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Authors: Fabio Fusaro

Tags: #Autoayuda

Mi ex novia (13 page)

BOOK: Mi ex novia
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Si no te llama para pedírtelas las metes en una bolsa y las archivas en el fondo de un placard o baúl y listo. Y el día que te las pida se las darás.

Llamarla para que se las lleve no sólo es una demostración de interés en ella sino que es quemar la posibilidad de que el día de mañana ella use esas cosas como una excusa para contactarte.

Y si te las pide, cuidado con llevárselas a algún lado. Nada de eso. Que las vaya a buscar o que las mande a buscar por alguien. Vos no tenes por qué mover un pelo para hacerle el delivery.

Capítulo 26: Seamos amigos

«Una novia se tiene o no se tiene.»

«No quiero perderte como amigo.»

La frase de Carolina llegó a los oídos de Manuel como un puñetazo en la boca del estómago.

Hacía tres años que estaban de novios, tenían unos hermosos planes de irse a vivir juntos, pero algo no estaba saliendo de acuerdo con el libreto que unos meses antes habían comenzado a escribir.

Hacía algunas semanas que Carolina no estaba tan cariñosa como antes, y ni corta ni perezosa le dijo a Manuel que no quería seguir adelante con la relación.

«Yo te quiero, pero siento que no estoy enamorada. Creo que necesito un tiempo. Sos el hombre con el que me quiero casar, pero no siento esas cosquillas… no sos vos, soy yo… entendeme. No quiero perderte como amigo.»

En esa última frase él vio una luz al final del camino.

«Sí, claro… yo tampoco quiero perderte como amiga.»

Tras decir esto sintió que no todo estaba terminado. Estando con ella «como amigo» podría volver a enamorarla, estarían cerca y no la perdería por completo.

Desde entonces comenzaron a tener esa «cuasi amistad» en la que más o menos dos veces por semana hablaban por teléfono, y una vez por semana se veían por algún motivo.

«Se me rompió la compu, ¿me das una mano?»

«¿Me acompañas a ver unas telas?»

«¿Tomamos un café?»

Manuel salía cual jet ante cada oportunidad de ver a Carolina.

En más de una de esas ocasiones terminaban a los besos, pero ella se encargaba de poner las cosas en su lugar antes de despedirse.

«Manu, yo no sé si esto nos hace bien… yo no tengo las cosas claras… vos ya lo sabes.»

En cada uno de esos encuentros que terminaban en arrumacos él sentía que la tenía más cerca.

Ella sin duda lo quería y volverían a estar tan bien como antes, porque de lo contrario no lo llamaría a cada rato con alguna excusa y mucho menos lo besaría, pensaba Manuel.

Algo era seguro para él: «No la había perdido del todo».

Ahora yo pregunto: ¿se puede perder a una novia en parte?

La respuesta es NO.

Una novia se tiene o no se tiene. ¿Y él la tenía?

La respuesta otra vez es NO.

¿Él sentía «amistad» por ella?

Respuesta obvia: NO.

¿Ella sentía amistad por él?

Sin duda que NO.

Si ella sintiera verdaderamente amistad no terminarían de vez en cuando enrollados por ahí. Ni lo provocaría de vez en cuando dándole ilusiones y haciéndolo sufrir.

Algunas mujeres hasta se ponen algo exigentes con el tema de la amistad. Insisten demasiado en eso de «ser amigos».

Razonemos un poco: ¿vos alguna vez estuviste desesperado por conseguir la amistad de alguien?

Seguramente no.

Es que la amistad no surge como un deseo de una de las partes. La amistad se da naturalmente o no se da.

Por eso no tengas dudas de que te está mintiendo cuando dice que quiere ser tu amiga. ¿Entonces qué es lo que quiere?

Sencillo: lo que quiere es tenerte ahí a mano. Lo que quiere es sentir que te sigue teniendo a pesar de haberte dejado.

Tal vez ella hasta quiere empezar una nueva relación con otra persona pero no quiere soltar esa liana hasta no tener la otra bien asegurada.

Y lo que Manu le está diciendo al aceptar su amistad es «tranquila, Tarzán… agárrate fuerte del otro que a mí me seguís teniendo».

Ninguna mujer quiere ser «amiga» de un ex novio. Ningún hombre quiere ser «amigo» de su ex.

La amistad no es un sentimiento que se elija.

Surge o no surge.

Aceptar esa «amistad» es facilitarle a ella el alejamiento.

De esa forma nos van dejando de a poco sin sufrir ni extrañarnos. Cuando quieren nos llaman y nos tienen. Si temen que estemos dejando de pensar en ellas, con vernos y hacerse un poco las gatitas confundidas y dolidas ya nos tienen abrazándolas e intentando una reconciliación.

Y con sólo decir las palabras mágicas «no tengo las cosas claras, estoy confundida» vuelven a ponernos en nuestro lugar.

El lugar del pelotudo enamorado que finge ser el amigo para no perderla.

