la vida. Lo digo ahora porque si no ven por sí mismos y no están seguros de que en la vida hay dos especies muy diferentes de influencias, dos clases de cosas, dos clases de literatura, dos clases de figuras históricas, entonces les será imposible hacer esfuerzos conscientes más allá de un grado muy limitado. Esto se debe a que al hacer el esfuerzo del trabajo personal, el centro emocional debe abrirse y tomar la parte que le corresponde: y si está vuelto hacia la vida y las ambiciones personales, etc., no puede cumplir correctamente su función.

Al hacer un esfuerzo es necesario considerar de qué parte de uno mismo el esfuerzo surge. Una persona puede hacer un esfuerzo contra una emoción negativa en público, por ejemplo, por el temor de aparecer como una tonta ante otras personas o de perder su trabajo, etc. Este es un esfuerzo mecánico. Tan pronto como llegue a su casa, expresará sus emociones negativas. El esfuerzo consciente es por completo diferente y surge de una parte diferente.

Cuando un hombre siente la existencia de las influencias A y las influencias B y comprende que las influencias C deben existir fuera de la vida, para dar cuenta de la presencia de las influencias B dentro de la vida, comienza a sentir la existencia de algo superior a él. Esto empieza a despertar el centro emocional y a hacer posible el esfuerzo consciente. De otro modo el hombre sólo sentirá emociones de sí y permanecerá en la estrecha esfera de sí mismo.

El esfuerzo consciente más importante es el de recordarse a uno mismo. Esto es siempre difícil porque todos nos hemos olvidado de nosotros mismos desde hace mucho tiempo, pero es completamente imposible si un hombre no tiene el sentido de las influencias superiores y no puede ver la diferencia entre las influencias
A
y
B
en la vida. El recuerdo de sí debe tener un factor emocional, no de sí, no de la personalidad, sino de algo más profundo o, si lo prefiere así, superior al sí ordinario de uno. El factor de
voluntad
entra en el recuerdo de sí —no voluntad de sí, sino voluntad consciente.

En el Trabajo hay dos lados donde puede hacerse el
esfuerzo,
y estos son los únicos dos lados sobre los cuales es posible la evolución del hombre. El primero es el lado del conocimiento y, en el caso de este Trabajo, el esfuerzo radica en pensar con relación a las ideas y en formar nuestra conexión individual íntima e interior con el significado de éstas, y para empezar nada es más importante. Un hombre debe pensar, especular y reflexionar, tener en cuenta, perseverar, imaginar y forjar sus fantasías, su propio sentido del Trabajo, como genuino
punto de partida
en sí mismo. Porque una vez que formó su punto de partida, si éste es equivocado le es posible modificarlo. El Trabajo empieza entonces a derramar su luz en la mente. El segundo es sobre el lado de nuestro ser. Los esfuerzos en pos del conocimiento son diferentes de los esfuerzos sobre el lado del ser. Es muy fácil encontrar esto por sí mismo. El hombre puede desarrollarse en dos direcciones y tan sólo en dos —sobre el lado del conocimiento y sobre el lado del ser. Pero éstos deben ir a la par. La resultante es la
comprensión.
Como se dijo anteriormente, este Trabajo debe basarse en la comprensión. No se puede adaptarse a ella, como se hace con la vida, fuera de uno mismo. La comprensión es la fuerza más poderosa que se puede crear en nosotros mismos. A la larga no se puede buscar nada mejor que la comprensión: y el hombre es definido en el Trabajo por su comprensión.
Un hombre es su comprensión.
Hoy sólo quiero hablar
del esfuerzo sobre el lado del ser
. Los esfuerzos dirigidos hacia el ser son diferentes de los dirigidos hacia el pensamiento respecto del conocimiento de este sistema. Los dos aspectos del desarrollo del hombre deben unirse para formar la comprensión. Este trabajo nos imparte más conocimiento de lo que es capaz de asimilar nuestro ser. Pero es muy difícil unir este conocimiento con el ser. Toda la tarea, empero, finca en hacerlo, y la primera necesidad es valorar el conocimiento, es decir, gustar de él, desearlo, sentir el deseo de él. El conocimiento sólo puede unirse con él a través de alguna emoción, a través de algún deseo, a través de la voluntad; Se debe desear lo que se conoce. De otro modo el conocimiento no puede unirse con el ser. No se puede trabajar sobre el ser dejando a un lado el conocimiento de este sistema y no se puede tener un conocimiento práctico de este sistema a menos de aplicarlo al ser y no se puede aplicarlo al ser, es decir, no puede entrar en la propia voluntad y así actuar sobre uno si no se lo quiere, si no se lo desea. El estado ordinario de un hombre es el de no querer lo que conoce. Actuamos desde nuestro estado de ser, no desde nuestro conocimiento. Es nuestra voluntad la que obra y nuestra voluntad surge de nuestro nivel de ser. Por eso un hombre pese a saber que obra mal, sigue obrando mal, y mientras esté en ese estado, no tiene unidad en él y así carece de comprensión, porque en él hay dos lados separados. Porque para saber obrar sobre el ser es preciso el deseo, o el deleite, o el placer, en las ideas del Trabajo, porque nada puede pasar del lado del conocimiento al lado del ser sin deseo o placer o querer —es decir, sin voluntad. Entonces un hombre deseará vivir con lo que sabe, vivir su conocimiento, y su voluntad y su conocimiento empezarán a soldarse. Es aquí donde entra la completa valoración del Trabajo y su trasfondo interior. En el Trabajo todo se inicia con la
valoración
y esto significa
desear algo,
porque no se da valor a una cosa si no se la desea. Esto introduce la voluntad, y es a través de la voluntad —a través del querer— como se empieza a aplicar el conocimiento al ser. Si se lo aplica, entonces el conocimiento empezará a tornarse en comprensión mediante una unión entre la voluntad del ser y el conocimiento en la mente. Como es sabido, la
comprensión
está definida claramente en este sistema. La
comprensión
es el medio aritmético entre el conocimiento y el ser. Así comprenderá que conocer estas ideas no es suficiente. Es muy fácil descubrir cuando una persona sólo tiene conocimiento pero no comprensión de este Trabajo. Si comprende algo podrá hablar acerca de ello de diferentes maneras; si es mero conocimiento, se referirá a ello de memoria.

