La crisis financiera guia para entenderla y explicarla (2 page)

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Authors: Alberto Garzon Espinosa Juan Torres Lopez

BOOK: La crisis financiera guia para entenderla y explicarla
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Y todo esto no sería tan grave si no fuese porque detrás de ello existe la mayor de las crueldades. Algo mucho peor que explotar la fuerza de trabajo de un semejante mientras se le mantiene en la pobreza –que ha sido el principio fundamental del capitalismo histórico-, es lanzarse a la especulación con la compra masiva de productos alimenticios básicos provocando subidas espectaculares de precios y provocando que millones de personas mueran de hambre al no poder ya comprarlos.

Este es un libro de economía que incluye algo que los economistas del poder ya nunca nos recuerdan: la humanidad. La humanidad necesaria para tener en cuenta a quienes pasan hambre o quienes no tienen un trabajo para sobrevivir. Con la economía quieren hacer como con el periodismo, que con su neutralidad y asepsia mantenga la equidistancia entre nazis y víctimas del campo de concentración, o que mantenga el equilibrio informativo entre el “terrorista” palestino de Gaza que resulta que tenía cinco años y el “defensor” de Israel que bombardeaba colegios desde un F-16.

El trabajo de Juan Torres y Alberto Garzón no termina dando recetas económicas milagrosas porque solo hay dos: subvertir la inmoralidad dominante para sustituirla por la ética y la decencia, y levantar la voz para amotinarse contra los miserables que nos han llevado hasta aquí. Los autores tampoco evitan señalar a los últimos responsables: los gobiernos, los bancos centrales y los grandes organismos internacionales que con su pasividad permitieron esta situación puesto que establecieron las normas y las condiciones de juego para el saqueo y el crimen de los bancos. Esto ha sido posible porque los dueños del dinero han tomado el control de la política. Por eso Emilio Botín no rinde cuentas ante los jueces aunque su banco entregase a Hacienda información falsa sobre casi diez mil operaciones bancarias por valor de 145.000 millones de pesetas presentando como titulares a testaferros del tipo de personas fallecidas, ancianos desvalidos, parados o emigrantes que nada sabían de esas operaciones. Las leyes se hacen para los que manejan el dinero, los gobiernos ejecutan las políticas que ellos de-sean y la justicia está a su servicio y les garantiza la impunidad. Por esto en esta sociedad tiene más derechos una firma comercial que una persona y hasta resulta preferible ser una empresa que un ser humano. Llevábamos años escuchando que no había dinero para luchar contra el hambre en el mundo, para asistir a los enfermos de SIDA o para ofrecer sanidad a toda la población mundial y de la noche a la mañana aparecen billones para salvar a los bancos.

Este libro nos da las claves de la artimaña y la estafa.

Estamos antes un golpe de Estado, o salimos a la calle o se quedarán definitivamente al frente del poder.

Pascual Serrano. Febrero 2009

Introducción

La crisis que estamos viviendo es la más seria del último siglo.

El capitalismo basura de la especulación financiera generalizada ha hecho saltar por los aires el empleo y la estabilidad macroeconómica, ya de por sí precarios en los últimos años de predominio neoliberal.

Los dirigentes políticos no tienen alternativas, los banqueros (verdaderos y directos causantes de la crisis) tratan de evadir sus responsabilidades mientras utilizan las billonarias ayudas que reciben de los estados para sanear en la medida en que pueden sus balances. Los ciudadanos asisten perplejos al aumento vertiginoso del desempleo, a las quiebras de empresas y al incremento de la deuda.

Y, mientras tanto, las izquierdas permanecen prácticamente au-sentes. Unas, silenciosas por torpeza o complicidad. Otras, silencia-das porque no han sido capaces de empoderar a los ciudadanos. Y todas, divididas, confusas y sin ser capaces de tomar con firmeza la iniciativa para informar, formar y movilizar a los millones de personas que cargan los efectos de la crisis sobre sus espaldas.

Esto ocurre en gran parte porque las izquierdas han descui-dado en los últimos decenios la práctica unitaria y la formación y el diseño de alternativas capaces de aglutinar a los movimientos sociales, a las organizaciones, sindicatos, partidos y personas individuales en una gran oleada de rebeldía y respuesta al neoliberalismo.

Los perjudicados de todo esto son los millones de trabajadores y desempleados, mujeres y hombres desamparados que, sin re-presentación político social y fragmentados, no pueden enfrentar al dominio neoliberal más que su resignación, frustración y sufrimiento.

La tarea que tienen por delante las izquierdas no es poca ni fácil. Pero si hay algo que está claro es que hay que empezar por analizar con rigor la situación, por denunciar sin descanso lo que está ocurriendo y por ofrecer a la sociedad alternativas que se puedan tocar con la mano, que no solo sean cantinelas ni el recurso al viejo nominalismo que a nada conduce.

