—¿Dinero? —repitió Bond en tono despectivo—. ¿Dinero? Entonces, ¿por qué te molestas en rescatarme de Chernov?
—Verás, es más bien una tapadera. A nadie se le ocurriría descubrir su propia tapadera, ¿no crees, Jacko? Yo jugaba, en realidad, a tres bandas: con mi gente, con vosotros los británicos y con estos tipos. Soy un agente triple, Jacko, y no supe que el secreto había sido descubierto hasta que te vi en el aeropuerto de Dublín. Pero eso ya es agua pasada.
—No te preocupes, Norm. Y no vuelvas a decirme que no te llame Norm porque ahora eres el camarada Norm.
—Quizá tengas razón. No sé cómo lo voy a pasar en aquel país. Hará un frío de mil diablos. Pero es que ahora todos me persiguen, Jacko. Tu jefe M va tras de mi con toda seguridad; por eso pienso largarme con Kolya —Murray miró a Chernov—. ¿No cree que deberíamos irnos, Kolya? Los sabuesos ya están al llegar. Me pisaban los talones cuando me fui de Dublín.
—Nos iremos en cuanto finalice este asunto —dijo Chernov, asintiendo muy serio.
Aprovechando aquella momentánea distracción, Bond pudo girar las dos piezas de la pluma en sentido contrario al de las manecillas del reloj con el índice y el pulgar de la mano derecha, colocando después el arma con la cara hacia afuera, y el pulgar en el gatillo.
—¡Norman! —gritó, modificando la posición de su cuerpo de tal forma que quedara alineado con la cabeza de Murray. A continuación, apretó rápidamente el gatillo dos veces—. Lo siento, Norman —añadió mientras los dos dardos de acero dejaban unos pequeños orificios rojos en la cabeza del hombre de la Rama Especial, precisamente por encima de sus ojos.
—¡Jacko!
La voz debió de ser un reflejo porque seguramente Murray ya estaba muerto cuando habló, inclinándose hacia adelante y soltando el arma mientras Bond aprovechaba el momento para recuperar la Luger que había sobre la mesa.
La misión ya estaba cumplida. Los que hubieran podido causar un escándalo habían muerto. Chernov sería una jugada maestra. Bastaría con efectuar una somera limpieza y facilitar una explicación plausible a la prensa.
—Bueno, pues, Kolya Chernov… —la voz de Bond no era tan firme como él hubiera deseado porque apreciaba de veras a Murray—. Tome las llaves y suelte a esta buena gente —y mirando a Ebbie, Bond añadió—: Cuando estés libre, ve al teléfono y marca el número que yo te diré, cariño. Es el del residente de mi Departamento en Hong Kong. Tendrás que cubrir al general mientras yo hablo con él. Ahora todo tiene que ser oficial.
Cuando Chernov le retiró las esposas, Ebbie se fue al teléfono. La conversación duró apenas tres minutos. Entretanto, los demás fueron liberados también. Jungla y Smolin, por propia iniciativa, encadenaron a Chernov, el cual parecía haber perdido toda su capacidad de luchar.
Bond colgó el teléfono y apoyó la mano sana sobre la mesa. Sintió una leve presión en el hombro y una mano que se deslizaba por su brazo hasta posarse sobre la suya.
—Gracias —dijo Ebbie con la voz entrecortada por la emoción—. Te estoy muy agradecida, James.
—No es nada —dijo él.
Experimentó de nuevo un intenso dolor, la cabeza le empezó a dar vueltas y se le doblaron las piernas. En un remoto rincón de su mente, se alegró de poder olvidar.
James Bond recuperó el conocimiento en una habitación privada de hospital. El residente del Servicio se encontraba junto a su lecho. Bond le conocía muy bien porque habían trabajado juntos, una vez en Suiza y otra en Berlín. Bond no tardó en advertir que tenía el brazo izquierdo escayolado.
—Tienes dos fracturas y algunos desgarros musculares.
—Pero, dejando eso aparte —dijo Bond sonriendo—, ¿le ha gustado la comedia, señora Lincoln?
