Rama Revelada (57 page)

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Authors: Arthur C. Clarke & Gentry Lee

Tags: #Ciencia ficción

BOOK: Rama Revelada
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El encuentro entre Richard y Katie la tomó por sorpresa. No había estado siguiendo la vida de Katie con la suficiente atención como para saber que su hija y Franz habían diseñado, con éxito, un plan para garantizar una corta visita a Richard. Como las imágenes cuadroides cubrían la porción infrarrojo del espectro, así como la visible, Nicole en verdad tenía una visión mejor de la reunión que los participantes. Quedó profundamente conmovida por la actitud de Katie, y aún más por su súbita admisión (que miró una vez y otra, en cámara superlenta, para asegurarse de que le estaba leyendo los labios en forma adecuada) de que era adicta a las drogas.

El primer paso para superar un problema
, recordó haber leído en alguna parte,
es admitir, ante alguien que se ama, que el problema existe
.

Había lágrimas en los ojos de Nicole cuando viajaba, a bordo del casi vacío transporte, de vuelta al enclave humano en Ciudad Esmeralda. Pero eran lágrimas de felicidad. A pesar de que el extraño mundo que la rodeaba se estaba deteriorando hasta caer en el caos, por una vez, al menos, se sintió optimista acerca de Katie.

Cuando Nicole se apeó del transporte al final de la calle, Patrick y los mellizos estaban afuera. Al acercarse, pudo advertir que Patrick estaba tratando de dictaminar en una de las innumerables disputas de los chicos.

—Siempre
hace trampa
—estaba diciendo Kepler—. Le dije que no iba a jugar más con él, y me pegó.

—Es mentira —replicó Galileo—, le pegué porque me hizo una mueca… Kepler es mal perdedor. Si no puede ganar, piensa que está bien renunciar al juego.

Patrick separó a los dos chicos y, como castigo, los mandó a sentarse mirando rincones opuestos de la casa. Después saludó a su madre con un beso y un abrazo.

—Tengo una gran noticia —dijo Nicole, sonriéndole—. ¡Hoy, Richard tuvo un visitante inesperado… Katie!

Naturalmente, Patrick quiso conocer todos los detalles de la visita entre su hermana y Richard. Nicole resumió con rapidez lo que había visto, y admitió que se sentía alentada por la confesión de Katie de su hábito por los estupefacientes.

—No des demasiada importancia a su actitud —advirtió Patrick—, la Katie que conocí preferiría morir antes que estar sin su precioso kokomo.

Patrick se había dado vuelta y estaba por decirles a los mellizos que podían reanudar el juego, cuando dos cohetes treparon hacia el cielo, estallando en brillantes bolas rojas de luz justo por debajo de la cúpula. Instantes después, la ciudad quedó sumida en la oscuridad.

—Vamos, muchachos —dijo en cambio—. Tenemos que entrar.

—Es la tercera vez en el día —le comentó a Nicole, mientras seguían a Kepler y Galileo al interior de la casa.

—Doctora Azul dijo que apagan las luces de la ciudad en el preciso momento en que un helicóptero cualquiera asciende hasta veinte metros, más o menos, de la parte superior de la bóveda vegetal. Bajo ninguna circunstancia las octoarañas quieren correr el riesgo de exponer la ubicación de la Ciudad Esmeralda.

—¿Crees que Archie y tío Richard alguna vez llegarán a tener la oportunidad de encontrarse con Nakamura? —preguntó Patrick.

—Lo dudo —contestó Nicole—, si él quisiera verlos, eso debería haber ocurrido antes de ahora.

Eponine y Nai saludaron a Nicole y la abrazaron. Las tres hablaron brevemente sobre el apagón. Eponine sostenía sobre la cadera al pequeño Marius, convertido en un bebé gordo y feliz que tenía el marcado hábito de babearse. Le enjugó la cara con una tela, para que Nicole pudiera besarlo.

—Ajá —oyó a Max decir detrás de ella—, la Reina del Ceño Fruncido está besando ahora al Príncipe de los Babeos.

