Una mochila para el Universo (4 page)

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Authors: Elsa Punset

Tags: #Ensayo, Ciencia

BOOK: Una mochila para el Universo
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¿Existen trucos para recuperar esa conexión?

Sí. Ahí van algunos: de entrada, volver a escuchar a la pareja de forma que se sienta escuchada, no solo oída; ello implica parar el tiempo e interesarse de corazón por el otro. Ser generosos en lo grande y en lo pequeño, como cuando todo lo queríamos compartir con el otro. Reavivar el placer sencillo del contacto físico: caricias, miradas, abrazos… Y también derrochar a conciencia sentido del humor, porque la risa y la sonrisa son una fuente de alegría cómplice, fantástica y gratuita.

Para los más decididos, Marshall sugiere un ejercicio que puede dejar atónitas a nuestras parejas pero que al parecer resulta muy eficaz: hay que mirar al otro a los ojos, sin decir nada, durante unos minutos, todos los días. Así conseguiremos empezar a reconectar, que es la esencia imprescindible del vínculo amoroso.

¿Cuál es mi estilo amoroso?

En nuestras relaciones románticas tendemos a querer a los demás, y a esperar que ellos nos quieran, de una determinada manera, de acuerdo a nuestro estilo amoroso.

Repetimos esta forma de dar y recibir afecto aunque tengamos parejas variadas.

La teoría original de los estilos amorosos la formuló hace más de treinta años John Lee, un sociólogo canadiense que se refería a estos estilos como «los colores del amor». En esta sección nos vamos a centrar en tres de los principales estilos amorosos: el erótico, el cariñoso y el juguetón. Los psicólogos Hendricks y Hendricks desarrollaron un cuestionario breve que nos va a permitir descubrir a cada uno de nosotros cuál es nuestro estilo amoroso, así que atentos a las preguntas que siguen: suma un punto por cada respuesta y cuantos más puntos consigas en un estilo, más cerca estás de él.

  1. LOS ERÓTICOS: BELLEZA Y PASIÓN

    • ¿Tienes rasgos del estilo erótico? Contesta sí o no a cada pregunta:

      • Me sentí atraído por mi pareja minutos después de conocerla.

      • En lo que respecta a las relaciones, encuentro atractivo a cierto tipo de personas y mi pareja responde a este ideal.

      • Mi pareja y yo sentimos que hemos nacido el uno para el otro.

Los Eróticos tienen ideas firmes sobre el tipo de características físicas y psicológicas que desean en una pareja. Suelen experimentar amor a primera vista.

Ventaja: durante un tiempo las emociones de los Eróticos son apasionadas y se sienten muy vivos.

Problema: los Eróticos mantienen relaciones emocionales intensas y románticas, pero es difícil que la relación dure porque les cuesta aceptar los cambios y la pérdida de intensidad. Idealizan al otro y cuando ven sus defectos les cuesta aceptarlos.

  1. LOS CARIÑOSOS: PAZ Y LEALTAD

    • ¿Tienes rasgos del estilo cariñoso? Contesta sí o no a cada pregunta:

      • Valoro las relaciones amorosas que empiezan siendo relaciones de gran amistad.

      • No sé exactamente cómo me enamoré; sucedió a lo largo de un periodo considerable.

      • El amor no es misterioso, es una forma extrema de cariño y de amistad.

Estos amantes valoran más la confianza que el deseo. No buscan tanto la pasión y el sexo como al compañero compatible con el que puedan compartir sus intereses y aficiones. Se van involucrando poco a poco en la relación y los sentimientos crecen a lo largo del tiempo. A veces el Cariñoso va tan lento que es difícil saber qué tipo de relación mantiene. Esperan que el cariño se transforme poco a poco en compromiso y amor. Suelen tener pocas relaciones románticas a lo largo de su vida, y tienden a ser altruistas y confiados y a provenir de familias numerosas, por lo que se sienten cómodos con la idea de depender de los demás.

Ventaja: cuando quieren, los Cariñosos muestran una gran fidelidad y estabilidad. Son compañeros de fiar.

Problema: pueden caer en la rutina y dar una importancia muy grande a la fidelidad, que suelen asimilar a la lealtad.

  1. LOS JUGUETONES: DIVERSIÓN Y EMOCIÓN

    • ¿Tienes rasgos del estilo juguetón? Contesta sí o no a cada pregunta:

      • A mi pareja no le gustaría saber algunas de las cosas que hago.

      • Me gusta la idea de probar a salir con muchas parejas distintas.

      • En general me recupero bastante fácilmente de los fracasos amorosos.

Para los Juguetones, el amor es un juego. Estos amantes no tienen ningún ideal en mente sino que les gusta la variedad. Buscan variedad y emoción, se sienten incómodos con el compromiso y pasan rápidamente de una relación corta a otra. Les gusta la emoción de la caza.

Ventaja: los Juguetones son divertidos, es difícil aburrirse a su lado, les gusta el riesgo y se recuperan fácilmente de las rupturas.

