Authors: Ben Mezrich
—¿Y está buena?
La verdad era que Eduardo no tenía la menor idea de si Monica estaba buena o no. No la había visto nunca. Pero desde su punto de vista, ninguno de los dos tenía derecho a ser demasiado remilgado. Hasta el momento, las chicas no se habían estado peleando exactamente por ellos. Ahora que Eduardo era casi miembro del Phoenix comenzaba a tener acceso a mujeres, y estaba resuelto a que su amigo participara de todo ello. Todavía no podía meter a Mark en el Phoenix, pero sí podía presentarle a algunas chicas.
Mark se encogió de hombros, y Eduardo levantó suavemente la caja y se puso de pie. Mientras avanzaba por la fila hacia el pasillo le echó una mirada al aspecto de Mark: las habituales sandalias Adidas, los tejanos y el polar con capucha. Eduardo se alisó su propia corbata y se sacudió unas cuantas plumas de las solapas de su americana. La corbata y la americana eran casi un uniforme para él; los días que tenía reunión con la Investment Association, llevaba incluso traje.
—Acuérdate de estar ahí a las ocho —le dijo a Mark cuando salía al pasillo—. Ah, y Mark…
—¿Sí?
—Trata de ponerte algo decente, para variar.
Detrás de toda gran fortuna se esconde un gran crimen.
Si Balzac pudiera levantarse de entre los muertos para ver a Mark Zuckerberg entrar en su dormitorio de Kirkland aquella terrible noche de la última semana de octubre de 2003, tal vez hubiera corregido sus palabras; pues aquel momento histórico, origen incuestionable de una de las mayores fortunas de la historia moderna, no comenzó con un crimen sino más bien con una broma estudiantil.
Si el redivivo Balzac hubiera estado en aquel claustrofóbico y espartano dormitorio, habría visto que Mark iba directamente a su ordenador; no le cabría ninguna duda de que el chico estaba enfadado, y también podría ver que llevaba consigo una buena cantidad de cervezas Becks. Como de costumbre, es probable que llevara sus sandalias Adidas y una camiseta con capucha. Era bien sabido que odiaba cualquier clase de calzado que no fueran unas chanclas, y estaba decidido a lograr algún día una posición que le permitiera no llevar ningún otro.
Tal vez Mark tomara un largo sorbo de cerveza y saboreara su regusto amargo en la garganta, mientras sus dedos tocaban unas cuantas teclas y despertaban suavemente a su portátil.
Ya desde que iba al instituto era visible que sus pensamientos fluían con más claridad cuando lo hacían a través de sus manos. Para un observador exterior, la relación que mantenía con su ordenador parecía mucho más armónica que la que había mantenido con nadie del mundo exterior. Siempre parecía más feliz cuando miraba a través de su propio reflejo en la pantalla. Tal vez en lo más profundo tuviera algo que ver con el control; cuando estaba ante el ordenador, Mark tenía siempre el control de la situación. O tal vez fuera más que eso, tal vez tuviera que ver con una especie de simbiosis desarrollada a lo largo de años de práctica. Su forma de tocar el teclado con los dedos dejaba bien claro que aquél era su territorio. Es probable que a veces le pareciera que era su
único
territorio.
Aquella noche, algo más tarde de las ocho, estaba mirando a la brillante pantalla mientras sus dedos buscaban las teclas adecuadas para abrir un blog, obedeciendo a una idea que seguramente llevaba días dando vueltas en su cabeza. La frustración —resultado probable de la noche que acababa de vivir— parecía haber dado el empujón final que hacía falta para llevar la idea a la realidad, para convertir el gusano en mariposa. Comenzó por un título:
Harvard Face Mash/El Juicio
Tal vez se quedara unos minutos mirando las palabras, preguntándose si realmente pensaba hacerlo. Tal vez tomara otro sorbo de cerveza, y finalmente volviera a inclinarse sobre las teclas:
8:13 pm: ***** es una puta. Necesito encontrar un modo de quitármela de la cabeza. Tengo que pensar en algo para tener la cabeza ocupada. Fácil, ahora sólo necesito una idea.
Tal vez en algún rincón de su cabeza Mark supiera que no era del todo justo echarle toda la culpa a una chica que le había rechazado. ¿Qué diferencia había entre lo que había hecho esta chica y la manera como le habían tratado la mayoría de las chicas en el instituto y en la universidad? Incluso Eduardo, raro como era, tenía más suerte con las chicas que Mark Zuckerberg. Y ahora que Eduardo iba a ingresar en el Phoenix… pues bien, aquella noche Mark pensaba hacer algo sobre ese asunto. Iba a hacer algo que le devolvería el control de la situación, que les enseñaría a todos lo que era capaz de hacer.