Era una antigua broma que ambos solían compartir en otros tiempos.
—M te felicita y quiere que te comunique su severa reprimenda por el hecho de haber permitido que esa chica te acompañara hasta aquí.
Bond cerró los ojos; se sentía profundamente cansado.
—No es fácil detener a una chica como Ebbie. No te preocupes, no es el único error que he cometido.
—Quiere que regreses a Londres. Los médicos dicen que mañana podrás dejar el hospital, pero que deberás quedarte aquí un par de semanas. Nuestro jefe ha accedido a ello a regañadientes. Los matasanos te quieren vigilar el brazo, ¿comprendes?
—¿Y los demás? —preguntó Bond.
—Todo arreglado. Sin jaleos ni preguntas. A Chernov le han enviado a Londres, esta tarde. Por cierto, tú estuviste fuera todo el día.
—Abridle en canal —dijo Bond, haciendo una mueca reveladora de una insólita crueldad innata en él.
—De momento, negamos cualquier conocimiento sobre el asunto. Los nuestros le someterán a severas pruebas antes de que el hecho trascienda al público…, si es que alguna vez lo hace. Miss Dietrich, el joven Baisley y Maxim también se han ido. Smolin ha quedado inservible para las operaciones de campaña, pero ya le encomendarán algún trabajo en la sección del Bloque del Este del Cuartel General. Tú procura descansar, James. Ya has recogido hasta las últimas migajas de
Pastel de Crema
y ya no tienes que preocuparte por nada.
—¿Dónde está Ebbie?
—Tengo una sorpresa para ti.
El residente hizo un guiño y abandonó la habitación. Un minuto más tarde, entró Ebbie Heritage. Se lo quedó mirando, y después se acercó a la cama.
—No quise dar mi brazo a torcer —dijo sonriendo—. No quise dar mi brazo a torcer y les dije que yo te cuidaría. Cuando me dijeron que sí, me llevé una sorpresa. Nos tratan a cuerpo de rey, James. Incluso tenemos guardaespaldas hasta que tú estés en condiciones de viajar.
—Buena falta me hacen —dijo Bond mientras Ebbie apoyaba la palma de una mano sobre la frente de James.
—Qué gusto me da —Bond tenía el brazo lesionado, pero otras partes de su cuerpo funcionaban a la perfección—. Tienes la mano muy fría.
—Hay un viejo dicho chino que dice: «
La mujer con la palma fría tiene fuego bajo la falda
» —contestó Ebbie, mirándole con dulzura.
—Jamás lo había oído —dijo Bond, parpadeando.
—Ah, ¿no?
—Jamás.
—Pues, es auténtico. Lo sé porque me lo dijo una vez un anciano caballero japonés.
Decidieron alojarse en el Hotel Mandarín, donde, a pesar de la escayola, ambos disfrutaron de dos semanas muy agradables.
Al fin, tomaron un vuelo de la Cathay Pacific. Mientras la alfombra de luces de Hong Kong se perdía de vista, la simpática sobrecargo se acercó a ellos para presentarse.
—¿Míster Bond? ¿Miss Heritage? Bienvenidos a bordo —esbozaba una ancha sonrisa y tenía una risa contagiosa—. ¿Lo pasaron bien en Hong Kong?
—De maravilla —contestó Ebbie.
—Ha sido una estancia llena de sorpresas —añadió Bond.
—¿Estuvieron de vacaciones? —preguntó la sobrecargo.
—Fueron, más o menos, unas vacaciones de trabajo.
—Y ahora regresan a Londres —la sobrecargo soltó casi una risotada—. Esta ruta tiene un nombre especial en la Cathay Pacific, ¿saben ustedes?
—¿De veras? —dijo Ebbie, tomando un sorbo de champán.
—Pues, sí. A esta ruta de Hong Kong la llamamos «Arrebato Chino», ¡ja, ja!
Ebbie se rió de buena gana mientras Bond esbozaba una sonrisa burlona.
—Seguro que volveremos —dijo—. Algún día volveremos.
