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Authors: Ernesto Ekaizer

Tags: #Divulgación, #Economía

BOOK: Indecentes
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Es decir: desaparición de un número de cajas y concentración de las restantes.

Los economistas señalan el 19 de noviembre de 2007 que «el principal problema de financiación de la economía española se encuentra en el sector de promotores inmobiliarios. El suelo es el activo que los promotores usan como aval y/o garantía para obtener créditos. La pérdida de valor que están sufriendo esos activos hará que se produzca un goteo de pérdidas en los bancos y cajas ante probables impagos por empresas promotoras durante los próximos trimestres».

La pequeña reacción de la prima de riesgo ya llama la atención del grupo en la reunión que celebran el 22 de enero de 2008, un mal presagio sobre lo que puede venir.

El acta dice: «En relación a los mercados de deuda (bonos soberanos) se comenta con asombro el hecho de que el diferencial entre la rentabilidad del bono a 10 años de España y el de Alemania (medida del riesgo país) haya superado los 25 puntos básicos [0,25 por ciento], mientras que el diferencial a 10 años entre Francia y Alemania es de 15 puntos básicos [0,15 por ciento]. Los mercados internacionales están penalizando a España por su endeudamiento exterior y por la desaceleración inmobiliaria».

La «prima de Zapatero» solo acaba de enseñar la patita.

David Taguas se convierte desde su cese en abril de 2008, paradójicamente, en el asesor personal en la sombra del presidente. Por medio del teléfono, los sms y las «notas confidenciales» adquiere ese perfil a través de una relación en la cual el presidente siente la necesidad de contar con su opinión.

El presidente comienza a entender lo que Taguas le ha venido diciendo el 15 de septiembre de 2008, cuando quiebra el banco de inversiones norteamericano Lehman Brothers y el sistema financiero internacional sufre un paro cardíaco.

Ese es el día en el que el presidente llega a avizorar aquello que «tú ves y nadie más que tú ve» que a voz en grito le ha espetado en el mes de julio de 2007 en La Moncloa.

El presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, lanza el 25 de septiembre, en Toulon, en la Costa Azul, la frase publicitaria de refundar el capitalismo. «La autorregulación para resolver todos los problemas, se acabó.
Le laissez faire, c'est fini.
Hay que refundar el capitalismo», dice. Francia preside este segundo semestre de 2008 la Unión Europea.

Unos días más tarde, en medio del devastador impacto de la crisis de Lehman sobre el sistema interbancario mundial, cuyas arterias quedan bloqueadas, Taguas sugiere al presidente que se reúna con los principales bancos y cajas para conocer sus opiniones. Le propone cinco entidades: Santander, BBVA, La Caixa, Caja Madrid y Banco Popular.

Tras su regreso a primeros de octubre de un viaje a Rusia, Rodríguez Zapatero llama a primera hora a Taguas para comentar los próximos pasos. La reunión con las entidades financieras es convocada para el lunes 6 de octubre. El presidente asume el papel protagónico en la crisis. La gestión de Bernardino León, secretario general de Presidencia, suma a las cinco entidades propuestas por Taguas la presencia de Unicaja. En esta semana crucial de la crisis financiera, Taguas explica al presidente la necesidad de garantizar el mercado interbancario a través de una serie de medidas financieras urgentes.

El viernes 10, el consejo de ministros aprueba elevar a 100.000 euros la garantía de los depósitos de los ahorradores y crear un fondo de 30.000 millones —ampliable a 50.000— para comprar activos de bancos y cajas con la ilusión de facilitar así la concesión de crédito. El presidente viaja a París para reunirse ese mismo día en una comida de trabajo con Sarkozy en el Palacio del Elíseo. Le explica al presidente francés la necesidad de una reunión urgente de los 15 países del Eurogrupo más el Reino Unido sin esperar a una reunión del Consejo Europeo previsto para el 16 y 17. Sarkozy, que considera la iniciativa «interesante», «pertinente» y «útil», convoca esa misma tarde la reunión de los jefes de Estado y de Gobierno de los 15 países del Eurogrupo para el domingo 12 de octubre. El Elíseo envía los documentos preparatorios a La Moncloa. Javier Valles, director de la Oficina Económica del Presidente, y David Vegara, secretario de Estado de Economía, trabajan sobre las medidas. Pedro Solbes no está. Participa en la asamblea anual del FMI en Washington.

Rodríguez Zapatero acude a la reunión de los jefes de Estado y de Gobierno del Eurogrupo, más el Reino Unido, convocada en París de urgencia por Nicolás Sarkozy. Lleva una intervención elaborada con las ideas que ha analizado en varias conversaciones telefónicas con Taguas. Queda muy satisfecho con su discurso y la acogida que recibe en la reunión. Al día siguiente, lunes 13, el consejo de ministros aprueba el paquete de apoyo financiero a las entidades de crédito (avales para las operaciones nuevas de financiación y autorización excepcional para la adquisición de títulos a fin de reforzar los recursos propios de las entidades financieras, es decir, ayudas públicas para recapitalizar a los bancos).

