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Authors: Miyuki Miyabe

Tags: #Intriga

La Sombra Del KASHA (43 page)

BOOK: La Sombra Del KASHA
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Honma se quedó paralizado junto a Tamotsu; casi hombro con hombro. Los chicos corrían frente a ellos, involucrados en su clase de Educación Física. Honma casi podía sentir el olor de la tierra impregnándolo todo.

—Supongo que no lo he hecho tan mal, ¿eh? —dijo Tamotsu, apartándose de la valla—. Estaba pensando en hablar con el director y la Asociación de Padres para conseguir el permiso para excavar en el patio. Merece la pena. Apuesto a que Kyoko vino aquí para enterrar a Shoko. Si buscamos bien, puede que la encontremos.

La tierra que quedaba a sus pies estaba machacada, dura y seca. Honma se inclinó sobre la valla, agarrándose a la malla metálica con las yemas de los dedos.

—Vale, Kyoko Shinjo estuvo aquí —dijo, eligiendo bien sus palabras—. Pero aun así, dudo que tu Shoko esté en este lugar.

Tamotsu le miró directamente a los ojos.

—¿Por qué no? ¿Por qué si no se ha molestado usted en hacer el viaje?

—No pudo enterrarla aquí. Lo que quiero decir es que quizá pretendiera hacerlo, pero resultó imposible, hubiera sido demasiado arriesgado. Después de todo, esto es un patio. Alguien la habría visto. Mi teoría es que vino a comprobarlo y se dio cuenta que no funcionaría.

—Pero, oiga…

Honma continuó con un tono de voz bastante calmado.

—A mi parecer, Kyoko Shinjo tuvo que haber enterrado la cabeza de Shoko en el lugar más seguro que pudiera encontrar, no aquí. Es cuestión de lógica. Por supuesto, no esperaba que los restos de Nirazaki salieran a la luz. Probablemente pensó que acabarían en algún vertedero.

Tamotsu se quedó de piedra. Se oyó un silbato y los chicos de las sudaderas se alinearon desordenadamente en la línea de salida.

—Quería deshacerse de la cabeza, esconderla en algún lugar donde no pudieran descubrirla. Hecho esto, vino hasta aquí para ofrecer sepultura al recuerdo de Shoko. No pudo quedarse tranquila hasta no visitar el lugar donde Shoko deseaba ser enterrada. —Tal y como Makoto y Kazzy habían hecho en memoria de
Zoquete
.

En primavera, con los pétalos colgando sobre su pelo, Kyoko acudió hasta aquel lugar y se paseó bajo los cerezos. ¿Era su manera de implorar el perdón de Shoko? ¿Tanta importancia tenía para ella ver, aunque sólo fuera una vez, el lecho donde descansaba la infancia de Shoko?

«Su amiga había muerto».

—De acuerdo, entonces, ¿dónde está enterrada la cabeza de Shoko? ¿Qué habrá sido de ella? —preguntó Tamotsu, con tono triste.

Sólo una persona podía responder a esa pregunta.

El silbato resonó. Un estallido helado en el aire limpio y frío. Los corredores despegaron contra el viento.

—Volvamos a Tokio —dijo Honma—. Tenemos una cita pendiente.

Capítulo 29

El restaurante italiano donde Emi Kimura había accedido a verse con Kyoko Shinjo estaba técnicamente en Ginza, aunque quedaba bastante lejos del corazón del distrito comercial. Quizás por esa misma razón el local pudiera permitirse ser tan espacioso. Tenía un techo alto, un entresuelo y una zona más baja que ocupaba el centro de la sala. La cita estaba prevista para la 1:00. Eran las 12:45.

—No tiene por qué estar por aquí si no le apetece —le había dicho Honma a Emi—. La reconoceremos en cuanto la veamos.

Pero ella insistía en estar presente.

—Estoy algo asustada, lo admito, pero si cree que es ella la que asesinó a mi hermana, quiero verla con mis propios ojos.

—Actúe con naturalidad —le alentó Honma. Emi estaba sentada a una mesa cerca de la zona central. La espera hacía difícil contener la impaciencia. Se llevó la mano al pecho como si quisiera mantenerlo quieto. Apenas había tocado su capuchino.

Honma y Tamotsu se habían acomodado en una mesa en el entresuelo, cerca de la escalera, con una vista perfecta de la zona más baja. Tampoco habían tocado el café, aunque Tamotsu ya iba por el segundo vaso de agua.

—¿Voy a poder hablar con ella, verdad? —dijo Tamotsu por enésima vez.

—Sí —repuso Honma—. ¿Y qué vas a decirle? Tamotsu bajó la mirada. —No lo sé.

Funaki estaba sentado al extremo más alejado de la zona principal, con un periódico abierto frente a él. Llevaba un traje negro que resaltaba entre la brillante decoración del local. Iba por la segunda taza de café.