Tal vez tomara otro sorbo de cerveza, y luego dirigiera su atención hacia el ordenador de mesa que había junto a su portátil. Tocó unas cuantas teclas más, y la pantalla del ordenador cobró vida. Rápidamente se conectó a Internet y a la intranet de la universidad. Unas cuantas teclas más y estaba a punto.
Volvió a su portátil y se puso a trabajar otra vez en el blog.
9:48 pm: Estoy un poco ebrio, no os mentiré. ¡Y qué si no son aún las diez de la noche y es un martes por la noche? ¿Qué veo? Tengo el
facebook
de Kirkland abierto en mi ordenador y algunos tienen fotos bastante terribles aquí metidas.
Tal vez Mark sonriera al observar las imágenes que tenía ahora en la pantalla del ordenador. Ciertamente reconocía a algunos de los chicos e incluso a algunas de las chicas, pero la mayoría de ellos eran perfectos desconocidos para él, por más que se cruzara con ellos en el comedor o yendo a clase. Es probable que él también fuera un perfecto desconocido para ellos; algunas de las tías por lo menos habían hecho esfuerzos positivos por ignorarle.
Casi me dan ganas de poner algunas de esas caras al lado de fotos de animales de granja y poner a votación cuál de los dos es más atractivo.
En algún punto de este proceso, Mark comenzó a intercambiar ideas con amigos que habían regresado a casa después de cenar, de clase o de tomar unas copas. La mayoría de sus contactos tenían lugar a través de e-mail. Nadie en su círculo usaba demasiado el teléfono; todo era ya vía correo electrónico. Con la excepción de Eduardo, todos estaban tan enganchados a sus ordenadores como Mark. Volvió a su blog:
En realidad no es una idea tan buena y probablemente no sea ni siquiera divertida,
pero en cambio Billy propone comparar las personas que salen en el
facebook,
y sólo ocasionalmente meter algún animal de granja. ¡Buena idea Sr. Olson! Creo que está cerca de algo.
Ciertamente, para alguien como Mark debía parecer una buena idea. El
facebook
de la residencia Kirkland —todos los
facebook
de la universidad, pues ese era el nombre con el que se conocían las bases de datos de fotografías de los alumnos— era algo totalmente casposo, un archivo compilado por la universidad en orden rigurosamente alfabético.
Las elucubraciones que debían haber tenido entretenida durante días la imaginación de Mark comenzaban a tomar forma real: una idea para una página web. Para Mark, es probable que lo más divertido fueran las matemáticas que harían falta para llevarla a cabo: la informática implicada en el asunto, el programa detrás de la idea de la página web. No se trataba sólo de escribir un programa, se trataba de crear el algoritmo correcto. El asunto tenía cierta complejidad que sus amigos no dejarían de apreciar, por más que el campus general de bombones y neandertales no llegara a entenderlo jamás.
11:09 pm: De acuerdo, empecemos. No estoy muy seguro de cómo van a encajar los animales de granja en todo el asunto (con los animales de granja nunca se sabe…), pero me gusta la idea de comparar personas. Le da un giro muy Turing al asunto, pues las valoraciones de las imágenes serán menos dudosas de lo que sería, por ejemplo, asignar un número para representar lo buena que está cada persona, como hacen en
hotornot.com.
La otra cosa que vamos a necesitar es un montón de imágenes. Por desgracia, Harvard no dispone de un
facebook
público centralizado, de modo que voy a tener que conseguir todas las imágenes de las distintas residencias. Y eso significa que no hay imágenes de alumnos de primer curso… ¡cáspita!
Tal vez a estas alturas Mark fuera consciente de que estaba a punto de cruzar una línea, aunque nunca había sido muy bueno manteniéndose dentro de las líneas. Ese era el juego de Eduardo: llevar americana y corbata, ingresar en ese Club Final, seguirle el juego a todos los niños del parque. El historial de Mark dejaba claro que no le gustaba el parque. Parecía ser de los que no querían compartir el columpio.
12:58 am: Que comience el pirateo. La primera será la lista de Kirkland. Lo tienen todo abierto y su configuración Apache permite hacer índices, o sea que sólo hace falta un poco de magia para descargar todo el
facebook
de Kirkland. Un juego de niños.
Realmente debió ser así de sencillo… para Mark. Lo más probable es que en unos minutos hubiera descargado todas las fotografías del
facebook
de Kirkland de los servidores de la universidad a su portátil. Sin duda se trataba de un robo, en cierto sentido, pues no tenía derecho legal a esas imágenes y la universidad no las había puesto ahí para que nadie se las descargara. Pero si era posible obtener esa información, ¿por qué no iba a tener derecho a obtenerla Mark? ¿Qué autoridad maligna podía decidir que no tenía permiso para acceder a algo a lo que tan fácilmente podía tener acceso?
