Lo que Edward había hecho para ver enajenados sus derechos de mayorazgo podría haber extrañado a muchos, de haberlo descubierto y lo que Robert había hecho para ser el sucesor de ellos, los sorprendería incluso más. Fue, sin embargo, un arreglo justificado por sus consecuencias, si no por su causa; pues nunca hubo señal alguna en el estilo de vida de Robert ni en sus palabras que hiciera sospechar que lamentara la magnitud de su renta, ya sea por dejarle demasiado poco a su hermano o adjudicarle demasiado a él; y si se pudiera juzgar a Edward por el pronto cumplimiento de sus deberes en cada cosa, por un cada vez mayor apego a su esposa y a su hogar y por la constante alegría de su espíritu, se lo podría suponer no menos contento con su suerte que su hermano ni menos libre de desear ningún cambio en ella.
El matrimonio de Elinor sólo la separó de su familia en esa mínima medida necesaria para que la casita de Barton no quedara abandonada por completo, pues su madre y hermanas pasaban más de la mitad del tiempo con ella. Las frecuentes visitas de la señora Dashwood a Delaford estaban motivadas tanto por el placer como por la prudencia; pues su deseo de juntar a Marianne y al coronel Brandon era apenas menos acentuado, aunque algo más generoso, que el manifestado por John. Era ahora su causa preferida. Por preciada que le fuera la compañía de su hija, nada deseaba tanto como renunciar a ella en bien de su estimado amigo; y ver a Marianne instalada en la casa solariega era también el deseo de Edward y Elinor. Todos se condolían de las penas del coronel y se sentían responsables por aliviarlas; y Marianne, por consenso general, debía ser el consuelo de todas ellas.
Con tal alianza en su contra; con el íntimo conocimiento de la bondad del coronel; con el convencimiento del enorme afecto que él le profesaba, que finalmente, aunque mucho después de haberse hecho evidente para todos los demás, se abrió paso en ella, ¿qué podía hacer?
Marianne Dashwood había nacido destinada a algo extraordinario. Nació para descubrir la falsedad de sus propias opiniones y para impugnar con su proceder sus máximas favoritas. Nació para vencer un afecto surgido a la edad de diecisiete años, y sin ningún sentimiento superior a un gran aprecio y una profunda amistad, ¡voluntariamente le entregó su mano a otro! Y ese otro era un hombre que había sufrido no menos que ella con ocasión de un antiguo afecto; a quien dos años antes había considerado demasiado viejo para el matrimonio, ¡y que todavía buscaba proteger su salud con una camiseta de franela!
Pero así ocurrieron las cosas. En vez de sacrificada a una pasión irresistible, como alguna vez se había enorgullecido en imaginarse a sí misma; incluso en vez de quedarse para siempre junto a su madre con la soledad y el estudio como únicos placeres, según después lo había decidido al hacerse más tranquilo y sobrio su juicio, se encontró a los diecinueve años sometiéndose a nuevos vínculos, aceptando nuevos deberes, instalada en un nuevo hogar, esposa, ama de una casa y señora de una aldea.
El coronel Brandon era ahora tan feliz como todos quienes lo querían creían que merecía serlo; en Marianne encontraba el consuelo a todas sus aflicciones pasadas; su afecto y su compañía le reanimaban la mente y devolvieron la alegría a su espíritu; y que Marianne encontraba su propia felicidad en hacer la de él, era algo indudable para cada amigo que la veía y que a todos deleitaba. Marianne nunca pudo amar a medias; y con el tiempo le llegó a entregar todo su corazón a su esposo, como lo había hecho una vez con Willoughby.
Willoughby no pudo escuchar del matrimonio de Marianne sin sentir una punzada de dolor; y pronto su castigo estuvo completo con el voluntario perdón de la señora Smith, la cual, al declarar que debía agradecer su clemencia al matrimonio con una mujer de carácter, le dio motivos para pensar que, si hubiera procedido honorablemente con Marianne, podría haber sido al mismo tiempo feliz y rico. No debe ponerse en duda la sinceridad del arrepentimiento por su mal proceder, que le había acarreado su propio castigo; ni tampoco que durante mucho tiempo pensó en el coronel Brandon con envidia y en Marianne con nostalgia. Pero no hay que esperar que quedara por siempre desconsolado, que huyera de la sociedad o contrajera un temperamento habitualmente sombrío, o que muriera con el corazón roto… porque nada de eso ocurrió. Vivió esforzándose, y a menudo divirtiéndose. ¡No siempre su esposa estaba de mal humor ni su hogar falto de comodidades! Y en sus criaderos de perros y caballos y en todo tipo de deportes encontró un grado no despreciable de felicidad doméstica.