En adelante, salvo un periodo de cinco meses, entre agosto de 2009 y enero de 2010, el presidente mantiene con Taguas una comunicación permanente. En los episodios críticos que se suceden cuenta con él: el paquete de medidas de mayo de 2010, la reforma laboral, los cambios en el sistema de pensiones y en la negociación colectiva. Sus recomendaciones a menudo son tenidas en cuenta por el presidente aunque la mayor parte de las veces sean llevadas a la práctica apenas fragmentariamente ya que se impone la política del Ministerio de Economía y Hacienda.

Hasta la reforma constitucional para limitar el déficit público que Rodríguez Zapatero asume el domingo 21 de agosto de 2011.

Tercera parte
1. Yo abjuro, mayo de 2010

Jardines de la Casa de los Señores (Herrenhäuser), Hannover, 2 de marzo de 2010.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; el ministro de Industria, Miguel Sebastián, y la ministra de Innovación y Tecnología, Cristina Garmendia, llegan a Hannover, capital de la Baja Sajonia, donde se inaugura la feria internacional más importante de la tecnología y la comunicación (Cebit). España, que ha sido nombrado país protagonista «por su espectacular desarrollo en los últimos años en el ámbito de la Sociedad de la Información», ya lleva dos meses y dos días en la presidencia rotatoria de la Unión Europea. El presidente va a reunirse con la canciller Angela Merkel para hacer un repaso de los temas urgentes. La crisis de Grecia está en el centro de la escena. El viceprimer ministro griego, Theodore Pángalos, acaba de atacar a los alemanes: «Se llevaron todo el oro del Banco de Grecia y nunca lo devolvieron, así que ahora los alemanes no tendrían que quejarse tanto ni ser tan puntillosos con los asuntos económicos». Pero, además de Grecia, ha comenzado a preocupar la situación de España. Según ha confirmado el Ministerio de Economía y Hacienda, el déficit público ha cerrado en 2009 en un 11,2 por ciento del PIB en lugar del 1,5 por ciento previsto por el anterior ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes.

Este viaje es casi anunciador.

Tras su reunión, el presidente y la canciller ofrecen una rueda de prensa.

—La mejor manera de evitar los ataques especulativos en los mercados es cumplir el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y reducir el déficit fiscal al 3 por ciento del PIB. Es una tarea que debe asumir cada país por sí solo —advierte Angela Merkel.

—El Pacto es una regla fundamental que debe cumplirse —dice el presidente.

En una de las mesas bilaterales que se organizan en los
Jardines de la Casa de los Señores,
en un edificio barroco de dos plantas y ante una mesa redonda con pastas, el ministro Sebastián se reúne con el ministro de Economía y Tecnología, el político del partido democrático liberal Rainer Brüderle.

—Tenemos un problema muy serio en Grecia. Y esta vez no podemos mandar los tanques —dice no sin ironía Brüderle.

—El Banco Central Europeo debería cambiar su conducta y actuar sin más demora, es necesario frenar el posible contagio de un problema que en estos momentos es susceptible de ser controlado. El BCE debe intervenir —señala Sebastián.

—El BCE no está para resolver los problemas fiscales de los países —zanja Brüderle.

A estas alturas de la crisis, el economista Sebastián ha acumulado una visión crítica tanto de la gestión interna de su propio Gobierno como del tratamiento de los alemanes y de la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. Con todo, su influencia sobre la actuación del Gobierno es nula. Esa visión se hace más patente desde agosto de 2008. En Soria, donde aprieta el botón del apagón analógico, el 23 de julio de 2008, que inaugura la televisión digital terrestre, el ministro recibe información precisa sobre la dificultad que atraviesan los proyectos comprometidos con pequeñas y medianas empresas. Si bien La Moncloa coordina el
Plan Soria,
Industria promueve la reindustrialización de la región a través de subvenciones directas y préstamos blandos, pero he aquí que las cajas de ahorro de la región no quieren financiar según se había acordado.

El presidente interrumpe sus vacaciones en Doñana y convoca el 13 de agosto de 2008 una reunión extraordinaria de la comisión delegada para asuntos económicos. Es la primera vez que preside esta comisión. El ministro Solbes y el secretario de Estado de Economía, David Vegara, cuentan con información «de primera mano», aportada por el Banco de España, sobre la situación económica. La idea es que la economía atraviesa un bache, que 2008 y 2009 van a ser dos años difíciles y que el plan de estímulo fiscal (devolución de 400 euros, cheque-bebé, Plan E de obras públicas) permitirá remontar vuelo. Miguel Sebastián cuestiona la descripción.

—Tenemos un problema con el crédito. Hay una contracción evidente. He estado en Soria donde tenemos un plan para subvencionar tipos de interés. Las empresas no consiguen que las cajas de ahorro les den el dinero que ya habían anunciado.

—No existe en la economía ningún problema de oferta de crédito. En todo caso, los datos muestran que quizá haya una falta de demanda de crédito —explica Solbes.

—Pero yo estoy hablando de una situación concreta, no de datos macroeconómicos en general —eleva el tono Sebastián.