Si ella decidió dejarte, que sienta que no te tiene. Ésa es la única forma de que te valore y quiera volver.

Olvídate de eso de «no quiero perderla del todo».

¿Qué tenes ahora que, según vos, no la perdiste del todo? ¿Las gambas y un brazo?

Ojo: tampoco le digas «¡No! ¡Yo jamás podría ser tu amigo porque te quiero!» con cara de dolor o enojado.

Aunque eso es preferible antes que aceptar el macabro jueguito de la amistad, hay que tener en cuenta que ellas saben leer muy bien entre líneas y lo que les va a quedar grabado es «estoy muerto con vos, por lo que seguís teniéndome disponible».

¿Por qué digo «macabro jueguito»? Porque ese juego lo van a jugar mientras tengan ganas. Cuando ya no lo necesiten no van a darte más pelota. O lo que es peor aún, vas a tener que soportar «como amigo» frases como «tengo onda con un compañero de la facu… se llama Andrés… todavía no pasó nada, pero…». Y las tripas se te van a hacer un nudo. Y no vas a tener derecho a decirle nada porque aceptaste ser «el amigo». Y ésa puede ser la primera frase de otras bastante más complicadas.

La mejor respuesta a la propuesta de amistad es decirle tranquilamente «Bueno, OK», pero jamás comportarte como un amigo. Desapareces. No la llamas nunca. Si te llama ella le respondes tranquilo, frío y breve, despachándola rápidamente con una respuesta pelotuda del estilo «te llamo después porque estoy viendo el final de El rey león, chau».

Y si se pone exigente con el tema de la amistad le decís: «Mira, la verdad es que yo ya tengo mis propios amigos y no estoy buscando amigos nuevos». Siempre con una actitud distendida y tranquila.

De esa forma, cuando vea que te está alejando sentirá que te está perdiendo. Sentirá que si se suelta de la liana se va a caer desde una buena altura y va a entrar en pánico. No le des tiempo a agarrarse de la otra. Hace que se suelte y que sufra las consecuencias.

Si a partir de entonces no la ves más, eso no significa que te equivocaste al no aceptar su amistad y por eso la perdiste. Lo que significa es que te habrás ahorrado mucho tiempo de ilusiones inútiles y no te habrás prestado al desvalorizante juego que ella propuso.

No se la hagas fácil. No seas su aliado en esto.

Capítulo 27: Aikido

El aikido es un arte marcial cuya principal característica es utilizar la fuerza con la que ataca el adversario para, con un mínimo esfuerzo, crearle un daño mayor.

Si el oponente viene corriendo y tira un fuerte golpe con el puño, quien practica aikido puede moverse a un costado, tomarle el brazo y, haciendo presión en el punto justo, quebrárselo con un leve giro.

Las ex atacan. Nos abandonan, pero igual atacan.

Al tiempo de no saber de nosotros, siempre nos tiene que llegar de parte de ella algún pelotudo e-mail en cadena para salvar a alguna jirafa enferma del África, o una poesía que habla de disfrutar los pequeños momentos o un aviso de que si no reenviamos ese e-mail a todos nuestros contactos, Microsoft comenzará a cobrarnos el aire que respiramos.

Todo para que las tengamos presentes cuando veamos su nombre en nuestra bandeja de entrada.

Algunas se animan y van más lejos y lo hacen personal, pero transmitiendo una estupidez evitable, cuando no una agresión.

Las siguientes son algunas respuestas interesantes que han dado algunos buenos «practicantes de aikido» a los embates de sus ex.

E-mail de Natalia

Hola… no sé si hago mal en escribirte, pero quería contarte que me dijeron que están auditando actores para Aladín. Tal vez sea una buena oportunidad. ¿Vos todo bien? Te mando un beso. Nati.

Respuesta de su ex, Marcelo

Aladín… qué bueno… voy a ir a hacer la audición para el papel de genio. ¿Por qué no venís vos también y me frotas un poco la lámpara? Te mando un beso.

Esta respuesta descolocó a Natalia. Él jamás le habría dicho eso un mes atrás. ¿Qué pasó que había cambiado? ¿Ya no estaba interesado en ella? ¿Estaría con otra? ¿Es que no iba a agradecerle la información y de paso invitarla a tomar un café para «hablar»? Caramba… ¿y ahora?

E-mail de Verónica
(después de haberlo encontrado con amigos en un boliche):

Se te ve bien… parece que estás muy recuperado. Aunque bastante agrandado y tóxico, qué patético. Si estás con alguien, dímelo. Igual yo ya estoy en otra.

Respuesta de su ex, Marcos:

Con quién estoy no es tu asunto, y en qué estés tú tampoco es el mío. Otra cosa… agrandado y tóxico tienes tú el culo. PD: ¡Gracias por darme la oportunidad de enviarte esta respuesta! ¡No veo la hora de mostrársela a mis amigos!