Por Marianne, sin embargo —a pesar de la descortesía de haber sobrevivido a su pérdida, siempre mantuvo ese decidido afecto que lo hacía interesarse en todos sus asuntos y que lo llevó a transformarla en su secreta pauta de perfección femenina; y así, muchas beldades prometedoras terminaron desdeñadas por él después de algunos días, como sin punto de comparación con la señora Brandon.
La señora Dashwood tuvo la suficiente prudencia de quedarse en la cabaña, sin intentar un traslado a Delaford; y afortunadamente para sir John y la señora Jennings, en el momento en que se vieron privados de Marianne, Margaret había llegado a una edad muy apropiada para bailar y que ya podía permitir se le supusieran enamorados.
Entre Barton y Delaford había esa permanente comunicación que surge naturalmente de un gran cariño familiar; y de los méritos y las alegrías de Elinor y Marianne, no hay que poner en último lugar el hecho de que, aunque hermanas y viviendo casi a la vista una de la otra, pudieron hacerlo sin desacuerdos entre ellas ni producir tensiones entre sus esposos.
[1]
Nabab
: gobernador de una provincia en la India musulmana.
Mohur
moneda de oro de la antigua India británica, equivalente a quince rupias de plata.
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[2]
Reina Mab
: Nombre de ser fantástico en
Romeo y Julieta
(Acto I, iv); en traducción de Pablo Neruda, «partera de las hadas… / pequeñita como piedra de ágata / que brilla en el meñique de un obispo, / tiran su coche atómicos caballos / que la pasean sobre las narices / de los que están durmiendo…» Noche a noche hace soñar a cada persona con lo que es su más profundo deseo .
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[3]
Columella
: es la protagonista de una obra de Richard Graves,
Columella, or the Distressed Anchoret
(1779), que tras una vida de ocio destina a sus hijos a diversos oficios. Un personaje histórico muy anterior, del mismo nombre, es Lucio Junio Moderato Columela (siglo I d.C.), uno de los mejores técnicos latinos con dominio sobre diversas materias, y autor de un importante tratado agrícola en verso
(De re rustica
). Los diez libros de este tratado van más allá del temario tradicional agrícola, para tratar asuntos como la avicultura, los estanques para peces y los árboles frutales.
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[4]
Member of Parliament
, Miembro del Parlamento.
[5]
Beneficio: Conjunto de derechos y emolumentos que obtiene un eclesiástico, inherentes o no a un oficio. (Diccionario de la Lengua Española, R.A.E.
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[6]
Joseph Bonomi (1739-1808), arquitecto, miembro de la Royal Academy.
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JANE AUSTEN (Steventon, Inglaterra, 16 de diciembre de 1775 —Winchester, Inglaterra, 18 de julio de 1817) fue una destacada novelista británica que vivió durante el período de la regencia. La ironía que emplea para dotar de comicidad a sus novelas hace que Jane Austen sea contada entre los "clásicos" de la novela inglesa, a la vez que su recepción va, incluso en la actualidad, más allá del interés académico, siendo leídas por un público más amplio.
Sus obras han sido llevadas al cine en diferentes ocasiones, algunas veces reproducidas de forma fiel, como el clásico Más fuerte que el orgullo de 1940 dirigido por Robert Z. Leonard y protagonizada por Greer Garson y Laurence Olivier y en otras haciendo adaptaciones a la época actual, como es el caso de Clueless, adaptación libre de Emma, o bien Sentido y sensibilidad, de 1995; Mansfield Park, de 2000, y las versiones de Bride and Prejudice (dirigida por Gurinder Chadha) en el 2004, y en el 2005 Orgullo y prejuicio (dirigida por Joe Wright), ambas basadas en la célebre Pride and Prejudice. El interés que la obra de Jane Austen sigue despertando hoy en día muestra la vigencia de su pensamiento y la influencia que ha tenido en la literatura posterior.