Problema: si están en pareja, los Juguetones tienden más fácilmente a ser infieles. A veces este estilo amoroso surge del miedo a que les abandonen —por eso evitan intimar con los demás— o porque tienen dificultad para percibir los sentimientos de los demás.

¿Es mejor ser de un estilo o de otro?

Definitivamente, no. Pertenecemos a un gran ecosistema emocional que se nutre de distintos tipos de temperamentos y estilos. Nuestro estilo amoroso depende de lo que aprendimos de pequeños y de nuestra personalidad.

Que seamos variados en la forma de amar y de ser amados probablemente contribuya a nuestra supervivencia como especie. Eso sí, se ha visto que las relaciones de pareja basadas en estilos amorosos similares tienden a durar más. La gente a menudo busca a una pareja con su mismo estilo amoroso porque es muy agradable sentir que otra persona es parecida a ti. Esa sensación transmite seguridad y refuerzo. Y ahora que conoces tu estilo afectivo, te será más fácil saber cómo afrontar tu primera cita.

Claves para seducir en la primera cita

Aunque a la gente, de forma abrumadora, le importe más el amor que el sexo, las relaciones de pareja implican gestos de seducción. Por cierto, ¿cómo se distingue entre el amor y la lujuria? Es sencillo, basta con fijarse en los detalles…

¿Cuáles son las señales de que intereso a alguien?

Si le interesas como persona, se inclinará hacia ti cuando hables, sonreirá y asentirá con la cabeza. Pero si es lujuria no hará nada de eso… Probablemente saque la lengua con cierto disimulo y se moje los labios. Vamos a verlo con más detalle.

Las fases del flirteo.

Hay cinco fases en el flirteo y todas son importantes, pero recordemos de entrada que la diferencia principal entre las personas que ligan y las que no está sobre todo en intentarlo muchas veces y aprender de los errores.

Lo importante en la primera fase es que el otro se fije en ti, porque hay mucha competencia. Así que hay que ser persistente y si hace falta hay que ser capaz de exhibirse un poco, porque en esta fase estás diciendo: «Mírame, soy especial…». Por ello, las personas que están en esta primera fase —especialmente, y por razones evolutivas, los varones— suelen gesticular, mueven los hombros, se estiran, se balancean hacia delante y hacia atrás, suben el tono de la voz, se tocan el cuerpo, exhiben alguna destreza… Y luego miran a la chica para saber si está impresionada.

Si ella no te ha dado la espalda, puedes pasar a la segunda fase. Se trata de una fase del flirteo que hemos heredado de los demás animales y que está basada en el interés y la huida: miramos, sonreímos, desviamos la mirada y volvemos a sonreír. Si ella te devuelve la mirada es una señal clara de que puedes entrar en la tercera fase del flirteo y que podéis intercambiar algunas palabras. Puedes presentarte y charlar sobre algún tema neutral, pero recuerda que tu mensaje tiene que ser: «Soy inofensivo». Sonríe un poco y si estáis a gusto pasa ya a la cuarta fase, donde cambiará vuestro lenguaje porque las palabras van a ayudaros a transmitir seducción. No todas las palabras son iguales. Por ejemplo, ¿qué palabra crees que seduce más?

miel

glucosa

suegro

sonrisa

fresa

filete

plátano

melocotón

chorrada

vaselina

teléfono

salvaje

Las palabras que seducen suenan más dulces y recuerdan cosas más sensuales y atractivas. El tono de la voz también es más dulce, más lento, y puede que se utilicen diminutivos y se arrastren las vocales, recurriendo además a apelativos cariñosos y a juegos verbales casi infantiles. Por ejemplo, ella puede decir algo así como:

«Aaanda… Dámelo, pequeñíiin…», y él replicarle: «Veeeenga, preciosa…». Si el flirteo avanza se recurrirá a palabras que os unan, como «juntos» o «nosotros», porque empezáis a querer compartir cosas… Es probable que si eres el chico quieras moverte alrededor de ella con cualquier excusa y que intentes rodearla y tocar objetos que le pertenecen, como su bolso, por ejemplo… Es un comportamiento atávico que nos viene dado.

Ella, si está interesada, entrará en la quinta fase, en la que va a responder con gestos que muestran su deseo. Fíjate si ladea el cuello a la izquierda, si levanta las cejas, sonríe, ríe, tiene la boca abierta, si sus manos muestran las muñecas hacia fuera… Ahora los sentidos cobran mucha importancia porque la parte emocional del cerebro empieza a ganar terreno a la parte racional, por ello es bastante corriente que inconscientemente os miréis la boca u otras partes del cuerpo que tienen alguna connotación sexual.

He pasado las cinco fases y he conseguido la cita. ¿Ahora qué hago?

Recuerda esto: llévala a un sitio que os dé miedo (que no sea la casa de sus padres, sino algo más emocionante, que dé miedo de verdad). Las investigaciones muestran que compartir una experiencia fuerte tiende a crear lazos románticos con otra persona. Tiene que ser una experiencia que genere adrenalina pero que termine bien, algo que podáis recordar con emoción y con la sensación de que todo lo que te pasa con la otra persona al final acaba de forma positiva. Llevarla al túnel del terror en el parque de atracciones es una idea aceptable; otra opción, para los más arriesgados, puede ser un salto en paracaídas para celebrar su cumpleaños.

