La cuestión es que ya me deben $120, pero no puedo escribir más en el diario porque tengo que trabajar.
Ahora me deben en total $350 porque le presté al Chato Espiñeira los $100 que me dio mi papá y los $80 que me pagaron. Ya sólo me faltan $650 para tener mis mil.
Anoche se entraron a robar a la Capilla y se llevaron unos candelabros de plata y dos floreros y una lámpara que valía diez mil pesos.
Se ha armado un boche tremendo en el colegio con esta cuestión del robo y han venido unos agentes que se paseaban por todas partes.
Me estoy aburriendo de que nadie me pague, así es que a la salida de clase, esperé a Gómez y le pedí mis $90.
Se picó y me dijo que yo era un mal amigo porque cobraba los favores. Yo le dije que no eran favores sino trabajos y él soltó la risa.
—Para que veas que ninguno piensa en pagarte —me dijo, y me vino una rabia a la cabeza que le pegué una bofetada y le salió sangre de las narices.
El Padre Carlos me vio y me arrestó. Me preguntó por qué le había pegado, pero yo no le dije más que porque tenía rabia. Entonces Gómez, cuando se le paró la sangre, me vino a decir que yo era un "gran tipo". A mí se me infló el pecho y Gómez me dijo que en cuanto pudiera me iba a pagar y que iba a obligar a que todos me pagaran.
Ahora somos tan amigos que los dos nos contamos los secretos y Gómez es más amigo mío que de nadie, y eso que es el primero de la clase y todos lo siguen y yo no tengo necesidad.
Yo estoy muy contento de ganarme la vida solo y no como Javier que pide plata para las cosas de él.
A ratos me dan ganas de no cobrarle la deuda al Chato Espiñeira que es tan pobre, pero a ratos me da lástima yo mismo que trabajo a horas extras, y se la cobro. Él me ha prometido pagarme el sábado, que es mañana.
A ratos me dan ganas de hacer un gran invento y casi me viene la idea, pero resulta que no tengo tiempo. En todo caso, debe ser estupendo para los padres de uno tener un hijo genial.
Hoy fui al pozo a ver al Chato y no había nadie. Pero, buscando rastros, me encontré con un paquete y lo desenvolví y eran mis ojotas. Y dentro había una carta para mí del Chato. La letra es pésima y las palabras todas como cortadas y decía así: "A quí le de jo lo pro me ti do y lo que le de bo se lo si go de bien do por que ya no tra ba ja re más a quí. Espiñeira", y lo peor es que adentro de la ojota estaba la llave de la Capilla. Yo fui a ponerla en su lugar, pero ahora no le hace porque le cambiaron la cerradura.
Gómez sigue siendo muy amigo mío y me ha pagado ya veinte pesos, pero ahora no quiere ayudarme a cobrarle a los demás, sino que me dice que cobre anticipado y así estoy más seguro. Ya escribo tan ligero como una máquina y, sobre todo, ahora me encanta escribir todo el tiempo la misma cosa y me cuesta mucho hacer el diario porque cada palabra es distinta.
Hoy salió Gómez al dentista con su mamá y me trajo de regalo cinco petardos. Hicimos los dos una bomba y la pusimos misteriosamente en el dormitorio debajo de la cama de Pérez que es tan amujerado y, cuando todos estaban dormidos, le prendimos la mecha y estalló. El pobre Pérez se cayó de la cama, yo creo que del susto, y llegó el Padre Carlos y nos preguntó a todos quién fue. Y nadie dijo nada, así es que quedamos todos arrestados, menos Pérez. Peor para él porque tiene que quedarse solo.
Es muy bueno tener las muelas picadas porque así uno tiene que ir al dentista con la mamá. Y para picarme las muelas, me las escarbo con un alfiler y me pongo ahí cosas picantes, como ají, por ejemplo.
En cuanto se me pique, voy donde el Padre a decirle que tengo que ir al dentista.
Ahora estamos amaestrando pulgas con Gómez. En la casucha del perro pillamos ocho pulgas y las guardamos en una cajita de fósforos, y en el patio las amaestramos una por una. Sobre todo, que mientras amaestramos una se escapan las otras y también nos pican bastante. Pero la Victoria que es la que amaestré y ya sabe hacer lo que le estamos enseñando. Le damos comidita de carne y está bien gordita.
Resulta que mis notas del mes estaban tan pésimas que perdí mi libreta en el pozo y ahora tengo que esperar otro mes para comprar una.