El restaurante tenía dos entradas. Usara cual usase ella, la divisarían en el acto. Tenían que tener cubiertas ambas por si intentaba dar marcha atrás.

Honma no había dormido mucho la noche anterior. Había permanecido despierto casi todo el tiempo ultimando detalles con Funaki. Aún no había ninguna prueba tangible. Ningún cadáver. Nada más que una mujer desaparecida y otra haciéndose pasar por ella. Posibles móviles de asesinato, pero armas y
modus operandi
desconocidos. Había pruebas circunstanciales de sobra, pero la especulación tenía sus límites.

Tal y como había dicho Funaki:

—Ningún juez va a tragarse esto. ¿Dónde está el caso? —Bueno, nunca se sabe.

—¿Sin tan siquiera una huella dactilar? ¿Cuánto jugo podríamos sacarle a los testimonios de los testigos?

—Podríamos coaccionarles un poquito: «Suéltalo ya. ¡Y sólo lo que queremos oír, eh!»

—No pareces tomártelo muy en serio. Te basta con haberla encontrado.

Los rayos del sol caían, oblicuos, sobre el suelo de madera. Ahora que estaba ahí sentado, Honma tenía que admitir que probablemente Tamotsu tuviera razón. En ningún otro caso se había sentido tan relajado. No sentía rencor. Tampoco una obsesionada determinación. De hecho, ni siquiera sabría qué decir si fuera el primero en hablar con ella. Lo único que tenía en mente eran preguntas.

«¿Pretendes seguir con el mismo plan una y otra vez? Sólo porque cometiste un error con Shoko Sekine, ¿vas a desandar lo andado e intentarlo de nuevo con Emi Kimura? ¿Y entonces qué? ¿Salir corriendo de Tokio, donde puedes tropezarte con Jun?»

¿O debería preguntar qué había hecho con la cabeza de Shoko Sekine? ¿O qué sintió cuando Jun le informó sobre la bancarrota de Shoko? Mitchie, de Imai Office Machines estaba ansiosa por verla de nuevo; el señor Imai también estaba preocupado, ¿debería decirle esas cosas? ¿Debería mencionar cómo a Jun le castañeaban los dientes la primera noche que acudió a él para explicarle la situación?

«Lo único que doy por sentado es que jamás llegarás a ser otra persona. Eres Kyoko Shinjo, y punto. Del mismo modo que Shoko Sekine no podía convertirse en otra mujer, por mucho que lo deseaba».

Aquel local blancuzco y amarillento no era el tipo de lugar al que acudían personas como Funaki, Tamotsu o él mismo. El continuo vaivén de camareras, las jóvenes parejas que ocupan sus mesas y lo decían todo con la mirada. «¿También te dará esa sensación?» Honma buscaba la cara de Kyoko en su mente. «¿Pondrás un pie en el local y tendrás el presentimiento de que algo no pinta bien? ¿Te darás la vuelta y echarás a correr de nuevo?

Casi sería más fácil para nosotros que huyeras. Así sabríamos que estábamos en lo cierto».

—Ahí está —dijo Tamotsu en voz baja. Se incorporó, con la espalda tensa.

Al otro lado de la sala, Honma vio que Funaki bajaba el periódico lentamente cuando un abrigo con capucha de color azul cielo pasaba frente a él. No cabía duda. Se trataba de ella.

Llevaba el pelo diferente. Sus pendientes destellaban bajo las ondulaciones que le caían sobre los hombros. Avanzaba a grandes zancadas con sus largas piernas, deslizándose entre las mesas, sin evitar las miradas de las camareras ni intentar pasar desapercibida.

Se detuvo y echó un vistazo a su alrededor. Incluso desde aquella distancia, Honma pudo apreciar su belleza: su delicada nariz, los labios ligeramente fruncidos, el tono rosado que le teñía las pálidas mejillas. Ni un rastro de sufrimiento, ni una sombra de soledad quedaban reflejados en su rostro. Era hermosa.

Su mirada se posó en Emi Kimura y levantó la mano para saludarla. Emi respondió, medio levantándose del asiento y devolviéndole el saludo. Ni una mirada a Honma y Funaki.

Kyoko se acercó. Bajó los escalones, rozando la mesa de al lado, con el dobladillo del abrigo. Emi sonrió.

Kyoko se quitó el abrigo y lo dejó sobre una silla vacía. Apoyó el bolso en el suelo y se sentó junto a Emi. Llevaba un jersey blanco. Un broche resplandecía en su garganta. Mientras se ponía cómoda, el broche acabó descansando sobre los pliegues del jersey.

Kyoko estaba de espaldas a Honma y Tamotsu. Llevaba anillos en ambas manos, pero no había rastro del zafiro de jun.

