Empieza aquí la fase uno: Operación Estrago.
Los brazos del agente-yo forcejean para ponerse la prenda de tela negra por la cabeza, tiran de la tela hacia abajo para pasarla por los hombros y luego por la cintura hasta que la tela negra queda colgando a la altura de las rodillas y más abajo todavía. El borde de la manga pequeña cuelga sobre los codos. La palabra «Jesús» pende sobre la entrepierna. El cuello del blusón es lo bastante grande como para rodear el cuello y un hombro de este agente.
El padre-vaca jadeante dice:
—Ya la llenarás cuando crezcas. —Dice, con aliento apestoso de flúor—: Ten. —Y me da un trapo de tela fijado parcialmente a la punta de un palo de madera. Una banderita americana del tamaño de una servilleta. Blanca, roja y azul.
El agente-yo coge el palo de madera con los dedos como si fuera un tallo de hierba pestilente. Agito la bandera a rayas para alejar el tufo que rodea a la familia-huésped. Hediondez a grasa de mantequilla. Efluvio de jabón químico para el pelo. Pestilencia inmunda de dinero en metálico americano.
La mano del enorme padre-vaca se levanta, con todos los dedos extendidos como si fuera a hacer un juramento. Los labios del padre-huésped dicen:
—Somos
más
que una familia. —Y se pone gritar—: ¡Somos un
equipo
!
La madre-huésped flexiona las dos piernas al mismo tiempo para poder dar un salto y golpear la palma de su mano contra la mano abierta del padre, haciendo un estruendo de palmada al chocar. Y la madre-pollo-huésped grita:
—¡El
equipo Cedar
!
Se empieza a notar aquí el delicioso regusto de la familia-huésped, la lengua caliente del agente-yo ya nota el sabor salado de la inconsistente sangre americana. Los dientes del agente ya desgarran la carne de la decadente familia-huésped. La saliva del agente-yo le llena la boca hambrienta y lo obliga a tragar. La lengua del agente-yo relame los labios. Inunda la muela del cianuro. El crujido de los huesos de huéspedes podría ser dulce entre los dientes de este agente. El estómago gruñe. Pronto ellos gritarán chorros de sangre, sus bocas enormes como trompetas bostezarán chorros de sangre, pronto muertos. Venganza suprema.
La etiqueta interior del blusón de Jesús dice en letras de imprenta: «Fabricado en China».
La etiqueta del tallo parecido a hierba de la bandera americana dice en letras de imprenta: «Fabricado en China».
El agente-yo no dice nada en voz alta, pero sí dentro de su cabeza, citando al hebreo renegado y genio corrupto Robert Oppenheimer, padre de la bomba atómica: «Me he convertido en la Muerte, el que destruye los mundos». Al siguiente momento, dirige unos risueños ojos de agente a la familia-huésped objetivo, con la boca del agente compuesta para sonreír, especialmente extraamplia para mostrar muchos dientes blancos y afilados.
Cita: «Es para comeros mejor, queridos».
Y repito la cita dentro de la cabeza: «Me he convertido en la Muerte...».
La madre-pollo dice:
—Te vamos a convertir en un americano... —Con las llaves del automóvil tintineando, y esa barbilla que parece un pico bamboleándose sin cesar, la madre-huésped dice—: Lo haremos, o juro ante Dios Todopoderoso que moriremos en el intento.
Empieza aquí el segundo informe del agente-yo, número 67, a su llegada al centro de distribución de productos de venta al público de ciudad XXXXX. Número de punto de venta XXXXX. Fecha XXXXX. Para que conste en acta, durante el invierno americano los jóvenes asisten a niveles obligatorios de enseñanza; durante el verano, los jóvenes americanos deben atender centro comercial.