1:03 am: La siguiente de la lista es Eliot. También lo tienen abierto, pero no se pueden hacer índices en Apache. Puedo activar una búsqueda vacía y me dará todas las imágenes de la base de datos en una sola página. Luego guardo la página y Mozilla guardará todas las imágenes por mí. Excelente. Todo avanza según lo previsto…
Ahora estaba en el paraíso del
hacker.
Colarse en el sistema informático de Harvard era realmente un juego para Mark. Era más listo que todos los que Harvard había contratado para montar el sistema, más listo que sus administradores, y ciertamente más listo que los sistemas de seguridad que Harvard había instalado. En realidad, les estaba dando una lección al mostrarles los defectos en su sistema. Estaba haciendo una buena acción, aunque es probable que ellos no lo vieran así. Pero cuidado, Mark estaba documentando todo lo que hacía en su blog. Y cuando montara la página web, iba a incluir ese blog para que todo el mundo pudiera verlo. Tal vez fuera una locura, pero sería la guinda del pastel.
1:06 am: Lowell tiene algo de seguridad. Piden una combinación usuario/contraseña para acceder al
facebook.
Voy a suponer que no tienen acceso a la base de datos principal de la facultad de artes y ciencias, de modo que no tienen forma de saber las contraseñas de los usuarios y la residencia no les irá pidiendo las claves a los alumnos, de forma que tiene que ser otra cosa. Tal vez haya una única combinación usuario/contraseña que todos sepan en Lowell. Eso parece un poco difícil de gestionar, pues el webmaster no tendría otro modo de indicarles el nombre de usuario y la contraseña a los residentes de Lowell que dárselos directamente. Y ciertamente quieres que la gente sepa las contraseñas que debe dar, de modo que tampoco debe ser eso. Luego ¿qué tienen todos los alumnos que pueda usarse como autenticación y esté a disposición del webmaster? ¿Alguien ha dicho número de estudiante?
Sospecha confirmada: es hora de que me consiga un nombre y número de estudiante de Lowell que encajen y estoy dentro. Pero hay más problemas. Las imágenes están separadas en varias páginas, y soy demasiado perezoso para abrirlas y guardarlas una por una. Parece que la respuesta correcta es escribir un guión Perl que se encargue de eso. Exactamente.
Todo eso era la esencia del pirateo: como un criptógrafo trabajando en su madriguera para romper un código nazi. A estas alturas, el ordenador de Mark estaba lleno de fotografías; pronto tendría la mitad de la base de datos de las residencias en sus manos. Todas las chicas del campus —excepto las de primer curso— bajo su control, en su portátil, pequeños bytes y bits electrónicos que representaban todas esas caras bonitas y no tan bonitas, rubias, morenas y pelirrojas, con más o menos pecho, altas y bajas, todas, todas las chicas. Iba a ser fantástico.
1:31 am: Adams no tiene ninguna seguridad,
pero limita los resultados a 20 por página. Todo lo que tengo que hacer es usar el mismo guión que acabo de usar en Lowell y listo.
Residencia por residencia, nombre por nombre. Las estaba recolectando todas.
1:42 am: Quincy no tiene ningún
facebook online
. Qué mierda. No puedo hacer nada sobre eso. 1:43 am: Dunster se las trae. No es que no haya directorio público, es que no hay directorio en absoluto. Tienes que hacer una búsqueda y si da más de 20 resultados no te muestra ninguno. Y cuando obtienes resultados no enlazan directamente con las imágenes; enlazan con un php que te redirige a ellas o algo así. Raro. Tal vez sea difícil. Luego volveré a mirármelo.
Cuando no podía colarse directamente en una página, lo más probable es que encontrara el modo de hacerlo más tarde. No había ninguna pared que no pudiera saltar. Harvard era la mejor universidad del mundo, pero no era rival para Mark Zuckerberg, para su ordenador.
1:52 am: Leverett es un poco mejor. Te siguen obligando a buscar, pero puedes hacer una búsqueda vacía y obtener enlaces a páginas con las imágenes de todos los alumnos. Resulta algo molesto que sólo te dejen ver una imagen cada vez, y no tengo intención de bajar una por una las fotos de quinientas páginas, de modo que se impone abrir el emacs y modificar ese guión Perl. Esta vez el programa irá a mirar en el directorio para saber a qué páginas debe ir a base de buscar enlaces con regexes. Luego simplemente irá a todas las páginas con las que encuentre enlace y se llevará las imágenes. Me está costando algunos intentos compilar el script… hará falta otra Beck's.
Es muy probable que Mark estuviera totalmente desvelado a estas alturas, metido por completo en lo que estaba haciendo. No le importaba qué hora era, o cuánto tiempo tuviera que quedarse levantado. Para tipos como Mark, la hora es otra arma del sistema, como el orden alfabético. Los grandes ingenieros, los
hackers,
no funcionaban con arreglo a las mismas constricciones temporales que los demás.