Los demonios del Eden (12 page)

Read Los demonios del Eden Online

Authors: Lydia Cacho

BOOK: Los demonios del Eden
12.6Mb size Format: txt, pdf, ePub

Mientras la procuradora de Justicia Celia Pérez Gordillo insistía en negar a los medios y a las agrupaciones civiles de defensa de los derechos humanos que la PGR estaba involucrada en esta investigación por la incapacidad de la PGJE para detener a Succar Kuri y que se le investigaba por nexos con el crimen organizado, llegó a nuestras manos un documento oficial que dice lo siguiente:

Con fecha 04 de noviembre el acta circunstanciada número 612/203-TV es elevada a averiguación previa número 447/2003-1V la cual se instruye en contra de Jean Touma Succar Kuri alias Johny por el delito de pornografía infantil y lo que resulte, procediéndose inmediatamente a solicitar a la subprocuraduría de la Zona Norte del Estado de Quintana Roo, copias certificadas de la averiguación previa CANIOIO/7151-l0.2003 la cual se instruyó en esta subprocuraduría por el delito de violación y corrupción de menores. Solicitándose a las líneas aéreas locales un informe sobre sus listas de pasajeros de los días 29 y 30 de octubre, con la finalidad de determinar a través de cuál aerolínea Jean Succar abandonó la ciudad el día en que fue librada la orden de aprehensión por parte del licenciado Víctor Manuel Echeverría Tun, Juez Tercero Penal de Primera Instancia en esta ciudad, por delito de violación equiparada y corrupción de menores.

Las investigaciones de la PGR y la AFI confieren mayor certidumbre a las declaraciones de Emma, quien en un principio confió ciegamente en las autoridades que le prometieron que, si obedecía sus órdenes, se haría justicia de manera expedita.

Lo cierto es que la actuación de Leidy Campos y Miguel Ángel Pech, como representantes de la Procuraduría de Justicia, constituye, según la abogada Verónica Acacio, un caso emblemático de la violación reiterada, sistemática e impune a los derechos humanos de las víctimas de delitos sexuales por parte de las autoridades de administración de justicia en México.

Lo que en un inicio parecía ineficacia de la policía judicial y la Procuraduría se fue develando como un mapa de corrupción y encubrimiento que revictimizaba, sin tregua, a la joven mujer que denunció al pederasta, así como al resto de los menores.

El agente de la AFI lo analiza:

—Revisando simplemente la primera declaración de la ciudadana Emma, cualquier ministerio público —con conocimiento— intuye delitos federales como la pornografía infantil y la explotación sexual. Conociendo las virtudes que la abogada del estado les concede al subprocurador Pech Cen y a la licenciada Campos Vera, me parece de una torpeza sospechosa que esperasen tanto para solicitar, primero, el apoyo de la PGR y segundo, la detención precautoria del sujeto. Sumado a ello vemos que la licenciada Campos urgió a Emma a traer a tres menores, dos niñas y un niño. Con esas declaraciones, en noventa y cinco por ciento de los casos, en todo el país — aunque no nos guste admitirlo — se detiene al sujeto, para evitar que se dé a la fuga. Además, el subprocurador Pech declaró a los medios que, por tratarse de un delito grave, el amparo no le serviría de nada a Jean Succar y luego mencionó que, dados los indicios del delito de pornografía infantil, enviarían el expediente del caso a la Procuraduría General de la República y a la INTERPOL México. Entonces, ¿por qué no lo detuvieron? En este país no siempre esperamos a que haya orden de aprehensión, menos en los casos en que el acusado de delitos que se persiguen de oficio tiene recursos para huir... no, la verdad, no.

“Sin embargo, no conformes con esa ineficacia, además ¡estuvieron presentes en la grabación! ¡El sujeto confiesa y lo dejan ir! —añade el agente, azorado—. Después, según declaraciones de la misma Emma, le piden que cite a Succar Kuri al día siguiente de la grabación ¡y otra vez lo dejan ir!

Sinceramente y por mi experiencia, estos hechos nos inducen a sospechar que los propios Campos y Pech, si no por su cuenta, al menos en complicidad con el comandante de la Policía Judicial, intentaban medir al sujeto para sacarle dinero. Más tarde, la licenciada Campos le pide a Emma que llame, por tercera vez, al sujeto confeso, que lo cite en sus propias villas de Solymar y con ella acuden la subdirectora Campos Vera, Francisco Argüelles Mandujano, alias ‘El Rayo’ ,comandante de la policía, y otros dos automóviles con refuerzos. Según las investigaciones, eso ocurrió el mismo día en que, unas horas más tarde, el presunto se dio a la fuga en aerolínea comercial, a unas horas de que saliera la orden de aprehensión. Las sospechas de corrupción, aunque den vergüenza, no son gratuitas.”

El agente especial de la Agencia Federal de Investigaciones continúa su análisis y manifiesta que, según su experiencia, será muy difícil lograr la extradición del pederasta ahora detenido en Estados Unidos. Las autoridades estadounidenses confían muy poco en la justicia mexicana y

Succar cuenta con amigos poderosos en todas partes.