La puerta mágica y silenciosa se abre de lado y desaparece dentro de la pared para mostrar un camino hasta el interior. No completamente de cristal, también marco exterior plateado de metal aluminio extrudido, puertas se deslizan del todo para revelar en interior a anciana de pie, mujer esclava ataviada con blusón rojo, con un aparato con muelle sujeto al frente del blusón del que cuelga un letrerito bamboleante, en letras de imprenta: «Doris». La vetusta centinela posa ojo con catarata gris sobre el agente-yo, recorre con la vista a este agente del pelo hacía abajo, y luego, con voz que parece de loro viejo, dice:
—Bienvenido a Wal-Mart. —Dice—: ¿Puedo ayudarlo a encontrar algo?
La boca de este agente finge una sonrisa, su cara imposta una mirada agradable a los ojos. Este agente dice:
—Muy venerada anciana comadre... ¿dónde se vende aquí ametralladora fabricación china tipo 81-S con motor de gasolina y cerrojo giratorio que dispara seiscientos cincuenta proyectiles por minuto?
La cara de anciana momificada en su piel moribunda y el ojo con catarata se limitan a mirarme, sin parpadear.
El agente-yo dice, sonriente:
—Reverenda comadre cercana a la muerte, ¿distribuye usted municiones correctas para rifle de asalto fabricación croata APS de calibre 45 y émbolo largo?
Agente-yo sonríe, respira y espera.
La tráquea fláccida del loro vetusto y la piel colgante experimentan sacudida cuando ella traga saliva. Mancha fina de cera roja se abre en forma de boca, sonrisa de cera fundida hasta dejar simple línea recta.
—¿Rifle de asalto FA 03 fabricación Brasil? —dice este agente, gritando, tal vez no me oye, por eso gritando—. Venerable ancestro, muy respetada moribunda pronto cadáver putrefacto —grito—, ¿dónde vende aquí rifle de asalto eslovaco SA Vz.58?
La cara de loro de piel moribunda se llena de rubor de sangre, la boca de cera roja se frunce hasta formar mohín volcánico y se tensa hasta que la piel de la boca fruncida queda blanca por falta de sangre. Ojos con catarata mandan descargas eléctricas. Volcán se abre por fin, y voz de loro viejo dice bien fuerte, con erupciones de saliva voladora:
—Encontrará nuestros productos deportivos en el pasillo dieciséis, jovencito.
Podría fácilmente hacer ñic-ñac, manos de este agente se abalanzarían formando veloz Abrazo Suave de Alas de Pájaro para retorcer cuello del loro, torcer espinazo y partirlo y causarle suave muerte instantánea y compasiva. Este agente dice simplemente:
—Gracias, muy estimada señora esqueleto viviente. —Y le deseo pronta y rápida misión de paso a la próxima eternidad.
Para que conste en acta, laberinto para ardillas del centro de distribución de artículos en venta es un rompecabezas de objetos librando competición bélica, todos mejorados y todos empaquetados en colores llameantes. Arca compartimentada con muros construidos a base de objetos, todos teñidos de colores para atraer la vista. Todos objetos van impresos: Quiéreme. Mírame. Millones de objetos que hablan, que suplican. Coronan a consumidor americano con el poder de los reyes para rescatar la cosa elegida y llevarla a casa o bien abandonarla aquí a su muerte por expiración. Etiquetas parlantes se clavan en los oídos, azotan los ojos. Halagan a la mano para que los coja. Objetos moribundos. Todos aquí, con la vida útil extinguiéndose mientras reloj avanza. Objetos moribundos. Comprador moribundo. Esclava «Doris» moribunda. Tristeza desesperante.
Los pies de este agente doblan los recodos, recorren los cañones sombríos hechos de objetos, todos ellos jactando de ser los más baratos. Todos del mejor gusto. Todos objetos luchan por ser adoptados.
Al doblar el recodo siguiente, los ojos del agente-yo presencian al agente Tibor, número 23, empujando la cesta plateada con ruedas de su familia-huésped. Doblo otro recodo y presencio a la agente Magda, número 36; su madre-huésped mira de reojo mientras esconde la caja colorida del objeto dentro del blusón de dicha agente, para formalizar robo. La mirada de la agente Magda se encuentra con la mirada de este agente.