Nicole se dio vuelta y le dio un fuerte abrazo.

—¿Qué es este asunto de Reina del Ceño Fruncido? —preguntó con tono jovial.

Max le alcanzó un vaso que contenía un líquido transparente.

—Toma, Nicole, quiero que bebas esto. No es tequila, pero es el mejor sustituto que las octoarañas pudieron elaborar a partir de mi descripción… Todos albergamos la esperanza de que quizás encuentres tu sentido del humor antes de terminar la bebida.

—Vamos, Max —dijo Eponine—, no hagas que Nicole piense que todos estamos implicados de alguna manera… Esta fue tu idea, después de todo. Lo único que Patrick, Nai y yo hicimos fue estar de acuerdo contigo en que Nicole estaba muy seria últimamente.

—Ahora, mi señora —Max le dijo a Nicole, levantando su vaso y haciéndolo tintinear contra el de ella—, quiero proponer un brindis… por todos nosotros, que carecemos por completo de control sobre nuestro futuro. Por que nos amemos y compartamos las carcajadas hasta el final, dondequiera y como fuera que pueda sobrevenir.

Nicole no había visto a Max ebrio desde antes que a ella la pusieran en prisión. Ante su insistencia, tomó un pequeño sorbo. Su garganta y esófago ardieron y los ojos se le llenaron de lágrimas, la bebida contenía mucho alcohol.

—Esta noche, antes de la cena —propuso Max, abriendo los brazos con espectacular gesto ceremonioso—, vamos a contar chistes de granja… Eso nos va a proporcionar un muy necesario alivio cómico para la tensión. Tú, Nicole des Jardins Wakefield, en tu calidad de guía nuestra en virtud del ejemplo, si no de la elección, serás la primera que hará uso del escenario.

Nicole logró esbozar una sonrisa.

—Pero no conozco chistes de granja —protestó.

Eponine se sintió aliviada al ver que Nicole no estaba ofendida por la conducta de Max.

—No importa, Nicole —intervino—, ninguno de nosotros los sabe… Max conoce suficientes chistes de granja por todos.

—Había una vez —empezó Max instantes después— un granjero de Oklahoma que tenía una esposa gorda llamada Chifla. Se la llamaba así porque, en el clímax del acto amoroso, cerraba los ojos, abocinaba la boca y emitía un largo chiflido.

Max eructó. Los mellizos lanzaron una risita entrecortada. A Nicole la preocupaba que quizá no fuera adecuado para los chicos oír el cuento de Max, pero Nai estaba sentada detrás de sus hijos, riendo con ellos.
Relájate
, se dijo Nicole,
verdaderamente te convertiste en la Reina del Ceño Fruncido
.

—Ahora bien, una noche —prosiguió Max—, este granjero y Chifla tuvieron un tremendo toletole. Para ustedes, chicos, eso quiere decir “riña”, y ella se fue a la cama temprano y colérica. El granjero se sentó solo a la mesa, bebiendo tequila. A medida que avanzaba la noche, lamentaba haber sido un tan testarudo hijo de puta y empezó a disculparse en voz alta.

—Mientras tanto, la buena de Chifla, que estaba otra vez tremendamente enojada porque su marido la había despertado, sabía que, cuando él terminara de beber, iba a entrar en el dormitorio y tratar de sellar su disculpa haciéndole el amor en forma desenfrenada. Mientras el granjero vaciaba la botella de tequila, Chifla se escabulló fuera de la casa, fue hasta el chiquero y trajo al dormitorio a la más joven y pequeña de las lechoncitas.

—Más tarde esa misma noche, cuando el borracho granjero entró tambaleándose en el dormitorio a oscuras, y cantando uno de sus himnos religiosos favoritos, Chifla observaba desde el rincón y la lechona estaba dentro de la cama. El granjero se quitó toda la ropa y saltó debajo de la sábana. Agarró a la lechona por las orejas y la besó en los labios. La lechona chilló y el granjero se echó hacia atrás.