Estoy enfermo y me tienen en la enfermería con rubiola. Es una peste igual que las picadas de pulga, pero vino un doctor con cara de campeoncito y dijo que era esta peste. Me llama "mi amigo" y me pregunta si me gustan los soldados, pero yo no le contesto porque me gustan regular.
Me dan limonada y me prestan los álbumes de fotos que son todos iguales. El Padre rector me vino a ver y me contó un milagro. El enfermero es tan turnio que se le cruzan los ojos y es todo hecho como de goma de borrar y a cada rato uno cree que se va a borrar. Da una rabia oír jugar a los demás allá en el patio...
En el techo de la enfermería hay una arañita y una grieta que parece un río de mapa.
Me contó el enfermero que en esta misma cama se han muerto tres chiquillos: uno de peritonitis, otro de meningitis y otro de otra cosa en itis.
Gómez me mandó la Victoria en su cajita y me entretengo tanto con ella, porque a cada rato se escapa y se me pierde y cuesta encontrarla.
Dicen que mi peste es una epidemia y que va a caer todo el colegio.
Uno es bastante importante de traer una epidemia al colegio.
Dicen que hoy empieza la Semana Santa y hay que hacer sacrificios. ¡Qué más sacrificios que no poder bañarse en el mar ni ir al cine! Además, yo hago el sacrificio de reventarme con un alfiler todas las picaditas de la peste.
Aunque ya me mejoré de la rubiola, ahora hay 27 enfermos de mi clase y somos sólo tres los sanos, porque los otros cinco salieron por Semana Santa. La enfermería ahora es en el dormitorio y el dormitorio en la enfermería.
Hoy es Miércoles Santo y en la tarde me vendrán a buscar y no vuelvo hasta el martes. Iribarra dice que se va a ir a la cordillera con su traje de scout. Yo creo que es aburrida la nieve porque hace un frío caballuno. Me cargan los scouts y todo su equipo que cuesta mil pesos. Mientras ellos estén helándose en la cordillera yo con Javier vamos a subir ochenta veces en el ascensor. No hay nada más regio que el departamento nuevo en que vivimos y que tiene una terraza tremenda de alta y en cada piso hay seis familias y uno puede hacerse amigo de un chiquillo nuevo cada día. Y se pueden tirar cosas a la calle y se demoran mucho rato en caer y nadie puede saber de qué piso cayeron. Por lo demás, es Semana Santa y no debe divertirse nadie, sino que meditar.
Por fin es Sábado de Gloria y se puede hacer lo que se quiere. Ayer sucedieron tres cosas:
La señora que vive en el 7° me quiere mucho, porque dice que soy igual a un hijo de ella que se murió hace treinta años. Cada vez que me ve, me da pastillas y me convida a su casa y me habla de su hijo que era muy inteligente. El hijo en el retrato tiene cara de tonto y un cuello de mujer. Ella me mostró sus juguetes, pero sería mejor que me los hubiera dado. Ella es viuda y era su único hijo y dice que yo soy su primera alegría después de treinta años. Me gusta mucho ser la alegría de alguien, aunque sea de esta señora que tiene un poco de bigote. De todas maneras, me prometió llevarme al cine esta tarde, si me dan permiso. Y también si le dan permiso, va a ir a verme al colegio, porque dice que conmigo cree que está vivo el tal Miguelito. De todas maneras, cuando pienso que Miguelito debería tener treinta y nueve años, me dan ganas de pegarle al retrato.
Ayer fui al cine con la mamá Adela, como ella me hace llamarla, y vimos una película estupenda. Soñé toda la noche con los piratas y ahora sí que sé que ésa es mi vocación. Voy a ser pirata en los Mares del Norte. La señora ésta me prometió llevarme un buque al colegio el domingo. Tengo tantas ganas que ya sea domingo, pero no es más que lunes y mañana entramos de nuevo al internado.
En el tercer piso de este edificio hay un niñito extranjero, de cuatro años. En su casa no hay empleada y, como su papá y mamá trabajan, lo dejan solo, encerrado con llave. Pero Rudi es tan diablo que me pasa otras llaves por debajo de la puerta y yo abro y entro y jugamos a tantas cosas y comemos tantos kuchen, que lo pasamos estupendo sin hablar. Rudi se ríe todo el tiempo y abre todos los cajones y registramos todo y nos vestimos de piratas y hacemos piraterías. A la hora del almuerzo, yo lo dejo otra vez con llave y le paso la llave por debajo de la puerta y nadie sabe que he estado ahí.