Esta última convicción es la que nos ha llevado a participar en docenas de charlas, seminarios de formación y reuniones de todo tipo en los últimos meses.

Tenemos la seguridad de que la crisis económica que estamos sufriendo es un hito histórico que la izquierda debería aprovechar para mostrar a los ciudadanos que la acumulación que es capaz de generar el capitalismo no es sino un gran fiasco, un fraude, una vía sin retorno, un callejón sin salida, una quimera que lleva justamente a donde estamos, a la debacle financiera y a la crisis global.

En estos momentos en que la especulación financiera ha abierto las carnes del capitalismo, las organizaciones de la izquierda, de todas sus sensibilidades y corrientes, deberían convertirse en redes globales de denuncia y sus militantes y afiliados en los granos de arena que fuesen mostrando por doquier lo que está pasando, que enseñaran a los ciudadanos lo que han hecho los bancos con su dinero, el apoyo que los bancos centrales y los gobiernos han prestado a los especuladores multimillonarios que han provocado la crisis y, en fin, que le ofrecieran las medidas alternativas que hay que tomar sin dilación para evitar que todo se vaya derrumbando poco a poco.

Este pequeño libro es una modesta contribución a esta denuncia. No podemos ir a más sitios a explicar lo que está ocurriendo y creemos que lo oportuno era proporcionar esta guía para entender y explicar la crisis.

El libro resume un texto más amplio y documentado sobre la crisis y sus alternativas de los mismos autores que publicará Editorial Icaria. Esta edición resumida está concebido como una guía sencilla para entender los hechos y principios más importantes y que nos parecen esenciales para explicar la crisis, para ha-cerla comprensible económica y políticamente. Pretende ser una especie de prontuario para la acción y la movilización que movimientos sociales como ATTAC tratan de promover contra la injusticia global que lleva consigo el capitalismo financiero. Es un texto breve que quiere servir para que otras muchas personas puedan seguir la cadena de concienciación y denuncia para prolongarla hacia todas las latitudes, para que no quede ni un vecino, ni un conciudadano de cada uno de nosotros a quien no le hayamos ex-plicado el robo gigantesco que han perpetrado los bancos y los financieros, los costes humanos terribles que tiene la especulación, y la criminal alternativa que consiste en rescatar con billones de euros a los que han causado la crisis mientras que se niega un puñado de miles para evitar que cada día se sigan muriendo de hambre más de 25.000 personas y más de 6.000 por falta de agua en todo el mundo.

Ojalá sea útil y contribuya a generar las olas de rebeldía y denuncia necesarias para hacer posible otro mundo más justo y humano.

Sevilla y Madrid, febrero de 2009

Parte I : El dinero y la especulacion
Esta crisis no es un caso aislado

Vivimos una crisis de gran envergadura. Las finanzas de todo el mundo han saltado por los aires, han quebrado bancos que hasta hace poco se enorgullecían de su fortaleza y de sus inmensos beneficios y detrás de ello ha venido un repentino incremento del paro y del cierre de empresas de todo tipo.

Cuando sucede algo tan grave tendemos a pensar que nos encontramos en un hecho novedoso y nunca antes visto, pero no es así.

En realidad, las crisis, es decir, los momentos en que toda la economía se viene abajo, son algo muy antiguo y podríamos decir que consustancial al capitalismo.

Se han estudiado mucho y hoy día sabemos que sea cual sea el factor que en cada ocasión las desencadena siempre terminan produciéndose.

¿Quién no hay oído hablar de la crisis de 1929 que trajo consigo el desempleo de millones de personas? ¿O de la crisis de los años setenta y más recientemente, de las crisis financieras de México, de Rusia, de los entonces llamados “Dragones Asiáticos”, de Japón... o de la que sufrimos en España en 1993?

Todas las economías sufren crisis con más o menos recurrencia.

Eso es así porque el capitalismo se guía por la búsqueda del beneficio individual y eso dificulta, cuando no hace imposible, que haya mecanismos que regulen el sistema de un modo armónico, conjugando los intereses y las estrategias de todos.

Los viejos liberales pensaban que de esa forma, buscando cada uno su propio beneficio, se podría conseguir el beneficio general pero lo cierto que es eso no ha sido así. Puesto que no todos tenemos las mismas posibilidades, el mismo poder, la misma capacidad de decisión, resulta que al final las soluciones que impone la búsqueda individual del beneficio son también muy desiguales.

Un ejemplo sencillo sirve para aclarar cómo la lógica del beneficio individual no regula adecuadamente al conjunto de la economía.