—«Chifla, mi amor», dijo, «¿te olvidaste de cepillarte los dientes hoy?»

—Su esposa salió como un rayo del rincón y empezó a golpearlo en la cabeza con una escoba…

Todo el mundo reía. Max estaba tan divertido por su propio chiste que no se podía sentar erguido. Nicole echó un vistazo en derredor.

Max tiene razón
, pensó,
necesitamos esto. Todos hemos estado muy preocupados
.

—… Mi hermano Clyde —seguía Max— sabía más chistes de granja que cualquier otra persona que yo haya conocido. Cortejó a Winona contándoselos o, por lo menos, eso es lo que él aseguraba. Clyde solía decirme que una «mujer que se ríe ya tiene una mano en la bombacha»… Cuando salíamos a cazar patos con los muchachos, nunca llegábamos a dispararle a un solo maldito pato. Clyde empezaba a contar cuentos, y nosotros reíamos y bebíamos… Después de un rato, olvidábamos por qué nos habíamos levantado a las cinco de la mañana para ir y sentarnos en el frío…

Max dejó de hablar, y se produjo un silencio momentáneo en la habitación.

—Maldición —dijo, después de un momento—. Por un rato imaginé que estaba de vuelta en Arkansas. —Se puso de pie—. Ni siquiera sé ahora para qué lado está Arkansas desde aquí, o a cuántos miles de millones de kilómetros se encuentra… —Meneó la cabeza—. A veces, cuando estoy soñando y lo que se me aparece es verdaderamente real, creo que el sueño es la realidad. Me convenzo de que estoy de vuelta en Arkansas. Entonces, cuando despierto, me siento perdido y, durante unos segundos, creo que lo que es un sueño es esta vida que estamos llevando acá, en la Ciudad Esmeralda.

—Lo mismo me ocurre a mí —intervino Nai—. Hace dos noches soñé que estaba haciendo mi meditación matinal en el
jong pra
[9]
de mi hogar natal, en Lamfun. Cuando estaba recitando mi mantra, Patrick me despertó. Dijo que estaba hablando en sueños. Durante unos segundos, sin embargo, no supe quién era él… fue aterrador.

—Muy bien —dijo Max después de un prolongado silencio. Se volvió hacia Nicole—. Supongo que estamos listos para oír las noticias del día. ¿Qué tienes para decimos?

—Los vídeos cuadroides de hoy fueron muy peculiares —contestó una sonriente Nicole—. Durante los primeros minutos estuve segura de haber hecho ingresar la base de datos equivocada… Una imagen tras otra mostraban un cerdo, o una gallina, o un muchacho granjero de Oklahoma borracho que trataba de cortejar a una deliciosa jovencita… En la última serie de imágenes, ese granjero estaba tratando de beber tequila, comer pollo frito y hacer el amor con su novia, todo al mismo tiempo… lo que me hace recordar, ese pollo ciertamente tenía buen aspecto… ¿Hay alguien más que tenga hambre?

6

—Creo que quedaron algo tranquilizados por lo que me dijo la Optimizadora Principal —le contó Nicole a Doctora Azul—. Max, claro está, tenía sus dudas… No cree que cuidar de nosotros haya de ser una prioridad muy grande, si la situación verdaderamente se vuelve desesperada.

—Es sumamente improbable —contestó la octoaraña—; cualquier incremento ulterior en el nivel de las hostilidades se va a contestar con una represalia en gran escala… Muchas octoarañas estuvieron trabajando en nuestros planes de guerra durante casi dos meses.

—¿Entendí correctamente, entonces —preguntó Nicole—, que cada miembro individual de tu especie que haya intervenido en el diseño y la prosecución de esta guerra será exterminado cuando todo termine?

—Sí —contestó Doctora Azul—, aunque no todos van a morir de inmediato. Se les va a notificar que se los puso en la lista de exterminación… La nueva Optimizadora Principal define la fecha exacta para las exterminaciones en función de las necesidades de la colonia y del ritmo de reabastecimiento.