El comienzo está cerca: Operación Estrago.
Al momento siguiente, los pies de este agente doblan nuevo recodo y presencian a hermano-huésped, perro-puerco, acostado sobre el suelo encerado. Boca abajo en el suelo, con la mejilla de su cara de perro-puerco pegada al suelo y el cuerpo entero despatarrado por debajo de cabeza y cuello. De pie junto a él, otro joven, con el pelo largo amarillo claro americano colgando y tapándole las orejas. El pelo amarillo claro le cuelga cubriendo el cuello y cayendo como cortinas a los lados de la cara mientras el joven apoya un zapato en costado superior de la cara de perro-puerco. Joven amarillo-claro apoya todo su peso hasta ponerse de pie sobre la cara del hermano-huésped y le dice:
—Suelta la pasta, capullo...
La cara de perro-puerco, agarrotada debajo de zapato, aplastada contra el suelo, la nariz del hermano-huésped emite sangre y moco líquido formando charco mixto alrededor de los labios partidos. Ojos de hermano-huésped fuertemente cerrados. Labios de perro-puerco farfullan en medio del charco, sueltan sangre y jugos mientras dicen:
—Vale... vale... —Dice—: Pero deja que me levante.
Matón amarillo-claro lleva la mano hasta el bolsillo trasero del pantalón de perro-puerco. Desliza los dedos dentro y tira hasta que la tela vaquera cruje al romperse las fibras y el bolsillo queda colgando igual que un rabo de tela. Con el zapato bien plantado para mantener la cara de perro-puerco pegada al suelo, las manos de matón amarillo-claro extraen dólares de papel americanos del billetero de cuero de perro-puerco. Matón amarillo-claro se mete los papeles en el bolsillo de su pantalón y tira el billetero vacío haciéndolo volar, patapaf, de manera que rebota en la cara y chapotea en el charco de sangre del hermano-huésped. Matón de pelo claro mira a este agente, con sus ojos de matón color azul descarga eléctrica, produciendo fuego de color azul, para sostener la mirada del agente-yo. El matón va ataviado con un blusón negro que tiene el texto «Juan 3:16». Pantalón vaquero azul. Matón amarillo-claro dice:
—¿Tú que estás mirando, pigmeo? —Dice—: ¡Largo de aquí!
Los ojos del hermano-huésped se abren para mirar desde el suelo, y sus labios dicen:
—Te dije que no me
siguieras...
—Ojos zigzaguean surcados por canales rojos en la parte blanca.
El billetero de cuero está tirado abierto en el suelo, salpicado de sangre, vacío de dólares. Las rodillas del agente-yo se doblan para permitir que sus manos lo recojan.
Matón amarillo-claro dice:
—Eh, Cedar, ¿esta es tu pequeña putita de color?
Sosteniendo el billetero mojado de sangre, este agente dice:
—No soy pigmeo.
El matón amarillo-claro, pisoteando al acobardado perro-puerco, con el pelo amarillo balanceándose por encima de los ojos de fuego azul, dice:
—¿Qué eres, chinorri? ¿Negrata? ¿Moro? —Dice—: ¿Exactamente qué raza de puto espalda mojada eres?
En este mismo instante los codos del agente-yo podrían volar y clavarse veloces, pum-ba, en las esquinas blancas de sus sienes y aturdir el cerebro del matón amarillo. Desmayo. El pie de este agente podría bajar de un pisotón la cintura de los pantalones del matón hasta dejárselos arrugados en los tobillos. Al momento siguiente, el arma inflada del agente-yo violaría el ano desmayado, humillaría con su semilla el grito de dolor violado del matón amarillo-claro. Fricción puramente en seco.
El matón amarillo-claro levanta su zapato de la cabeza del hermano-huésped. Pone una cara de media sonrisa y dice:
—Muy bien, Cedar, ya puedes ir a follarte a tu putita de color. —Dice—: Gracias por la pasta.