—Los nombres involucrados tienen mucho peso. El crimen organizado en México está bien impregnado en el poder político; la verdad es que no podría ser de otra manera. Yo creo que si lo protegen, nuestro trabajo habrá sido en vano. Una de dos: o lo matan en la cárcel de Albuquerque —donde nos aseguran que ya fue ultrajado sexualmente por los mismos presos — o por allí se pierden documentos para que no proceda la extradición y luego en un añito, cuando se enfríe la cosa, los gringos digan: “No podemos procesar a éste aquí”, y, como decimos, “Se pierda el nombre y el hombre” entre el archivo muerto. Todo depende de cuánto les interese a los políticos salvarlo o juzgarlo.

18. Las voces acalladas

En México, a las mujeres que denuncian les queda claro que el ministerio público no les cree, que no es su defensor y que está a favor del agresor. Estas actitudes producen un ciclo de revictimización de la denunciante y siente mucho temor porque percibe que no se valora la injusticia que se cometió en su contra. El Estado promueve la denuncia del delito y luego maltrata a la víctima.

ALICIA LEAL PUERTA

Mary tiene doce años de edad y desde los ocho fue víctima de abuso sexual por parte de Jean Succar, el Tío Johny. El periodista David Sosa la entrevistó a finales del mes de noviembre y descubrió que, en efecto —tal como aseguró María Rubio de Hendricks — ,durante el trienio de la alcaldesa priísta Magaly Achach de Ayuso se había denunciado ya al pederasta y las denuncias se “perdieron” camino a la Procuraduría de Justicia.

—¡Ya! Ni que fuera para tanto. No hicimos nada que tú no quisieras. ¡Ya!, deja de lloriquear y toma un juguete de los que hay en el otro cuarto. Toma el que tú quieras. ¡Mejor toma dos y ven para que sigamos jugando! —así le decía Jean Succar Kuri a una niña de ocho años de edad que, encogida en posición fetal, lloraba después de comprobar que el pederasta no la había invitado a su departamento sólo a nadar en la alberca y a jugar con muchos juguetes.

Ahora, de doce años de edad, de figura menuda, cabello negro alborotado y tez morena, Mary nana los dos años que pasó “al servicio” de Succar Kuri y de “sus compadres”, según menciona.

Dice que conoció a Succar en la fiesta de la Virgen del Carmen que organiza cada año el Frente Único de Colonos (FUC). Ahí fue “presentada” al empresario.

Después del violento abuso, asistiría a fiestas “donde había gente toda muy arreglada y que reían mucho”.

—Kuri —narra— les decía: “Ella es mi muñeca, es una buena niña a la que le gusta jugar; eso sí, hay que darle sus regalos porque si no, llora mucho”.

—¿Recuerdas cómo se llamaban los señores que estaban ahí? — se le pregunta y empieza a soltar una historia que ya se conocía, que fue denunciada durante el trienio pasado en la Contraloría Municipal e involucró al ex director del DIF, Luis López Pallares, y que acabó archivada.

—No, no recuerdo muy bien, creo que uno se llamaba “Chel”; había uno al que le decían “El Chango” o “El Mono”. No me acuerdo muy bien, creo que otro era “Fernando” y uno, con el que jugué ese día, me dijo que se llamaba “Pallares”; me acuerdo porque me regaló dinero.

¿Fuiste a muchas fiestas con Kuri?

—No. Otras veces no iba él, sólo sus compadres y mi mamá, a quien también le regalaban cosas y dinero por cuidarnos y atender a los compadres de Kuri mientras jugábamos nosotros.

—¿Eras la única niña? ¿No había otras niñas o niños?

—¡Sí, claro! ¡Éramos varios! Había veces en que Kuri nos juntaba para que todos jugáramos con él y con sus compadres.

—¿Las niñas y los niños, jugaban con Kuri y sus compadres al mismo tiempo?

—Sí.

—¿Y no había señoras?

—Sí. Varias veces estuvo la esposa de Kuri; tomaba fotos y decía que estaba haciendo una película.

—¿Tú viste la película o las fotos?

—No, nunca me las mostraron.

—¿Había más mujeres grandes?

—Sí. Había fiestas a las que sólo iban mujeres y nosotros.

—¿Recuerdas algunos nombres?

—No. No sé.

—¿No te acuerdas o no quieres decirlos?

—Mi mamá me ha dicho que nunca diga quiénes estuvieron en esas fiestas, porque podemos tener muchos problemas.

—Pero ya me dijiste los nombres de los compadres de Kuri, ¿por qué no me dices los nombres de sus comadres?

Muy pensativa, Mary retuerce los dedos de sus manos, estira y encoge rápidamente las piernas y, con disimulo, ve de reojo a su mamá, en espera de aprobación, la cual no llega.

—¿Yo?

—Creo que te decidiste a hablar porque quieres arreglar lo que pasó; es necesario que, para tu tranquilidad, digas todo lo que tienes guardado y que tanto daño te está causando. Creo que lo mejor es que hables abiertamente.

—Iban una señora de nombre Marycarmen, otra Flor, Magaly, Norma y... No me acuerdo quién más. No. No me acuerdo quién más.