Nicole y su colega octoaraña estaban compartiendo el almuerzo en el hospital. Habían pasado la mañana tratando, infructuosamente, de salvar la vida de dos de los seis seres utilitarios de seis brazos, heridos por las tropas humanas mientras trabajaban en uno de los pocos campos de cereales que quedaban en el lado norte del bosque.

Durante el almuerzo, un biot ciempiés entró caminando pesadamente en el vestíbulo contiguo. Doctora Azul advirtió el gesto de perplejidad que se dibujaba en el rostro de Nicole.

—Cuando llegamos por primera vez al interior de Rama, antes que hubiéramos desarrollado todos nuestros cuadros de animales de apoyo, empleamos los biots disponibles para tareas de rutina, en calidad de animales de mantenimiento… Ahora volvemos a necesitar su ayuda.

—Pero, ¿cómo les dan instrucciones? Nosotros nunca pudimos lograr la menor comunicación con ellos.

—Su programación se hace en la memoria imborrable, en el momento en que se los fabrica… Lo que hicimos en los primeros tiempos, utilizando una especie de teclado análogo al que ustedes tenían en su madriguera, era solicitarles a los ramanos que alteraran la programación para nuestras necesidades específicas… Esa es la única razón de la presencia de los biots, para que los pasajeros a bordo de Rama los conviertan en servidores útiles.

Bueno, Richard
, pensó Nicole,
ése es, al menos, un concepto en el que erramos por completo. En verdad, no creo que la idea se nos haya ocurrido siquiera…

—… Queríamos que nuestro asentamiento aquí, en Rama, no se pudiera distinguir de una cualquiera de nuestras colonias —estaba diciendo Doctora Azul—, así que no bien dejamos de necesitar los biots, solicitamos que se los sacara de nuestros dominios en Rama.

—¿Y desde entonces no han tenido contacto directo alguno con los ramanos?

—No mucho, pero mantuvimos la facultad de comunicamos con las fábricas de alta tecnología que hay debajo de la superficie… con el objetivo primordial de poder solicitar la elaboración de algunas materias primas que no tenemos en nuestros depósitos…

Se abrió una puerta desde el corredor y entró una octoaraña. Habló rápidamente con Doctora Azul en el idioma de ellos, empleando bandas cromáticas muy estrechas. Nicole reconoció las palabras “permiso” y “esta tarde”, pero muy poco más.

Después que se fue, Doctora Azul le dijo a Nicole que tenía una sorpresa para ella.

—Hoy, una de nuestras reinas va a tener el lanzamiento de los huevos. Sus asistentes estiman que tendrá lugar en poco menos de un tert. La Optimizadora Principal aprobó mi solicitud de que tú puedas observarlo… Por lo que sé, eres la única alienígena, con la salvedad de los Precursores, claro está, que alguna vez haya tenido el privilegio de presenciar un lanzamiento de los huevos… Creo que lo vas a encontrar interesante.

Durante el viaje en transporte hasta el Dominio de la Reina, situado en una parte de la Ciudad Esmeralda que Nicole nunca había visitado antes, Doctora Azul le recordó algunos de los aspectos más insólitos de la reproducción de las octoarañas.

—En épocas normales, a cada una de las tres reinas de nuestra colonia se la fertiliza una vez cada tres a cinco años, y nada más que a una Pequeña fracción de los huevos fertilizados se le permite desarrollarse hasta alcanzar la madurez. Debido a los preparativos para la guerra, empero, hace poco la Optimizadora Principal declaró una Contingencia de Reabastecimiento. Ahora, las tres reinas nuestras están produciendo un conjunto completo de huevos. Las fertilizaron los nuevos machos guerreros, aquellas octoarañas seleccionadas para el esfuerzo bélico que hace poco pasaron por la transición sexual. Esta actividad es muy importante, pues asegura, simbólicamente al menos, que cada una de estas octoarañas mantendrá una intervención genética continua en la colonia… Recuerda, ellas saben que, no bien se las designa como guerreros, su momento de exterminación no está muy distante.

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