El zapato del matón pisa el charco de sangre, y el matón amarillo-claro se aleja dejando huellas de sangre con el dibujo en zigzag de la suela del zapato, con el grabado en sangre de las líneas diagonales de tracción cada vez menos rojo y menos nítido hasta que los pies doblan un nuevo recodo de las murallas de productos y desaparecen.
Solamente queda el rastro de pisadas de sangre. Único testigo, mirando desde el pasillo terminal de productos, la mujer cadáver Doris ha estado mirando la melé con los ojos guiñados. Al momento siguiente, el cadáver se retira correteando y se esfuma.
Perro-puerco se levanta a sí mismo hasta apoyarse con dos codos en el suelo. El dibujo en zigzag se ha quedado grabado en la mejilla de la cara del hermano-huésped. Ahora tiene en la dermis dibujos de color rosa oscuro, luego rojo y luego púrpura, con el diseño de la tracción del zapato. Muchas líneas diagonales como relámpagos eléctricos, canales que transportan el agua que mana de los ojos, curvas vertiginosas en zigzag, hasta que la mano de perro-puerco se seca el agua de un manotazo.
Estirando el dedo bien recto para dirigir la mirada, este agente dice:
—Zapatilla de tenis —señalando el dibujo de sangre del suelo. Luego, el dibujo grabado en la mejilla.
Y el perro-puerco se sacude de un manotazo el agua de los ojos y dice:
—No, pigmeo idiota... —Dice—: Es una puta zapatilla de
atletismo
. —Tiene rayas rojas y blancas por la mejilla como las de una bandera americana que ondea al viento. El hermano-huésped coge una cucharada de aire con la mano y dice—: Sígueme.
Al momento siguiente, el perro-puerco hace un pequeño desfile del agente-yo hasta el área donde hay muchos millones de zapatos en venta. Zapatos en estantes de muro. Montones densos de zapatos en muchas mesas. Zapatos fabricados con cuero igual que el billetero que se queda pegado a los dedos del agente-yo por culpa de la sangre que se va espesando. Zapatos fabricados con tela igual que el rabo de bolsillo colgante del hermano-huésped.
Perro-puerco inhala gotas de sangre de nariz, emite un gorgoteo, se pone a señalar cada zapato con dedo estirado y a decir:
—Esa es una zapatilla de tenis, pequeño pigmeo. —Extiende el dedo hacia el siguiente zapato—. Esa es una zapatilla de atletismo. —Extiende el dedo hacia otro zapato, uno tras otro, diciendo—: Zapatillas de bolera... zapatillas de lucha libre... zapatillas de baloncesto... zapatillas de gimnasio... zapatillas de voleibol... zapatillas de béisbol... zapatillas de footing... de fútbol americano... de fútbol... —Pero todos los zapatos a los que señala con el dedo tienen aspecto idéntico. Son zapatos gemelos. No hay diferencia.
Al momento siguiente, los pies desfilan doblando un nuevo recodo, y perro-puerco desvela un sitio donde tienen a muchos animales bebés encarcelados. Hay una jaula plateada igual que la jaula con ruedas que empujaba el agente Tibor, número 23, pero esta es una trampa para perros bebés, donde hay reunidos muchos perros bebés. En la jaula de al lado, perros bebés de otra raza. Y en otra jaula, gatos bebés. Todo un muro a base de jaulas como ladrillos llenas de perros y gatos bebés por encima y por debajo, por todas partes bebés de animales llorando. Erguidos sobre los alambres o bien encogidos durmiendo entre virutas de madera. Luego otro muro con jaulas de bebés roedores, muchas razas de ratas o ratones. Igual que un laboratorio. Luego otro muro con jaulas de cristal llenas de serpientes y lagartos. Un hedor animal espeso en el aire, un ruido de burbujas procedente de una cuba de agua llena de peces de colores llameantes.