¿Y el primer beso?

¿Recuerdas tu primer beso? Los expertos dicen que para la mayoría es algo inolvidable, incluso más que la primera relación sexual. Casi todos somos capaces de recordar hasta el 90 por ciento de los detalles de nuestro primer beso, da igual que ocurriese hace cincuenta años o hace unos meses.

Lo recuerdo. ¿Pero por qué besamos y por qué nos impacta tanto un beso?

Evolutivamente puede que el beso se haya desarrollado a raíz de la costumbre de los primates de alimentar a sus pequeños de boca a boca, transformándose en una estrategia para confortar a los niños hambrientos si no había comida y luego en una forma de expresar afecto. Sólo un 10 por ciento de la población mundial no se besa con los labios.

¿Qué pasa cuando un beso «funciona»?

Un beso que funciona actúa como una droga porque estimula un cóctel de hormonas y neurotransmisores. Sube lo que llaman la hormona del amor, la oxitocina, que crea vínculos a medio y largo plazo. También suele subir la dopamina, sobre todo en los primeros besos de una relación, y se fomenta el deseo, ese sentimiento de que no puedes esperar a estar con alguien cuando te enamoras. La serotonina, el neurotransmisor que tiene que ver con los sentimientos obsesivos-compulsivos —te cuesta comer, dormir…— también aumenta.

¿Y qué ocurre con un beso que fracasa?

Un beso fracasado, en cambio, te leva a un pequeño caos químico que estimula la hormona del estrés, el cortisol, y pone freno a la relación. De hecho, el psicólogo Gordon Galup, de la Universidad de Albany (Estados Unidos), calcula que más de la mitad de las personas terminan con una pareja porque el primer beso no funcionó.

Pero si el beso te va mal, no intentes vengarte haciendo como en la saga Crepúsculo y muerdas a tu amado. La mordedura humana es más peligrosa que la de una rata o un perro. Curiosamente, no pasa nada por intercambiar gérmenes en la saliva, porque aunque dos millones de bacterias y cuarenta mil microrganismos cambian de dueño después de un beso, también generamos neuropéptidos que nos ayudan a luchar contra las infecciones.

¿Para qué sirve besar, aparte de para hacerme sentir bien?

Los labios son una de las áreas más pobladas de neuronas sensoriales de todo el cuerpo. Son cien veces más sensitivos que las yemas de los dedos… Ni siquiera los genitales son tan sensitivos como los labios humanos. Cuando besas, estas neuronas, junto a las que hay en la lengua y la boca, envían mensajes potentes al cerebro, que responde con emociones intensas, sensaciones agradables y reacciones físicas. Además, cuando besas hay un intercambio muy importante de información —olfativa, táctil y postural— que ayuda al otro a acceder a muchos datos sobre ti y sobre vuestra compatibilidad, tal vez incluso genética.

¿Cómo debo besar?

Parece ser que cuanto más entusiasta es el beso, más potencial ofrece la relación; ésta es una percepción que tienen sobre todo las mujeres. Así que si alguien te importa, bésalo con ganas. En cualquier caso, científicos, sexólogos y demás estudiosos de la materia aconsejan que se debería besar únicamente cuando se tiene ganas y nunca con una actitud de hastío, rechazo o indiferencia, ya que los efectos emocionales negativos podrían ser muy perjudiciales.

Nos hemos ido por las ramas… ¡Recuerda que estoy en la primera cita! Antes de besar, ¿de qué le hablo?

Tienes razón. Has tenido detalles románticos para conseguir la cita, habéis pasado miedo juntos y ahora… ¿De qué le hablas? Ya en esta primera cita, mantén una conversación íntima con él o con ella. Si le das y le pides un poco de información personal durante esa cena mejorarás mucho la sensación de intimidad: «Cuéntame algo que siempre hayas querido hacer…» o «Háblame del día más feliz de tu vida». Lo que nos dicen las investigaciones es que eso le dará la sensación de que te importa. Os unirá y compartiréis algo especial.

¿Por qué hablar de cosas íntimas puede mejorar las relaciones entre las personas?

Tantas veces hablamos con los demás, incluso con personas que nos importan de verdad, para no decir nada… La investigadora Brené Brown, que leva años estudiando lo que distingue a las personas que viven intensamente —y por tanto también tienen emociones positivas de forma intensa y son intensamente felices— de las que no, dice que las personas intensas y auténticas dejan caer las máscaras y las protecciones y se arriesgan a mostrar quiénes son y qué les importa. El resto, y me temo que somos una mayoría, tenemos miedo y nos escondemos. No se trata de lanzarse a contar secretos íntimos en la primera cita, sino de mostrar un poco de vulnerabilidad y de transparencia. Eso resulta muy atractivo porque sólo lo hacen las personas valientes y que se aceptan a sí mismas, con todas sus imperfecciones.

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