JOHN GARDNER, nace en 1926. Hijo de un pastor anglicano, se enrola de joven en el ejercito, participando durante la Segunda Guerra Mundial en las campañas en el Extremo Oriente. De regreso a la vida civil, en 1953 es ordenado sacerdote anglicano, a lo que renuncia por falta de fe cinco años después, trabajando de mago, crítico teatral y periodista.
Comienza su carrera de novelista en 1965 con
El liquidador
, la primera de una saga de caricaturescas aventuras protagonizadas por Boysie Oakes; un tipo cobarde, que odia la sangre y tiene miedo a volar, algo difícil de asumir cuando no sólo se tiene licencia, sino obligación de matar.
Su producción literaria va de los trillers al estilo John LeCarré hasta el pastiche, recreando el universo sherlockiano con una trilogía sobre Moriarty. Tal vez por este espíritu a medio camino entre la renovación y la sumisión a los arquetipos, es elegido para dar nueva vida a James Bond.
En 1981 publica
License Renewed
, en la que vemos a un Bond acorde con los tiempos que corren, que renuncia casi por completo al alcohol, se hace fabricar por la casa Morland cigarrillos ligth y adquiere un Saab 900 Turbo tras vender su amado Bentley, a consecuencia del constante aumento en el precio de los carburantes.
Gardner muere en 2007, dejando tras de sí catorce novelas sobre el agente británico además de dos novelizaciones.
Fuente:
wikipedia.org
y
Biblioteca del Dr. Vértigo
.
[1]
Novelas
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Fecha | / | Título |
1981 | Licence Renewed | |
1982 | For Special Services | |
1983 | Icebreaker ( Operación Rompehielos ; Grijalbo, 1984) | |
1984 | Role of Honour ( Misión de honor ; Grijalbo, 1986) | |
1986 | Nobody Lives For Ever ( Nadie vive eternamente ; Grijalbo, 1987) | |
1987 | No Deals, Mr. Bond ( Muerte en Hong Kong ; Grijalbo, 1988) | |
1988 | Scorpius ( Scorpius ; Planeta, 1989) | |
1989 | Win, Lose or Die | |
1989 | Licence to Kill ( Licencia para matar ; Planeta, 1989. Novelización de la película del mismo título) | |
1990 | Brokenclaw | |
1991 | The Man from Barbarossa | |
1992 | Death is Forever | |
1993 | Never Send Flowers | |
1994 | SeaFire | |
1995 | GoldenEye ( GoldenEye ; Planeta, 1995. Novelización de la película del mismo título) | |
1996 | COLD |
[2]
The Sea Hawk
, dirigida por Michael Curtiz, 1940.
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[3]
Véase
Moonraker
, de Ian Fleming.
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[4]
Véase
Al Servicio Secreto de Su Majestad
, de Ian Fleming.
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[5]
En realidad, el apodo de Ann Reilly es «Q´ute», juego de palabras intraducible que fusiona «Q» con el adjetivo «cute» —cuyo significado es «lindo»—. Otras formas en que podemos ver traducido «Q´ute» son «La bella Q» o «Cuca».
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[6]
«Dare» traducido como «Atreverse».
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[7]
«Heather» traducido como «Brezo».
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[8]
«Sole», «Salmon», «Crabbe» y «Pyke» traducidos como «Lenguado», «Salmón», «Cangrejo» y «Lucio», respectivamente.
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[9]
«Sharke» traducido como «Tiburón».
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[10]
«Sparrow», «When», «Jay» y «Hawk» traducidos como «Gorrión», «Reyezuelo», «Grajo» y «Halcón», respectivamente.
<<
[11]
«Larke» traducido como «Alondra».
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[12]
Referencia a George Orwell, autor británico que escribió, entre otras, obras como
Rebelión en la granja
,
1984
y
Homenaje a Cataluña
. Su célebre personaje del Big Brother alude a la dictadura comunista. (
N. de la T.
)
<<
[13]
«Wald» traducido como «Bosque».
<<
[14]
«Swift» traducido como «Rápido».
<<
[15]
1926, para ser exactos.
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