La camarera trajo los menús. Emi y ella los abrieron a la vez y se echaron a reír. Quizás la sonrisa de Emi pareciera algo forzada.

—Querías hablar con ella, ¿verdad? —dijo Honma.

Tamotsu se levantó, sin apartar la vista de la espalda de la joven. Avanzó hacia delante automáticamente, como arrastrado por una polea invisible. Bajó lentamente las escaleras. Los otros clientes enmudecieron, sus tenedores quedaron suspendidos en el aire. Las conversaciones se extinguieron, los vasos de vino atraparon la luz y quedaron paralizados; los ojos de todos parecían descansar en los amplios hombros de Tamotsu.

Al otro lado de la sala, Funaki empezaba a avanzar hacia la escalera. Honma se levantó y caminó cerca de su mesa. Sólo podía ver la espalda de Kyoko pero la miró fijamente mientras hablaba con Emi. Era ella, sin duda; encantadora como todos habían dicho.

Tamotsu llegó al último escalón y se dirigió a su mesa. Emi permanecía notablemente relajada, sin mirarlo ni una sola vez. Sus ojos reflejaban las estrellas de los pendientes de Kyoko, la línea de sus hombros.

«Mis preguntas no importan ya. Quiero oír tu historia. Aquello que nunca le has contado a nadie, las vidas que has llevado en cada lugar. Los meses en la sombra, el creciente peso de las deudas.

Tenemos mucho tiempo por delante, Kyoko.

Y empieza ahora, que Tamotsu ha puesto su mano sobre tu hombro».

Fin

MIYUKI MIYABE, (japonés,
宮部 みゆき
,Kōtō Tokio, 23 de diciembre de 1960) es una escritora japonesa, conocida especialmente por sus novelas policíacas, aunque ha publicado historias de ciencia ficción, históricas o juveniles. Varias de sus obras han sido adaptadas en forma de anime —
como Brave World
— y es una de las autoras de literatura popular más famosas de Japón.

Diplomada de la Escuela Superior Sumidagawa y, cuando trabajada en una oficina de abogados, comenzó a tomar clases de escritura en unos cursos organizados por la editorial Kodansha.

Su relato de 1987
Warera ga rinjin no hanzai
(
我らが隣人の犯罪
) es considerado su debut literario.

Para 2012 había publicado 46 novelas, 15 de las cuales han sido llevadas al cine.

Ha recibido prestigiosos premios y sus obras han sido traducidas a numerosos idiomas.

En España, la editorial Quaterni ha publicado la
Tetralogía de Tokio
, compuesta por
El susurro del diablo
,
Fuego Cruzado
,
La sombra de Kasha y RPG
.
Juego de rol
, todas ellas traducidas por Purificación Meseguer.

Premios

Premio Shūgorō Yamamoto 1993 por
La sombra de Kasha

Premio Naoki 1998 por
Riyū
(
理由
) (
La razón
)

Superventas en su país, según datos de 2007 llevaba más de 40 millones de ejemplares vendidos.

Notas

[1]
Yusen zaseki
. En el transporte público de Tokio, como el tren o el autobús, son los asientos reservados a embarazadas, ancianos o minusválidos.
<<

[2]
Mizu shobai
o
water trade
es el término que utilizan en Japón para referirse a la industria de prostitución.
<<

[3]
El
Koseki
o Registro Familiar es originario de Japón y es el registro más antiguo del mundo. En él queda constancia de los momentos más relevantes de la vida de una familia.
<<

[4]
O
Genji Monogatari
obra maestra de la literatura clásica japonesa del siglo XI. Fue atribuida a Murasaki Shikibu que, viuda prematura, fue introducida en la corte de Heian (era imperial de los siglos X y XI) por Fujiwara no Michinaga (966 —1028) ilustre hombre de Estado sobre cuya vida se cree que fue inspirado el Cuento del Genji. Esta obra ha sido reconocida, en ocasiones, como la más importante escrita en este milenio y calificada por el nobel Yasunari Kawabata como «el pináculo más alto de la literatura japonesa» (
N. de la T.
)
<<

[5]
Cortesana contemporáneai
y rival de Murasaki Shikibu, autora de la otra obra literaria más emblemática de la era Heian,
El libro de la almohadai
, o
Makura no Sóshi
, texto inclasificable y precursor de un nuevo género literario, el
zuihitsu
o «fluir del pincel», colección miscelánea de impresiones, anécdotas, etc. (
N. de la T.
)
<<

[6]
Tren de alta velocidad en Japón. (
N. de la T.
)
<<

[7]
Cerca de Utsunomiya se encuentra uno de los circuitos más importantes de todo Japón, el Twin Ring Motegi. (
N. de la T.
)
<<

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