Ahora hablaremos de los
esfuerzos sobre el ser.
Toda persona debe hacer un esfuerzo consciente sobre su ser cada día, y en especial en este momento en que todos van a dormir. Si desea que la vida sea su maestra, entonces, como se dijo en un comentario anterior, es preciso practicar la
no identificación
con lo que la vida nos aporta, sea ello agradable o desagradable, por un momento cada día. La vida exige un esfuerzo mecánico, pero si se practica la no identificación, se convierte en esfuerzo consciente. Hágalo sólo un momento —digamos una hora— y manténgase consciente y obsérvese cuidadosamente. Por ejemplo, propóngase no hacer objeción alguna durante una hora. Esto lo ayudará a comprender lo que significa la no identificación. Luego puede relajar el trabajo, y si gusta, hacer lo que le de la gana. Pero que trabaje o no, debe saber lo que está haciendo. No se quede en medio de los centros. No se deje ir a la deriva por falta de dirección mental y en ese momento no se duerma. Relajarse no es necesariamente dormirse.

Ahora bien, en lo que respecta al trabajo sobre cosas especiales en sí mismo y a hacer el esfuerzo en lo tocante a ellas, es decir, sobre el lado de su ser, sobre la clase de persona que es usted y la manera en que reacciona, primero tome sus emociones negativas cotidianas. Ante todo comprenda que es negativo y reconózcalo. Esto ayuda por sí mismo. Luego, como lo sabe, se necesita otra persona para que usted sea negativo. De modo que hágase usted las siguientes preguntas:

  1. ¿Creo que alguien me trata mal?
  2. ¿Tengo celos de alguien?
  3. ¿Es una antipatía mecánica?

Esto lo ayuda a formularse su situación ante sí mismo. Ahora intente formular las respuestas para sí mismo. Luego trate de pensar en lo que significa la
consideración exterior.
La consideración exterior significa que usted mismo se pone en la posición de otra persona y que se da cuenta de sus dificultades. Es una manera de
transformar
la vida. Ahora
conviértase
en la persona que usted cree que lo trató mal o en la persona de quien tiene celos, etc. Trate de hacerlo con sinceridad. Exige un esfuerzo consciente. Visualícese como la persona e invierta la posición, es decir, usted se convierte en la persona por quien tiene antipatía u odio o a quien critica, y ahora está contemplando a otra persona, llamada usted. Por regla general, esto lo sanará muy rápidamente, si es usted capaz de hacerlo. Pero si usted está en un mal estado de emoción negativa —como todos lo estamos a veces— nada lo ayudará salvo darse cuenta de lo que es usted realmente. Esto es doloroso. Pero no podemos cambiar sin dolor. El Trabajo es un espejo y todos en él le ayudarán a ver su propio yo en ese espejo. Pero no lo comprenderá a menos que se vea a sí mismo en los demás o a los demás en usted mismo. La
consideración exterior es
la manera más importante de tratar a las emociones negativas. Pero es preciso comprender lo que significa. Depende de la visualización. La consideración exterior toma su tiempo. Es difícil de hacer sinceramente. Siempre requiere un gran esfuerzo para llevarla a cabo. Pero actúa directamente sobre el ser. Algunos la encuentran imposible porque no se imaginan que pueden ser otra persona, en especial una persona a quien desprecian. Esto hace que el Trabajo se vuelva más difícil con el correr del tiempo.