Cuando un empresario busca solamente su beneficio particular trata de imponer costes más bajos a su producción y pagará los salarios más bajos que pueda a sus trabajadores. Pero si todos los empresarios hacen eso lo que ocurre es que la capacidad de compra del conjunto de los trabajadores disminuye y entonces los empresarios venderán menos.

Actuando sin coordinación para obtener más beneficios, terminan por tener muchos menos.

También ocurre algo parecido con el empleo. A los empresarios les interesaría que todos los trabajadores tuvieran puestos de trabajo bien retribuidos, para que así hubiera una gran demanda para sus productos, como acabamos de decir. Pero el pleno empleo envalentona a los trabajadores y los hace fuertes, porque cuando no hay miedo a perder el puesto de trabajo sus reivindicaciones son mucho más potentes y tienen menos dificultades para organizarse.

Eso lo saben los empresarios y por eso prefieren políticas que en lugar de crear empleo mantengan tasas de paro altas o niveles de trabajo precario elevados porque en esas condiciones los trabajadores corren gran riesgo si reivindican más derechos laborales y eso debilita sus demandas. Es decir, los mismos empresarios provocan que haya menos beneficios con tal de no tener enfrente a trabajadores con poder de negociación.

Lo que eso muestra es que, curiosamente, cuando se busca el beneficio aisladamente se termina por producir menos ganancias, que es lo que hace que se venda menos y lo que lleva a las empresas a reducir plantillas. Es decir, a las crisis que más o menos periódicamente se producen en el capitalismo.

Solo la intervención del estado ha permitido, como ocurrió en los llamados “años gloriosos del capitalismo” posteriores a la segunda guerra mundial, que la evolución cíclica hacia la crisis se suavizara y que se viviera una época más larga de estabilidad económica y de crecimiento de la actividad prolongado (lo que, naturalmente, no quiere decir que desaparecieran entonces otros problemas que produce la economía capitalista, como las desigualdades).

Pero el triunfo de las ideas y las políticas neoliberales de los últimos treinta años hizo que la intervención estatal perdiera fuerza como instrumento “estabilizador” y eso ha multiplicado el número y la amplitud de las crisis.

Las burbujas y las crisis

Lo que acabamos de señalar es lo que explica que las crisis sean consustanciales al capitalismo.

Pero, como también acabamos de señalar, en los últimos años se han venido produciendo muchas más crisis que nunca.

Se han producido episodios de crisis muy graves en México, en Argentina, en Japón, en el Sudeste asiático, en Rusia, en el sistema monetario europeo, en Suecia, en muchos países africanos y ahora en Islandia, en Estados Unidos, en el Reino Unido, en Italia, Alemania, España,....

Y lo significativo es que todas ellas han tenido que ver con asuntos financieros, con la gran acumulación de dinero en pocas manos que se ha ido produciendo en los últimos decenios y, sobre todo, con el incremento de las actividades de naturaleza especulativa que llevan a cabo en los mercados financieros quienes lo poseen.

En lugar de dedicarse a invertir en actividades productivas, creando riqueza efectiva y empleo, muchos inversores descubrieron que se puede obtener mucha ganancia comprando y vendiendo y volviendo a comprar y a vender. Es decir, especulando. Cuando ocurre eso se dice que se ha creado una burbuja. Una burbuja es sencillamente una situación en la que los inversores creen que una subida momentánea en el precio de algo va a ser permanente.

En ese caso, si piensan que los precios van a seguir subiendo, lo que hr arán será comprar para volver a vender y así obtener ganancia gracias a ese diferencial en el precio.

El de la creación de burbujas es un fenómeno financiero antiguo y que siempre termina de la misma forma: estallando.

En el siglo XVII se produjo una burbuja en Holanda en torno a los tulipanes. Se la llamó la “tulipamanía” porque los tulipanes llegados desde Oriente se compraban y vendían revalorizándose hasta el punto que familias enteras hipotecaban su casa para poder comprarlos y revenderlos después. En 1929, se produjo otra en la bolsa de Estados Unidos que terminó con el cierre de 9.000 bancos y arrastrando a una crisis general a toda la economía mundial. En el Japón de los primeros años 80 coincidieron en Japón dos grandiosas burbujas, inmobiliaria y financiera, de modo que las cotizaciones de las empresas crecían empujadas por el incremento de su patrimonio inmobiliario, alimentando una burbuja a la otra. En torno al año 2000 se creó otra burbuja alrededor de las llamadas empresas “puntocom”, que ayudadas por las expectativas que generaban las nuevas tecnologías de la comunicación vieron incrementadas espectacularmente sus cotizaciones sin que éstas guardaran relación alguna con su actividad real. Y en los últimos años hemos vivido una gran burbuja inmobiliaria en España y en otros países que está íntimamente relacionada con la crisis actual como analizaremos en las páginas siguientes.

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