- ¿A esas señoras, las conocías antes? ¿Sabes sus apellidos? ¿A qué se dedican?

—¡NO! No sé nada de eso. Ya no quiero seguir hablando. No quiero decir nada más.

Mientras Toña — su madre — le dedica una severa mirada de censura y frunce el ceño, Mary se levanta de su asiento y se retira de la habitación en donde durante más de tres horas hemos intentado convencerla de relatarnos su historia. Ésta no ha sido expuesta ante los tribunales o autoridad alguna, debido a la negativa irracional de su madre o, tal vez, a su acertada decisión ante la magnitud de los nombres y personalidades que cada día llenan el tintero y exponen una triste realidad. Quienes deben combatir los abusos y la prostitución infantil son quienes más la fomentan.

Sigue bajo investigación la supuesta participación de “El Chel” Ayuso, esposo de la lideresa política y ex alcaldesa Magaly Achach. Varias niñas mencionan mucho el nombre de “El Primer Caballero”, como le llamaban socarronamente en la prensa, ya que la alcaldesa lo nombró presidente honorario del NF municipal, emulando los nombramientos de las primeras damas de los gobernantes entumo. De igual manera está bajo investigación Luis López Pallares, director del DIF’ municipal durante la administración de Achach.

Como ya mencionamos, cuando explotó la bomba y salieron a relucir más nombres de políticos e influyentes en el caso Succar, la ex presidenta del DIF estatal, María Rubio Eulogio, esposa del gobernador Joaquín Hendricks, denunció que más de dos años atrás ella notificó a la entonces alcaldesa de Cancún, Magaly Achach, varios casos de abuso y explotación sexual de menores que quedaron al descubierto con las denuncias penales de las menores víctimas del empresario Jean Succar Kuri.

Rubio Eulogio indicó que cuando estuvo al frente del DIF estatal reunió la información necesaria acerca del caso y determinó hacer del conocimiento de la entonces presidenta municipal todo lo relacionado con los abusos a los menores por parte de la red de pederastas encabezada por Succar Kuri, y conformada por empresarios cuyos nombres tiene ella, al igual que los de funcionarios y ex funcionarios estatales y federales.

De inmediato fue desmentida por la ex alcaldesa Achach; sin embargo, la primera dama arremetió ese mismo día en los medios, asegurando que Magaly no sólo tenía conocimiento de la operación de la banda de pederastas, sino que incluso sabía de las denuncias por presuntos abusos sexuales a menores presentadas contra su esposo José Ayuso Borges, alias “El Chel”, y contra el entonces director del DIF municipal, Luis López Pallares.

A pesar de quienes la contradicen, los señalamientos de María Rubio coinciden con las denuncias formuladas por las menores afectadas en el sentido de que Magaly Achach, López Pallares y José Ayuso Borges estaban enterados de la red de pornografía infantil. Las acusaciones señalan que los tres estaban relacionados con el pederasta Jean Succar Kuri y lo protegieron porque “son igual de degenerados que él”, según palabras de Rubio.

En una entrevista que concediera la primera dama más polémica que ha dado Quintana Roo, afirmó acerca de sus conversaciones con la entonces alcaldesa:

—Cuando Magaly y yo nos juntamos le dije... que convenía que ella fuera la que demandara [penalmente] porque era su municipio. Les di toda la información.., pero me tiraron de a loca.

No obstante, ante la pregunta expresa de por qué no denunció los hechos ella misma al sospechar que la alcaldesa encubría al pederasta, María Rubio se negó a aclarar sus motivaciones para no entregar, entonces, esa información a la Procuraduría de Justicia del Estado. Pero aseguró haber informado a su esposo el gobernador.

Magaly Achach niega que tuviera jamás conocimiento alguno de la existencia de una red de prostitución; defendió a López Pallares y a su esposo Ayuso Borges, mencionados en las declaraciones de algunas de las menores víctimas de explotación y violación sexual. La ex alcaldesa, ex militante del partido Convergencia y ahora de vuelta al PRI, afirmó que se trata de un asunto más político que judicial. Empero, no quiso abundar en esa aseveración.

Sin embargo, y a pesar de las indagatorias que indican lo contrario, Achach manifestó que ella metía las manos al fuego por su amigo Alejandro Góngora Vera, implicado en el caso por algunas menores, y por la subdirectora de Averiguaciones Previas de la Procuraduría General de Justicia del Estado, Leidy Campos Vera.

Rescatando las piezas perdidas:

Según los testimonios de la mayoría de las menores, las primeras veces que las niñas iban a casa de Jean Succar, las madres comenzaron a preguntar ¿por qué llegaban con un chofer? Al principio era el Tío Johny, aparentemente tío de alguna de sus compañeras de clase, quien se presentaba y luego se hacía acompañar por su esposa Gloria.

Other books

Phantom by DeLuca, Laura
La abadía de los crímenes by Antonio Gómez Rufo
La lista de los doce by Matthew Reilly
A Serial Killer in Nazi Berlin by Scott Andrew Selby
A Spy Like Me by Laura Pauling
Where There's Smoke by M. J. Fredrick
Hunter by Blaire Drake
A Missing Peace by Beth Fred