Hablemos ahora de los esfuerzos sobre la depresión. La depresión no es la misma cosa que ser negativo. Hay una cosa interesante en la depresión que merece ser observada, a saber, que afecta todos los centros, hasta el centro instintivo. La depresión no se debe sólo a la pérdida de la esperanza y la creencia en el futuro, aunque ésta es la causa más común. Surge simplemente al no esforzarse de modo que los centros están anegados en agua, por así decirlo, y por otra parte el estado mismo, sea cual fuere su causa, es uno en el cual se agrió la energía de los centros. Suele surgir simplemente a causa de la imagen que uno se forja de sí mismo, como cuando uno se imagina, digamos, que siempre tiene éxito, y descubre que no tiene éxito alguno. Pero cualquiera que sea la causa, es preciso reconocer el estado de depresión y realizar toda clase de esfuerzos para vencerlo. Digo
esfuerzos,
porque los esfuerzos sólo cambiarán el estado, hasta el esfuerzo de hacer las pequeñas cosas comunes y necesarias. Pero es el esfuerzo consciente de recordarse a sí mismo el que lo sacará instantáneamente de su depresión. La razón estriba en que lo introduce en los "Yoes" del Trabajo —es decir, en los "Yoes" que sienten las influencias del Trabajo— y fuera de los "Yoes" de la vida en los cuales se centra la depresión. Y aquí agregaremos que debe luchar para mantener el Trabajo en usted. Es preciso que luche en su mente por el Trabajo, para mantenerlo vivo, de otro modo empieza a enfriarse.

Ahora ocupémonos de la cuestión del esfuerzo consciente sobre la
mecanicidad.
Esta es una cuestión muy importante. Empieza con la
charla,
exterior e interior. La charla es la cosa más mecánica en una persona. Recuerde que no sólo significa charlar
en este momento,
sino charlar después. Es menester darse cuenta que es siempre fácil descubrir cuando una persona habla mal. Y hablar no es meramente decir cosas, sino escribirlas o mostrarlas de algún modo por la entonación, por los gestos, por las insinuaciones, y así sucesivamente. Insinuar es un mal ejemplo de la charla equivocada. Intente reflexionar sobre lo que ha dicho durante el día y luego piense en las reglas. Las personas a menudo se infectan unas a otras por hablar mal, son peligrosas las unas para con las otras. Y recuerde aquí que lo que digo a alguien a solas no debe ser difundido. Esta es una regla definida. Ahora ocupémonos de otro hábito mecánico que no tiene nada que ver con la charla. Primero es preciso observar si es un mal hábito, por ejemplo, si lo hace dormir. Hay buenos hábitos que son mecánicos, pero, ¿por qué tratar de cambiarlos? Es menester distinguir entre los hábitos mecánicos buenos y malos. Observe un ejemplo claro, por ejemplo, la pereza, la codicia, etc. Intente dominarlo
por un breve momento,
mientras tenga la fuerza de hacerlo. Nunca trabaje sobre sí más allá del punto en que es útil, porque entonces el esfuerzo deja de ser consciente y a su vez se vuelve mecánico. Todo se vuelve mecánico con el tiempo. Recuérdelo. Todo lo que hace conscientemente es preservado: todo lo que hace mecánicamente, puesto que
usted
no lo ha hecho, se pierde. Por eso los esfuerzos deben ser conscientes. En rigor de verdad, los esfuerzos mecánicos no existen en el Trabajo. Pertenecen a la vida. Hay una clase de esfuerzo que en el Trabajo se llama evitar el esfuerzo. Esto significa que la gente hace toda clase de esfuerzos inútiles e innecesarios y evita hacer el esfuerzo que le es exigido. Recuerda usted el clown del circo. Se afana haciendo toda clase de cosas inútiles. Este clown somos nosotros. Pero hablaremos de los esfuerzos inútiles la próxima vez.

Birdlip, 3 de enero, 1942
Comentario sobre el esfuerzo parte II

A todo lo largo de este Trabajo, en todas sus partes, es preciso hacer el
esfuerzo de recordarse.
La memoria está en los tres centros. Supongamos que un hombre llegue a un estado en el Trabajo en el cual siente la necesidad de tener un propósito, basado sobre lo que ha observado en sí mismo. Tiene un propósito y luego resuelve cumplirlo. Pero con el fin de cumplirlo, es preciso que
recuerde.
No sólo debe recordar cuál es su propósito, pero debe recordar por qué se hizo ese propósito, y qué lo condujo a querer cumplirlo. Si recuerda simplemente su propósito en la forma de palabras, a saber, que este propósito no es para hacer esto o aquello, no para reaccionar de esta manera o de aquella —porque primero nuestros propósitos habrían de ser
no hacer—
no basta. Sólo recuerda con una parte muy pequeña del Centro Intelectual. Para recordar de un modo verdadero es preciso que retroceda y recree la situación en la que se hizo su propósito, y reflexione acerca de su significado y vuelva a sentir las circunstancias en las que resolvió cumplirlo, etc. La plena memoria es una cuestión de los tres centros que trabajan simultáneamente, y un
propósito
incluye a los tres. Porque si un hombre va a trabajar en contra de algo que está en sí mismo, la cosa, sea lo que fuere, estará representada en el Centro Intelectual, y en el Centro Emocional, y en el Centro Motor, y el cumplimiento de su propósito compromete a los tres; y el recuerdo de su propósito también compromete a los tres centros.

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