Esta respuesta de Marcos dejó echando humo de la bronca a Verónica. Bien merecido lo tiene por yegua. Él no le había hecho nada. Simplemente estaba en un boliche divirtiéndose con amigos y la trató con amabilidad pero con indiferencia y la despachó a los pocos minutos. Claro, ella esperaba que él se pusiera nervioso y hasta que intentara seguir convenciéndola de regresar a su lado. Muchas veces, ver que el novio que abandonaron anda por ahí muerto de risa y prescindiendo de ellas es algo que no pueden soportar. Tampoco tenía que estar Verónica feliz en su casa sintiendo el placer de haberlo humillado cobardemente por e-mail de esa forma, ¿verdad?

E-mail de Marcela

Gracias por acordarte de saludarme para mi cumpleaños.

Respuesta de su ex, Lucas

Caramba… es que me olvidé la agenda con los cumpleaños de ex novias en un taxi. Aquí lo soluciono por los próximos diez años. Después vemos.

Junto con este e-mail le envió diez e-mails más. En el asunto el primero decía: «Abrir el 24/5/06»; en el siguiente decía: «Abrir el 24/5/07», y así sucesivamente hasta el año 2015. En cada uno de los e-mails podía leerse solamente «Feliz cumpleaños».

E-mail de Silvina

No entiendo por qué no podemos ser amigos. En estos años que pasé a tu lado aprendí a quererte… esto que sucedió no lo planeé. Simplemente se dio así, pero te quiero mucho y no quiero perderte como amigo…

Respuesta de su ex, Andrés

Si realmente querés ser mi «amiga», demostrámelo: vení a casa, prepárame una picada y tírame la goma mientras miro «Fútbol de primera».

Ellas empezaron. Ellas atacaron. Y ellas fueron las que resultaron quebradas en el piso mientras esos ex novios permanecían sonriendo de pie sin haberse siquiera despeinado.

Muchos de ustedes pensarán al leer estas respuestas que ninguno de estos tipos tuvo a partir de allí chance alguna de regresar con sus ex. Eso no tiene por qué ser necesariamente así.

Sucede que, como dije, las mujeres saben leer muy bien entre líneas. ¿Y qué ven entre líneas en estas respuestas?

Ven humor, desinterés, tranquilidad, superación y creatividad, cuando ellas esperaban todo lo contrario.

Por lo tanto estas respuestas las descolocan totalmente y les hacen ver que ya no tienen en su poder a la persona que abandonaron.

Y como ya vimos en otros capítulos, eso es algo muy positivo.

Por supuesto que se debe contar con la capacidad de dar este tipo de contestaciones bien elaboradas y que denoten humor, superación y desinterés. De lo contrario es mejor abstenerse de responder, lo cual no deja de ser también otra muestra de superación.

Capítulo 28: Regalos prohibidos

Nos gusta regalarles cosas. Qué lindo es cuando nos abrazan y nos dicen: «¡Gracias… cómo te quiero!».

Hoy en día está muy de moda regalarle un teléfono celular. No sólo es un lindo regalo sino que además nos permite estar en contacto con ella, enviarle mensajitos, recibir mensajitos, dar rienda suelta a nuestras expresiones de amor y hacerle saber de nuestra actividad y ubicación cuando no la tenemos al lado.

De esta manera el celular no es otra cosa que «el enemigo colgando del cinturón», pero bueno… la tecnología avanza y hay que estar actualizado.

Claro que hacerle un regalo que a ella le ocasione un gasto no es algo que tenga mucho sentido, por lo tanto muchos hombres le regalan el celular y la línea telefónica recibiendo mensualmente la factura y haciéndose cargo de los gastos correspondientes.

Hasta ahí todo bien. O digamos «relativamente bien».

El problema viene cuando la novia los deja pero se queda con el celular.

Sí… sí… leyeron bien.

Fueron muchos los casos de hombres que me consultaron por medio del foro de mi página web sobre qué hacer con este tema.

«La línea telefónica del celular de mi ex novia está a mi nombre y si bien el gasto no es mucho me sigue llegando la factura. Si le doy de baja la línea me va a reprochar que la dejé sin teléfono sin avisarle, si la llamo y le digo que cambie la titularidad de la línea va a tomarlo como un acto de resentimiento. ¿Qué hago? ¿Continúo pagándole el celular?»

A todo esto, ella usa el celular para hablar con su nuevo novio a morir y posiblemente fue una herramienta fundamental en el arranque de la nueva relación.

Dependiendo de qué tan serete haya sido la mina, la solución a este problema va desde pedirle amablemente que cambie la titularidad de la línea hasta darla de baja directamente sin ningún tipo de contemplaciones.

Claro que todo esto podría haberse evitado si en lugar de regalarle un celular le hubiéramos regalado una remera… o nada.

Si le regalas un celular a una próxima novia, regálale sólo el aparato. La línea que se la pague ella. Y si no la puede pagar que no tenga teléfono.

De esa forma si la relación se termina no vas a estar en ese brete molesto, ni vas a sentirte un imbécil total imaginando la cantidad de mensajes y charlas a tu cargo que habrá tenido con su nuevo noviecito.

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