—Los datos apuntarían a una caída de la demanda de crédito. Otra cosa son las percepciones puntuales que se tengan —insiste Vegara.

—No puedo estar de acuerdo —enfatiza Sebastián, irritado.

—Miguel, no insistas, déjales, si es que están en otro mundo, por favor, para ya —susurra por lo bajo Magdalena Álvarez, ministra de Fomento, que se sienta a su lado.

El presidente, más favorable a Solbes y Vegara, sigue el tema como si fuese una típica reyerta entre economistas.

Las medidas que el gabinete ratifica ya son conocidas: 24 reformas económicas a aplicar en 2008 y 2009. Se decide suprimir el Impuesto al Patrimonio.

Tanto el presidente como su ministro de Economía y Hacienda se rinden a la realidad de la crisis el 15 de septiembre de 2008. Cuando cae el banco norteamericano Lehman Brothers. Hasta que el elefante no entra en cacharrería el diagnóstico es que la economía asiste a una desaceleración más o menos temporal. Pero aún así, omiten que los elementos fundamentales de la crisis son de cosecha propia. Vienen madurando largamente en España. Al aterrizaje suave sustituye un estallido de la burbuja inmobiliaria. Pero para el presidente y su ministro de Economía y Hacienda se trata de una crisis básicamente importada. Cuyo alcance, aseguran, será limitado.

Rodríguez Zapatero ya lleva en mayo de 2010 cinco meses de una presidencia fallida de la Unión Europea. La agencia de
rating
Standard & Poor's rebaja el lunes 27 de abril las calificaciones de Grecia y Portugal. La primera queda en bono basura; la segunda sufre la pérdida de dos escalones. Y el martes 28 les sigue España. Ha pasado un año y medio desde que la agencia quitara a España, en enero de 2009, su máxima calificación de AAA, sobresaliente alto, dejándola en una nota todavía excelente de AA+. Ahora, este 28 de abril, vuelve a la carga, quita un escalón y se queda en AA y en perspectiva negativa.

España registra un déficit del 11,2 por ciento del Producto Interior Bruto en 2009 y 4.612.000 parados según la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre de 2010. La tasa de paro escala desde del 8,03 por ciento en el tercer trimestre de 2007 al 20,05 por ciento en el primer trimestre de 2010. En dos años largos, la crisis ha provocado un incremento de 2.820.100 parados. Un 36 por ciento de ellos han sido expulsados de la industria de la construcción, un sector que junto con la promoción inmobiliaria y los préstamos hipotecarios se comen el 60 por ciento del crédito bancario.

Standard & Poor's señala que «la economía española se aparta de un crecimiento económico alimentado por el crédito a lo que es probablemente un prolongado periodo de débil actividad».

A finales de abril, se empieza a barajar la convocatoria de una reunión de urgencia de los jefes de Estado y de Gobierno del Eurogrupo para la primera semana de mayo con el fin de aprobar un paquete de préstamos a Grecia. Los inversores comienzan a desprenderse de los bonos de deuda pública en los mercados secundarios. El jueves 6 de mayo, el Tesoro español tiene que pagar un tipo de interés de 3,53 por ciento para colocar bonos a cinco años por valor de 2.350 millones de euros, 72 puntos básicos más que hace un mes o un 0,72 por ciento, el tipo de interés más alto desde mayo de 2008. La prima de riesgo se dispara a 165 puntos básicos o 1,65 por ciento. Portugal tiene que pagar, un día antes, cuatro veces más en una subasta anterior por letras a seis meses. Ese mismo día 6, al término de la reunión del consejo de gobierno del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet comparece ante los medios de comunicación. La pregunta clave es si el banco va a comprar bonos públicos en los mercados secundarios. Responde:

—No, no hemos discutido esa opción.

El contagio, pues, se hace realidad.

El 7 de mayo de 2010 los jefes de Estado y de Gobierno de la Eurozona celebran su reunión de urgencia. Al mismo tiempo, se convoca una teleconferencia de emergencia del G-7, los países más industrializados del mundo.

La batalla en el Eurogrupo se centra en la creación de un mecanismo de estabilización financiera de hasta 500.000 millones de euros para defender a Grecia y a los países que se ven afectados por el contagio. Sarkozy explica que es la misma continuidad del euro la que está en peligro. «Estamos ante un riesgo sistémico», señala. Trichet, que acaba de resistirse a la compra de bonos públicos para frenar la subida de tipos de interés, va en la misma dirección. El presidente francés amenaza, ante las reticencias de Merkel, con abandonar el euro si no se adoptan medidas concretas para asegurar la permanencia de Grecia y frenar la especulación en los mercados. Silvio Berlusconi y José Luis Rodríguez Zapatero apoyan a Sarkozy. La canciller alemana acepta la creación del mecanismo siempre que se asuma la condición de que la reducción del déficit fiscal sea la tarea prioritaria, que cualquier ayuda estará condicionada a una serie de deberes, entre los cuales destaca la consolidación fiscal y las reformas «estructurales» (mercado de trabajo y sistema de pensiones, básicamente).

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