Resulta que en el piso de abajo hay un hipnotizador con el pelo tan crespo como la Domitila. Y hace dormir a la gente y conseguí que me hipnotizara a mí. Yo ni me di cuenta, pero él dice que hice todo lo que él quería y que le hablé en griego.
Entonces yo hipnoticé al Rudi, pero tuve que mostrarle lo que debía hacer, porque él no sabe hipnotizarse. De todas maneras, me regaló su armónica y nos comimos un tarro entero de mermelada. Rudi quedó feliz. Es muy rico hacer feliz a otros.
En la noche había visitas a comer y se me cayó el diente suelto y tuve que tragármelo para que no lo notaran.
Ya estamos de nuevo en el colegio. Cada vez que me hacen escribir en el pizarrón, se me ponen los pelos de punta y no sé cómo se me destemplan los dientes cuando casi no tengo ninguno. También se me muerde la lengua y me carga.
Cifuentes me dijo que su hermana Rosa quería pololear conmigo, pero yo le contesté que a mí no me gustaban las mujeres, porque son muy cobardes. De todas maneras, cuando vengan las visitas el domingo, me voy a fijar si es fea o bonita. Cifuentes dice que a todos les pasa lo mismo al principio y después resulta que es lo más entretenido pololear. Yo creo que cuando Cifuentes sepa que voy a ser pirata no va a tener ganas que me case con su hermana. También me dijo Cifuentes que Cariola se reía de mí. Cifuentes es muy chismoso; pero si no fuera por los chismosos uno ni sabría lo que dicen de uno.
Por fin esta mañana me resultó el salto y no voy a parar de saltar hasta que haga un salto completamente mortal.
Javier ya no se mete conmigo, porque dice que no soy su tipo y no le gusto. Dice Cifuentes que Javier tiene una polola estupenda y que le escribe cartas. Pero yo no lo creo, porque Javier es muy hombre.
Ahora no me puedo dormir de puro hambriento, porque a la comida tocó pescado, y me revienta, así es que se lo di a Gómez. Cada vez que hay pescado, me acuerdo de mi criadero y no puedo comerlo. Y cuando uno tiene tanta hambre, no se puede dormir. ¡Qué diría mi mamá si supiera que su hijo no se puede dormir de hambre!
Voy a tratar de dormir otra vez.
Hacía mucho tiempo que no veía fantasmas, pero ahora acabo de ver uno. No puedo contarlo, porque los chiquillos sólo creen en lo que ellos ven y además los fantasmas no se le aparecen a todo el mundo sino a los que creen en ellos. Este fantasma no me dio terror: era un fantasma de confianza. Se acercó a mí y me dijo al oído: "Papelucho, tú serás famoso algún día", y se desvaneció. Entonces yo le recé tres Padrenuestros por su ánima y le pedí que volviera mañana a las doce del día, porque la noche es para dormir.
Otra vez salté bien ayer y hoy mucho mejor. Tengo verdadera vocación para campeón mundial de saltos mortales y esto es una gran cosa para un pirata.
Javier no creía que yo saltaba tan bien, pero me estuvo mirando y él trató de saltar y no le resultó. Dice que tiene un calambre en la pierna, pero yo que lo conozco, sé que es para disimular.
Hoy tengo ganas de morirme y el Hermano relojero dice que "querer es poder", así es que a lo mejor me muero.
No me resultó ningún salto esta mañana y lo peor es que cuando uno se cae ni siquiera se mata y queda tan machucado que no puede seguir saltando.
No quiero querer morirme todavía por si después me resulta ganar la copa en el concurso, pero si no me resulta, no me interesa vivir. Ayer me llamaban todos "El águila" y hoy me llaman "El sapo".
Yo no soy vanidoso, pero sé que hago las cosas bastante perfectas porque Cif me dijo que el Padre Carlos se lo dijo a Pérez.
Me saqué el primer puesto en la clase esta semana y otra vez salté estupendo. Es bueno ser perfecto y no ser vanidoso, como yo que desprecio la perfección. Regalé todas mis cosas porque las desprecio y me siento feliz regalando. Cif me pidió mi chomba y mi pelota y se las di. Después vinieron muchos a pedirme cosas y las di todas. Y no me creo perfecto pero Cif dice que los Padres lo repiten todo el día.